El cuento del enfoque de género
por Victoria Aldunate Morales (Chile)
17 años atrás 2 min lectura
La india
Llegó a las 9 y cuarto de la mañana, el calor ya abrasaba a esa hora, pero a ella no le importó. Entró adolorida y con su niña chiquita de la mano, pidió permiso sumisa y explicó en la oficina institucional para la Mujer, que su marido le había pegado la noche anterior. Se levantó la blusa sin que la psicóloga alcanzara a pedirle que no lo hiciera. Mostró sus cardenales, dos grandes cardenales que cruzaban su espalda. Su pequeña hijo abrió unos ojos inmensos cuando vio el cuerpo de su madre, pero calló.
Me grita india sucia, siempre me insulta, estoy cansada ya, son 17 años, no puedo más…Ni una lágrima, tranquilo su rostro. ¡Quiero que lo saquen de la casa, por favor!
Luego de varias horas, volvió empapada en transpiración a su casa y sin respuestas. Nadie podía hacer lo que ella necesitaba que se hiciera. Nadie iba a sacar a su marido racista de la casa porque nadie la amparaba. Le habían propuesto ir a un refugio para mujeres y eso quería decir que él lograría además sacarla de su propia casa… Debía pasar por una entrevista personal con una asistente social que decidiría si su caso calificaba o no para acceder al refugio, porque eran escasos los cupos. Y después el fiscal tenía que dar la orden. La psicóloga le pidió que no dejara de asistir.
La joven jefa del departamento de la Mujer, experta en Género, se fijó en los apellidos mapuche de la mujer cuando la psicóloga le pasó su informe para firmar, luego firmó mecánica, olvidando del todo lo que firmaba, y le recordó a la profesional que debía ocuparse “un poco más” de manejar una buena convocatoria para las tres acciones municipales de “Buen Trato” planificadas: “El túnel de los sentidos”, “ Los portales con siluetas de mujer” y “La promoción del Autocuidado Eficiente”.
La jefa se sentía muy orgullosa de sus proyectos y la Dirección se los alababa. A la terapeuta anterior la habían echado por ocuparse demasiado de la Primera Acogida y muy poco de los megaproyectos. La Jefa la había despedido con una sonrisa en el rostro diciéndole que contara con ella para lo que fuera, que si bien era cierto que no habían estado nunca de acuerdo, eso no significaba que ella no aceptara la diversidad.
Luego de firmar el Informe de VIF (Violencia Intrafamiliar) de la mujer mapuche, se preparó para irse, ordenó su traje dos piezas y comentó que se le hacía tarde para la reunión ministerial en que se corroborarían algunas nuevas estrategias de intervención en VIF .
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