Martin Luther King, las mujeres y el movimiento
por Mumia Abu-Jamal (EE.UU.)
11 años atrás 13 min lectura
Traducido por Refugio del Rio GrandeEditado por S. Seguí
Estamos hoy reunidos a la inmensa sombra del reverendo Martin Luther King, lo que resulta totalmente pertinente porque, como su coetáneo el pastor Malcolm X, King tuvo la capacidad de crecer más allá de sus propios condicionamientos sociales, culturales, religiosos e incluso de clase.
Pero antes de continuar, es preciso que demos las gracias por su gentil invitación a la Dra. Tanisha Ford y a la Dra. Hakima Abbas, que presiden este evento, y a nuestros colegas que participan en este coloquio, la Dra. Johanna Fernandez, Alexis Pauline Gumba, Christopher Tinson, Jamilah Wilson, Walidah Imarisha, Noelle Hanrahan, The Cornel West Theory y otros que irán llegando.
Gracias también a The Feminist Wire (La Conexión Femenina) por cubrir este evento.
¿De qué modo nos guía la vida del Dr. King en nuestros debates sobre los temas que enfrentamos hoy, en los albores de un nuevo siglo? Temas tan complejos y diversos como la triste y penosa experiencia que sufren con este criminal sistema judicial las comunidades lesbiana, gay, bisexual y transexual (LGBT); las mujeres negras, que constituyen el segmento de población presa que crece más rápidamente en las cárceles de los Estados Unidos; la violencia social y sistemática contra las mujeres y niñas negras; la cultura de violencia sexual que hoy satura la sociedad estadounidense; o el feminismo como fuerza social que amplía nuestra visión del complejo industrial de prisiones.
Si el Dr. Martin Luther King, Jr. estuviera hoy con nosotros tendría 85 años de edad. Pero él no está aquí. Sin embargo, sus ideas crecieron con la experiencia de los movimientos, y, quizás lo más importante, su inspiración sigue entre nosotros.
Porque el Movimiento por los Derechos Civiles tuvo un impacto profundo en el país, en el mundo y en los movimientos del futuro. Pero Martin, criado como lo fue en el seno de una familia baptista, conservadora y privilegiada de clase media, parece no haber estado preparado para las tumultuosas y desordenadas luchas de sus tiempos, cuando los negros se vieron forzados a pelear a nivel nacional contra la opresión racial, de clase y de género.
Dada su formación privilegiada, le fue muy difícil aceptar a las mujeres activistas, dueñas de sí mismas, capaces de expresar en voz alta sus ideas. Eso quizás se ve con más claridad en sus intercambios con la activista y organizadora Ella Baker. Porque, digámoslo claramente, como muchos, quizás la mayoría de los hombres, Martin Luther King, fue sexista y chauvinista. Como hombre de su clase y profesión, esperaba ser objeto de respeto, especialmente por parte de las mujeres.
Ella Baker, brillante y capaz organizadora, era incapaz de inclinarse ante ningún líder espiritual o nacional de su tiempo. Ella se opuso, en principio, a la idea de liderazgo carismático, prefiriendo en su lugar, el liderazgo colectivo que es el resultado del trabajo directo con el pueblo.
Ella fue una de las fundadoras de la SCLC (Conferencia de Líderes Cristianos del Sur), fundó el Student Non-Violent Coordinating Committee (Comité Coordinador de Estudiantes No-Violentos, SNCC) y viajó por el país organizando, como secretaria de organización nacional de la National Association for the Advancement of Colored People (Asociación Nacional por el Desarrollo del Pueblo de Color, NAACP). En sus propias palabras, ella expresa por qué no podía llegar a tener su lugar entre los ministros de la SCLC:
“Yo no hubiera llegado a tener papel alguno en niveles de liderazgo en la SCLC. ¿Por qué no? En primer lugar, porque soy mujer. Además, no soy ministro. Y en segundo lugar… sabía que mi tendencia a hablar abiertamente… no sería bien recibida. La combinación de las actitudes básicas de los hombres, y especialmente de los ministros, en lo que respecta al papel de la mujer en estas organizaciones de la iglesia – recibir órdenes, no ofrecer liderazgo– y los, digamos, problemas de ego derivados de tener que sentir que hay alguien que … sabe más sobre un montón de cosas que ellos mismos sabían en ese momento, hacía que jamás se me hubiera permitido ser líder en el movimiento (Dyson 195).”
King se sentía “incómodo” cuando Ella Baker, u otras mujeres como ella, estaban presentes. Ella acostumbraba a decir: “Gente fuerte no necesita líderes fuertes”. (Abu-Jamal 159). Además, tampoco estaba interesada en crear organizaciones nacionales, ella creía en la construcción de movimientos.
King, como hombre transformado por el febril movimiento en torno suyo, se esforzó mucho por adaptarse, pero no le fue fácil. Porque, como muchos hombres, King tenía una debilidad por la carne femenina. Claro, él se sentía culpable por eso, pero se lo permitía, porque no sabía decir no. En este conflicto entre la carne y el espíritu, inevitablemente la carne tuvo la última palabra.
Muchos de nosotros asociamos al Dr. King con su última obra extraordinaria en el movimiento The Poor People’s Campaign (La Campaña de los Pobres).
Cuando aceptó la invitación de George Wiley, director ejecutivo de la National Welfare Rights Organization (Organización Nacional por los Derechos de Asistencia Social, NWRO) para dirigirse a la junta directiva de esta organización, el Dr. King tuvo una impresionante sorpresa. Porque el equipo directivo de la NWRO estaba integrado por mujeres, ofendidas porque ellas habían sido las primeras en proponer la idea de la Campaña de los Pobres, antes incluso que la SCLC.
Cuando Martin Luther King tomó asiento con la junta, ellas, su agresividad y lo radical de sus ideas, lo impresionaron fuértemente. Cuando le llegó el turno de palabra, expuso su pensamiento y les pidió apoyo.
Cuando la vicepresidente de la NWRO, Etta Horn, le pidió sus impresiones sobre la Ley de Derecho Público 90-248, King se quedó mudo. La líder de la NWRO, Johnnie Tillmon, dijo a King que Horn “estaba hablando del Proyecto de Ley Contra la Asistencia Social, H.R. 12080”, que el Congreso de los Estados Unidos había aprobado el año anterior y que había sido firmado y hecho ley por el Presidente Lyndon Johnson en enero de 1967. Una vez más, King, no tenía la menor idea. Tillmon aprovechó muy bien su ventaja y le preguntó con firmeza: “Donde estaba usted … cuando nosotras estábamos en Washington buscando apoyo para las enmiendas que presentó el senador Kennedy?”
Martin Luther King, el líder del movimiento, se quedó perplejo frente a estas madres dependientes de la seguridad social y su total dominio de lo que hablaban. Johnnie Tillmon, viendo que King y sus asistentes se ponían a la defensiva dijo, “Mire, Dr. King, si usted no está al corriente de estos asuntos, debería admitirlo, y así podríamos continuar con la reunión.” King estuvo de acuerdo, y dijo: “Tiene razón Sra. Tillmon, no sabemos nada sobre cuestiones de asistencia social; estamos aquí para aprender.” (Dyson 208-9).
Así lo hizo. Escuchó. Y aprendió. ”Ese aprendizaje transformó sus ideas, las profundizó y las amplió. King superó muchas de sus creencias iniciales, y se convirtió en socialista en su orientación económica, cada vez más contrario al capitalismo, y además, algo muy raro entre los lideres negros de los derechos civiles de ese tiempo, abiertamente opuesto a la guerra.
Si bien como predicador Martin quizás atrajo a mujeres a la iglesia, hay que decir también que las mujeres, como maestras, le enseñaron algunas cuestiones básicas. Porque, en el centro, en el mero corazón tanto de la iglesia como del movimiento, estaban las mujeres. Su fe, su sabiduría, sus conocimientos, y las visiones femeninas de un futuro mejor, alimentaron sus expresiones, y les dieron vida.
El martirio de Martin Luther King, Jr., quizás terminó con su existencia individual, pero no paralizó el movimiento. Porque éste se extendió, creció, se profundizó y desarrolló. El Movimiento de los Derechos Civiles dio lugar y vida al Movimiento por la Liberación de los Negros, al movimiento de la mujer, al movimiento latino, al movimiento gay y a otros más. Y esto fue así porque resultó imposible reprimir eternamente aquellas energías democráticas. Cuando irrumpió el reverendo doctor King, abrió puertas que habían sido fuertemente cerradas con soldadura por la sociedad estadounidense.
Uno de los grupos más radicales del Movimiento por la Liberación de los Negros que surgió después de Martin Luther King, fue el Black Panthers Party (Partido de las Panteras Negras, BPP), fundado por dos estudiantes universitarios dos años antes del asesinato del Dr. King. Aún cuando el BPP estaba definitivamente marcado por una imagen machista, (con sus gorras y chaquetas de cuero negro, sin olvidar sus armas de fuego), sin embargo, el Partido no fue solo un colectivo de hombres. En verdad, ocurrió lo contrario.
El BPP tenía una mayoría de mujeres entre sus miembros y un buen número de mujeres lideraban secciones locales y tenían rango de capitanía en las ciudades. En verdad, el BPP fue la única formación política de su tiempo que tuvo a una mujer al mando supremo del grupo: Elaine Brown (LeBlanc-Ernest 309).
¿Fue sexista el Partido de las Panteras Negras? Sí, sin ninguna duda. Pero, ¿quién no lo era en una sociedad sexista? Si Martin Luther King, con toda su extraordinaria educación y talento, estaba envuelto en las oscuras delicias del sexismo, ¿qué se podía esperar de hombres que no tenían su educación, que habían aprendido lo que sabían en las calles? Dicho eso, el liderazgo del Partido de las Panteras Negras anunció precisamente en esos tiempos que apoyaba la liberación de la mujer y la liberación gay. Huey P. Newton, cofundador del Partido, señaló una vez: “… los homosexuales son quizás la clase más oprimida de la sociedad.”
Frankye Malika Adams, del capítulo de Brooklyn del BPP, dijo: “Las mujeres manejaban el Partido de las Panteras Negras casi totalmente. No sé como llegó a ser un partido de hombres o se pensó que era un partido de hombres.” Frankye sabía lo que todos los hombres del Partido sabían, es decir, que a pesar de lo que los periódicos decían, sin las mujeres que cuidaban que todos los días se hiciera el trabajo, la organización no hubiera durado tanto como duró, ni hubiera hecho todo lo bueno que hizo. Y punto. (Abu-Jamal 164)
Las mujeres son el corazón de los movimientos. Son organizadoras, como Ella Baker. Son líderes, como lo fue Elaine Brown. Ellas realizan el trabajo que hace funcionar a las organizaciones y los movimientos. Pero debido al sexismo que existe en una sociedad capitalista, de este trabajo se publica poco y es aún menos conocido.
Pero la simple verdad es que la revolución es un trabajo de mujeres. Y de hombres. Es el trabajo conjunto de todos, trabajando como camaradas. Kathleen Cleaver fue miembro de las Panteras Negras. Se afilió al partido y ahora es profesora de Derecho y combate contra el complejo industrial de prisiones. Safiya Asya Bukhari fue una estudiante universitaria que se fascinó con el programa de desayuno para niños que tenía el Partido. Cuando fue amenazada por la policía, dejó la universidad, ingresó al Partido y después dirigió la organización de éste en la costa Este de los Estados Unidos, desde su sede central en el Bronx. Más tarde, Safiya dirigió y fue comandante de unidades del Ejército Negro de Liberación, antes de reunirse con sus antepasados.
Martin Luther King, Jr. fue creado, tanto literal como figurativamente, por mujeres. Ellas lo educaron, incluso cuando él no quería ser educado. Citando otra vez a Ella Baker: “Martin no creó el movimiento; el movimiento creó a Martin.”
Los movimientos sociales progresistas y de liberación son alentados y sostenidos por los talentos que aportan las mujeres. Ellas amplían nuestras perspectivas sobre los asuntos de la mujer, sobre el género sexual, y sobre cómo, bajo el capitalismo, los que están en la prisión por delitos capitales también son explotados, atomizados y forzados a pelear entre ellos, para preservar a los gobernantes.
Martin abrió puertas de estancias que no sabía que existieran; pero lo hizo con la esperanza de que eso condujera a una mayor y más perfecta justicia social. En uno de sus últimos discursos en la SCLC, King presentó una síntesis de sus ideas, pidiendo una radical reestructuración de todo el sistema: “Estamos llamados a ayudar a los desanimados pordioseros del mercado de la vida. Pero un día vamos a llegar a la conclusión de que un edificio que produce pordioseros necesita ser reestructurado.” Y continuó abiertamente con las preguntas que previamente se había hecho en privado: “…¿quién es dueño del petróleo?… ¿quién es dueño del hierro? ¿por qué tenemos que pagar por el agua en un mundo que está compuesto en dos terceras partes de agua?” El Martin Luther King de 1967 era un hombre diferente al de 1965; era un hombre más profundo. Este nuevo tipo nuevo de hombre diría cosas como:
““Una nación que mantenga esclava a una población durante 244 años la “cosifica”, la convierte en objetos. Por consiguiente, la explotará y la convertirá en económicamente pobre … pobre en todo. Una nación que explote buscará inversionistas extranjeros y usará su poderío militar para protegerlos. Todos estos temas van unidos.” (Dyson 84)
Es una cierta ironía que Martin Luther King no tratara de trabajar más estrechamente con Ella Baker, una de las más brillantes organizadoras de su tiempo. Casi 30 años antes de que floreciera su carrera como organizadora en el Movimiento de los Derechos Civiles, ella y su colega, Marvel Cooke, escribieron un importante artículo publicado en The Crisis (La Crisis), el periódico de la NAACP, artículo que exponía la naturaleza venal del capitalismo para con las mujeres negras pobres de Harlem. Baker y Cooke escribieron:
““No solo el trabajo humano es intercambiado y vendido por salarios de esclavo, sino que también el amor humano es artículo de negocio. Sea trabajo o amor, las mujeres llegan temprano a las ocho de la mañana y trabajan hasta la una, o hasta el tiempo por el que son contratadas. Llueva, truene o relampaguee, haga frío o calor, ellas tienen que trabajar por diez, quince y veinte centavos por hora.” [Zinn 404]
Este rostro desnudo del capitalismo, donde uno vende su carne para poder comer, fue algo que Ella Baker supo ver, pero que a King le tomó toda la vida sólo vislumbrarlo. El capitalismo devora a los suyos, no hay murallas chinas, ni barreras sagradas, todo es compraventa, todo es dinero. El negocio es el valor más alto de la vida.
Y ello nos muestra el movimiento que todavía tiene por recorrer el Movimiento.
– El autor, Mumia Abu-Jamal, es periodista y uno de los presos políticos más emblemáticos del mundo. En mayo de este año cumplirá 59 años. Lo celebrarán miles de personas en todo el mundo exigiendo la libertad para un activista y periodista que ha sido víctima durante más de 32 años de la injusticia estadounidense. (Entrevista con el periodista y combativo preso político afroamericano Mumia)
*Fuente: Tlaxcala
Bibliografía
- Abu-Jamal, Mumia, We Want Freedom, A Life in the Black Panther Party, (Cambridge: Seven Stories Press, 2004)
- Dyson, Michael Eric, I May Not Get There With You: The True Martin Luther King (Nueva York: Touchstone, 2000)
- Garrow, David E. Bearing the Cross: Martin Luther King. Jr. and the Southern Christian Leadership Conference (Nueva York: Harper Collins, 1986)
- LeBlanc-Ernest, Angela D., “The Most Qualified Person to Handle the Job: Black Panther Party Women, 1966 – 1982, de Charles E. Jones, ed. The Black Panther Party Reconsidered (Baltimore, Md: Black Classic Press, 1988) (citas de Bobby Seale, A Lonely Rage: The Autobiography of Bobby Seale, (New York Times Bks., 1978)
- Zinn, Howard, La otra historia de los Estados Unidos (Ed. Siglo XXI, 1999)
Discurso escrito el 3 de enero de 2014
Gracias a: Tlaxcala
Fuente: http://www.prisonradio.org/media/audio/mumia/martin-women-movement-1449-mumia-abu-jamal
Fecha de publicación del artículo original: 21/01/2014
URL de esta página en Tlaxcala: http://www.tlaxcala-int.org/article.asp?reference=11396
Etiquetas: martin luther king jr. | movimientos de liberación negros | derechos civiles | mujeres | liberación de las mujeres | ee.uu. | movimientos sociales | revueltas lógicas
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