Primero fue el control de las semillas. Las grandes corporaciones, sabiendo que son el principio de la vida y ávidas por dominar la vida de todas y todos, se lanzaron al control de un bien común que las haría poderosas. Muchas fueron las estrategias: patentaron la vida, hicieron desaparecer muchas variedades autóctonas con suposiciones productivistas, engendraron simientes estériles que se llaman híbridas o transgénicas; engullen a las pequeñas empresas locales de semillas o financian el Arca de Noé en el Polo Norte, donde las preservan (para ellas) en un gran banco de germoplasma.
Un control que en pocos años ha alcanzado la categoría de acaparamiento. Como explican los estudios de ETC Group, sólo entre tres empresas se reparten la mitad del mercado global de las semillas comerciales (Monsanto, con una cuarta parte ella sola), siendo prácticamente las mismas empresas que dominan el polo opuesto: los pesticidas, herbicidas o plaguicidas; en definitiva: el final de la vida.
Cifras similares de acaparamiento las encontramos si analizamos el poder corporativo en otros segmentos de la producción agroalimentaria, como los fertilizantes, la silvicultura, la comercialización de granos básicos, la genética, la industria farmacéutica veterinaria y la producción animal; o el procesamiento y distribución de los alimentos.
Pero no es suficiente manjar para tantas tragaderas y en los últimos latidos de un capitalismo que se desmorona, buscan asegurar sus inversiones en nichos a prueba de bombas. Así hemos visto, y ha sido ampliamente denunciado por GRAIN, cómo en la última década ha brotado un impulso irrefrenable por el acaparamiento global de tierras. Disponer el capital como dispone actualmente (y sigue creciendo) entre unos 60 y 80 millones de hectáreas de tierra fértil, significa administrar para su beneficio millones de toneladas de biomasa vegetal, convertida en alimentos, agrocombustibles o madera, así como otros recursos minerales ciertamente estratégicos.
El acaparamiento de tierras se extiende fundamentalmente por África, pero también por otros lugares, generando violentos conflictos como en Honduras o Colombia, con decenas de personas campesinas muertas en la defensa de sus tierras; o en Andalucía (España), donde recientemente campesinos y campesinas sin tierra han sido desalojados de una finca pública que ocuparon para evitar su venta especulativa.
Pero no hemos acabado aquí. Un elemento estratégico falta para quien quiera controlar el mundo: el agua dulce, pues sin ella es imposible la producción de alimentos y la producción de negocios. La conquista por el agua camina de la mano del acaparamiento de tierras recién explicado. De hecho, leyendo en un nuevo informe de GRAIN al respecto las declaraciones de Peter Brabeck-Letmathe, presidente y ex director general de Nestlé, las compras en realidad no son de tierra, sino del libre acceso al agua que con ellas se consigue. Ciertamente, en dicho informe se analiza muy bien cómo la mayoría de las adquisiciones de tierras que se están dando en años recientes se corresponden con tierras que pueden acceder a buenos acuíferos y, sobre todo, a cuencas de importantes ríos como el Níger, el Senegal o el Nilo.
Los discursos en defensa de esta apropiación ya los conocemos: utilizamos tierras y aguas que la gente no aprovecha para grandes plantaciones o cultivos que generarán desarrollo. Pero la historia de estos megaproyectos, la realidad de estas superplantaciones ligadas a la exportación, sabemos que no reporta beneficios a la población local. Hay demasiados ejemplos para ilustrarlo.
El acaparamiento de agua, además de ser un expolio que debe denunciarse y detenerse, acrecienta el problema de acceso directo al agua de muchos miles de familias campesinas, mermando sus posibilidades de vida, pues estos proyectos se localizan en cabeceras o puntos estratégicos de los cauces. Pero surge un nuevo problema, el modelo intensivo de agricultura que se desarrolla para estos cultivos comerciales, así como los propios cultivos seleccionados para esas zonas, y el exigir a la tierra que esté en cosecha permanente (independientemente de lo que dicten el cielo y las lluvias) significa que todas esas nuevas zonas de cultivo conquistadas a la población local van a poner en grave riesgo un sistema hídrico delicado que sólo con la sabiduría comunitaria se ha podido mantener. Es como dice GRAIN: un suicidio hídrico.
Semillas para producir intensivamente,
tierra para producir intensivamente,
agua para regar intensivamente
en manos de unos pocos fondos de inversión
para acumular capital intensivamente,
es la peor de las pesadillas.
Gustavo Duch Guillot es Coordinador de la revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas
Fuente: La Jornada
Artículos Relacionados
Ecuador: congreso inaugura sus sesiones con un marco de movilización popular por la constituyentes
por Altercom
16 años atrás 1 min lectura
Alemania: Espionaje de EE.UU. recuerda al proceder "entre enemigos" de la Guerra Fría
por Actualidad RT
10 años atrás 1 min lectura
“Dios por encima de todos”: el irresistible ascenso evangélico en la política latinoamericana
por Ivan Witker (Chile)
5 años atrás 7 min lectura
24 de marzo: Marcha por la Vida, Verdad y Justicia
por Adolfo Pérez Esquivel (Argentina)
17 años atrás 4 min lectura
Ollanta Humala de visita en Chile: «Venga la esperanza»
por Andres Figueroa Cornejo (Chile)
12 años atrás 15 min lectura
Argentina: Los ex presos políticos de la Cárcel de Coronda celebraron su militancia contra el olvido
por Sergio Ferrari (Argentina-Suiza)
5 horas atrás
“Cuando presentamos nuestros testimonios se conmueven los herederos de los partigiani resistentes italianos, se interpelan las y los jóvenes que buscan desesperadamente alternativas al planeta que hierve o a la dominación patriarcal en todas sus formas… ¡Bendita la resistencia unitaria!, nos dicen con emoción”.
09 de junio de 2023: Iquique, Conversatorio sobre la «Masacre en la Salitrera Coruña»
por Edición Cero (Iquique, Chile)
7 horas atrás
A 98 años de ocurrida una de la más cruenta masacre en la historia del movimiento de los trabajadores chilenos, como fue la Masacre de la Oficina Salitrera Coruña, desatada el 25 de junio de 1925, con el apoyo del Ejército Chileno, se realizará un Conversatorio Homenaje.
Sáhara Occidental: El Gobierno español calla ante la expulsión de dos abogadas del territorio ocupado por Marruecos
por Alfonso Lafarga (España)
1 día atrás
Ni la Presidencia del Gobierno, ni los ministerios de Asuntos Exteriores, Interior e Igualdad se han pronunciado sobre la expulsión del Sáhara Occidental de las abogadas Inés Miranda y Lola Travieso.
Sáhara Occidental: Ahmed Sbaai, condenado a cadena perpetua, inicia una huelga de hambre en cárcel marroqui para denunciar su situación
por Equipe Media (Desde el Aaiun ocupado, Sahara Occidental)
1 semana atrás
Ahmed Sbaai, activista saharaui y miembro del grupo Gdeim Izik, ha emprendido una Huelga de hambre de advertencia dentro de la prisión de Kenitra, donde cumple una condena de cadena perpetua.