Carácter de clase del nuevo gobierno de Michelle Bachelet
por Manuel Acuña Asenjo (Chile)
11 años atrás 36 min lectura
EL LÍDER CARISMÁTICO
El 11 de marzo se instalará un nuevo Gobierno para Chile. No podemos decir que se trata de un Gobierno de centro, de ‘derecha’ o de ‘izquierda’ pues dicha terminología en poco o nada ayuda a entender ciertos fenómenos sociales; tampoco podemos decir que sea el gobierno de un conglomerado político como la llamada ‘Concertación de Partidos Por la Democracia’ pues esa organización parece haber muerto de inanición hace ya varios meses; lo cual no implica que, más adelante, pueda resurgir victoriosa desde sus cenizas, como el ave Fénix. Más curioso aún resulta no poder afirmar, igualmente, que se trata de un gobierno de la coalición ‘Nueva Mayoría’ porque para muchos de sus propios integrantes tal estructura no es una coalición sino, simplemente, un pacto electoral[1]. Sin embargo, aunque no lo fuera, aunque fuese una estructura política con miras a establecerse en forma permanente, tampoco podríamos decir que se trata de un gobierno suyo porque, en verdad, no lo es. A nuestro entender —y esta analogía, mal que le pese, la hermana con el Gobierno de Sebastián Piñera que recién termina y que tampoco fue de la Alianza por Chile ni, mucho menos, de la Coalición Por el Cambio sino un gobierno suyo—, también el de Michelle Bachelet será un gobierno suyo. Y eso se debe a varias razones, siendo la más importante de ellas, el amplio predominio que ejerce sobre la población nacional, de 30 o más años, la ideología individualista impuesta por la dictadura en donde las ‘personalidades’, los ‘líderes’, los ‘famosos’, los sujetos ‘ineludibles’ que se nos presentan en los medios de comunicación e invaden nuestros hogares, aplastan al sujeto común. Parece haber llegado ya la hora de los ‘redentores’, de los ‘elegidos’, de los ‘super héroes’; y, en consecuencia, bien puede serlo también para la ‘Turris ebúrnea’, la ‘Mater coelestis’, la ‘Reginae coelis’. Se trata de la explosión del ‘líder’, del ‘conductor’, del ‘caudillo’, de quien posee ‘carisma’, del ser carismático, pero no a la manera de Max Weber —que lo veía en el sentido tradicional como dotado de un signo, una marca sagrada, una cualidad especial que los demás habían de reconocerle—, sino a la manera de Alberoni, según el cual:
“Il capo carismático è, prima di tutto, un capo ético, uno stratega del comportamento morale. È per questo, prima che le sue vittorie, che diventa un ‘salvatore’. Non c’è nulla di mágico, di misterioso nel suo comportamento. No c’è un fluido o un magnetismo,non c’è nulla di tutto quello che la gente per milleni ha cercato di vedervi. Egli viene ‘riconosciuto’ non perchè ha una stella in fronte o qualche altro segno strano, ma perchè il suo agire produce salvezza e coesione sociale fra i membri del grupo e la sconfitta del pericolo esterno”[2].
La tesis del sujeto carismático bien puede ser el comienzo para una explicación de por qué, en medio de un manifiesto desprestigio de la política, las elecciones de 2013 fueran ganadas por Michelle Bachelet, y no por las agrupaciones que la apoyaban que, en verdad, obtuvieron una votación significativamente menor a la conseguida por la candidata; en segundo lugar, por qué en la gestación de su Gobierno no participaron los partidos que integraban el ‘pacto’, sino un equipo formado por la propia presidenta electa que, junto a ella, dio origen al Gabinete y al resto del equipo.
Por consiguiente, se trata de un Gobierno que no puede encuadrársele en los moldes tradicionales partidarios o en bloques de ‘centro, izquierda o derecha’ como se acostumbre a hacer en los medios de comunicación. Para analizar su composición de clase necesario es hacerlo con el equipo en su conjunto.
EXTRACCIÓN DE CLASE DE LA PRESIDENTA ELECTA
Michelle Bachelet pertenece a una familia vinculada a las armas. Esta afirmación nos conduce, ineluctablemente, a referirnos a los institutos militares, que son estructuras fuertemente jerarquizadas, en donde prima, por sobre cualquier otra consideración, la verticalidad del mando, la obediencia jerárquica, la sumisión ante quien detenta el poder total. No por algo son planeadas y ejecutadas las insurrecciones castrenses por los más altos representantes del arma; rara vez lo hacen coroneles o capitanes y tan sólo en el caso de la llamada ‘Revolución de la Escuadra’ pudo un marinero, como Manuel Astica, encabezar una rebelión con cierto éxito. Michelle Bachelet proviene de una familia cuya cabeza era un oficial del alto rango, pues su padre era general de aviación.
Los institutos militares no sólo son organismos jerarquizados y con mando vertical sino, además, constituyen el basamento del Estado; es más: puede decirse, igualmente, que son los organizadores del Estado mismo pues constituyen el ligamento de un sector social que jamás podrá desprenderse de ellos. No lo olvidemos jamás: el Estado es la organización social mediada por la fuerza; y la fuerza está constituida por el conjunto de institutos militares. Recomendamos, en este aspecto, los escritos de Frierich Engels[3] sobre la naturaleza del Estado.
En consecuencia, en la República Democrática Alemana RDA, Michelle Bachelet no podía ser una simple joven estudiante. Organizadas las naciones socialistas bajo una rígida estructura vertical para los efectos de mantener la cohesión de la población que amenazaba desbordarse ante la aplicación de políticas destinadas a restituir la dignidad a quienes más explotados habían sido por el sistema, la política necesitaba del ejercicio de un intenso poder militar. No debe sorprender que la libertad personal estuviese sometida a fuertes restricciones. En las naciones que optan por proteger los intereses de los más desvalidos, la vía de la imposición militar resulta, a menudo, inevitable pues, salvo en algunos países de América Latina y África, no siempre esos sectores son mayoritarios; para resolver sus problemas (si eso es lo que se quiere) hay que imponerse sobre el resto social. No fue sino por ese motivo que el militarismo, la jerarquización y la verticalidad del mando se aplicaron en la RDA así como en otras naciones socialistas. Y era inevitable, también que se estableciesen castas privilegiadas o ‘nomenklaturas’ como se las llamó. Porque la estructura militar contempla la imposición de jerarquías que se establecen y perpetúan como modos de vida. Y porque aún en las naciones que se dicen socialistas, la ideología de las clases dominantes continúa imponiéndose como ideología de las clases dominadas. No fue otra la circunstancia que obligó a muchos chilenos que huyeron a naciones ‘socialistas’ —luego del golpe militar—, a abandonarlas y emigrar, posteriormente, a las restantes naciones europeas, a veces abjurando, otra veces sin hacerlo, de sus ideas en pro de una sociedad más justa. El romanticismo debió ceder paso a una fuerte dosis de realismo.
La RDA no fue diferente a las demás naciones. Los estamentos políticos que fueron a vivir a esa nación supieron de una estratificación que no era diferente a la existente en otras naciones vinculadas a la URSS; también esa estratificación pudo comprobarse por chilenos que vivieron en la isla del Caribe y que separaba a la dirigencia de los dirigidos. Bachelet, en la RDA, fue clase dominante, perteneció a la dirigencia al igual que lo fueron, también, Camilo Escalona y Ricardo Núñez, entre otros[4]. Esa conducta iría a determinar el comportamiento de todos ellos en el Chile post dictatorial.
En Chile, Michelle Bachelet no fue elevada al rango que tiene hoy por simple casualidad. Estuvo siempre apoyada por personas con las que vivió y conoció en la RDA, personas que fueron reconocidas en la RDA como estamento conductor, y separadas del resto de la militancia. Esas personas habían dominado y debían seguir dominando en Chile bajo los sucesivos gobiernos de la Concertación. Los modos de vida adquiridos en otras latitudes debían ser prolongados en la república sureña.
EL EQUIPO DE LA PRESIDENTA ELECTA.
No puede, en consecuencia, presumirse que el grupo de personas constituido alrededor de Bachelet es un conjunto diferente a ella. Por el contrario, la característica de quien elabora una obra es que ésta es ejecutada siempre a su imagen y semejanza. No por otra circunstancia el grupo constituido en el entorno de Bachelet lleva su ‘impronta’. Y así ha de continuar reproduciéndose en la escena política de la nación.
Paradojalmente, en ese grupo no tienen cabida quienes lucharon por conseguir para ella el voto de la ciudadanía, agitando en la calle las banderas con su nombre y repartiendo las ‘chapitas’ y panfletos con sus arengas, sino aquellos que formaban parte de su círculo de influencias y amigos personales, entre los que destacan Rodrigo Peñailillo y Álvaro Elizalde. Con ellos formaría su Gabinete.
Bachelet ha seleccionado un grupo de personas cercanas a ella y con ese grupo ha organizado su estrategia política hacia los partidos integrantes del pacto ‘Nueva Mayoría’, hacia los partidos que van a hacerle oposición, y hacia la ciudadanía. Es una persona que sabe lo que hace y lo que dice. Constituye, por consiguiente, un disparate suponer que ella no sabe o ignora lo que sucede bajo su mando o que ha sido engañada por sus colaboradores y partidarios. Tal creencia no es más que la forma de exculpación que los sectores más ideologizados de una sociedad acostumbran a inventar para salvar la honra de quien ejerce el liderazgo social. Lo cual nos obliga a analizar la situación de las personas a quienes designó Bachelet como sus más cercanos colaboradores (los miembros de su Gabinete, con subsecretarios, superintendentes, intendentes y gobernadores).
Contrariamente a lo que se cree, en el caso de Claudia Peirano supo Bachelet, desde un comienzo y por boca de la propia afectada, de todos los inconvenientes que la aquejaban para asumir en el carácter de Subsecretaria de Educación:
“Cuando a ella le pidieron ser subsecretaria, dijo que no y dio estos argumentos. Después habló con la Presidenta y aceptó porque le insistieron. Es bien difícil negarse a estos cargos”[5].
Así, pues, no hay exculpación posible para ‘il capo carismatico’. Porque una presidenta que se dedica, simplemente, a firmar la nómina de subsecretarios, superintendentes, intendentes y gobernadores que le presentan sus colaboradores, sin analizar su contenido, no merece el respeto de los electores. Sostenemos aquí que Michelle Bachelet no ignoraba a quienes reclutaba para su Gabinete; suponer lo contrario es atribuirle una incapacidad manifiesta para conocer lo que ocurre bajo su mando. Es suponerla tonta, una injuria que no merece, porque no lo es. Ni tampoco ingenua, porque la nación no tiene presidentes ingenuos. Las explicaciones de todos esos hechos dicen relación con el tema que hemos empezado a analizar: el carácter de clase de su gobierno. No se construye la historia de una nación con ingenuidades o tonterías atribuibles a la persona de máximo rango intentando, de esa manera y vanamente, exculpar sus actos.
COMPOSICIÓN DE CLASE DEL GOBIERNO DE BACHELET
En el Gobierno de Bachelet es posible distinguir varios grupos representativos de algún interés; sin embargo, podemos afirmar que la generalidad de quienes participan en la administración del Estado son vendedores de fuerza o capacidad de trabajo; pertenecen, dicho de modo más simple, a la clase de los trabajadores chilenos. Pero, cuidado: estamos, aquí, hablando de una clasificación estructural, es decir, de una clasificación que los ubica, estructuralmente, dentro de un segmento social determinado. Pero, como lo hemos dicho en varios de nuestros trabajos, las clases sociales están conformadas por seres humanos que adoptan comportamientos determinados en determinados espacios o lugares y en no menos determinadas épocas. Por lo mismo, no siempre un trabajador va a actuar en beneficio de su clase; tampoco un empresario, que puede tener dicha calidad ocasionalmente o porque, por múltiples circunstancias, ha sido obligado a comprar fuerza o capacidad de trabajo. En suma, las clases sociales se establecen en su ‘práctica’ social; más exactamente, en su ‘práctica política’.
Por consiguiente, en el Gobierno de Michelle Bachelet, si bien hay algunos empresarios (grandes, como el caso de Máximo Pacheco Matte; medianos como el caso de las sostenedoras de colegios particulares como lo son Mónica Jiménez, Mariana Aylwin y el actual vicepresidente de la Democracia Cristiana Walter Oliva), la generalidad de su Gobierno está compuesto por vendedores de fuerza o capacidad de trabajo; pero no se trata de cualquier vendedor de esa mercancía. Lo cual no quiere decir que, en su desempeño, vayan a hacer suya la defensa de los intereses de la clase a la que pertenecen estructuralmente.
No es extraño que así suceda. Estamos en presencia de una coalición cuyos integrantes, en gran medida, no son dueños de grandes empresas, por lo que no tienen otra manera de ganarse la vida que no sea la venta de su fuerza o energía corporal a quien sea; en este caso, al Estado. Vender fuerza o capacidad de trabajo es vender energía corporal y, a la vez, habilidades o aptitudes. Esta transacción se hace al interior de las colectividades políticas o en las redes de contacto con los que manejan cuerdas de poder. El objetivo es la obtención de cargos directivos dentro de las empresas o servicios del Estado. Pero, puesto que la venta de aptitudes o habilidades está sujeta a los vaivenes del sistema en cuanto a la necesidad de contar con determinados conocimientos, el precio que tiene la venta de esas aptitudes o habilidades puede variar en las diferentes reparticiones estatales. Entonces, se libra una fuerte disputa entre ellos por acceder a los cargos en donde el precio por el servicio prestado es mayor.
DENOMINACIÓN DEL ESTAMENTO GOBERNANTE
Los sujetos que conforman el Gobierno de Michelle Bachelet son personas que bien podrían clasificarse en lo que los medios de comunicación denominan ‘clase media’, denominación reservada, normalmente, a los trabajadores, hijos de trabajadores, comerciantes e industriales medianos y pequeños con sus familiares y habitantes de sectores habitacionales que no pertenecen al sector alto. Sin embargo, esta denominación es tremendamente equívoca; además, acarrea un problema adicional pues la generalidad de la población chilena se declara pertenecer a ella.
Poulantzas emplea la palabra ‘élite’ para definir este tipo de sujetos que postula a los empleos mejor remunerados y no tiene una extracción de clase empresarial sino se trata de hijos de vendedores de fuerza de trabajo pero con fuertes ambiciones personales, la generalidad de los cuales solamente está preocupada de obtener cargos políticos que le permita tener acceso a las mismas regalías de las que goza la clase alta.
En un artículo reciente, Edison Ortíz llama a esos estamentos ‘burguesía fiscal’ y fija su fecha de inicio en el año 2007, bajo el gobierno anterior de Bachelet[6].
La identificación de esta fracción de clase no deja de ser interesante. Dejemos, no obstante, a un lado la consideración de su reciente constitución; fijémosla muchos años antes, en Europa, con el desarrollo del capital y su independencia cada vez más manifiesta. Se trata de una fracción de la clase de los compradores de fuerza o capacidad de trabajo que empezó dedicándose a la administración de las empresas y que, en el campo político, se organizó al amparo de los sectores social demócratas. En Chile, su presencia se advierte ya en los gobiernos radicales; luego, en el gobierno del general Carlos Ibáñez y en el de la Democracia Cristiana. De ahí hay un salto que nos lleva al gobierno de la Concertación en 1990 y hasta nuestros días. No se origina en el Estado sino por las mismas razones que lo hace en el ámbito privado: la necesidad de personas que administren las empresas; en el plano político, la necesidad de personas que tomen bajo su dirección la administración del país. Esta fracción burguesa administradora de capitales en la empresa privada y administradora del Estado en el campo público es ejercida por los regímenes de turno y es un factor que tienta de sobremanera a los partidos cuya militancia está conformada por elementos que estructuralmente pertenecen al campo de los vendedores de fuerza o capacidad de trabajo y se definen como ‘izquierda’ pues encuentran en el Estado una fuente de trabajo que les permite ‘dirigir’ y emular, así, el dominio sin contrapeso que sobre la sociedad ejercen las clases altas.
CARACTERÍSTICAS DE LA BURGUESÍA ADMINISTRADORA DEL ESTADO
- Tiende a ocupar los cargos de dirección del Estado. Estos cargos son, en lo político, organismos del Estado, ministerios, subsecretarías, superintendencias, intendencias y gobernaciones, embajadas, consulados y representaciones diplomáticas en los organismos internacionales; en el aspecto económico, acceden a la dirección de empresas y servicios del Estado. La fracción burguesa administradora del Estado no accede a puestos de trabajo que no sean jefaturas pues son los cargos de dirección los que permiten a estos sujetos realizarse como una alternativa frente a la empresa privada.
- Tiene vocación de mando. Son elementos que se instalan solamente en los peldaños más altos de la pirámide social reproduciendo la vertical estructura de la sociedad en el estamento estatal. Son personas tremendamente seguras de sí mismas y absolutamente convencidas de tener la capacidad que se requiere para resolver los problemas de los demás. Por lo mismo, son reservados a la vez que arrogantes; no piden ni dan consejos, sino entregan directrices, órdenes o instrucciones de cómo hay que proceder.Rodrigo Peñailillo parece identificar a este tipo de personas. Hombre de la Generación del 90, uno de los tantos dirigentes estudiantiles que trabajaron con Sergio Bitar, Ricardo Lagos Webar y Francisco Vidal y coparon los cargos vacantes en la presidencia[7] , Peñailillo pertenece a la zona Sur del país; sus profesores tienen gratos recuerdos suyos como asimismo sus compañeros, algunos de los cuales han confesado recordar de él que jamás le gustó su apellido. Ingresó al PPD cuando era vocero de la CONFECH, fue presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad del Biobío y trabajó junto a Carolina Cucumides, presidenta de la Federación de Estudiantes de la USACH, en la campaña de 2005 por Bachelet[8]. En 2006 firmó un pacto destinado a terminar con las movilizaciones de los jóvenes universitarios siendo acusado de traición al movimiento estudiantil por el presidente de la FECH, el militante del PC Rodrigo Roco. Juntó a su gente en la Fundación Para la Democracia, que creó Sergio Bitar, y tiene vocación de dirección. De su generación se dice:
“Son cerrados, trabajan con gente de su confianza y llevan a sus amigos a todas partes; no hay duda que ahora van a repartirse los cargos claves”[9].
El entorno de Peñailillo lo compone un cerrado grupo de cinco personas, todos ellos militantes del PPD, también amigos de Sergio Bitar y Francisco Vidal, miembros de la Fundación Dialoga, y enemigos declarados de Guido Girardi. Algunos medios de comunicación estiman que estas personas deberían pasar a desempeñarse en el segundo piso de la Moneda. Son Héctor Cucumides, Cristián Riquelme, Carolina Cucumides, Consuelo Mac Lean, y Gabriel Sepúlveda. Este último es amigo personal de Rodrigo Peñailillo desde la época en que fuera Gobernador de Arauco; con posterioridad a su nombramiento, asumió el PPD Álvaro Rivas Rivera, amigo, a su vez de Felipe Harboe. Rivas fue el artífice de la represión en contra de los trabajadores forestales en donde cayó muerto el obrero Rodrigo Cisterna[10].
- Acceso a las rentas elevadas. El acceder a cargos premiados con rentas elevadas es una de las características fundamentales de esta fracción; si hay puestos de dirección que se sirven gratuitamente o no confieren el derecho a obtener rentas elevadas, la fracción burguesa administradora del Estado no se interesa por aquellos. La remuneración asignada a los cargos deben estar en estricta armonía con la escala jerárquica establecida para los mismos.
Esta tendencia se hace más evidente al momento de abandonar los cargos públicos porque los ‘políticos’ que luchaban por la abolición del sistema de las AFP corren a disputar su lugar en los sillones vacantes de los directorios de esas empresas. Particularmente voraces en este sentido han sido los demócratacristianos que, según una información aparecida en la segunda quincena de febrero de 2014,
“[…] 22 de los 32 postulantes vinculados a la Concertación pertenecen o han sido parte de la falange, versus 5 PPD, 3 PS y 2 independientes. Lo que implica que 69% de los candidatos de la Concertación que ha integrado el registro es o ha sido parte de la falange”[11].
La tendencia descrita se mantiene en otras instituciones como las ISAPRES, Bancos e instituciones financieras, especialmente en los directorios, que comenzaron a ser fuertemente remunerados a partir de la época de Pinochet; esta política de remunerar a concejales y directores de empresas o instituciones no sólo se ha mantenido en Chile sino es parte de la institucionalidad al extremo que, incluso en organismos recientemente creados como lo es el Instituto Nacional de Derechos Humanos también los cargos de directores o consejeros son remunerados lo que los hace bastante apetitosos para la fracción burguesa administradora del Estado[12]. Se puede inferir, de ello, que el desempeño de tales cargos, más que un apostolado es un buen negocio para quien accede a ellos. No se explica, de otra manera, que el propio senador del PS Camilo Escalona se haya quejado amargamente ante el espectáculo brindado por los militantes de Nueva Mayoría en torno a la repartición de cargos fiscales:
“Pareciera que las preocupaciones (de la Nueva Mayoría) se subsumen en el exclusivo ámbito de las postulaciones a futuros cargos en el aparato administrativo”[13].
Camilo Escalona es el hombre fuerte ‘tras el biombo’, en el pacto Nueva Mayoría. Tanto Bachelet como su gente reproducen sus formas de hacer política.
- Se trata de técnicos o profesionales que mantienen o han mantenido profundos vínculos con el empresariado o con el estamento dirigente nacional (partidos políticos, corporaciones y universidades)[14]. Uno de estos casos lo protagoniza el Subsecretario de Pesca Raúl Súnico, quien abandonó a su suerte a los pescadores artesanales durante el primer período de Bachelet, para dar apoyo a aquellos que solidarizaban con el grupo conocido como ‘Las Siete Familias’[15].
- Se organizan en círculos cerrados, herméticos, sosteniéndose y apoyándose unos a otros. Ello implica que sólo se conceden ayuda entre sí o a sus familiares. Constituyen, en consecuencia, una verdadera hermandad o ‘maffia’ que, aunque difieran ideológicamente en algunos aspectos, para poder perpetuarse deben respetar una sola norma cual es ‘Hagamos lo que hagamos y digamos lo que digamos, debemos recordar que estamos todos de acuerdo’.
Cuando se iniciaron las discusiones acerca de quiénes irían a integrar el equipo de subsecretarios del nuevo Gobierno de Michelle Bachelet, al interior del PPD se produjo una disputa pintoresca que identifica con gran propiedad esta tendencia de la burguesía administradora del Estado a defender las prebendas sólo para el cerrado grupo de familiares. Fue en enero pasado, cuando se trató de nominar a quien había de designarse Subsecretaria de Economía, cargo que había sido asignado a una militante del PPD. Las discusiones no se realizaron en las bases del partido, que en verdad ni siquiera se enteraron de lo que sucedía, sino se trató de un problema propio de la dirigencia. El jefe de la bancada de diputados PPD Marco Núñez planteó que ese cargo debía ser desempeñado por su cónyuge Pamela Figueroa, que es vicepresidenta del partido. El senador electo Felipe Harboe, que es amigo de Peñailillo e incondicional de Bachelet, propuso a su pareja Katya Trusich quien, en definitiva, fue nominada para el cargo. Del mismo modo, fue Harboe quien obtuvo la nominación de Antonio Frey para asumir otra Subsecretaría del PPD. Las bases partidarias son completamente ignoradas por estos sujetos[16].
- Son personas que no sólo militan en organizaciones políticas ‘progresistas’, sino dicen estar en la defensa del interés de los trabajadores, de los pobres y de los derechos humanos, manifestándose como contradictorias al sistema, aunque hacen lo contrario en la práctica.
- Son sujetos propensos a cometer actos que sobrepasan las normas legales, lo que los hace simpáticos al resto social porque los ven como ‘rebeldes’, capaces de emprender acciones arriesgadas[17].
- La generalidad de estos sujetos tiene ‘experiencia’, requisito muy valorado y que implica haber servido en reparticiones del Estado en administraciones anteriores bajo la atenta mirada de los superiores. No hay que olvidar que se trata de ex funcionarios del Estado (embajadores, cónsules, jefes de empresas o servicios estatales, consejeros, o hijos de aquellos a quienes sus propios padres intentaron colocarlos en labores de dirección). Son sujetos de adscripción estatal, ex dirigentes estudiantiles que destacan por su lealtad a quienes han detentado el mando o su incondicionalidad a una estructura partidaria fuertemente jerarquizada.
En el caso del nuevo Gobierno de Bachelet, existen personas con experiencia, sin lugar a dudas. Lo reconoce el propio parlamentario del PPD Antonio Leal cuando asegura:
“[…] este gabinete tiene en su interior personeros de amplia y probada experiencia y calidad política y técnica, ex ministros, destacados parlamentarios, asesores que gobernaron ya con Bachelet, exponentes que jugaron roles relevantes en instituciones internacionales, los cuales, encabezados por la Presidenta electa, darán peso político y densidad al debate y a las decisiones que se adopten”[18].
La ‘experiencia’, no obstante, si bien contribuye a evitar la comisión de dislates, hace también reproducir a unos lo que otros intentaron con éxito en el pasado; la ‘experiencia’, en consecuencia y por regla general, no es innovación, sino reproducción. Y si en determinados momentos ciertos estamentos gubernamentales son considerados como la ‘descendencia’ de sus antecesores (Vidal, Harboe, Bitar) no es sino porque la ‘experiencia’ los ha hecho actuar de esa manera. Y es que así funciona el principio de la repetición. Por eso, no sorprende que, en una entrevista hecha por ‘El Mercurio’ durante el mes de febrero a Francisco Vidal, ex ministro de Bachelet, hombre que, por lo demás, siempre ha pertenecido a lo que él mismo denomina ‘aristocracia concertacionista’, expresara de Rodrigo Peñailillo:
“Será un estupendo ministro del Interior. Lo que pasa es que Peñailillo va a ser atacado desde varios ángulos, porque no pertenece a la aristocracia concertacionista. Él, por su historia, no pertenece a la ‘elite concertacionista. Lo que pasa es que no es de Casa de Piedra ni del München. La aristocracia de la Concertación condujo el proceso casi 20 años. Es el ‘partido transversal’. Esa es la aristocracia. Rodrigo tiene 40 años, pero tiene la experiencia de dirigente estudiantil, pasando a funcionario profesional de la Subdere, pasando a gobernador de Arauco tres años, pasando a jefe de campaña el 2005 de Bachelet, pasando a ser jefe de gabinete cuatro años de Bachelet en La Moneda y pasando a ser nueva mente jefe de campaña. Así como yo soy el niño símbolo de plato repetido, Peñailillo es el símbolo del rostro nuevo”[19].
Porque Peñailillo es, sí, un rostro nuevo, aunque no un hombre nuevo, sino la reproducción de sus antecesores, entre otros, del propio Francisco Vidal; a pesar que, de él, haya dicho Sergio Bitar:
“[…] ¿no nos enorgullece tener un ministro del Interior joven, nuevo, con las capacidades que ha demostrado hasta ahora, que han sido buenas? ¿No debemos ayudarlo?”[20]
Como muchos otros, debemos presumir que la ‘savia joven’ es producción y reproducción de la élite concertacionista, con sus vicios y virtudes. Porque los jóvenes que se forman al amparo de determinadas prácticas tienen por finalidad reproducirlas, no abrogarlas. No basta con aseverar que se es joven para considerarse artífice de los cambios. Los ejemplos de Jaime Guzmán, en un extremo, y de Clotario Blest, en el otro, ayudan a entender que las luchas generacionales constituyen una de las tantas falacias que se esgrimen para demostrar lo indemostrable, pues hay viejos que advierten con mayor facilidad cuándo comienza o termina una época de cambios; no ocurre lo mismo con ciertos jóvenes cuya única finalidad es resolver, de una vez por todas, su marginalidad económica. Por lo mismo, no será fácil encontrar personas con vocación de servicio en favor de los sectores dominados entre quienes manifiestan apetitos de poder, sino a sujetos más bien preocupados de resolver sus problemas personales y familiares, y emular las prebendas de las que hacen gala las clases dominantes. En gran medida, son ellos el legado de una dictadura que se niega a morir. Constituyen un claro testimonio que Pinochet jamás ha sido vencido en estos años de democracia sino, por el contrario, sigue imponiéndose como constructor de una cultura que ha hecho del mercado, la competencia y la farándula[21] un modo de vida.
REPRESENTACIÓN ESPURIA DE LA DOMINACIÓN Y FRACCIÓN ADMINISTRADORA DEL ESTADO
Hemos dicho que las clases sociales se establecen en la práctica política, no en su procedencia. Cuando una clase social realiza los intereses de su antagonista se dice que ha asumido su ‘representación espuria’; ocurre ello porque deja de representar naturalmente a los sectores de los cuales procede y toma las banderas de lucha de sus contrarios. En la escena política de una nación es posible, por consiguiente, descubrir dos tipos de representación:
- la ‘natural’ o ‘auténtica’, que es la que realizan aquellos elementos que provienen de los mismos sectores que dicen representar; y ,
- la ‘espuria’ o ‘advenediza’, que es aquella que realizan los elementos provenientes de sectores diferentes a los que dicen representar.
La representación política natural de las clases dominantes nunca asume la representación política de las clases dominadas. No sucede así con la representación natural de las clases o fracciones de clase dominadas que, a menudo, sí asumen la representación de intereses contrarios a los suyos. Es lo que realiza esa fracción de las clases dominadas que se especializa en labores administrativas del Estado. Gracias a ella se hace posible la representación ‘espuria’ de las clases dominantes
POSIBILIDADES DE CAMBIOS ESTRUCTURALES
Así planteadas las cosas, las posibilidades de introducir cambios estructurales en la evolución del sistema se presentan en el carácter de completamente ilusorias, salvo que las protestas sociales conduzcan a una situación por entero nueva. De lo cual se infiere que la generalidad de los cambios prometidos por el pacto gobernante (si es que se emprenden) se orientará por la senda del mercado y de la competencia. Al contrario de lo que se piensa, el modelo se irá robusteciendo y adquiriendo mayor dinamismo. Las contrataciones que han empezado a realizar los flamantes nuevos ministros de Hacienda y Economía así lo indican[22]. Y hasta es posible que, en materia de leyes electorales, no existan mayores cambios al sistema binominal pues su vigencia robustece la permanencia del pacto ‘Nueva Mayoría’. La posibilidad de una Asamblea Constituyente se aleja definitivamente y, si puede ser mencionada en el futuro, tal vez lo sea para referirse a una asamblea constituida por parlamentarios y ‘hombres buenos’. La incorporación de una AFP estatal al sistema de AFP que existe actualmente aumentará las posibilidades de desarrollar la fracción administradora del Estado, robustecerá a dicho sistema y dinamizará (sólo hasta cierto punto, también) la competencia entre esas instituciones. No habrá grandes cambios en sistema de las ISAPRES y hasta es posible que la gratuidad de la educación (tanto secundaria como universitaria) aumente las ganancias tanto de los sostenedores de colegios privados como de las universidades del país.
ROL DEL PARTIDO COMUNISTA PC
Es difícil suponer que la participación del PC contribuya a hacer más viables los cambios. Los hechos ocurridos en estos cien días de pregobierno así lo indican. Por lo demás, en parte de la dirigencia de ese partido campean ideas autoritarias, jerárquicas y verticales. No hay que olvidar que el presidente del PC ha defendido la existencia de una estirpe dinástica en Corea, lo que, paradojalmente, no es un índice que aliente a suponer que ha entendido a cabalidad las tesis que expusiera Karl Marx en sus escritos.
De si el PC puede influir en el conglomerado gobiernista parece, por consiguiente, bastante poco probable. De hecho, hasta ahora no ha podido, siquiera, influir en la destitución de dos de las autoridades designadas para dirigir las regiones de Tarapacá y Antofagasta. El diputado Hugo Gutiérrez, que sostuvo una dura disputa con el senador Fulvio Rossi, por la designación del intendente de Tarapacá Mitchel Cartes (PS), ha postergado indefinidamente las acciones judiciales que pensaba interponer en contra de dichas autoridades que manejaron indebidamente los fondos del Estado. A pesar de ello, el diputado Gutiérrez sigue llamando ‘mi’ presidenta a Bachelet.
“Yo no he hecho ninguna crítica ni a mi Presidenta ni a las decisiones que ha tomado con respecto a la formación de su gabinete”[23].
Tampoco el PC ha podido hacer algo en relación al designado intendente de Atacama, el socialista Miguel Vargas, ex director del SERNAC, involucrado igualmente en actos de dudosa moralidad. Sin embargo, el caso de Carolina Echeverría Moya, militante del PPD, resulta, simplemente, asombroso.
La nueva Subsecretaria de Defensa que, por desconocidas artes, se desempeñó junto a Bachelet durante su desempeño como ministra de Defensa de Ricardo Lagos, pasó a ocupar el cargo de subsecretaria de Marina ya bajo el gobierno mismo de aquella. En 2008, un grupo de marinos, que fueron torturados y dados de baja por la Marina con antelación al golpe militar de 1973, intentaron obtener hacer valer sus derechos a través de deducir una querella criminal en contra de la Armada por los abuso de los cuales habían sido objeto; los marinos exigían, además, ser indemnizados por ello. Simultáneamente, presentaron una solicitud en la que exigieron se les reconociera su calidad de exonerados. Como dicho reconocimiento tardara, solicitaron una entrevista con Carolina Echeverría. Allí fueron informados que, para obtener lo que solicitaban, debían previamente retirar la querella presentada contra los institutos armados. Los marinos accedieron; sin embargo, la subsecretaria no cumplió con la promesa empeñada. Se les dijo que no era posible reconocerlos como tales en base a una serie de subterfugios en los que participó, además, el actual ministro de Hacienda Alberto Arenas. No deja de ser sarcástico el hecho que el reconocimiento de su calidad de exonerados les haya sido otorgado bajo el gobierno de Sebastián Piñera.
Ese hecho, con todo, no ha sido lo único turbio en el nombramiento de Carlina Echeverría como Subsecretaria de Defensa. Se ha sabido que esa persona ocultó ser hija de Victor Echeverría, oficial de Ejército que participó en las torturas de Mercedes Bulnes Núñez, esposa de Roberto Celedón, abogado de Derechos Humanos; de Carlos Pérez, oficial de Ejército; de Mónica Echeverría, viuda de Fernando Castillo Velasco, y de la actriz Coca Rudolphy, entre muchos otros. Por lo demás, es conocido el hecho que su propio marido estuvo involucrado en negocios turbios con el Estado durante el período en que ella ejerció como Subsecretaria de Marina bajo el gobierno de Bachelet.
El sacerdote José Aldunate, que no se caracteriza por ser una persona que busque la publicidad, ha sostenido que la recién nombrada subsecretaria debe renunciar; también lo ha hecho Lorena Pizarro, a nombre de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Sin embargo, todas esas voces han sido ignoradas. Bachelet y Peñailillo manifiestan respaldar a Carolina Echeverría y también lo ha hecho el diputado DC y futuro ministro de Defensa Jorge Burgos.
CONCLUSIÓN
Podemos, pues, concluir este análisis diciendo que, verdaderamente, no es necesario escribir un documento, como el que habíamos proyectado a propósito de la crisis de Renovación Nacional, para develar la naturaleza del partido que el empresariado necesita hoy construir. En realidad, hablar sobre ese partido nos parece inútil toda vez que sus eventuales mentores se encuentran admirablemente bien representados en el pacto denominado ‘Nueva Mayoría’. Es cierto que se trata de una representación ‘espuria’, pero es una representación plenamente válida para los fines de la defensa de sus intereses. Hay empresarios que ya advirtieron en el pasado el enorme potencial proclive a sus intereses que se manifestaba en la Concertación de Partidos Por la Democracia, y tomaron oportunamente partido al lado de esa entidad; hay otros que se han incorporado en el presente y, seguramente, habrá otros lo harán en el futuro. Andronico Luksic y Anacleto Angelini lo hicieron desde sus inicios; Horst Paulmann lo hace hoy, junto a la familia Solari y los Matte. Y de no resolverse la crisis de los partidos de la Alianza, también otros grupos económicos irán engrosando las filas de Nueva Mayoría, incluido Julio Ponce Lerou que ha levantado su iracunda voz en contra del Gobierno de Piñera.
¿Sorprendente? No, en modo alguno. Basta tan sólo cavilar acerca del enorme caudal de recursos dinerarios empleados para asegurar el triunfo de Bachelet que, según el Servicio Electoral SERVEL fueron cinco mil trescientos setenta y siete millones ciento veinticinco mil cien pesos ($ 5.377.125.100). Si bien se dice que mil millones de pesos ($ 1.000.000.000) fueron aportados por el Partido Socialista y que dos mil treinta y seis millones cuatrocientos dieciséis mil setecientos veintisiete pesos ($ 2.036.416.727) fueron obtenidos de un préstamo concedido por el BancoEstado, no deja de llamar la atención que ochocientos cincuenta y tres millones de pesos ($ 853.000.000) hayan provenido de los llamados ‘aportes anónimos’ y que mil cuatrocientos cinco millones ($ 1.405.000.000) hayan salido de los ‘aportes reservados’. ¿No dice un viejo adagio español que
“Sacristan que vende velas y no tiene cerería;
¿de dónde pecatas mea, si no es de la sacristía?”
Se trata de diez millones setecientos cincuenta y cuatro mil doscientos cincuenta dólares (US $ 10.754.250), contra los tres mil cuatrocientos setenta y cuatro millones setecientos noventa y un mil doscientos cincuenta y un pesos (US $ 6.949.582) de la candidata de la ‘derecha’[24]. La pregunta es obvia. ¿De dónde salió ese dinero? ¿Dónde, entonces, se encuentra el verdadero poder económico? ¿Dónde está la verdadera ‘derecha’? ¿Qué posibilidades tienen las organizaciones populares de levantar candidaturas de obreros, campesinos, pobladores, estudiantes, dueñas de casa, en fin? Visto lo que sucede en el país, pareciera no caber duda que, en realidad, el único partido que falta por construir es el partido de las clases dominadas, aquella organización que debe ser, como decía Marx, ‘el partido en el exacto sentido de la palabra’. Los ricos tienen quienes los van a defender. Siempre.
Santiago, marzo de 2014
[1] Véase nuestro documento “Un gabinete para Michelle”, publicado en este mismo periódico en el curso del pasado mes de febrero.
[2] Alberoni, Francesco: “Genesi”, Garzanti Editore S.P.A., Milano, 1989, pág. 221.
[3] Véase de Friedrich Engels su obra “El origen de la familia, de la propiedad y del Estado”.
[4] Estas afirmaciones se formulan con el auxilio del testimonio de varias personas que vivieron en la RDA y que fueron consultadas por el autor.
[5] Sepúlveda, Nicolás: “Peirano advirtió al bacheletismo de vínculos familiares y empresariales que podrían complicarla para asumir en Educación”, ‘El Mostrador’, 17 de febrero de 2014.
[6] Ortíz, Edison:”La Nueva Burguesía Fiscal”, ‘El Mostrador’, 25 de febrero de 2014.
[7] Sepúlveda, Nicolás: “El ‘lote’ de poder que rodea a Peñailillo, el favorito de Bachelet”, ‘El Mostrador’, 14 de febrero de 2014.
[8] Carolina Cucumides trabaja junto a Carolina Tohá en la Municipalidad de Santiago. Forma parte del grupo de Felipe Harboe y Sergio Bitar.
[9] Sepúlveda, Nicolás: Id. (7).
[10] Véase del autor “La rebelión de los trabajadores forestales”, editado por Senda Förlag.
[11] Urquieta Ch., Claudia: “El listado de políticos que ha postulado a ocupar sillones en el cuestionado sistema de AFPs”, ‘El Mostrador’, 24 de febrero de 2014.
[12] Hasta 1973 no se pagaba a los concejales municipales que, por lo demás, se llamaban ‘regidores’; las remuneraciones que se daban a los consejeros del Banco Central,CODELCO, ENAP, ECA y demás empresas estatales o semiestatales eran irrisorias y alcanzaban apenas para comprar una caja de cigarrillos. Eran verdaderas cargas públicas para quien las desempeñaba, y no cargos públicos por los que se disputa hoy su desempeño.
[13] Vega, Bernardo: “Camilo Escalona:’Lamento el exceso de lucha por los cargos’”, ‘El Mercurio’, 09 de febrero de 2014, pág. C-4.
[14] En el caso del nuevo gabinete de la presidenta Bachelet, ilustran este tipo de vínculos el caso de la ministra de Minería Aurora Williams, que se desempeñara como gerente de la empresa ATI (Antofagasta Terminal International), perteneciente al Grupo Luksic. En el puerto de Antofagasta, esta empresa instaló un galpón para servir de recepción, acopio y remolque de concentrado de cobre, con grave riesgo para la salud de la población de esa ciudad. Existen recursos de protección, declaraciones del Colegio Médico Regional y protestas de vecinos que ven repetirse el caso de otras localidades invadidas de polimetales. Sin embargo, el nombramiento de esta persona, ligada al Grupo Luksic, ha seguido a firme y lo más probable es que se mantenga. No es extraño: el Grupo Luksic es uno de los grupos económicos sostenedores de la ‘Nueva Mayoría’(Véase de Urquieta CH., Claudia: “El conflicto medioambiental en Antofagasta que salpica a la ministra de Minería de Bachelet”, ‘El Mostrador’, 20 de febrero de 2014).
La situación de Aurora Williams no es diferente del que afecta a Paulina Saball, ministra de la Vivienda de Bachelet con la Celulosa Constitución (hoy Celulosa Arauco) CELCO. En efecto, Saball se desempeñaba en la Comisión Nacional de Medio Ambiente CONAMA cuando se hizo público que había sido jefa de Gabinete del ministro de Patricio Aylwin Alberto Etchegaray Aubry. Etchegaray Aubry pasó a desempeñarse, después, como presidente de CELCO, de propiedad del Grupo Angelini. Saball nada hizo para sancionar a esa empresa por verter material tóxico al río que envenenó a los cisnes cuello negro. El Grupo Angelini es otro de los sostenedores del pacto ‘Nueva Mayoría’ (Véase de Redacción:”El vínculo de la nueva ministra de la Vivienda con CELCO”, ‘El Mostrador’, 19 de febrero de 2014).
[15] González, Pablo: “El nuevo subsecretario de Pesca y su apoyo a las Siete Familias”, ‘El Mostrador, 11 de febrero de 2014.
[16] Saldivia, Carlos: “La primera muestra de fuerza de Mahmud Aleuy en Interior”, ‘El Mercurio’, de febrero de 2014, pág. D-5.
[17] Uno de los casos que revela este afán desmedido por acceder a ingresos mayores recurriendo a la ilicitud lo muestra lo sucedido con el nombrado Subsecretario de Obras Públicas, el PPD Sergio Galilea, ex intendente de la Región de Los Lagos, que fuera objeto de una demanda en contra suya deducida por la Contraloría General de la República. El caso se refiere a la entrega de los denominados ‘bonos Chaitén’ que fueron dineros entregados a los pobladores damnificados por la erupción del volcán Chaitén en 2008. En el juicio se encuentran, además, implicados el entonces jefe del Departamento de Finanzas y Presupuesto de la Intendencia, Jorge Barrientos, y el jefe de Administración de la Intendencia regional, Ramón García. Véase Redacción: “Juicio de cuentas en Contraloría complica a Subsecretario de Obras Públicas nominado por Bachelet”, ‘El Mostrador’, 21 de febrero de 2014.
[18] Leal, Antonio: “Bachelet, su gabinete y la cuadratura del círculo”, ‘El Mostrador’, 21 de febrero de 2014.
[19] Herrera, Mariela y Saldivia, Carlos: “Peñailillo va a ser atacado desde varios ángulos porque no pertenece a la aristocracia concertacionista”, ‘El Mercurio’, 16 de febrero de 2014, pág. D-6.
[20] Vega, Macarena: “Me asalta la duda de si la dirección política de la Nueva Mayoría […]”, ‘El Mercurio’, 21 de febrero de 2014, pág. C-5.
[21] Una de esas personas, de filiación PPD, confesaba que necesitaba un sueldo que le permitiera mantener no sólo su hogar sino una parcela que había adquirido en una localidad cercana a Santiago para pagar el sueldo a los inquilinos y cuidadores.
[22] Alberto Arenas, ministro de Hacienda de Bachelet, se ha dedicado a reclutar a todos sus colaboradores de la Dirección de Presupuesto, llamando a Caludio Soto, Enrique Paris, Jorge Rodríguez y Julio Valladares, entre otros; por su parte, Luis Felipe Céspedes, que asume en Economía, lo ha hecho entre elementos que apoyaron a Andrés Velasco, entre ellos a Cristóbal Marshall y a Pablo Berazaluce.
[23] Vega, Bernardo: “Rossi y Gutiérrez abordan pugna por intendente”, ‘El Mercurio’, 14 de febrero 2014, pág. C-2.
[24] ‘La Tercera’ digital de 23 de enero de 2014.
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