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El abandono de la búsqueda de la Verdad

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18 de octubre 2018

Ama Sua, Ama Qhella, Ama Llulla
No seas Ladrón, No seas Flojo, No seas Mentiroso

Este saludo en idioma Quechua, refleja los principios sobre los que se construyó el Imperio Inca.  Las Naciones Unidas el año 2015 las reconoció como principios universales para una gestión pública eficiente y transparente.

Pero como todos los conceptos humanos expresados a través del lenguaje, la pureza de su significado se nos escapa.

Según los filósofos, la Verdad desde el punto de vista filosófico, es descrita con respecto al conocimiento.  En este contexto, la verdad consiste en que el conocimiento coincida con el objeto.  El criterio de verdad se establece sobre a base de la correspondencia entre pensamiento y objeto.

El término “verdad” se usa informalmente para significar la coincidencia entre una afirmación y los hechos o la realidad a la que aquella afirmación se refiere o  a la fidelidad de una idea. Este término se usa en un sentido técnico en la ciencia, la lógica, las matemáticas y la filosofía.

El uso de la palabra “verdad” abarca también la honestidad, buena fe y sinceridad humana en general; también de acuerdo de los conocimientos, con las cosas que se afirman como realidades: los hechos o la cosa en particular, y finalmente la relación de los hechos o las cosas en su totalidad en la constitución del Todo, el Universo.

Las cosas son verdaderas cuando son “fiables”, fieles porque cumplen lo que ofrecen.

​ Los griegos de los siglos anteriores al cristianismo, incluyeron en su Filosofía o Amor a la Sabiduría el trabajar la búsqueda de la Verdad, al darse cuenta de que  con el uso mañoso de las palabras y conceptos, nos venden cualquier cosa y todo se corrompe.

Nosotros ocupamos el lenguaje para trasmitir información sobre la realidad, y esta información tiene un objetivo que es producir algún tipo de emoción en el que recibe la información.  Y por emoción me refiero a algún cambio en el estado de conciencia de modo de influir en su punto de vista.

Y esta intención puede ser pura y no tan pura, y la transmisión en si puede ser fiel, dentro de lo que se puede pedir, a la realidad o no tan fiel.

A veces callamos hechos justamente para no enardecer, ni avergonzar al prójimo.  Otras veces callamos, para cubrir nuestras  transgresiones o las de nuestros amigos. A veces decimos “la verdad” y es tal el impacto que no nos creen o se arma un escándalo. Entonces nos acostumbramos a callar. Y otras veces mentimos, y presentamos los hechos como no son,  para manipular al prójimo y mantenerlo ignorante de los hechos que pasan a sus espaldas.

La mentira siempre ha existido, figura como tema en los mandamientos morales más antiguos que conocemos y nos inspiran: la Filosofía Griega, el Judaísmo, en el Cristianismo,  también en el Imperio Incásico.

En el Judaísmo y Cristianismo fue, porque parece que ya no lo es, un tema importante.    Más importante se ha vuelta la búsqueda del poder por parte de las instituciones  y movimientos que se dicen cristianos que la búsqueda y la práctica de la honestidad con lo real.

Ya que la realidad aquí y ahora nos va determinando el cómo actuar, ajustados por las creencias de cada uno. En ellas incluyo la Fe y las creencias que recibimos de nuestros padres, y que los seres humanos adultos deberían revisar y conocer.

Esto teniendo en cuenta que la fe particular de cada uno,  no es una instancia de hechos objetivos sino “emocionados” a los que damos una valoración de verdad que no es universal, sino particular.

La búsqueda de la Justicia está relacionada con la verdad de las proposiciones y argumentos usados para ir en su búsqueda.  El Dios del Antiguo Testamento en su mejor aspecto, era un Dios de Justicia.

El Dios de Jesús también exigía la verdad, y la definición del demonio que hace Jesús, según San Juan, es que: “ El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira”.

Actualmente moros y cristianos se han apoderado de la mentira y navegan por ella sin asco. La llaman propaganda, fake news, post verdad y pasa colada.  El cambio de nombre la desacralizó.

Es como los tipos que llaman “afectividad desbordante” a los agarrones en el trasero a mujeres y niños.  Con un pequeño cambio de nombre, el concepto de abuso pierde fuerza.  Porque la mentira es un abuso de conciencia, hecho con conocimiento de causa y es tan malo como el abuso sexual, ya que es la causa de la corrupción.

Monseñor Romero de San Salvador, hecho santo por el Vaticano hace unos pocos días, lo ha sido por haber dicho en voz alta y desde el púlpito, la verdad sobre las matanzas de campesinos y pobres en las represiones hechas por el ejército en su país, colaterales a una guerra sucia.

El hombre sabía que lo iban a matar y tenía miedo.  Aún así alzó su voz para que todos lo oyeran fuerte y claro y denunció las venalidades de las cortes de justicia y varias otras cosas.  Porque el principal ingrediente de una democracia, y de quienes la manejan, fuera de creer en el sistema, es practicar la verdad, la honestidad y la diligencia en el trabajo encomendado.

San Romero de América debería ser nuestra inspiración moral, respecto a lo que hay que hacer para estar a las alturas del cargo e investidura recibidos.  Presidentes, ministros, jueces, diputados y senadores, debieran jurar estar a la altura de lo que la República les otorga como mandato.

Gente que cree en la represión armada por sobre el diálogo, que no busca el consenso de una verdad común de la sociedad donde está actuando sino la imposición de su verdad, revelada y no digerida, o acomodada a sus intereses particulares, no debiera de ser admitida en el ruedo político.

Esa es la corrupción, cuando se pierde el valor de la verdad y se acepta que las personas mientan descaradamente.  No solo aceptar dinero o influencias, sino también callar verdades incómodas pero necesarias de remediar, y no hacerse cargo de sus responsabilidades.

Durante la dictadura de Pinochet se torturó personas con ensañamiento.  Muchos de los torturadores pertenecieron a las Fuerzas Armadas, y aparentemente no eran psicópatas reconocidos.  Muchos se hicieron los locos con el tema porque estaban poseídos de un terror pánico al comunismo, promovido por una propaganda destinada a producirlo.

Los grupos extremistas que deseaban ahondar el “proceso revolucionario” tampoco cuidaron el lenguaje, y amenazaron a los burgueses.

Entre mentiras, bravuconadas y desaciertos en la lectura de la realidad y acciones de violencia innecesarias, unos terceros aprovechan para que toda la república se cayera como una construcción de fichas de dominó, entrando en una época de ensañamiento impensable. La falta de verdad y transparencia cobraron sus víctimas y las siguen cobrando.

Y hay que aceptarlo y no negarlo.  De esta dolorosa verdad se desprenden muchas lecciones.  Y una de ellas, es que con la República y la Democracia no se juega, porque son realidades construidas por la Razón, y la Razón no es el fuerte de las masas.

El fuerte de las masas es la Emoción. Y al sentirse defraudadas por la corrupción y la mentira y deshonestidad que hay detrás, van a agarrarse de cualquier líder que prometa mano dura, sin darse cuenta que están llamando a una dictadura con represión, y se dejarán embaucar por discursos impresentables contra cualquier libertad obtenida en democracia a la que culparán por la corrupción.

Así  será la “ideología de género” la diversidad sexual, el aborto, los inmigrantes o las minorías étnicas los culpables de la corrupción,  y no la falta de control por parte de la ciudadanía  que no se organiza para enfrentar la mentira ni la deshonestidad con la misma fuerza que el abuso sexual, ni la falta de conciencia de los llamados cristianos de todas las denominaciones.

Ahor comenzamos a escuchar las loas de algunos políticos de derecha a las obscenidades y estupideces proferidas por candidatos populistas en su más pura expresión, de países vecinos, sin pensar que detrás de esas expresiones violentas se está larvando una violencia, que desatada, puede convertirse en una matanza.

Hasta nuestro presidente, enamorado de su religión neo liberal que le ha permitido jugar en todas las ruletas de este mundo, tuvo que abrir la boca para mencionar que estaba de acuerdo con la política económica ( o con un posible Ministro de Economía de Chicago en Brasil) del Sr Bolsonaro, que confiesa no entender ni pito de Economía, aun cuando no estaba de acuerdo con sus dichos, que son como una promesa de terror para millones de personas.

Es decir, con tal que se imponga el Neo Liberalismo económico, el resto de la condición humana no tiene importancia.  Y si el resto de la condición humana, donde está el ejercicio de la verdad, la honestidad, la fidelidad a un ideal no es valorada por los personajes visibles e importantes, se hace bastante difícil que la idea de su importancia cunda en las masas, y comiencen a exigir un poco más de estos ingredientes.

Y si el pueblo no ejerce su control, se acaba la Democracia.

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