Racismo: Noticias del día que despiertan recuerdos
por Red Voltaire
5 años atrás 10 min lectura
Las noticias de estos días:
En Michigan e Illinois, los afroestadounidenses componen del 14% al 15% de la población pero representan el 41% de las muertes por COVID-19. Solo en Chicago, los afroestadounidenses, que son el 30% de la población, suman el 70% de las muertes. En Luisiana, uno de los focos del virus en el país, los afroestadounidenses representan un tercio de la población pero el 70% de las muertes por COVID-19.
Mientras en los países europeos todo vuelve a la calma, con menos muertos que en las epidemias de gripes de cada año, para los afroamericanos en EE.UU. y para los latinos en sus países de origen, la muerte parece ensañarse. Es imposible no hacerse la pregunta ¿Por qué?
Recuerdos de un pasado reciente:
Sudáfrica, antiguo laboratorio secreto de terrorismo biológico de algunos países «democráticos»
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Centro de Salud, África del Sur en la época del apartheid.
En los años 80, el sistema de apartheid estaba amenazado en Sudáfrica. El régimen lanzó un programa secreto de investigación biológica y química llamado Project Coast. Su objetivo era la producción de sustancias mortales, que pudieran ser étnicamente selectivas y destructivas, que permitieran reducir la población negra.
Se ignora el número de personas que murieron en esas experiencias: se afirma que varios miles. El director del proyecto, el doctor Wouter Basson, fue liberado el 12 de abril de 2002 tras un extraño proceso.
En la actualidad, el escándalo compromete a Suiza que habría colaborado en las investigaciones del «doctor Muerte». En efecto, parece que para evitar los tratados de no proliferación de armas de destrucción masiva, el régimen del apartheid subcontrató a varias democracias para realizar sus investigaciones.
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El Dr. Wouter Basson (primero de la izquierda) en la Corte de Justicia de la ciudad de Pretoria (África del Sur), el 24 de enero 2000, junto a su abogado (centro) y un agente de los servicios secretos sudafricanos. Foto Tristan Mendes France.
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Dr. Wouter Basson
Algunos lo llaman «doctor Muerte» y el calificativo no es demasiado fuerte. A los 52 años de edad, ese hijo de cantante, brillante químico y ardiente patriota, trabaja en uno de los proyectos político-militares más temibles que haya conocido la posguerra.
Estamos en 1984 y el gobierno racista del apartheid, en una guerra larvada con sus vecinos y sobre todo con Angola, no logra que su propaganda anticomunista le traiga apoyos internacionales. Con el pretexto de temer a un ataque químico biológico, las autoridades militares establecidas deciden desarrollar una unidad especial encargada del Chemical and Biological Warfare (CBW). Nombre de código: Project Coast.
El actual presidente del Freedom Front, el general Viljoen, parlamentario cercano al político racista francés de extrema derecha Le Pen, a quien impregnó con la llama frondista, todavía hoy se vanagloria de haber ratificado políticamente el proyecto cuando dirigía la Defensa sudafricana en los años 80. Este general es quien encargó al doctor sudafricano Wouter Basson, quien recibirá el nombre de «doctor Muerte», tras desarrollar este proyecto.
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Johannes Chaka, último paciente del Dr Wouter Basson en el hospital público de Pretoria. 27 de enero 2000. Foto TMF.
Los años 80 anuncian la llegada de Mandela y de su democracia; las autoridades políticas se dan cuenta de lo nada favorable que resulta para ellos la demografía y, que ante la consigna de una voz un voto, la comunidad afrikánder (blancos descendientes de europeos, generalmente ingleses o holandeses) muy pronto no tendrá más peso político.
Esa constatación llevará al doctor Basson a hacer un simple análisis: mientras menos negros haya menos votos negros habrá.
Pero la ecuación cuesta dinero. De esa forma, el gobierno racista que utilizaba la política del apartheid otorgó millones de francos poco antes de los años 90 para crear un laboratorio militar tecnológicamente muy bien equipado en las afueras de Pretoria en Roodeplaat.
A partir de ese momento se llevaron a cabo intensas investigaciones a fin de desarrollar una molécula mortal, sensible a la melanina que pigmenta la piel de los negros. En otras palabras, un arma de exterminio étnicamente selectiva.
Asimismo, el laboratorio militar del doctor Basson estudia, basándose en muestras, la posibilidad de propagar graves epidemias entre las poblaciones africanas. También otra sección del Project Coast se interesa en el método científico más adecuado para esterilizar en masa a las mujeres negras.
Las esferas militares extranjeras especializadas en la guerra químico-biológica van a contribuir de buen grado a ese esfuerzo de investigación: Inglaterra, Estados Unidos, Suiza, Francia, pero también Irak o Libia figuran entre los colaboradores generosos u ocasionales.
Y todo ello pese a la firma de numerosos tratados de no proliferación químico-biológica o a pesar del embargo internacional decretado por las Naciones Unidas al régimen de apartheid…
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Cartones conteniendo los informes y documentos de la investigación de la Comisión de la Verdad y Reconciliación sobre los experimentos biológicos y químicos del «Doctor Muerte». Foto TMF.
El laboratorio llamado Roodeplaat se había convertido en una verdadera farmacia macabra: botulinum, talio, ántrax, sida, cólera, en cantidades alucinantes… Una tecnología mortal bajo la autoridad de un hombre, el doctor Basson, con un único objetivo: la población negra.
Las actividades de ese doctor sólo se revelaron en 1998 durante las muy especiales audiencias de la Comisión Verdad y Reconciliación sudafricana (CVR). Pero ya hace ahora tres años que se considera un hombre libre, tras la fianza simbólica, ante el Alto Tribunal de Justicia de Pretoria. La causa principal de porque se le llevó ante la justicia fue por fraude al fisco y la producción masiva de drogas, y sólo se ha acusado de forma muy secundaria por los sesenta asesinatos o tentativas de ello, entre los que se encuentran muy altas personalidades como el ex presidente Mandela, el reverendo Franck Chikane (actual asesor del presidente Mbeki).
Dicho esto, las audiciones de la Comisión Verdad y Reconciliación demostraron que era razonable pensar que varios miles de negros habían desaparecido en las experiencias o los asesinatos políticos dirigidos por los laboratorios bajo su mando. Hoy día, el doctor Basson vive en un barrio señorial de Pretoria. Como cardiólogo, cuenta incluso con un cargo en el Hospital Docente de la ciudad, lo que no constituye una seguridad para su clientela, en su mayoría negra.
Eso también significa que sigue siendo empleado por el Estado sudafricano, a lo que se añade el hecho de que Basson también es actualmente miembro del ejército sudafricano. Esa situación por lo menos sorprendente es muy denunciada por magistrados de la Comisión Verdad y Reconciliación quienes demandan la creación de un tribunal internacional, para que al fin se juzguen los crímenes de lesa humanidad perpetrados por Basson y los suyos.
El proceso que se entabló contra él a comienzos de 1999 no develó todas sus actividades criminales, más aún cuando el muy conservador y extremadamente controvertido juez Willie Hartzenberg (hermano del presidente del Partido Conservador sudafricano y nombrado durante el apartheid), se mostró muy parcial, reduciendo a polvo las acusaciones en cada audiencia.
Durante el procedimiento de investigación incluso desaparecieron los tres CD del doctor, compilación que se hizo a todo correr antes de su arresto y que reagrupa todos los resultados de los diversos experimentos.
El proceso terminó el 12 de abril de 2002 con la absolución del doctor Basson. En el momento en que se creaba el Tribunal Penal Internacional… Inmediatamente, el fiscal anunció que apelaría y el respetado y reconocido religioso Monseñor Desmond Tute, en un mensaje dirigido a la opinión pública, habló «de un día sombrío para Sudáfrica».
Muchas interrogantes y pocas respuestas, pero algunas certezas: el arsenal químico desarrollado no se perdió para todo el mundo, y su principal instigador es todavía un militar que depende del ministerio de Defensa, pagado por el contribuyente sudafricano.
Otra verdad: los tratados de no proliferación químico-biológicos firmados por los países occidentales no han impedido el comercio de ese siniestro conocimiento y no es inverosímil que sin nuestra colaboración, el «doctor Muerte» nunca hubiera existido.
En el momento del terrorismo químico biológico, urge crear una comisión internacional independiente a fin de identificar a todos los que han colaborado con el programa Coast, y localizar la reserva de armas químico-biológicas.
Esta molesta forma de pasar por encima de lo establecido fue revelada por el periódico suizo WeltWoche de la semana del 20 de octubre de 2002. La Del CdG entonces se dignó a hacer una nota informativa el 24 de octubre de 2002. Hace recaer su responsabilidad en el DDPS precisando que no se pronunciará sobre sus actividades hasta la presentación de su informe. En cuanto al DDPS, admite haber cometido un «error» en sus transmisiones y declara a su vez que «la Del CdG es responsable de sus actos ante el Parlamento».
Sucede que Suiza se encuentra ahora en una situación delicada respecto de Sudáfrica que puede no seguir colaborando con la investigación. Una forma original de enterrar un tema que molesta.
Libro & documental




*Fuente: VoltaireNet
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