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Galeano en Suecia no dijo lo que Vargas Llosa

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Mi estimado amigo Max es un pertinaz y perspicaz rastreador en la Red de lo que nos sustraen los
falsimedia y gracias a su concurso me llegan a diario informaciones y
opiniones que de otro modo me sería más difícil encontrar y leer. Me parece muy
interesante, como siempre que Eduardo Galeano es el protagonista, la que me
sirve a través de Visiones
Alternativas
y que nos habla de la presencia del escritor y periodista
uruguayo en Suecia hace unos meses. Si su afamado y potentado colega Vargas
Llosa recibió recientemente en Estocolmo el bien pagado Premio Nobel de
Literatura en Estocolmo, con amplísima repercusión mediática en todo el mundo, Galeano
obtuvo el premio Stig Dagerman (escritor anarquista sueco,
1923-1954
), sin que su conferencia en el Aula Magna del Campus de la Universidad de
Estocolmo tuviera el más mínimo asomo en nuestros medios. La Asociación Stig
Dagerman entrega anualmente el premio Stig Dagerman a aquel escritor que en su
obra reconoce la importancia de la libertad de la palabra mediante la promoción
de la comprensión intercultural. Algunos de los autores premiados han sido John Hron, Yasar Kemal,
Ahmad
Shamlou
, Elise Johansson, Elfriede
Jelinek
, Göran Palm, Sigrid Kahle, J.M.G. Le Clézio
. He aquí la referencia de la
alocución de Eduardo Galeano, según Javier Claure:

"Galeano empezó la conferencia leyendo Algunos pecados capitales del mundo
al revés. El machismo es uno de esos pecados que, quizá, data desde la época de
las cavernas. Esta actitud que refleja una estructura social basada en el poder,
es decir donde las mujeres son sometidas o discriminadas bajo las órdenes de un
macho, es un punto infectado en todas las sociedades del mundo. Y Galeano con
ojos críticos se pregunta:

-¿Por qué la realidad sigue tratando a las mujeres peor que en los tangos?
Están allí esas figuras pintadas en los techos y las paredes de las cavernas:
alces, bisontes, osos, caballos, águilas, mujeres y hombres. Pero… ¿Cómo
pudieron ellos, nuestros remotos abuelos, pintar de tan delicada manera?, ¿cómo
pudieron ellos, esos brutos que a mano limpia peleaban contra las bestias,
crear figuras tan llenas de gracia? ¿Cómo pudieron ellos…? Ante tantas
preguntas existe una alternativa: ¿O eran ellas?

Mientras las frases pronunciadas por Galeano, se traducían al sueco, el
narrador miraba al público serenamente, tomaba un sorbo de agua o bien su
mirada se perdía, un par de minutos, en los adornos del techo del anfiteatro
universitario. Y continuaba:

-El mundo está compuesto de un montón de gente, es un mar de fueguitos. Cada
persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de
fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el
aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero
otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y
quien se acerca, se enciende.

Sin lugar a dudas, Galeano es un enorme fuego y por donde pasa deja miles de
chispas en el aire. Sus libros encienden las mentes y los corazones de las
personas que realmente ven el mundo con ojos humanos. Denunció que el mundo
repite las tradiciones racistas y, además, miente. Desde la llegada de los
españoles al Nuevo Mundo hasta ahora, el racismo se hace sentir fuerte por
todas partes. Los gitanos, por ejemplo, son discriminados en algunos países y
evocó que, a mediados del año 2008, en la revista italiana Panorama,
perteneciente a Berlusconi, uno de los titulares decía: «los gitanos son una
etnia inclinada al robo y al secuestro de niños». Al mismo tiempo, la justicia
italiana no había comprobado la veracidad de secuestro de niños por parte de
los gitanos.
Los libros de historia, muchas veces, han sido escritos a conveniencia de un
país, de una colectividad étnica o un grupo de militares tergiversando
totalmente la realidad. Galeano va mucho más allá del engaño, lo superficial y
la mentira. Con su mente lúcida saca a luz las verdades una por una:

-¿Por qué no sabemos del África nada más que lo que nos enseñó el profesor
Tarzán, que nunca estuvo allí? -dijo con sorna. Además, recordó que
precisamente desde el continente africano emprendieron nuestros abuelos la
conquista del planeta, y que el sol se ocupó del reparto de los colores. Por lo
tanto: «hasta los blancos blanquísimos vienen de África».

El autor de Las venas abiertas de América Latina, explicó que cuando
cayó el Muro de Berlín, de la mañana a la noche leíamos, veíamos, escuchábamos:
el Muro de la Vergüenza,
el Muro de la Infamia,
la Cortina de
Hierro… Por fin ese muro cayó. Pero otros muros brotaron, y siguen brotando
en el mundo. Poco se habla del muro que los Estados Unidos está alzando en la
frontera mexicana, y poco se habla de las alambradas de Ceuta y Melilla. Casi
nada se habla del Muro de Cisjordania, que perpetúa la ocupación israelí de
tierras palestinas y será quince veces más largo que el Muro de Berlín, y nada,
nada de nada, se habla del Muro de Marruecos, que perpetúa el robo de la patria
saharaui por el reino marroquí y mide sesenta veces más que el Muro de Berlín,
acotó.

La guerra contra Irak es uno de los pecados capitales de este maldito mundo.
Todos sabemos que Estados Unidos e Inglaterra alarmaron al mundo entero con las
«supuestas» armas de destrucción masiva en manos de Saddam Hussein. Sin
embargo, este hecho, no se comprobó cien por ciento, pero necesitaban de esa
mentira para intervenir Irak. (¿Y Mario Vargas no dice que la invasión a Irak
fue una especie de guerra santa?)

El 12 de marzo de 2003, el secretario de defensa de Estados Unidos, Donald
Rumsfeld, declaró: «Existe la teoría de que las armas de destrucción masiva
pudieron no existir al inicio de la guerra. Supongo que eso es posible, pero
improbable».
-¿Recuerdan ustedes cuál fue el pánico universal que desató la carnicería
contra los iraquíes? El mundo tembló ante un ataque de las armas de destrucción
masiva… que habían sido inventadas por los medios de intoxicación masiva. Y
ahora nos advierten que Irán es el más grave peligro que acecha a la humanidad,
porque tiene o podrá tener armas nucleares, y en el acto recordamos que fue
Irán el país que arrojó las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, ¿O no?
¿No fue Irán? Quién sabe…

El mundo sigue ciego de su diversidad. El mundo mata, desprecia el trabajo,
fabrica hambre, miedo y amnesia. Estas palabras delatan el universo interior
humanista y sensible de un hombre inconforme con una realidad falsa en donde
los poderosos quieren vender gato por liebre. Bajo el sello de la libertad y la
democracia inventan historias, mundos equivocados y textos malolientes. Por eso
pregonan por una civilización «del sálvese quien pueda».

-¿Por qué nos negamos a reconocer que lo mejor del mundo está en la diversidad
de mundos que el mundo contiene? Parece que el mundo siente terror cuando se
habla de diversidad política o cultural. En algunos países europeos existen
partidos políticos, cuyo programa está impregnado de racismo y sus miembros son
personas vinculadas a grupos neonazis. No aceptan la diversidad por ningún
lado. Es un hecho preocupante, por supuesto, porque su meta es distorsionar el
orden político y cultural de un país; y en consecuencia crear desigualdad entre
los ciudadanos. No entienden que la diversidad es necesaria para el desarrollo
de una sociedad. La
Declaración Universal de la Unesco sobre la diversidad cultural, adoptada el
2 de noviembre de 2001, reconoce la diversidad cultural como «patrimonio común
de la humanidad». En una sociedad globalizada como en la que vivimos, la
diversidad juega entonces un papel de suma importancia.

-Y hablando de diversidad, quiero rendir homenaje a la República Argentina,
por ser el primer país latinoamericano que ha tenido el coraje de legalizar los
matrimonios entre personas del mismo sexo -afirmó Galeano. Otro tópico que
pertenece a su fogoso discurso, es el tema de los nadies, de los hijos de
nadie, de los ninguneados que no son, aunque sean. Que no hablan idiomas, sino
dialectos. Que no profesan religiones, sino supersticiones. Que no hacen arte,
sino artesanía. Que no tienen cara, sino brazos. Que no tienen nombre, sino
número. Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la
prensa local. Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata. Esos
nadies sueñan con salir de la pobreza. Sueñan que algún mágico día llueva de
pronto buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena
suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del
cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen.

El mundo es asesino y valiéndose de una actitud darwinista mata sin piedad al
más débil. Grandes presupuestos de Estado son destinados a la compra de armas.
A esto se refirió Galeano y dijo que el mundo destina, cada minuto, tres
millones de dólares a los gastos militares que no es otra cosa que gastos
criminales. Mientras que en el mundo, cada minuto, mueren quince niños de
hambre o enfermedad curable. Y aquí viene lo paradójico:

-Los cinco países fabricantes de armas tienen derecho de veto en las Naciones
Unidas. O sea: los países que hacen el negocio de la guerra son los que velan
por la paz mundial(!).
Por otro lado, manifestó que el mundo fabrica miedo:
-La democracia tiene miedo de recordar. Los civiles tienen miedo a los
militares, los militares tienen miedo a la falta de armas, las armas tienen
miedo a la falta de guerras. Es el tiempo del miedo. Miedo de la mujer a la
violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo. Y así va
entretejiendo cosas de este mundo «al revés», porque, muchas veces, los seres
humanos adquieren un comportamiento antihumano causando verdaderas catástrofes.

Galeano, defensor acérrimo de América Latina, nos ayudó a comprender mejor, a
principios de los años ’70, el subdesarrollo del continente latinoamericano.
Reveló con sólidos argumentos contrarios a los que existen en libros escritos
por cortesanos de los imperios, que nuestra América morena enriqueció a las
potencias coloniales. Sus agudos análisis son un dolor de cabeza para el
imperialismo yanqui, y para las elites gobernantes de todas las sociedades que
asientan su poder en las armas, la mentira y la opresión de los pueblos".

No recuerdo haber leído la más miníma alusión en la prensa española a este
discurso de Eduardo Galeano en Estocolmo. Por allí sólo pasó Mario Vargas
repartiendo propaganda de los grandes poseedores que hacen posible la gran
miseria de los desposeídos.

*Fuente: Diario del Aire

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