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Abya Yala

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Leyendo la respuesta de la Nacionalidad Kichwa a las declaraciones de Benedicto XVI en su reciente visita a Brasil y, también, los dos artículos del teólogo Leonardo Boff “Un doctor en la sede de Pedro” (Joseph Ratzinger) y “Los silencios reveladores de Benedicto XVI”, todos publicados por PIENSACHILE, he visto similitudes importantes, las que comparto para la discusión.
LA RESPUESTA DE LA NACIONALIDAD KICHWA, a las declaraciones de Benedicto XVI, es una afirmación contundente por su sencillez, por su “elemental sensibilidad humana, sin fanatismo de ninguna especie” respecto “a nuestra espiritualidad ancestral”.
Ante la pretensión pontificia de declarar como “síntesis entre sus culturas y la fe cristiana” el sincretismo americano; y como “utopía (el) volver a dar vida a las religiones precolombinas, separándolas de Cristo y de la Iglesia universal”, el argumento es irredargüible:
“Nosotros aceptamos el mensaje de esperanza, de amor y liberación de Jesús el Cristo (…) Cabe comunicar al Pontífice que nuestras religiones JAMAS MURIERON, aprendimos a sincretizar nuestras creencias y símbolos con las de los invasores y opresores. Continuamos asistiendo a nuestros templos, porque sabemos que debajo de los principales templos católicos están los cimientos de nuestros templos sagrados que fueron destruidos, bajo el supuesto que las nuevas edificaciones sepultarían nuestras creencias, pero no es así ya que nuestros templos fueron edificados en lugares donde se concentran grandes Fuerzas que reflejan la Fuerza, Sabiduría y Amor del Gran Espíritu Padre y Madre de todos los seres que habitamos en este maravilloso planeta.”
Además, se le recuerda:
“Debe saber el Papa que antes de que vinieran a nuestros territorios los sacerdotes católicos con la Biblia, en nuestros pueblos ya existía Dios, y su Palabra es la que siempre ha sostenido la Vida de nuestros pueblos y a la Madre Tierra (…) Los Pueblos Originarios éramos civilizaciones que teníamos gobiernos y organizaciones sociales estructuradas de acuerdo a nuestros principios; por supuesto que también teníamos religiones con libros sagrados, ritos, sacerdotes y sacerdotisas que fueron los primeros en ser asesinados por los que fungían como servidores del dios de la “codicia” y no del Dios de Amor de quien habla Jesús el Cristo.”
LOS SILENCIOS DEL DOCTOR EN LA SEDE DE PEDRO. En sus artículos, Boff entrega algunas claves que ayudan a comprender la posición del Sumo Pontífice Benedicto XVI: Anclado en el Concilio Vaticano I (1869-1870), se opone al Vaticano II (1962 – 1965), siendo representante de la antireforma católica; seguidor del dualismo teológico agustiniano (reino de dios / reino de los seres humanos), postula que
“La Iglesia es necesaria para la salvación, como lo reafirmó, en lenguaje bien medieval, el entonces cardenal Ratzinger en el documento Dominus Iesus del año 2000.
ésta es la clave de lectura que funciona en la mente del actual Papa (…) Es un resistente a las conquistas modernas que se hicieron al margen de la Iglesia y en gran parte contra la Iglesia.” (Un doctor …)
Según Boff, lo anterior es contrario a la “teología del Espíritu” (Vaticano II) “Este Espíritu permite ver convergencias más allá de las diferencias, y jamás permite que la decadencia tenga la última palabra. En el mundo, y no sólo en la Iglesia, hay también gracia y bienes del Reino de Dios.” (Un doctor …)
Por ello sostiene (Boff) que
“La misión de la Iglesia aquí es ayudar, a partir del capital religioso del pueblo y del evangelio, articulando evangelización con justicia social, y mística con política, sin lo cual su presencia puede resultar apenas decorativa, pero no substancial en la configuración de un mundo en el que haya más humanidad entre las personas, más cuidado para con el patrimonio natural común, y más esperanza de un futuro común de nuestro Continente, de la Humanidad y de la Tierra.” (Un doctor …)
Así las cosas, los “(…) silencios son una forma de desacreditar; la ocultación es una negación.” Están dados por “la razón indolente (…) que no capta los desafíos relevantes del presente y desperdicia las buenas experiencias del pasado.”
“La razón indolente, propia de las grandes instituciones como la Iglesia, se vertebra en razón miope al quedarse sólo en lo cercano y perder de vista lo que está más allá, o en razón perezosa al no buscar caminos nuevos y siempre reproponer los mismos (más catequesis, más celibato, más disciplina, más obediencia, más adhesión al magisterio, más familia), o en razón arrogante cuando insiste en la Iglesia como la única verdadera, fuera de la cual no hay salvación, o finalmente, en razón anti-utópica, por no suscitar un horizonte de esperanza y pensar que el futuro es una mera prolongación del presente mejorado. Al papa le pasó desapercibida la nueva centralidad que no es discutir la misión de la Iglesia en sí, sino el futuro de la Tierra y de la Humanidad, y ver en qué medida la misión del catolicismo puede ayudar a garantizar el futuro, sin el cual nada se sostiene.” (Los silencios …)
Para el teólogo Boff
“(…) hay dos tipos de catolicismo: el de la devoción y el del compromiso ético. El cristianismo de devoción viene de la Colonia, tiene un cuño popular, está centrado en la devoción a los santos, en los rezos y en las romerías, y hoy, en su forma moderna, en la dramatización mediática, de fuerte contenido emocional.
El catolicismo de compromiso ético encuentra su nicho en la Acción Católica y en las «pastorales sociales», culminando en la teología de la liberación. Este modelo plantea exigencias a la inteligencia y exige mediaciones socio-analíticas, porque está interesado, a partir del capital espiritual de la fe, por la transformación social.” (Los silencios …)
Para la Nacionalidad Kichwa, desde el compromiso ético, se trata de coherencia:
“Los representantes de Cristo hoy, pertenecientes a cualquier iglesia cristiana, deberían respetar y venerar la Vida como lo hizo Jesús. Tienen el deber ético y moral de condenar toda injusticia y consecuentemente deben entregar el mensaje de Jesús estando al servicio de los pobres y no del lado de los opresores, y si quieren realizar una verdadera evangelización a los Pueblos y Nacionalidades Indígenas deben entregar el auténtico mensaje del Cristo sin pretender destruir nuestras culturas, porque así lo hizo él, a quien dicen representar. No se puede predicar el mensaje de Jesús el Cristo desde la opulencia, desde el lado de los que profanan la Vida creada por Dios, desde el lado de los mayores destructores de la Vida Planetaria. Rechazamos las coincidencias políticas, y religiosas que existen entre Bush y el Papa para criminalizar las luchas de los pueblos oprimidos. ¡Exigimos coherencia!”
Para la Nacionalidad Kichwa, Abya Yala es América. Pablo Neruda afirmaba que la Biblia americana es el Popol Vuh. Es conveniente que Joseph Ratzinger, Doctor en Teología, estudie el Popol Vuh.
“6. Antiguamente teníamos un libro original, pintado desde hace muchos siglos. (…) Allí estaba cómo se acabó de formar todo el Cielo y la Tierra (…); y cómo el Creador Formador es realmente quien hizo el aire que respiramos, el aliento que nos anima y nos da la existencia, nos conserva, cuida, protege, y nos da la paz y la claridad.
En fin, cómo El es el que con su pensamiento solamente con la acción de su palabra engendró y mantiene toda la hermosura que hay en el Cielo, Tierra, lagunas y mares.”
“5. Este manuscrito lo estamos haciendo después de la llegada de los españoles a nuestras tierras, ahora que ya hemos conocido el cristianismo.
Lo hacemos porque ya no están los códices originales, ya no está el Popol Vuh, el libro común donde leíamos estas historias.” (Popol Vuh)
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