6 de junio de 2019
No es casual que ayer a diez años del Baguazo, un hombre político blanco que ocupa y ha ocupado diversos cargos de poder como es Carlos Bruce, le diga al país que Martín Vizcarra llegó a ser la máxima autoridad del Perú porque se necesitaba “un provinciano en la plancha (presidencial) porque había demasiados blancos”. Es el correlato discursivo natural de un sistema que la única respuesta que ha sabido dar a las exclusiones históricas de amplios sectores de la sociedad, es la cuota legal o, en este caso, simbólica en los cargos de representación.
No fue un “lapsus”, como luego intentó justificarlo Bruce, fue creo una declaración honesta, no solo de él, sino de un sector vinculado a los grupos de poder que manejan la economía del país, que cada cinco años se organiza y cierra filas para defender sus intereses, a los cuales el clasismo y racismo son completamente funcionales para su supervivencia. Pero que, contradictoriamente, necesitan negar por lo menos de forma oficial y aparente.
Esto lo podemos ver como un continuo que no se ha podido quebrar desde la dominación colonial. Y que pretende mantener, resignificar y actualizar, solapada y oficiosamente, la idea de que la discriminación racista y cultural es un mecanismo de modernización porque son los discriminados los que se oponen al desarrollo; es el indígena, el provinciano, el no blanco.
Este mecanismo que opera junto a muchos otros, como la discriminación de género por ejemplo, es el que habla en las declaraciones de Bruce. Es la fórmula histórica con la que se viene respondiendo a la diferencia y al conflicto, pero que en este caso específico arremete en la diferencia no contra un opositor del modelo, sino contra un eventual opositor político.
Hace un año, la primera encuesta nacional de Percepciones y Actitudes sobre la Diversidad Cultural y Discriminación Étnico, realizada por IPSOS ha pedido del Ministerio de Cultura, arrojó que el 31% de peruanos y peruanas sufrió algún tipo de discriminación en el último año. Es decir de cada 10 nacionales 3 se han sentido discriminados en el último tiempo. Las cifras son elocuentes y son otra gran expresión de la decadencia de este sistema y de su imposibilidad de superar injusticias históricas.
Es momento que se vaya extinguiendo el Perú de los Bruce, para pasar a otro que nos permita ser más iguales y justos.
*Fuente: Lamula
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