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Ex carabinero especialista en ciencias forenses: “Los delitos policiales deberían tener penas el doble de altas que los delitos civiles”

Ex carabinero especialista en ciencias forenses: “Los delitos policiales deberían tener penas el doble de altas que los delitos civiles”
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Autora: Laura Landaeta

07/02/2021

El perito forense, profesor en la Chaminade University y ex uniformado, Carlos Gutiérrez, conversa sobre la urgencia de reestructurar las policías y analiza el actuar de carabineros de Panguipulli, en el altercado vivido el viernes y que le costó la vida a un malabarista  después de ser acribillado por un carabinero.

Carlos Gutiérrez

Carlos Gutiérrez nació en el Hospital de Carabineros, fue policía de esa institución por 18 años y decidió especializarse en criminalística. Ahí su carrera en Carabineros se terminó porque cuando entró Bruno Villalobos a la institución no le permitió seguir estudiando, como no encontró apoyo para congeniar sus estudios y su labor policial, finalmente, eligió perfeccionarse y se retiró de la institución para siempre.

Hoy es magíster y doctor en Ciencias Forenses, tiene una maestría en Educación Universitaria, varios diplomados y cursos realizados en diferentes países de Europa, en Estados Unidos y Sudamérica. Fue condecorado por la policía boliviana, premiado en Estados Unidos, en India y ha sido nominado como científico forense del año en Estados Unidos. 

Además, es profesor en la Chaminade University en Hawái y prepara a las nuevas generaciones. En Chile jugó un rol fundamental en la investigación del bullado caso del crimen de Fernanda Maciel. Dice que le debe al país trabajar para los que más lo necesitan, y así lo ha hecho. Por motivación propia y recibiendo de vuelta un portazo en la cara de Carabineros, no lo quieren porque dice las cosas como son. Y es precisamente desde su experiencia y años de instrucción y servicio que hoy ve con preocupación la realidad de las policías chilenas. En esta entrevista nos comenta cómo ve él el futuro de las policías y cómo deberían refundarse para sintonizar con el país que queremos y que merecemos.

– El viernes vimos con horror un nuevo abuso de parte de Carabineros cuando un joven fue baleado en un control de identidad fallido y muere producto de cinco impactos de bala en manos de un carabinero. Una crisis que se agudiza y un debate estéril que no da frutos ¿Qué me puedes decir de esto?

-Este caso muestra la necesidad urgente de realizar una modernización de las policías y puntualmente de Carabineros. Este carabinero hace uso cinco veces de su arma de servicio, lo que no es explicable. La justicia debe aclarar este antecedente pues demuestra que la institución no les ha entregado herramientas más modernas para este tipo de situaciones, como armas paralizantes o gases de corta distancia. Hay muchos elementos en el mercado a nivel mundial para evitar este tipo de tragedias. Un policía no puede disparar cinco tiros en la vía pública, es excesivo. Me encantaría saber cuándo fue la última vez que ese carabinero recibió entrenamiento para enfrentar esta situación. Además, aquí yo soy enfático en recalcar la necesidad de realizar una modificación en la ley, cosa que los delitos policiales sean de penas más altas, el doble de penas, por el sólo hecho de ser funcionarios públicos y tener la confianza de la gente. Eso debería ser un agravante pues ayudaría a que los protocolos respeten las leyes. 

– ¿Qué piensas tú de la labor de las policías en Chile?

– En general, hasta antes de la revuelta social del 18 de octubre de 2019, era una labor relativamente tranquila, con falencias, pero la sociedad chilena no lo notaba tanto. Pero yo creo que el día que desapareció Fernanda Maciel, el 10 de febrero de 2018, ese caso cambió la percepción de la sociedad respecto del trabajo de las policías en sí. Ese fue uno de los pocos casos mediáticos, además del caso Matute, donde son las familias las que inician el proceso investigativo y empiezan a exigir y molestar a las policías para que hagan su trabajo. Queda en evidencia que Carabineros y la PDI no se modernizaron como se modernizó el país. Siguen siendo una policía de los años ochenta. 

– Hay mucho clasismo en las policías. No trabajan con la misma celeridad en casos cuando hay involucradas personas de clase alta que cuando hay personas de clase baja. Muchas veces se ningunea a las víctimas o familiares de las víctimas por su status social. ¿Qué pasa respecto a eso en Chile? ¿Esto se ve en policías de otros lados? ¿Cómo lo analizas?

– Yo lo analizo como una falta de entrenamiento y capacitación. La empatía se genera con capacitación. El carabinero se entrena y se pone en los pies de la víctima o persona que está denunciando, porque no cualquier persona va a una comisaría para ir a pasear o a saludar al carabinero. Y ese es el gran tema que ocurre con el policía, que cuando alguien va a hacer una denuncia lo primero que piensa es «ah, ya tengo que trabajar». Si fuera por el policía, que pase el turno lo más rápido posible, entre menos pega haga mejor, y pase lo más tranquilo e irse a su casa. El policía cuando comienza el turno en lo único que piensa es en que termine luego. Son ocho o doce horas de sufrimiento en vez de disfrutar. Cuando uno ingresa a la policía y postula para eso, yo tenía compañeros que lo único que querían era ser policía desde chicos, pero una vez que entran y quedan en la institución como que se cambia el chip y se envician y ahí en vez de ser un servidor público, eso pasa a segundo plano, y empiezan egos personales dentro de una carrera en la que el que se porta mejor y no hace nada llega a ser general sin esforzarse mucho. Nadie empatiza con las víctimas, nadie se pone en el lugar de las víctimas. 

– Una de las cosas que evidenció el estallido social fueron los atropellos a los DD.HH. por parte de Carabineros, principalmente, y también algunos casos de PDI. ¿Cómo se aborda un tema tan trascendente en las policías y cómo se explica la falta de empatía con la comunidad por la manera violenta en que se reprimen las manifestaciones?

– Es que el estallido social nos mostró lo mismo que yo venía diciendo hace años. Carabineros en general no ha evolucionado con el país, el cual creció mucho, se desarrolló mucho y dejó de ser el Chile de los ochenta, pero eso las policías nunca lo entendieron. Nunca evolucionaron, entonces pasa el estallido y volvemos a ver las mismas imágenes de los años setenta y ochenta. Ahí queda claro que no hay ninguna evolución. Entonces pasaron 30 años y cuando tuvieron que actuar, nuevamente violaron derechos humanos. Es la misma policía ochentera usando los mismos recursos, sin tener entrenamiento ni capacitación adecuada.

– Lo otro que se vio es que la necesidad de represión violenta llevó a hacer una especie de olla de presión para crear operativos en tiempo récord. Las Fuerzas Especiales tienen un entrenamiento de 24 horas, y así caemos en temas como el del joven de Carabineros que botó por el puente Pio Nono a otro niño. 

– Exacto. Ese es el claro ejemplo de cómo las cosas las siguen haciendo mal en Carabineros. Antiguamente para ser Fuerzas Especiales, primero tenías que tener un curso, una especialización, etcétera. Pero la necesidad que hubo en el estallido hizo que se cometieran estas cosas. Yo no le echo toda la culpa al joven de Carabineros. Obviamente él cometió un error garrafal al botar al niño por el puente. Pero la responsabilidad mayor no es de ese joven, sino que quién lo puso, dónde está ese coronel que pensó que ese joven estaba capacitado para ir a ese tipo de enfrentamientos con ese tipo de manifestaciones. Entonces claro, los carabineros tienen que cumplir la orden porque si no, incumplen el código de justicia militar, entonces están todos amarrados y tienen que hacerlo lo mejor que puedan con las herramientas que tienen. Por eso yo apunto al alto mando. ¿Por qué el coronel de Fuerzas Especiales no está dado de baja? ¿Qué pasó con ese general que dispuso que un carabinero con menos de dos años de servicio estuviera trabajando ahí? Eso es imposible, no se puede, es como si pusiera a un estudiante de medicina de primer año a hacer una cirugía cardíaca. Y eso es lo que lamentablemente estamos recibiendo como chilenos, entonces la evolución que tienen que tener las policías ya no la tuvieron, y ahora recién nos estamos dando cuenta todos de que los discursos eran mentira.

– Pero, ¿hay que refundar, partir de cero, cambiar a Carabineros? ¿Cómo se soluciona este problema en Carabineros que cada vez parece más un vicio arraigado en su cultura?

– Carabineros e Investigaciones son instituciones que tienen casi cien años. Entonces son instituciones que ya son parte del Estado y están en la historia de Chile. Y cambiarles el nombre no sé si será tan apropiado porque también perderíamos parte de nuestra identidad como chilenos. Sí creo que la institución necesita una reforma. En cuanto al mando, tiene que haber algún civil a cargo de las policías que controle lo que hace el general o el director, porque a ellos nadie los controla y muchas veces ni siquiera se les informa, como sucedió con Hermes Soto. El ministro del Interior, lamentablemente, es un cargo que tiene demasiadas funciones, entonces, debería haber un ministro de Seguridad Pública, al que ambos jefes de las policías le respondan. Porque actualmente le responden al subsecretario del subsecretario de no sé qué. Y sabemos que no funciona. Entonces lo primero es crear un ministerio de Seguridad Pública. En segundo lugar, Carabineros tiene que dejar funciones y crear otras policías de tránsito, fronterizas, crear una policía específica del control del orden público y sacarle esa función al carabinero. El problema de Carabineros es que abarca demasiadas funciones, entonces al abarcar mucho no tienes personal para eso. Nos dimos cuenta con el estallido social. ¿Hace cuánto que no ves a un Carabinero haciendo tránsito? No existe. Entonces ese es el gran problema de Carabineros.

-Eso es algo bastante frecuente.

– A mí me pasó, cuando era carabinero dirigía un laboratorio regional en el Maule, y cuando había un partido de fútbol en Talca me sacaban del laboratorio, me mandaban a hacer trabajo de Fuerza Especial y tenía que ir al estadio a cuidar a las barras. Entonces no puedes mandar a un jefe regional a reprimir al estadio, porque imagina lo caro que es formar a alguien en el área forense, y luego porque lo mandaste al estadio le llegó una piedra en la cabeza y dejaste sin director regional a un laboratorio completo. Entonces yo creo que hay que sacarles funciones. Carabineros tiene muchísimas funciones, desde el control del orden público hasta bajar a un gatito del árbol. Hay que enfocarlo. Lo primero que haría es sacar las Fuerzas Especiales y haría una policía exclusiva de control del orden público. Donde estén todo el día aprendiendo técnicas, tácticas, entrenando, y cuando haya un problema de orden público, va esa policía y los carabineros sigan funcionando de forma normal. Porque de la forma que se hace ahora significa sacar carabineros de las calles, de las comisarías normales para ponerlos en Fuerzas Especiales y por eso no hay carabineros en las calles. Quedan ahí de Fuerzas Especiales y en las comisarías hay 30 o 40 carabineros y eso ya es ridículo. 

– En La Red mostraban al alcalde de Lo Prado que decía que esta comuna de 100 mil habitantes tenía apenas 30 carabineros.

– Exacto. Sobre eso la OCDE entrega una estadística: tiene que haber un policía cada 600 personas, eso es el mínimo. Entonces, Carabineros dice “yo tengo 60 mil, con eso cubro esa estadística”. Perfecto, pero de esos 60 mil tienen que estar todos en la calle patrullando permanentemente en todo turno, entonces en realidad necesitaríamos cerca de 180 mil carabineros. Estas reformas no son de un día para otro, pero sí evaluaría las funciones policiales de Carabineros. Las dos funciones primordiales que tienen que tener todas las policías en el mundo son prevención e investigación. Por ejemplo, en Francia ellos tienen una policía especial de Fuerzas Especiales, en Estados Unidos existe la Guardia Nacional, entonces en Chile son demasiadas las funciones y como los mandos se sienten con la libertad de que ellos tienen el control, simplemente disponen, pero no ven el qué va a pasar después. No se dan cuenta precisamente de ejemplos como el de Lo Prado.

– Quizás se dan cuenta, pero no les interesa…

– Claro, lo que les interesa es mantener su casa fiscal, su auto fiscal, el chofer y que no los llamen a retiro.

-Los casos de corrupción son cada vez más grandes y cada vez más frecuentes. Está el Pacogate, el caso del general Bassaletti y sus facturas pagadas por Chiletabacos, y nadie lo ha tocado. Y como Bassaletti hay decenas de casos, en los que uno observa que hay una cultura arraigada de violación sistemática de DD.HH. y de corrupción. Desde tu perspectiva, ¿cómo se puede hacer un cambio real de las policías que no sea algo cosmético que mantenga las viejas y malas prácticas como lo ha mantenido impunemente hasta el día de hoy?

– El tema de corrupción es gravísimo, no lo habíamos visto antes. Pieza fundamental es el proceso de modernización de ambas policías, porque estamos viendo que la PDI tampoco eran tan santa, como lo que vimos en Temucuicui. Vuelvo a insistir, no son las bases, no son el carabinero ni el detective, sino que son sus jefes.  Entonces acá lo fundamental son las bases, en el proceso de formación. En la actualidad en Carabineros se dedican más a desfilar que a aprender, eso no puede ser. No se les enseña a ser policías, sino que les enseñan materias que son básicas y los profesores que las imparten tampoco son los más adecuados.

– Claro, es que en la Escuela de Carabineros todos quieren ser profesores para ganar más plata.

– Vi el año pasado a un general que me hizo clases a mí y todavía sigue, hacía clases cuando ni siquiera existían radiopatrullas; y todavía permanece. Qué le va a enseñar ese caballero a las nuevas generaciones, entonces no hay control interno. Acá hay que intervenir las escuelas de formación para ver sus programas y mallas curriculares, y tener la mejor gente que los entrene. El tema es que pagan tan mal a los profesores, es tan ridículo que ningún profesional decente quiere hacer clases y está el coronel o el general amigo del amigo y con tal de que le mejore el sueldo puede hacer clases. Es un círculo vicioso y en vez de que sea un orgullo hacer clases en la escuela de policías, nadie quiere ir. Tiene que haber una intervención de entes externos, como el Mineduc. En el caso del Hospital de Carabineros sucede lo mismo. No puede haber un coronel de director del hospital, si el caballero no sabe ni poner un parche curita. Esas son las cosas que hay que cambiar, para ello se requiere un mando civil que se dé cuenta y que haya gente apta para esto. El escalafón de intendencia, que sabemos que lo único que aprenden es a robar, se debe eliminar de raíz y se deben contratar ingenieros comerciales y abrir las puertas a civiles para que hagan ese trabajo.

En el GOPE practican saltos en paracaídas y cuántas veces han visto caer un procedimiento de decomiso de drogas a los policías caer desde el aire en paracaídas, se pierden recursos. Hay muchas herramientas afuera pero no salen de acá.

 En 2018 yo le ofrecí al jefe de Labocar una beca gratis para que fueran a Argentina a un congreso que se hacía por primera vez en Latinoamérica y me dijeron que no.

– Hablabas recién del operativo en Temucuicui, ¿qué análisis haces a partir de los videos, qué impresión te da?

– Lo que me da más pena es que tanto los carabineros como los detectives arriesgan su vida confiando ciegamente en sus mandos y lamentablemente los envían a procedimientos sin tener los recursos necesarios. Y es muy de la policía eso de no decir que no, o reconocer que no se tienen las capacidades o pedir ayuda. Los jefes nunca reconocen que necesitan esa ayuda. Entonces me da mucha pena que a detectives y carabineros los manden al choque sin tener ningún recurso ni conocimiento y con los resultados que vimos. En La Red analizamos el reportaje que hizo Interferencia con lo de la PDI y es triste. Es preocupante porque deja mucho que desear, de entender que se supone que hubo tiempo de preparación para ese operativo, con recursos de todos los chilenos y lamentablemente los tiraron a lo que resultara, con armamento que no funcionaba, con gente que evidentemente no estaba capacitada para hacer eso. Al parecer, de acuerdo a las mismas versiones de ellos, eran tres tipos con una escopeta y los otros eran 20 policías con armamento, entonces si no se pueden defender de eso quién nos va a defender a nosotros como ciudadanos comunes y corrientes. 

Hay muchas falencias y detalles que mejorar, la modernización de las policías no es de un día para otro, no es del gobierno de ahora ni del que va a entrar. Seguramente en dos o tres períodos más recién vamos a poder ver los resultados de una evolución que tienen que tener las policías que nunca se hizo y nunca los mandos la pidieron porque ellos estaban bien, tranquilitos en sus casas, con sus vehículos y sus choferes, pero el policía de abajo no vive eso. 

*Fuente: Interferencia

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