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Un nueva ampolleta, ecológicamente sostenible, promete dar luz durante todo un siglo

Un nueva ampolleta, ecológicamente sostenible, promete dar luz durante todo un siglo
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15 de julio de 2013

A Benito Muros le han levantado una pared más alta y sólida que su propio apellido. Incluso, le han hecho amenazas de muerte contra él y sus hijos. Vaya tipo: sencillamente, se le ha ocurrido inventar un bombillo que nunca se apaga.
“Ya que esta no tiene fecha de caducidad, caduquemos al español ese”, tal parece que es el susurro que algunos industriales se bisbisean al oído. ¿Quién se piensa que es? ¿Julian Assange, Robin Hood…? No está escrito en ningún lugar, pero todos saben que el consumismo no puede permitirse el lujo de que los productos duren 40 años, o se rompe la mecánica de comprar, tirar y comprar.
El más santurrón argumento en que se escuda el capital para defenderse, es que el sistema necesita renovación continua y con esa polea de “compra-tira-compra” la demanda crea más puestos de trabajo. Sin embargo, Muros piensa que, por el contrario, si se fabrica un producto que dura mucho, tendrá necesariamente un mercado de segunda mano y florecerán negocios de reparación.
Por más de 110 años, una bombilla ha permanecido dando luz, en forma ininterrumpida, a un  cuartel de bomberos californiano

Haz clic aquí para ver esa lámpara en directo: Centennialbulb
Aun así, una bombilla que no fenece o cualquier otro artículo que ose extender su utilidad más de lo previsto, realmente está saboteando uno de los evangelios de la mercadotecnia, el de la “obsolescencia programada”.
De esta manera es conocida teóricamente la planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio, de modo que este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible. Ese período es calculado de antemano por el fabricante o por la empresa de servicios, durante la fase de diseño de dicha mercancía o sistema de asistencia profesional.
Se intuye, por ejemplo, que un automóvil después de recorrer unos pocos miles de kilómetros pierde la garantía de revisión técnica por parte del vendedor, pues su obsolescencia fue diseñada para ese lapso, y a partir de ese minuto son menores su seguridad y economía, y más frecuentes las reparaciones.
Aunque es menos divulgado, no es secreto que las impresoras incluyen un chip contador que limita la cantidad de hojas para imprimir, y cuando esta se declara en huelga, olímpicamente obliga al consumidor a comprar otra. Sin duda —productor y consumidor lo saben— resulta más barato adquirir una nueva que reparar.
Lo más interesante es que un artículo que no se desgaste, para las corporaciones significaría la presunta ruina de sus negocios, así que no hay más pudor que el impuesto por don billete.
Si cree que exagero, sepa que el gigante norteamericano de la informática, Apple, recientemente perdió en los tribunales la demanda de unos clientes malhumorados. Estos lograron demostrar que sus celulares iPod fueron fabricados con obsolescencia programada y aun así, como cualquier gran empresa, a su aire, Apple prefirió indemnizar bonitamente a sus damnificados, pero no renunció a seguir aplicando el maquiavélico plan.
¿Por qué, entonces, no podría ocurrir algo semejante en el mundo de la electricidad? Los bombillos incandescentes actuales apenas duran mil horas, mientras que el primer foco que Thomas Alva Edison creó y puso a la venta en 1881, duraba mil 500. Y eso que el inventor solo fue a la escuela durante tres meses.
Tranquilamente cien años
En la estación de bomberos de Livermore, en el estado norteamericano de California, cada 18 de junio celebran el cumpleaños de… una bombilla. Bien merece el homenaje: por primera vez se encendió en 1901 y desde entonces sigue luminosa sin que otra le haga sombra a su récord Guinness de 112 años como la más resistente y duradera de la historia.
En aquella lejana fecha, Dennis Bernal, dueño de la empresa eléctrica Livermore Power and Light Co., instaló este bulbo como luz nocturna en un antiguo garaje que servía tanto de comisaría de policía como de estación de bomberos.
Riesgos para romperse no le faltaron a la lámpara, pues fue trasladada varias veces de lugar hasta situarse definitivamente en la Estación Uno de bomberos de Livermore. Su biografía anota además algunos cortes de suministro y varios terremotos, incluido aquel famoso de San Francisco en el año 1906.
A diferencia de los bombillos modernos, su filamento —un semiconductor, probablemente hecho de carbono— es aproximadamente ocho veces más grueso que los actuales.
Como en un reality show, desde un sitio en Internet puede seguirse la lozanía que emite su luz las 24 horas del día, gracias a una webcam que la vigila y que —ironías de la vida tiene una vida útil de apenas tres o cuatro años.
“De ahí me surgió la idea de crear, junto con otros ingenieros, una línea de iluminación que durara toda la vida”, ha confesado Benito Muros cómo se le encendió su luz y le hizo peregrinar hasta California para ver el mítico bulbo con sus ojos.
El equipo de trabajo de la empresa OEP Electrics, dirigida por Muros, se propuso como regla número uno dejar a un lado el concepto de obsolescencia programada. Así, afirma haber conseguido una bombilla que tiene una esperanza de vida de más de 25 años, da más luz y gasta menos electricidad. También, según sus catálogos, produce menos calor y contamina menos el medioambiente.
Dicho en cifras, el bombillo Belenus (bautizado así en honor al dios celta de la Luz, el Sol y el Fuego) soporta más de 200 mil horas de funcionamiento cuando los ahorradores promedian ocho mil. El ahorro de energía alcanza 92 por ciento y su emisión de CO2 se reduce en 70 por ciento. Belenus tampoco parpadea ni emite radiaciones ultravioletas o infrarrojas.
Según fuentes documentales técnicas, existe una decena de patentes de bombillos con más de 100 mil horas de uso (entre 60 y 70 años encendidos), pero nunca han llegado a salir al mercado.
Tanto o más interesante que lo antes dicho es que estos focos españoles son completamente desarmables y, por tanto, susceptibles de repararse con solo sustituir el componente dañado.
Hoy día esta “lámpara maravillosa” no se distribuye en la forma tradicional sino por Internet. La red de tiendas se niega a comercializar este producto. “Las distribuidoras nos dicen que viven de las que se funden -explica Muros la causa-, y los grandes almacenes nos proponen duplicar su precio, a lo que nos hemos negado. Hemos tenido ofertas millonarias para no sacarla al mercado y amenazas de muerte, que están en manos de la policía”.
Desde el año pasado los bombillos se están fabricando en un lugar de Europa y se encuentran operando fundamentalmente en lugares públicos, pero en cantidades discretas.
Probablemente esté funcionando la propaganda de descrédito que han lanzado algunas organizaciones empresariales y científicas contra la propuesta de Muros, y entre las acusaciones está la de utilizar la lucha contra la obsolescencia programada con el fin de vender más unidades.
OEP Electrics resalta que su producto, fruto del trabajo de 11 años de investigación, se diferencia de todos las demás en que no está programado para estropearse y puede durar toda la vida.
Mientras, el empresario cuestiona la publicidad que se hace sobre la tecnología LED (acrónimo inglés de Light-Emitting Diode: diodo emisor de luz), que está ofreciendo bombillos con capacidad de durar entre 20 mil y 100 mil horas. “Duran realmente solo uno o dos años”, acusa, porque los drivers se recalientan y “los semiconductores se programan”.
Su descubrimiento, dice Muros, tiene que ver con los componentes de estos elementos: él y su equipo de 22 ingenieros han conseguido que no se recalienten los drivers.
La “bombilla eterna” posee el cuerpo externo de aluminio y el material traslúcido de metacrilato. Para los semiconductores utiliza silicio, que tiene una temperatura de fusión elevadísima, y también agentes dopantes para incrementar la durabilidad, que pueden ser oro, plata u otros.
A diferencia de los bombillos LED, los de OEP Electrics emplean condensadores propios y fuentes lineales, en lugar de las fuentes conmutadas. Estas últimas trabajan con condensadores electrolíticos que son más propensos a producir micro roturas en los semiconductores y tienen una duración limitada de dos mil a cuatro mil horas. Las fuentes lineales de Muros se basan en condensadores de polipropileno sin límite de vida útil, que pueden superar las trescientas mil horas de funcionamiento.
En cambio, los ahorradores son más baratos de producir. Sus componentes son estándares y, por tanto, menos costosos. Las nuevas lámparas usan componentes no estandarizados que hay que confeccionar a la medida y, por supuesto, nada baratos, hasta que llegue el día en que aumente la demanda.
Luego de someter el nuevo producto a diferentes condiciones extremas de funcionamiento con elevadas temperaturas (soporta sin dañarse hasta 105ºC), humedad…, se obtuvo la asombrosa predicción de cuánto desgaste en el tiempo soporta.
“Toda la vida significa que puede durar tranquilamente cien años”, acota Muros el concepto.
La voz de SOP
Disidente del consumismo, Benito Muros hoy dirige el Movimiento SOP (Sin Obsolescencia Programada) que busca crear conciencia en la gente sobre este particular.
Esta corriente surgió en España, en 1999. Luego de observar el bulbo de Livermore, Muros se preguntó cómo era posible que con el desarrollo tecnológico actual la sociedad no hubiese conseguido igualar o superar algo así, y encontró la respuesta en el papel que la obsolescencia programada juega en la economía capitalista.
Entrevistado por la revista cubana Juventud Técnica, el inventor confesó que el diseño del artilugio “fue una estrategia para lograr una influencia real. Al principio no se nos ponía mucha atención.
No es lo mismo abogar por algo, que demostrar, mediante una invención de este tipo, que la obsolescencia programada existe, y que excluirla del diseño del producto puede liberar al consumidor de la esclavitud del ciclo de compra-tira-compra”.
Lograrlo tardó entre ocho y nueve años.”No es que fuera muy difícil, sino que no contábamos con el financiamiento necesario para hacerlo en menos tiempo”, dijo quien tuvo que hipotecar su casa para destinar la plata a la investigación.
En esencia, SOP se erige como una nueva manera de pensar y hacer las cosas. De crear un nuevo sistema en que los productos estén diseñados y hechos para durar, que no obliguen a gastar innecesariamente y sean más respetuosos con el planeta.
Benito Muros piensa que su invento puede encontrar mejor acogida en países donde las políticas gubernamentales no protegen los intereses de los monopolios.
Por eso se movió hacia la gran Antilla el pasado mes de junio y en nombre de su empresa OEP Electrics firmó un Memorando de entendimiento con INPUD, empresa cubana especializada en la producción de utensilios domésticos. Según trascendió, inicialmente las piezas serían producidas en una fábrica en Barcelona, y ensambladas en Villa Clara, Cuba.
La revolución que ha propuesto Benito Muros, tecnológica en principio, exige una modificación del modelo de negocio capaz de hacer sostenible a una empresa que no podrá depender de la producción de luminarias. El creador prometió que en meses venideros expondrá ese nuevo modelo económico sin obsolescencia programada, ¿cómo deben actuar las empresas para fabricar sin OP? ¿cómo debemos actuar los ciudadanos…?
Según dijera en una conferencia en La Habana, “no se puede luchar contra la Sexta Flota de Estados Unidos, pero sí es posible enfrentar el modelo económico que la financia”.
*Fuente: Revista Bohemia
Mas sobre el tema:
Reportaje completo en la revista interviú y en la Edición Digital: http://pdf.interviu.es

– Benito Muros: «Me persiguen por crear una bombilla que no se …

Cuba puede ser vanguardia en fabricación de bombillas sin obsolescencia programada: ¿por qué no interesa a la prensa?

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1 Comentario

  1. Redacción de piensaChile

    Este artículo fue publicado por piensaChile en el ánimo de entregar información a nuestros lectores. Es un hecho irrebatible que las lámparas eléctricas (bombillo, ampolleta, o como se les llame) son construídas con una vida útil determinada por la empresa. La ampolleta que en EE.UU. arde desde hace más de cien años (http://www.centennialbulb.org/cam.htm) es una demostración que ahorra todo otro argumento.

    Ser escenario de la discusión y acusaciones que aquí se ha desatado, no es el objetivo de piensaChile y por ello hemos tomado la decisión de borrar todos los comentarios y pedirle a las partes que discuten abstenerse de seguirlo haciendo. Si lo desean, les solicitamos escribir un artículo, con argumentos y con la identificación necesaria, con contraste de fuentes y acreditación de documentos en correspondencia con la fuerza y calidad de los argumentos.

    Un saludo cordial
    La Redacción de piensaChile

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