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Conversaciones de aperitivo y sobremesa

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Siguiendo las costumbres sociales del país, hemos asistido mi marido y yo a un buen número de reuniones sociales en casas de amigos y conocidos.  El protocolo en todas partes consiste en tomar primero un aperitivo, vino, pisco sour o jugo, probar una serie de entremeses, quesos, chorizos, canapés que te van a dejar sin apetito para el almuerzo o cena, y conversar sobre la situación política actual.

Como mi marido es argentino, la primera frase que se escucha para entrar en materia es:  ¿Qué piensas tú de la embarrada que está quedando en Argentina? Esta pregunta es hecha con una ira contenida tremenda.  Cualquiera diría que la Cristina es una amiga personal que los insultó. Por suerte el personaje argentino es sereno, contenido y no reactivo, ya que la pregunta lleva implícita un juicio y una respuesta.

Si  fuera menos sereno, hace rato que habría contestado ¿Y a usted eso le afecta mucho? Porque usted no está preguntando, usted quiere una confirmación de lo que está afirmando. ¿Y por qué esa rabia, ese apasionamiento por un tema, que no debería preocuparle? Además, ¿Qué sabe usted de los procesos  históricos de Argentina?

Y esa misma pregunta, hecha en ese mismo tono y usando las mismas palabras, suele referirse a Venezuela, Bolivia, Ecuador  y ni hablar de Cuba y  solo en contadas ocasiones  a Chile sobre todo al tema mapuche y a las manifestaciones de los estudiantes, que suscitan la ira de los amantes del orden y la limpieza.

Como este comportamiento es tan reiterativo, creo que sería bueno reflexionar un poco sobre que demonio nos pasa en nuestra visión sobre nuestro país y sobre los otros países y en nuestro estilo de relación, y en como eso afecta a nuestra realidad.  Porque la realidad la vamos creando, no se nos impone como un destino inexorable y  generalmente nos la merecemos.

Parece que la mano “invisible” de los medios ha producido un estilo de relación imprudente, juzgadora, y como los personajes manejan una información “neutral” y “veraz” según ellos, pero totalmente parcial, superficial y sesgada producto de un monopolio de los medios, si uno tiene un átomo de reflexión, el ataque dogmático se siente.

Además la costumbre farandulera de meterse en la vida del prójimo y opinar sobre ella, los mueve a buscar consenso para juzgar a países completos, como si nosotros fuéramos superiores y tuviéramos algún título que nos permitiera ir opinando por el mundo de lo que no entendemos.

Cuando me hablan del Sr. Chávez,  o de la Sra Kirchner, suelo decirles que el estilo de ellos seguramente es el estilo que se usa y gusta en esos países y quién soy yo para cuestionarlo.  Seguramente el estilo de nuestro presidente o de nuestros próceres tampoco es del gusto de nuestros vecinos.

Entonces me hablan de los errores económicos, como si todos fueran economistas, y supuestos robos y enriquecimiento ilegal, y yo les digo que si la mayoría de la población los aprueba y los elige, será lo que ellos necesitan ya que les darán  a  las masas algo a cambio que les permite aceptar estos hechos.

No todos los países tienen constituciones tan iluminadas como la chilena, que permite que las minorías controlen a las mayorías y que los robos se hagan dentro de la ley sin compartir con las mayorías ni un cochino peso. Con razón que un Presi chileno dijo  que las Instituciones funcionaban, lo que no dijo fue a beneficio de quién.

Generalmente no entienden el chiste, y me hablan de que estos malvados están expropiando empresas españolas como Iberdrola, Endesa, el Banco de Santander o Repsol y que los españoles están furiosos.  Bueno, les digo, no sé por qué los españoles se pueden enfurecer tanto cuando esas empresas son Transnacionales con sede en España, no pagan impuestos en España, el que aparece como gran accionista del Banco de Santander, confesó  hace poco que tenía sus dinerillos en Suiza y que le debía no-se-cuantos millones al Estado Español y las acciones de estas empresas pseudo españolas son de propiedad como ser de  italianos y consorcios americanos.

Además si los lugares donde están instalados pagan sobreprecios por las tarifas de electricidad o de agua o sus sucursales sacan dinero con pala para llevárselo a otro lado, me parece justo pegarles un apretón, en aras de la transparencia del mercado y de la ineficiencia de los monopolios. Porque eso se llama saqueo.  Sólo en Chile somos tan gentiles y bien educados  para financiar cuanta transnacional hay en el espectro, no cobrarle impuestos y encima tener que darles las gracias porque nos sacan el agua, el cobre o el oro y al paso que vamos, el litio.

Si mal no recuerdo Endesa, era una empresa chilena que funcionaba de lo más bien, y el cobre fue nuestro 100%, porque resulta que las minas están en Chile, no en la luna.  Y ahora casi nada de nada es nuestro.

Y además les sugiero que es mejor cambiar de conversación, ya que si no tengo la más leve idea de la realidad chilena, de los robos que hacen en mis narices, maldito lo que puedo saber acerca de otros países.

Además el estilo chileno hipocritón, relamido y lleno de certezas técnicas  (para no ser tropical bananero que es como de mal gusto) me tiene hasta la coronilla.

Mi marido calla prudentemente, porque sabe que estas personas no entienden ni donde están paradas, pero a mí me sigue asombrando la arrogancia y la adrenalina que le ponen al tema.

Entonces como broche de oro, me dicen que en las próximas elecciones no van a votar porque la política está corrupta, para darle una lección a los políticos…

Seguro que el político que gane con el 10% de los votos una vez agarrado el poder, va a llorar de vergüenza porque este poder es ilegítimo.  Nada de eso, va a hacer lo que quiere porque sabe que un montón de berrinchudos le cedió la cancha y la pelota y no tienen las agallas de organizarse ni siquiera comunalmente y el puede hacer lo que le dé la gana con el poder.

Y así con un montón de personas que absorbe todo lo que la TV dice, otro montón de arrogantes que prefiere juzgar a los otros países antes que tomar posición ante la propia realidad, un universo de adolescentes berrinchudos, y los dueños de los buenos negocios que saben exactamente lo que quieren y para que quieren la política y no es precisamente para compartir las ganancias que da el poder, enfrentaremos las próximas elecciones.

Terrible lección la que nos deja el CNA y la Universidad del Mar.  Un montón de próceres de cuello y corbata, de hablar engolado y desdeñoso, tenía montada una martingala para robarle al Estado y a las personas, en nuestras propias narices.  Y nosotros perdiendo el tiempo en criticar la política o el enriquecimiento ilícito de políticos extranjeros, porque dicen que dicen, unos amigos que tengo allá, que son unos ladrones etc.etc.

Y, a propósito,  ¿Han sabido qué pasó con La Polar? ¿Han sabido algo del discreto y discrecional Director de Impuestos Internos y su perdonazo a Johnson con nombre y apellido? ¿Y de las cuotas de pesca? ¿Y de los puercos de Freirina? ¿Y de la mina de oro de Barrick cuyos títulos son de otro señor? ¿Y de la compra de Codelco de la Mina Disputada que está al lado de Santiago? ¿Y de los habituales envenenamientos de las temporeras con pesticidas que están prohibidos en todo el planeta? ¿Y de, de de?

Sería todo, por el momento, y nos vemos en el próximo asado.

Enero 2012

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