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Italia: Bajo la bota de los ultraconservadores

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06/12/2018
La iglesia, situada en el centro de Roma, en una placita llena de coches, no tiene mucho que pueda atraer la mirada. No es que la fachada ocre de la Santissima Trinita dei Pellegrini sea poco agradecida. Con su columnata y sus estatuas de los cuatro evangelistas, se podría incluso convenir en que no deja de tener elegancia. Pero está situada en un entorno en el que es tan dura la competencia en cuanto a belleza…

No, esta iglesia es solo un lugar de culto como los demás, perdida en un decorado fuera de lo común. Tiene, sin embargo, una particularidad que la rodea de un halo provocador: en 2008, el papa Benedicto XVI autorizó que la misa fuera celebrada en ella según el rito tridentino. En resumen, es la única iglesia de Roma en la que la misa se celebra en latín.

Cada mañana, a las 7:15 h, se celebra un oficio ante un puñado de fieles, según un rito inmutable e hipnotizante: el cura dice la misa en voz baja, como para sí mismo, dando la espalda a la asamblea, y no frente a ella. Bajo la nave, nada que ver con la afluencia de los domingos: la asistencia es escasa. Hay uno o dos hombres trajeados, mujeres inmóviles, con la cabeza cubierta u otras vestidas más informal, venidas a recibir la comunión de rodillas antes de comenzar su jornada laboral.

En medio de este pequeño grupo se encuentra todas las mañanas, o casi, uno de los hombres más poderosos de Italia. Lorenzo Fontana, 38 años, es el Ministro de la Familia del gobierno Conte, al mismo tiempo que una de las personas más cercanas del Ministro del Interior Matteo Salvini. El muy conservador párroco de la parroquia, Vilmar Pavesi, es originario de Verona, como L. Fontana, y se presenta como el «consejero espiritual» del ministro. No es raro verles al final de la misa dirigirse a la sacristía para discutir tranquilamente.

Los fieles de Salvini

Lorenzo Fontana, militante de la Liga Norte desde la adolescencia, ha permanecido mucho tiempo en la sombra, tanto por gusto como por el efecto del alejamiento -fue diputado europeo desde 2009 hasta su entrada en el gobierno, en 2018. Pero hoy, cuando la Liga (nuevo nombre de la Liga Norte) comparte el poder con el Movimiento 5 Estrellas (M5S, antisistema), su influencia es considerable.

Primero debido a su envergadura intelectual (es diplomado en ciencias políticas y en historia del cristianismo), pero también por su gran proximidad con el «capitán», el milanés Matteo Salvini. «Cuando fue elegido para el Parlamento Europeo, en 2009, Fontana tenía un pequeño apartamento en Bruselas», recuerda un testigo de su ascenso. «Y como Matteo, que también tenía un escaño, no tenía, vivían juntos». En un partido en el que todo procede del jefe, no es poca cosa.

«Esos dos han pasado noches enteras discutiendo juntos», prosigue este testigo. «Y , a fin de cuentas, ha sido sin duda él quien ha convencido a Salvini de transformar profundamente la Liga Norte en partido nacional, ultraconservador e identitario, obsesionado por el declive de Occidente». Sin Lorenzo Fontana, ese partido no sería sin duda completamente el mismo.

La influencia de Fontana apareció abiertamente el 24 de febrero: ante la catedral de Milán, Matteo Salvini juró sobre los evangelios «ser fiel a [su] pueblo».

Por temperamento, Matteo Salvini se apoya en un círculo muy restringido de fieles. Giancarlo Giorgetti, el actual Secretario de Estado de la Presidencia del Consejo, es el hombre de los medios de negocios, quien tranquiliza a la burguesía del Norte asegurándole que nada grave se emprendería contra ella. De forma más discreta, Lorenzo Fontana, el amigo veronense, «trabaja» a la extrema derecha y el mundo católico tradicionalista. Es el alma de la revolución conservadora que la Liga intenta imponer, y su ambición va bastante más allá de los discursos sobre las personas migrantes, que han hecho de Matteo Salvini el responsable político más popular de Italia, y el verdadero hombre fuerte del gobierno.

La influencia de Fontana apareció abiertamente el 24 de febrero, en el mitin de cierre de la campaña de las legislativas. Ante la catedral de Milán, Matteo Salvini juró sobre los evangelios «ser fiel a [su] pueblo». Una escena inimaginable en tiempo de la Liga de los orígenes. Ciertamente, la mística pagana defendida por su fundador, Umberto Bossi, ha desaparecido hace mucho, y localmente, el partido se ha acercado poco a poco a los elementos más conservadores del clero. Pero jamás ninguno de sus dirigentes había llegado tan lejos.

Salvini, que hasta entonces no había intentado jugar a ser monaguillo, ese día estaba en plena forma; con un rosario en la mano, resultaba muy convincente en el papel de católico intransigente.

Verona, el laboratorio de Fontana

Más que un hombre de aparato, Lorenzo Fontana pretende ser el alma intelectual del movimiento. En un discurso pronunciado en Parma, el 21 de mayo de 2017, para el congreso nacional del partido, había dado a conocer su credo: «Estamos en contra de la Europa de la francmasonería, contra la Europa de las finanzas, contra la Europa de Soros [Georges Soros, financiero multimillonario americano de origen húngaro], contra quienes quieren la invasión islámica de Europa, con el pretexto de que los europeos ya no tienen hijos», había comenzado, antes de añadir: «Queremos una Europa en la que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, en la que los niños se hacen entre una mamá y un papá. Lo otro son cosas vergonzosas, no quiero ni oír hablar de ellas».

En nombre de las «tradiciones» y de la «identidad», Fontana llamaba a una alianza europea, incluso mundial, contra «la masonería de Bruselas que quiere destruirnos». Partidario de una Europa «cuyas raíces nacieron en la batalla de Lepanto» (es decir en el combate de la Europa cristiana contra el Imperio otomano, en el siglo XVI), Fontana estaba naturalmente muy a gusto en los medios ultraconservadores de la capital, que echan de menos en voz baja al predecesor del papa Francisco, Benedicto XVI, juzgado más conservador.

Ciudad muy de derechas, Verona ha visto cómo se imponía, estos últimos años, un discurso cada vez más radical, con el asentimiento de una amplia parte de la población

Pero no es en Roma donde mejor se perciben los efectos de su proyecto político. Para ello hay que acudir a la ciudad de Verona, en el noreste del país, donde dió sus primeros pasos en política y era, aún hace algunos meses, el número dos del ayuntamiento. Aquí, lejos del escñao del poder y del Vaticano, la franja más conservadora de la Liga tiene las manos libres. Y el trabajo realizado en el terreno de los «valores» no data de ayer. Ciudad muy de derechas en una región conservadora, la región véneta, Verona ha visto imponerse, estos últimos años, un discurso cada vez más radical, con el asentimiento de una amplia parte de la población.

En la primavera, precisamente cuando las negociaciones entre la Liga y el M5S estaban en su apogeo, el rector de la universidad de Verona anulaba una jornada de estudio consagrada a las problemáticas de las personas de la comunidad LGBT demandantes de asilo.

«Finalmente, tras nuestra movilización, la jornada ha tenido lugar sin incidentes en septiembre, pero lo más interesante es sin duda señalar que, en este asunto, la Liga y Forza Nouova, sin unir sus esfuerzos, defendían idénticas reivindicaciones. Y no es la primera vez», señala el politólogo Massimo Prearo (universidad de Verno). «Frente a esta amplia mayoría ultraconservadora y a esos militantes muy movilizados, la izquierda no está inmóvil. Pero, por el momento, está muy marginada… Más en general (…) la inteligencia de la Liga y de sus aliados habría sido tener un discurso positivo para todo un electorado católico abandonado. Han identificado una considerable reserva de votos, y han progresado en su dirección».

Combate contra el aborto

En este asunto, la Iglesia es muy discreta. Ya no se ven curas en la primera fila de las y los electos, como en los grandes momentos de la democracia cristiana. Pero no deja de ser cierto que las movilizaciones contra las uniones homosexuales y los discursos sobre el género (o «a favor de la familia») son abiertamente alentadas. Se afirma la solidaridad, se les prestan locales… Massimo Prearo ve en esto una tendencia profunda: «Cuando Matteo Salvini anuncia que, en los formularios administrativos, hará que vuelva a estar escrito «madre» y «padre» en vez de «padre 1» y «padre 2″, da la impresión de que solo es un artilugio. En realidad es algo central».

Y luego está la cuestión del derecho al aborto, que, sin ser objeto de ataques a nivel nacional, sigue siendo el principal caballo de batalla de los medios católicos conservadores. El 4 de octubre, en Verona, el consejo municipal votaba una resolución «para la prevención del aborto y el apoyo a la maternidad», y declaraba a la ciudad «favorable a la vida». Incluso la responsable local del Partido Demócrata ha votado a favor.

Para hacer oír su protesta, militantes feministas organizaron una performance. Una decena de ellas asistió en silencio a la votación, en la sala del Consejo, vestidas como los personajes de la serie El cuento de la criada, adaptada de la novela de ciencia ficción de Margaret Atwood. Las fotos darán la vuelta al mundo.

«¿Como se puede decir que el problema [de la natalidad en Italia] es la interrupción voluntaria del embarazo? El verdadero problema es que en el momento actual hay una verdadera ofensiva contra las mujeres»

«Fue una buena jugada por su parte», reconoce el alcalde de la ciudad, Federico Sboarina (sin partido, proveniente del movimiento postfascista Alianza Nacional). «Pero en realidad, no veo razón para protestar: proclamando nuestra voluntad de ayudar a las madres, no hacemos sino responder al proyecto inicial de la ley 194, que despenaliza el aborto».

Este discurso no convence a las asociaciones feministas, que acusan a la gente antiabortista de ir a escondidas. «Aquí el objetivo no es aumentar la natalidad; ni siquiera ayudar a las madres. Se trata ante todo de llevar a cabo una batalla cultural», protesta la ginecóloga y militante feminista María Geneth. «En Italia la natalidad está en caída libre y sin embargo el número de abortos ha bajado un 63% desde la adopción de la ley, en 1978. (…) ¿Cómo se puede decir que el problema es la interrupción voluntaria del embarazo? El verdadero problema es que en el momento actual hay una verdadera ofensiva contra las mujeres».

Tras haber declarado, en cuanto llegó al Ministerio de la Familia, que las familias homosexuales «no existen», atrayéndose las iras de numerosos miembros de la coalición, Lorenzo Fontana ha estado más discreto estos últimos meses. En el Parlamento, el discurso sobre la familia es defendido por un senador, Simone Pillon, artesano de los Family Day (especie de Manif pour tous[1] a la italiana), que ha propuesto una reforma del sistema de custodia de niños y niñas que las asociaciones feministas consideran que intenta impedir a las mujeres pedir el divorcio.

Hace unos meses todavía, Pillon solo era conocido como activista tradicionalista de los alrededores de Perugia, donde la Liga no había logrado nunca dejar de ser marginal. Hoy es uno de los nuevos rostros de este partido de extrema derecha de un tipo nuevo, que toma forma alrededor de Matteo Salvini y ambiciona, en un día cercano, ocupar el poder en exclusiva.

-El autor, Jérôme Gautheret, es corresponsal en Roma del diario francés Le Monde.

Fuente original: Le Monde

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

*Fuente para piensaChile: Viento Sur

El Ministro del Interior Matteo Salvini y el de la Familia Lorenzo Fontana han refundado la línea de su partido, la Liga. Sus ideas, defendidas por medios muy activos, se infiltran en el debate nacional

Nota:

[1] La manif pour tous (LMPT, en español, «la manifestación para todos») es el principal colectivo de asociaciones que organizó las mayores manifestaciones en oposición al matrimonio homosexual en Francia; ver https://es.wikipedia.org/wiki/La_manif_pour_tous ndt.

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