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Y Dios creó a Evo

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La campaña ha terminado. Sólo queda votar. Ayer, Cochabamba amaneció –como casi siempre– hermosa, en su permanente ebullición de primavera interminable. Incluso en 2003, cuando la ciudad se estremecía con las explosiones, las balas y el alzamiento que se conoció como la “guerra del gas” y que hizo huir a Miami al Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (“Goni”), Cochabamba tenía flores incluso entre el humo de las fogatas de los disturbios.

Aquí, el general Santiesteban Hurtado permite que cualquiera le pregunte en la plaza sobre los planes militares para estas elecciones. “Está todo tranquilo, hay alegría y todos nos damos cuenta que hay nuevas expectativas para nuestro país”, dice.

Realmente son nuevas. Después de la expulsión de “Goni”, las dimisiones de Carlos Mesa y del Presidente interino, Eduardo Rodríguez, Bolivia se prepara para elegir a un nuevo Presidente. Pero hay más. O, mejor dicho, MAS, el Movimiento Al Socialismo, que encabeza el líder campesino Evo Morales que, afirma, quiere saldar la deuda con los indígenas de América 500 años después del violento “encuentro de dos culturas” de 1492.

Nada es fácil en Bolivia, pero el ambiente preelectoral es tranquilo. A pesar de los observadores de la OEA, encabezados por Horacio Serpa, que lo ofende a los bolivianos porque lo consideran como una de las formas de transmitir al mundo que el país necesita de extranjeros para que no cunda el caos. Como también les ofende que la Embajada estadounidense esté alertando a sus ciudadanos que abandonen corriendo el país ante el temor de desmanes.

A unas pocas cuadras de la plaza de Cochabamba está la Federación de Cocaleros del Chapare, esa zona tropical que es la mayor productora de hojas de coca y que los aviones de la DEA sobrevuelan permanentemente para controlar, y ojalá destruir, las plantaciones que luego se transforman en el polvo que altera los cerebros.

Aquí se forjó el personaje del que todo el mundo habla: Evo Morales.
Nació en Oruro, en el altiplano, en una familia aymara. Eran siete hermanos, pero sólo sobrevivieron tres. Fue pastor de llamas y agricultor, cortó caña de azúcar, vendió helados por los caminos del norte de Argentina, fue ladrillero y panadero. Pero también aprendió a tocar la trompeta y viajó por todos los pueblos mineros con su banda. Y jugó al fútbol en todos los descampados que se iba encontrando por los áridos caminos del altiplano.

Una vida dura y casi miserable, la de Evo, que la terrible sequía de 1980 hizo insoportable. Y la familia Morales Aima partió al Chapare tropical.

Con un machete, una pelota y las cuatro normas aymaras –“ama sua” (no seas ladrón), “ama llulla” (no seas mentiroso), “ama k’ella” (no seas flojo) y “ama llunk’u” (no seas servil)– se hizo un nombre en la zona. Y ya en 1983, el Sindicato de Campesinos lo nombra secretario de deportes y es conocido entre los cultivadores de coca como el “joven pelotero”. Veintitantos años después podría convertirse en el primer Presidente indígena de América. Ante el entusiasmo de muchos y el espanto de otros tantos.

Llegar de la elección presidencial chilena a la boliviana es pasar de un extremo a otro. Aquí, el candidato favorito no es un ser inalcanzable y protegido por una corte de acartonados asesores exquisitos. Aquí, el que encabeza las encuestas es asequible para cualquiera en la humilde sede de la Federación de Cocaleros. Y su mínima oficina está repleta de cámaras y fotógrafos de todo el planeta. Y nadie pide credenciales. Periodistas alemanes, estadounidenses, japoneses, se hacen traducir las preguntas que interesan a la opinión pública de sus países.

–¿Es verdad que va a expropiarlo todo si gana?
–Cómo se le ocurre. Yo respeto la propiedad privada y hasta yo tengo una casita propia y los invito a conocerla.

–¿A quién se siente más afín: a Chávez o a Lagos?
–Hay que entender que cada país tiene su particularidad y no se puede copiar ningún modelo. Lo que sí le digo es que nosotros, con nuestras riquezas, viviríamos mejor que en Suiza, pero el saqueo del colonialismo nos mantiene en la miseria. Y esto es una cuestión de dignidad y de supervivencia.

–¿Es esto una revolución?
–Mire, no se trata de importar marxismo ni trotskismo, se trata de rescatar nuestra cultura comunitaria indígena, nuestras organizaciones, nuestros conocimientos. Porque somos un reservorio de conocimientos científicos que servirán para salvar a la humanidad del neoliberalismo.

–¿Y cómo va a ser la relación con EEUU si es usted elegido?
–Ellos no pueden seguir saqueando y deben dejar que salgamos de la pobreza, que no seamos más un Estado mendigo. Si quieren ser socios, muy bien, y que recuperen sus inversiones, pero que el negocio sea equilibrado. Y que la señora “Condolencia” Rice duerma tranquila, que yo no soy su pesadilla. Y yo tengo muy buenas relaciones con el pueblo norteamericano.

–¿Y qué va a pasar con el gas?
–Lo primero es recuperar los yacimientos y luego garantizar el abastecimiento interno y que los bolivianos tengan gas en sus casas de una vez por todas. Y el resto lo exportaremos. Y el precio será el que dicte el mercado.

–¿Lo apoyan la clase media y los empresarios?
–Más bien habría que hablar de la “clase a medias”, y ellos también me apoyan porque el MAS es democrático y busca el bien de todos. Y los empresarios me han explicado que están aburridos de ser extorsionados por los partidos políticos de la derecha, que les quitan la plata asustándolos con que si ganan los “rojos” se van a quedar sin nada. Y los que les roban son ellos. Nosotros explicamos la verdad, somos humildes y los empresarios se suman porque ellos quieren apoyar los temas sociales.

–¿Qué piensa de lo que acaba de hacer el Presidente Kirchner al pagar toda la deuda del FMI?
–No conozco muy bien el tema. Lo acabo de escuchar. Pero sí le digo que la deuda es inmoral y antiética. Y América Latina tiene que unirse y no permitir esas negociaciones del FMI, el BID, el BM o el ALCA, que más bien parece el ALGA (Acuerdo de Libre Ganancia). Y tenemos que fortalecer nuestras pequeñas y microempresas. Y dialogar y no someternos al chantaje y las amenazas y los impuestos de tiburón.

–¿No teme al fraude?
–Claro que sí. Cuando sólo hay candidatos de derecha, no hay fraude; pero ahora es distinto. Y tengo mucho miedo al fraude. Pero también es cierto que hemos crecido desde que ganamos las municipales en el 95 y donde las encuestas nos daban 6% y sacamos 20. Y ahora tenemos tantos candidatos. Y entre nuestro programa está la transparencia, por eso queremos eliminar los gastos reservados; que no existan manejos ocultos.

–¿Cómo piensa unir al país?
–Si sacamos el 50% más uno seremos un país unido.
Y unas mujeres con amplias polleras interrumpen la avidez de los periodistas. Hay que almorzar. Luego habrá otra rueda de prensa. Y Evo Morales tiene que atender a campesinos y campesinas que quieren plantearle problemas en privado. Van entrando uno a uno y cuando se abre la puerta se ve como el candidato comparte la com
ida que le llevan en canastos y envoltorios. Un poco de fruta, una papita, un empanada salteña mientras hablan en aymara. En los pasillos de la destartalada sede corretean los niños descalzos y sus perros por entre medio de los corresponsales extranjeros.

El mundo engolado y estricto queda fuera. Una periodista alemana se abraza a una india desdentada. Un anciano masca coca esperando saludar a Evo. Y el encargado de prensa anuncia a todos que en la tarde harán una “parrilladita” y jugarán un partido por si alguien quiere sumarse. Así, de esta manera tan sencilla, es difícil no sumarse. Porque aquí sí que no importa ser del diario más importante del mundo o de la cadena de televisión más grande o ser simplemente una persona cualquiera. Todos están invitados. Difícil de creer, pero parece cierto.


El "Tuto" y el gas
El principal contendor de Morales no podría ser más diferente. Jorge Quiroga, el “Tuto”, es un ingeniero de 45 años que ha pasado gran parte de su vida en Estados Unidos y es casado con una norteamericana. Fue vicepresidente en el Gobierno de Hugo Banzer y ejerció la primera magistratura cuando el anciano ex dictador enfermó de cáncer, en el 2000.

El principal contendor de Morales no podría ser más diferente. Jorge Quiroga, el “Tuto”, es un ingeniero de 45 años que ha pasado gran parte de su vida en Estados Unidos y es casado con una norteamericana. Fue vicepresidente en el Gobierno de Hugo Banzer y ejerció la primera magistratura cuando el anciano ex dictador enfermó de cáncer, en el 2000.

En el Ejecutivo entre 1997 y 2002, y particularmente durante su Presidencia, Quiroga participó activamente en las negociaciones para la construcción del ducto que llevaría el gas boliviano a Estados Unidos a través de puertos chilenos.

En su programa de Gobierno figura la reactivación del proyecto gasífero de cinco mil millones de dólares que derribó a dos gobiernos, y se propone también concluir una tratado de libre comercio con Estados Unidos. Precisamente los dos temas que sacan roncha.

Edmundo Pérez Yoma fue, como cónsul chileno, el arquitecto de las discretas negociaciones en que Quiroga parece haber favorecido la opción chilena frente a la del puerto de Ilo, en Perú.
En su libro “Una misión. Las trampas de la relación chileno-boliviana”, el ex ministro de Defensa chileno relata que las negociaciones secretas con Chile se realizaban en Argentina, que culminaron en un acuerdo en junio de 2002, que Quiroga habría mantenido en secreto para no perjudicar sus aspiraciones electorales.

En este acuerdo, aun secreto, “Chile y Bolivia convendrían las facilidades necesarias para que el petróleo, el gas, sus derivados y subproductos recibieran el tratamiento de exportaciones bolivianas en su integridad, para lo cual se aplicaría el régimen de libre tránsito”.
A cambio, dice el libro, “el Estado chileno entregaba en concesión al Estado boliviano, por 50 años prorrogables por iguales períodos, una superficie aproximada de 600 hectáreas, ampliables de común acuerdo en función de las necesidades del proyecto para el establecimiento de una zona franca”.

Pérez Yoma dice que el acuerdo se filtró a la prensa y desató “una campaña persistente y feroz –mejor dicho, un lobby incontrarrestable– contra las perspectivas de un acuerdo con Chile”.

Artículos tomados del diario chileno La Nacion, hoy domingo 18 de diciembre 2005

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