Al estruendo de la dinamita, mineros y campesinos marchan para defender el triunfo de Evo
por Marcos Teruggi (Bolivia)
5 años atrás 3 min lectura
Los movimientos sociales han llegado a la sede de Gobierno en La Paz para defender la victoria de Evo Morales en las elecciones presidenciales del 20 de octubre, que la oposición no reconoce. Mineros, campesinos, trabajadores, con una decisión: quedarse hasta que sea necesario.
La ciudad de La Paz se ha vuelto un tablero callejero donde los dos bloques políticos enfrentados se mueven para ocupar espacios. Es un escenario que se repite a diario desde la semana pasada, cuando el candidato opositor Carlos Mesa no reconoció la victoria presidencial de Evo Morales, y comenzaron a darse protestas, algunas de ellas violentas, con la quema de sedes del partido de Gobierno Movimiento al Socialismo (MAS) y del Tribunal Supremo Electoral.
La capital de Bolivia se ha vuelto desde entonces una ciudad donde a partir de la madrugada comienzan a darse los primeros cortes de calles por parte de los opositores. Son grupos pequeños, por lo general, y en zonas céntricas y adineradas.
La respuesta de la policía ha sido de dejar hacer, pero este martes 29 dejaron de permitir los cortes en zonas céntricas para no obstaculizar el paso de vehículos, en particular de transportistas. Los bloqueos han generado pérdidas económicas y ese ha sido uno de los sectores afectados, llegando a generarse puntos de tensión y enfrentamientos entre autobuseros y manifestantes.
Al ruido de la dinamita
El martes fue además el día donde los movimientos sociales pusieron en marcha la decisión tomada el lunes 28 en el acto celebrado en El Alto junto a Evo Morales: defender la victoria en las calles y en particular proteger la sede de gobierno, conocida como la Casa Grande del Pueblo.
Así, durante el día, fueron llegando delegaciones de diferentes organizaciones procedentes de varias partes del país. Una de esas fue la de los cooperativistas mineros que recorrieron diferentes puntos de la ciudad en una movilización marcada por estruendos de dinamita.
«Estamos los cooperativistas mineros para hacer respetar la democracia que se ha ganado con una lucha», afirmó Feliciano Mamani, presidente de la Federación Nacional de Cooperativas de Bolivia, al frente de una columna de mineros y mineras con cascos y banderas tricolores, venidos de varios departamentos del país.
«A la oposición queremos pedirle respetuosamente que tiene que aceptar, ha sido perdedora y hay un ganador que es Evo Morales», agregó.
La columna de mineros se encontró en las cercanías de la sede de Gobierno con integrantes del MAS, dirigentes políticos, trabajadores, delegaciones de movimientos indígenas llegados de varias partes del país.
«Estamos apoyando al presidente, a nuestro hermano Evo Morales porque hemos ganado en las urnas y hasta las últimas consecuencias nosotros lo vamos a estar apoyando», afirmó Beti Gutiérrez, concejal de la ciudad de La Paz.
La defensa de la sede de Gobierno y del centro de la ciudad no tendrá tregua hasta que se llegue a una solución. ¿Cuál será? Aún no resulta claro. El vicepresidente, Álvaro García Linera, ofreció realizar una auditoría nacional con presencia de un «árbitro internacional», a la vez que desde la oposición se afirmó que sólo se recurriría a ese acuerdo en caso de haber una auditoría que denominaron «vinculante».
El mensaje por parte de Estados Unidos ha sido el de pedir una segunda vuelta. Así lo expresó el secretario de Estado, Mike Pompeo: «llamamos a Bolivia a restaurar la integridad electoral y a proceder a una segunda vuelta de elecciones justas, transparentes, y creíbles».
La decisión de quienes se han movilizado es la de mantenerse hasta que sea necesario. La oposición, por su parte, también ha repetido que mantendrá lo que han denominado como paro, y ha dejado varios heridos, tanto en Santa Cruz como en La Paz. La capital es así desde la madrugada hasta la noche el epicentro de esa disputa que es, según ha denunciado Evo Morales, un plan de golpe de Estado que está en pleno desarrollo.
*Fuente: MundoSputnik
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