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 Proyecto en la Cámara sobre voto de chilenos en el exterior: Un retroceso en materia de derechos civiles

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Esta noticia no se refiere a ningún avance sino que a un gran retroceso en materia de derechos civiles, el cual va a ser prácticamente imposible de revertir a menos que sea a través de una Asamblea Constituyente democráticamente electa y mandatada:
Antes de que Bachelet promulgara la reforma constitucional relativa al voto chileno desde el extranjero —la cual fue propiciada por las senadoras Allende y Alvear con apoyo UDI— era perfectamente posible dictar una ley orgánica constitucional que implementara el derecho a voto desde el extranjero en todas las elecciones y plebiscitos que se realizaran en los distritos electorales en que todos los chilenos —tanto dentro como fuera del país— estamos automáticamente inscritos por ley.
Hasta entonces, la constitución garantizaba el voto universal a todos los ciudadanos chilenos, sin condiciones ni restricciones. Sólo faltaba establecer el mecanismo para hacerlo efectivo desde el extranjero, tal como hacen los países con participación ciudadana más avanzada, como por ejemplo España, cuyos ciudadanos en el exterior incluso votan por correo ordinario.
Con la reforma constitucional Allende-Alvear-UDI-Bachelet se ha cercenado el derecho a sufragio que teníamos los chilenos en el extranjero, restringiéndolo a sólo las elecciones presidenciales y plebiscitos nacionales, e impidiéndosenos votar en la elecciones municipales, de consejeros regionales y de diputados y senadores.
Si los chileos mantenemos un vínculo real y efectivo con el país, es precisamente a través de nuestra ciudad o pueblo, nuestra zona o región, y por cierto nos importan las elecciones locales porque afectan la vida y bienestar del terruño.
Y también nos importan las de diputados y senadores, los que participan en la dictación de las leyes que nos afectan, como ésta que nos ha transformado en ciudadanos de segunda clase en cuanto a nuestros derechos cívicos.
En síntesis, estamos frente a una reforma constitucional y a una ley de mierda, dignas sólo de un gobierno y una clase política de la misma categoría y calidad.
Hay que ser muy imbécil o estar muy desinformado para celebrar este proyecto de ley que pronto será promulgado como un logro, con bombos y platillos, por una Presidenta espuria, tal como demuestran el apoyo ciudadano con que cuenta tanto ella como su gobierno en todas las encuestas y la participación electoral con que resultó electa.
Germán F. Westphal
EE.UU.
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1 Comentario

  1. Serafín Rodríguez

    Gracias don Germán por su artículo que va al callo del proyecto de ley en cuestión. Por cierto, ninguna ley me va a convertir a mí en ciudadano de segunda clase pues mantendré mi inscripción electoral en Chile y votaré cada vez que me sea posible estar en el país cuando haya elecciones. De lo contrario, prefiero figurar como una abstención más antes que doblegarme a la voluntad caprichosa de la casta política que está en proceso de aprobar este proyecto de ley de mierda. Como alguna vez dijo Orlando Letelier cuando la dictadura lo despojó de su nacionalidad y ciudadanía, «NACÍ CHILENO, SOY CHILENO Y MORIRÉ CHILENO» —con todos mis derechos como tal. Ninguna pseudo democracia me los va a conculcar!

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