Carta a Salvador Allende
por Ignacio Vidaurrázaga Manríquez (Chile)
13 años atrás 6 min lectura
Santiago 2 de Junio 2011
Salvador Allende Gossens
Código Postal: La Memoria
Presente
Estimado compañero presidente: reciba un fraternal saludo, esperando esté muy al tanto que su recuerdo de hombre justo esta incólume. Es Centro Cívico en Canelones, Uruguay; avenida en San Joaquín y Puerto Montt; nombra plazas en múltiples lugares y los Salvadores han vuelto en nombres compuestos o solos. Por estos días alguien dijo: Allende ha vuelto desde sus huesos…
Algunos daban por hecho que usted estaba detenido para siempre en la Wikipedia. O en un plano más farandulero, lo del chileno más famoso en la tele, era ya una cima y que poco de novedad cabía esperar. Lo cierto, es que una fiscal del mismo poder judicial que ayer tuvo actuaciones vergonzosas, salvo excepciones, el año pasado decidió dar un paso en la recuperación de la dignidad de la magistratura. Y a partir de ello se explica este tiempo en que Allende vuelve luego de 38 años de su muerte.
Le podrá resultar extraño este momento. Todo está centrado en si por decisión propia usted se quitó la vida o en realidad ese disparo de AKA fue la forma de encubrir otros. Y las tesis en uno u otro sentido dividen a muchos que, en medio de esa polémica a veces no se dan cuenta que extravían su memoria. Si morir en esa manzana sitiada era lo más probable que podía suceder tras la decisión suya de trasladarse con un puñado de «sus incondicionales amigos de la vida y de la muerte», la forma como sucediese pasó a ser absolutamente secundaria, una vez que quedara sellado eso que el presidente de Chile no se rendiría, porque así, les quitaría toda legitimidad a los golpistas desde ese primer día. El ideal de su derrota, de reducirlo a prisionero con los brazos en alto nunca sucedería.
Sus restos tienen un lugar más que digno para reposar. Pero, no corrieron igual suerte muchos de sus hombres-escoltas y todavía está pendiente saber cómo fueron sus muertes y que sucedió con sus restos. Porque ahora, el Regimiento Tacna donde los llevaron no existe. Allí está pronta a inaugurarse la nueva Comandancia en Jefe del Ejército, sutil manera de borrar los galpones que los pocos sobrevivientes relatan y donde se pierde el rastro de los rehenes de La Moneda.
Dicen que sus huesitos estarán tres meses en estudio por el equipo de peritos, pero ya tenemos un gran avance: son suyos, de eso no hay duda, y eso es importante en este Chile mentiroso de verdades a medias e historias a la medida.
Pero paradoja de la historia. Todo lo anterior ocurre paralelo a vigorosas manifestaciones por las Alamedas, pocas veces antes vistas en esta ya larga transición, sobre todo de la manera como se gestan y construyen. Varios miles de manifestantes, mientras el Presidente parece que descansa en Italia, (ninguna comparación con sus salidas a la casa de Algarrobo). Tenga la certeza que en esas marchas, entre medio de esa juventud y de esas familias, en las que ocurren en las provincias, su nombre está presente y eso del pueblo unido jamás será vencido también.
Aún lo recuerdo el año 68 o 69 llegando al local de San Martín, en un Mercedes de color plomo que era del Senado, siempre muy terneado y nosotros los de la juventud mirándolo de reojo quizás como estudiándolo. Creo, nos costaba trabajo entender su afán por las elecciones en esos tiempos, a la par que protegía a los compañeros del Che a salir con vida rumbo a Cuba. También lo recuerdo en la sala Arauco, esa de asientos rojos, mientras pedía un vaso de agua a «Chicharrita». Pero es la imagen del 4 de septiembre última frente a La Moneda, la imborrable. Usted saludaba como padre comprensivo desde lo alto de la tarima, mientras desde los coligues y las rojinegras le gritábamos crear, crear, poder popular. Con el transcurrir del tiempo nos acercaríamos a terminar de entenderlo, particularmente desde esa decisión última. Luego, vendría un largo y martirologio esfuerzo que antecedería el fin de la dictadura. Desde los tristes días del Baucha y Miguel y todas esas resistencias aisladas y huérfanas, hasta que prendiera la protesta y su nombre y memoria se instalara entre todas las banderas.
Estamos muy lejos de un proceso con el programa que usted encabezó. Muy lejos. El medio litro de leche, fue anticipo temprano de la protección social, pero aún no asegura que todos los niños y niñas de Chile dejen de vivir injusticias desde la cuna. El cobre, poco a poco es menos nuestro e Hidroaysen esta lejos de ser la Endesa. Las decisiones que nos afectan como país se toman muy lejos y la gran mayoría responde al invisible capital desprovisto de bandera y moral.
Es cierto son otros tiempos, la pobreza es distinta, pero las desigualdades están acentuadas. Esta democracia tiene de tutelaje porque los chilenos de fuera no pueden votar y las regiones no eligen intendentes, aunque nuestra hermana Bolivia nos de ejemplo y ya los elija por votación directa de sus ciudadanos. Hay descontento y hasta rabia. Pareciera que los millones de no inscritos, quisieran ser ciudadanos. Pareciera que el voto como rito único y delegación está desbordado ante políticos que se mandan solos y entonces aparece la contra democracia, el control y el veto de la calle. El medio ambiente, la matriz energética, los comuneros mapuches, las antenas celulares, el costo del pasaje, la educación pública son alguno de los temas. Este traje cruje por sus costuras, pero también pueden ser sólo estertores, estados de ánimos que luego la política más tradicional y cancina atrape. Todo está por verse.
Usted que conoció teléfonos he hizo giras por toda la geografía nacional a caballo, tren, camioneta o lanchón se sorprendería con el twitter o el Facebook, y es muy posible que los emplearía, al igual que los celulares. El pueblo ese, el sempiterno utiliza nuevos medios y se convoca y arma redes descolocando y sorprendiendo.
Y Arauco tiene una pena, aunque a «Informe Especial» le resulte más cómodo la casa asaltada de Osama, antes que conocer la vida y la lucha de Llaitul y sus compañeros en huelga de hambre cercana a los 80 días.
Bueno Presidente. Que siga descansando en la Memoria de los sencillos. Cualquiera sea el resultado de los peritajes y suceda lo que suceda con todas las versiones y con todas las nuevas y viejas pruebas. Lo efectivamente importante, no son las balas recibidas sino que Allende retorne en proyecto para el Siglo XXI. Volver en una nueva Unidad Popular, mas ancha y mayoritaria para hacer todo lo por hacer. Un Allendismo 2.0, más allá de sus errores y más allá de los nuestros. Que piense el proyecto país desde los intereses y necesidades de sus habitantes sin lobby y coimas de nadie. Para eso falta, pero cuando ocurra, acuérdese Presidente: usted estará presente.
Fraternalmente.
Ignacio Vidaurrázaga Manríquez
Periodista
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