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¿Cuenta pública o cuento público?

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HamelinEn su primera cuenta pública al país y al poder legislativo, Sebastián Piñera mencionó y prometió cosas que están siendo tramitadas en el Congreso desde hace largo tiempo, además de otras que fueron ideadas y propuestas por gobiernos anteriores. Un ejemplo es lo referente al sistema común de listas de espera, que ya existe y goza de buena salud. Se echó a andar en noviembre del año 2017, en el gobierno de Michelle Bachelet, y está funcionando.

Otro ejemplo dice relación con la creación de una especialidad en Salud, que Piñera destacó como si fuese idea de su gobierno, pero que en honor a la verdad existe desde hace más de veinte años: la Salud Familiar. Además se han formado numerosos especialistas para trabajar en la atención primaria. Lo dicho: muchos anuncios del Presidente fueron resueltos hace tiempo por gobiernos anteriores. Queda flotando la sensación de que Piñera se viste con ropajes ajenos.

La diputada comunista Karol Cariola, escribió en twitter: “el presidente Piñera fue muy ávido en asociar lo negativo a la presidenta Bachelet, y a la vez se apropia de muchas cosas que se iniciaron en el gobierno anterior, pero ahí no la menciona ¿Como se llama eso? Oportunismo y Mansplaining”. Karol Cariola… ¿geek o nerd?

Piñera evitó mencionar importantes temas que han irrumpido con fuerza en la opinión pública, que provocan disensos y divisiones al interior de su propio conglomerado. Es el caso de una educación no sexista, la ley de identidad de género, la adopción homoparental, las causas originarias del conflicto mapuche, la propiedad del agua, el presente y futuro del litio, los graves efectos políticos de su actitud ‘decretista’, el problema del nepotismo en su administración, etc.

Además, dilapidó la oportunidad de avanzar en la cada vez más necesaria regionalización y descentralización que el país requiere con una urgencia dramática. El alcalde de nuestro principal puerto, Jorge Sharp, se quejó por no haber escuchado en la cuenta presidencial ninguna referencia a la ‘ley Valparaíso’. Ello certifica el desinterés del gobierno por las regiones.

Otras demandas ignoradas son la discriminación laboral, el acceso a la justicia, y otras que mantienen movilizadas a miles de feministas a lo largo del país. Ahondando en este último punto, Piñera manifestó que si las mujeres no quieren ser madres, no quieren tener hijos, se está ante un problema serio (¿de Estado?). Señaló que “una familia sin hijos es una sociedad enferma”. Queda por saber cuales son las razones de la significativa caída de la natalidad, fenómeno que no empezó ayer.

Lo que tiene sin cuidado a sectores de la actual administración, cuya obsesión con las tasas de natalidad hace que vean a las mujeres solo como una especie de “animales reproductores”.

En cuanto al resto de la cuenta pública, derivó a lo que era esperable. La macroeconomía, los negocios y la grandilocuencia característica de un mandatario que no pierde oportunidad para mostrar al país como una nación que puede avanzar hacia el desarrollo a galope tendido, y a un mandatario (él mismo), visionario intrépido, que no bien arribó a La Moneda descubrió la pólvora y el hilo negro.

¿Quién le redacta al Presidente estos discursos barrocos, orlados de adjetivos calificativos y palabras que pretenden grandiosidad y perfección?

Muy en línea con el tradicional ejercicio del cuento/cuenta, más de la mitad de su discurso fue una cantinela destinada a ocultar lo que es de principal relevancia para millones de chilenos. Piñera trató de “emborrachar la perdiz” con alegorías variopintas, estruendosas a oídos de sus parciales, pero carentes de peso específico en la sumatoria de acciones que el país requiere y que los moradores de La Moneda se niegan a mencionar y, sospecho, a realizar.

Terminado el jolgorio, la opinología no se hizo esperar.

Myriam Verdugo, ex presidenta del PDC, se manifestó en twitter: “mucha floritura, siutiquería, algo de miseria en párrafos sobre gobierno de Bachelet, muchas promesas y llamados a la unidad que no se condicen con sus ataques. Es su naturaleza”. Verdugo le hace honor al apellido.

Jorge Baradit (autor de la saga de libros “Historia Secreta de Chile”), no es menos: “No hay mejor política social que el crecimiento económico; ni mejor política laboral que el pleno empleo. Que pobreza de declaración. Que pena”. Baradit economista: ¿quién lo hubiese dicho?

Mariana Aylwin twittea: “Gran discurso del Presidente Sebastián Piñera, tono unitario, visión de Estado. Marca una ruta que, respetando las diferencias, puede convocar ampliamente.” Se ve que Mariana desea ser “convocada”.

Ignacio Walker, activo miembro del PDC, le lleva las de abajo: “Muy buen discurso del Presidente Piñera, prestigia a Chile, y honra nuestra tradición republicana!”. Ignacio, un experto en el lustrado de botines.

Como se ve, sin que Piñera tenga alguna responsabilidad en ello, lo que queda de la DC aparece desarticulada, desmembrada, haciendo “le grand écart”. Les debe doler el entrepiernas.

La cuenta pública también dejó heridos en el oficialismo y la derecha. En su sector más ultra. José Antonio Kast se quejó en las redes sociales:

“Lamentablemente no fui invitado a la #CuentaPública. Me habría gustado conocer, de 1a fuente, los anuncios del Presidente y representar, a través de Acción Republicana, a miles de chilenos que poco a poco se han ido sintiendo distantes de este Gobierno”.

Pobre José Antonio: quisiera tener pinta de algo y no tiene pinta de nada.

Lo que no quita que Piñera es un poquillo cargado al egocentrismo. Cree que todo lo que dice es acertado, simpático y bien recibido por quienes le escuchan. Lo dijo Myriam Verdugo: ‘es su naturaleza’.

Una vez terminado su discurso (de más de dos horas), se retiró del Congreso Nacional y encaminó sus pasos a la residencia de Cerro Castillo. En ese momento se encontró con Maya Fernández, Presidenta de la Cámara de Diputados. Mientras se dirigía hacía su automóvil, le dijo: «tan linda que se ve y tan dura que es.”

Lo que quiso ser un “piropo”, –considerado hoy un “acoso”–, terminó siendo una metida de pata. Las reivindicaciones levantadas por millones de mujeres no merecen de parte de Sebastián Piñera sino una salida de madre.

Con un gran sentido de la oportunidad, para no decir del oportunismo, saltó Alejandro Guillier, gran feminista ante el Eterno:

“El presidente Sebastián Piñera le debe una disculpa pública a la presidenta de la Cámara, Maya Fernández. Referirse a su aspecto físico no sólo es una falta de respeto a su cargo, sino desconoce el nuevo trato que las mujeres de Chile con justicia están demandando.”

¿En estricto apego a la verdad, le importa eso a Piñera? Su discurso en el Congreso Nacional es la respuesta clara y categórica: le vale madre.

La cuenta, o el cuento, y sus comentaristas de pacotilla, dejaron al debe, una vez más, las demandas de la Salud, de la Educación Pública, de los trabajadores, de los ambientalistas, de los pensionados, del feminismo, de la nación mapuche, de los regionalistas…

A nuestros gobernantes y legisladores les interesa solo lo que dice relación con el dinero, el lucro, el “crecimiento” y la inversión que privilegian sólo a quienes ni siquiera lo necesitan por estar enriquecidos hasta el hartazgo.

*Fuente: Politika

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