Carabineros declaran que dispararon a miembro de la CAM a corta distancia y que no portaban cámaras Go Pro
por Nicolás Sepúlveda, Benjamín Miranda, Paulina Toro y Nicolás Massai D. (Chile)
3 años atrás 10 min lectura
ENTREGARON SU TESTIMONIO A LA FISCALÍA DURANTE LA MADRUGADA DEL SABADO 10 ASESORADOS POR ABOGADO INSTITUCIONAL
11.07.2021
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Los dos policías que venían llegando al fundo de Forestal Mininco para reforzar a la pareja de Carabineros que resguardaba el lugar, dijeron a la Fiscalía que se enteraron del ataque por radio y decidieron ingresar a pie. Mientras avanzaban agazapados, relataron, un encapuchado salió repentinamente al camino y les apuntó con un fusil. Uno de los funcionarios le disparó a la cabeza. Pablo Marchant, militante de la CAM, falleció de inmediato. A diferencia de los policías que repelieron el ataque dentro del predio, ellos declararon que no llevaban cámaras Go Pro. El trabajador que recibió un tiro en el tórax en medio de la balacera sigue en riesgo vital. Informes de inteligencia policial a los que accedió CIPER indican que el fundo es considerado zona de alto conflicto al menos desde 2014.
Minutos antes de la 18:00 de este viernes 9 de julio la situación al interior de la faena de Forestal Mininco en el Fundo Santa Ana Tres Palos (Carahue, Región de La Araucanía) era de extrema violencia. Un grupo de seis a siete miembros de un Órgano de Resistencia Territorial (ORT) de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) se enfrentaban a tiros con dos carabineros de Fuerzas Especiales que resguardaban el predio, después de prender fuego a tres vehículos. En la balacera, uno de los trabajadores de la forestal que estaban terminando su turno laboral, Ceferino González Marabolí, recibió un impacto en el tórax y al cierre de este reportaje seguía en riesgo vital, conectado a ventilación mecánica, en el Hospital Regional de Temuco.
La operación de sabotaje incendiario planificada por los militantes de la ORT al parecer no consideró un factor determinante: a esa misma hora se efectuaba el reforzamiento de la pareja de carabineros para escoltar la salida de los trabajadores, por lo que otros dos efectivos venían ingresando al fundo, con lo que la fuerza policial que debían enfrentar no sólo se duplicó, sino que les cerró uno de los caminos de salida. Estos dos carabineros que recién aparecían fueron los protagonistas del hecho más violento de la jornada: la muerte, de un tiro en la cabeza, del miembro de la CAM Pablo Marchant Gutiérrez (29 años). Inicialmente, Marchant fue confundido con Ernesto Llaitul, hijo del máximo líder de la CAM, Héctor Llaitul.
Asesorados por un abogado de la institución uniformada, estos dos carabineros se presentaron a prestar declaración voluntaria ante la Fiscalía varias horas después de ocurridos los hechos, durante la madrugada del sábado 10. En su testimonio dijeron que Pablo Marchant no les disparó, pero sí que los apuntó con su arma. También declararon que el tiro en la cabeza con el que lo abatieron fue percutado a corta distancia y que no portaban cámaras Go Pro, a diferencia de los dos policías que inicialmente enfrentaron a la célula de la ORT al interior de la faena forestal, por lo que no habría registro audiovisual de las circunstancias en que se produjo la muerte de Marchant.
El relato que ambos efectivos de Fuerzas Especiales prestaron ante la Fiscalía asegura que cuando iban llegando al Fundo Santa Ana Tres Palos, se enteraron por radio que el predio estaba bajo ataque. Entonces descendieron de su vehículo y continuaron a pie. El camino por el que avanzaban tiene unos cinco metros de ancho. Uno de los uniformados iba un poco más adelante que el otro y caminaban agazapados. El que iba al frente avanzaba pegado a un paredón de tierra que bordea el camino. El que iba más atrás lo hacía por el otro costado, flanqueado por matorrales. Desde esos matorrales, según declararon los policías, apareció repentinamente un encapuchado que tenía un fusil M16 en sus manos y los apuntó. El carabinero que venía más atrás le disparó a corta distancia, hiriéndolo de muerte.
Según el cálculo de los equipos que investigan los hechos, el tiro no se realizó a más de tres metros. Fue directo a la cabeza de Pablo Marchant, quien se desplomó de inmediato. Los dos carabineros se quedaron ahí y luego de algunos minutos recibieron apoyo de otros efectivos. La orden que recibieron fue no tocar nada. De hecho, ni siquiera le sacaron la capucha al caído.
Según se escucha en un audio al que CIPER tuvo acceso, a esa misma hora un general de Carabineros, que no estaba en el lugar, impartía instrucciones: “Me interesa que aseguremos el área, el sitio del suceso. Nadie manipula nada, hasta que los equipos investigativos se hagan cargo de todo”.
La Fiscalía tomó nota de los peritajes iniciales que indican que el fusil M16, calibre 5.56, que quedó tirado junto al cuerpo de Marchant, contaba con munición y estaba con “bala pasada”, listo para ser usado. Los funcionarios del Ministerio Público incautaron las cámaras corporales de los otros dos uniformados involucrados, los que se enfrentaron a tiros con los atacantes en la faena forestal. Los fiscales también tienen en su poder los celulares y las armas de los cuatro carabineros involucrados, las que serán periciadas.
Diversas fuentes que participan en la investigación o han tenido acceso a ella, dijeron que a diferencia de lo ocurrido en el asesinato del comunero Camilo Catrillanca, cuando los policías involucrados afirmaron que habían sido atacados y luego esa versión se reveló falsa, en esta ocasión hay varios testigos que confirman que hubo un violento enfrentamiento. CIPER contactó a algunos de los trabajadores de la faena forestal que en esos momentos estaban a unos 300 metros del lugar donde ocurrieron los hechos, quienes confirmaron que efectivamente se produjo el ataque incendiario y el intercambio de disparos.
El primer reporte oficial de las policías sobre los hechos fue un parte de novedades que llegó a los mandos superiores de Carabineros. La versión que allí se entrega es distinta a la que finalmente declararon los policías directamente involucrados en la muerte de Pablo Marchant. En ese parte se relataba que a las 17:50 el personal uniformado punto fijo que resguardaba la faena había sido atacado “con armas de grueso calibre, razón por la cual repelen ataque con la finalidad de prestar cobertura al personal forestal”.
El documento, firmado por el jefe de zona de Control de Orden Público y por el jefe de la IX Zona de Carabineros, incluyó el siguiente párrafo: “Conforme lo anterior, otra patrulla se dirigía a escoltar la salida del personal Forestal, en donde se encuentran con 03 individuos encapuchados y armados con armas largas, quienes disparan contra el personal, razón por la cual el ataque es repelido, resultando en ese enfrentamiento un antisocial fallecido con un disparo de escopeta en la zona craneal y el cual además portaba un fusil”.
LA LLEGADA DE HÉCTOR LLAITUL
Los carabineros que estaban en el lugar, luego de disparar a Marchant, creyeron que el abatido era Ernesto Llaitul, el hijo del líder de la CAM, Héctor Llaitul. Esa fue la información que le entregaron a la Fiscalía y que luego llegó hasta La Moneda. A pesar de que formalmente ninguna institución ni autoridad dio a conocer la identidad del fallecido, durante la noche del viernes la noticia de que el hijo de Llaitul había sido muerto por efectivos policiales se esparció con velocidad. Fuera de micrófono, las autoridades señalaban que se trataba de Ernesto Llaitul. Incluso, el werken de la organización Alianza Territorial Mapuche, Mijael Carbone, publicó un video en redes sociales llamando a honrar su memoria.
A la 01:30 de la madrugada, cuando el cuerpo de Pablo Marchant seguía al costado del camino aledaño al Fundo Santa Ana Tres Palos, Héctor Llaitul llegó hasta ese lugar junto a la pareja de su hijo. Se le permitió ver el cadáver para identificarlo y ahí constató que no se trataba de Ernesto Llaitul. En entrevista con Interferencia, el líder de la CAM señaló: “No sé por qué Carabineros dio por hecho que era mi hijo y como empezó a circular esa información, nosotros también lo suponíamos, pero cuando vimos el cuerpo vi que no era mi hijo, no era Ernesto”.
Fue el mismo Héctor Llaitul quien confirmó que se trataba de Pablo Marchant y lo identificó como miembro del Órgano de Resistencia Territorial Lafkenche Leftraru y militante de la CAM.
En la misma entrevista a Interferencia, Llaitul dijo que reivindicaban la acción en la que falleció Marchant y sostuvo que otro de los miembros de la célula que protagonizó el ataque huye herido:
“Pablo vivía en mi casa, es un militante nuestro, murió combatiendo, por lo que lo vamos a reivindicar. Una ORT de la CAM que se llama Lafkenche-Leftraru, en una acción de sabotaje a la forestal Mininco a una faena custodiada por Carabineros. Desarrolló una acción de sabotaje. En ese contexto Carabineros se enfrenta a los weichafe (guerreros) y resultan heridos dos, uno abatido en el lugar y otro que está arrancando por los cerros herido. Esa es la situación”.
EL FUNDO DE MININCO
El blanco escogido por la ORT Lafkenche Leftraru es un fundo que al menos desde 2014, según los informes de inteligencia policial a los que ha accedido CIPER, está considerado como zona de alto conflicto. Un estudio de seguridad realizado por Carabineros en 2015 señala que en comunidades aledañas al predio operaban varias células ORT de la CAM. Un año antes se había producido un robo de madera al interior del fundo, por lo que el estudio de seguridad recomendó rondas periódicas de carabineros. Eso implicaba que los efectivos debían pasar, al menos, una vez durante el día y otra en la noche por el sector. Hasta ese momento Forestal Mininco no había adoptado medidas de seguridad y la faena no contaba con guardias, equipos de emergencia y señal telefónica.
Una de las medidas recomendadas en ese informe policial fue contratar un equipo de seguridad para “apoyar la función de Carabineros para detectar, neutralizar o prevenir cualquier situación de riesgo”. Esas sugerencias fueron entregadas a los encargados de la Forestal Mininco, quienes habían solicitado resguardo policial.
La violencia en torno al predio se fue incrementando y a fines del año pasado el fundo ya contaba con protección policial, luego de que la Intendencia de La Araucanía se querellara por un atentado ocurrido el 7 de noviembre de 2020. Según esa querella, pasadas las diez de la noche de ese día tres personas a bordo de una camioneta y con el rostro cubierto intimidaron a los cuidadores con armas largas y les robaron una radio y chalecos anticorte. Luego lanzaron «artefactos explosivos» en una zona donde había maquinaria forestal y robaron una camioneta.
La última medida de protección vigente, por la que Carabineros debe resguardar el Fundo Santa Ana Tres Palos las 24 horas del día, se debe a una causa judicial iniciada en mayo de este año. El 21 de ese mes, un atentado incendiario consumió maquinaria forestal, un contenedor y un generador eléctrico. Ese proceso aún no tiene imputados. Este resguardo se dictó el 10 de junio pasado e implica que dos efectivos de Control de Orden Público (Fuerzas Especiales) deben cuidar las instalaciones. La medida estará vigente hasta el 14 de julio, pero puede ser renovada.
El predio de 513 hectáreas que opera Forestal Mininco (del Grupo Matte) está en poder de esa empresa desde mediados de los años 90. En 1996 la compañía compró una primera parte (el Fundo Santa Ana, de 268 hectáreas) y un año después la segunda (el Fundo Tres Palos, de 245 hectáreas).
* Este reportaje se actualizó el domingo 11 de julio a las 21:27 hrs.
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