5 Mayo 2011
Los que se ocupan de estos temas conocen que, el 11 de
septiembre de 2001, nuestro pueblo se solidarizó con el de Estados Unidos y
brindó la modesta cooperación que en el campo de la salud podíamos ofrecer a
las victimas del brutal atentado a las Torres Gemelas de Nueva York.
Ofrecimos también de inmediato las pistas aéreas de nuestro
país para los aviones norteamericanos que no tuvieran dónde aterrizar, dado el
caos reinante en las primeras horas después de aquel golpe.
Es conocida la posición histórica de la Revolución Cubana
que se opuso siempre a las acciones que pusieran en peligro la vida de civiles.
Partidarios decididos de la lucha armada contra la tiranía
batistiana; éramos, en cambio, opuestos por principios a todo acto terrorista
que condujera a la muerte de personas inocentes. Tal conducta, mantenida a lo
largo de más de medio siglo, nos otorga el derecho a expresar un punto de vista
sobre el delicado tema.
En acto público masivo efectuado en la Ciudad Deportiva
expresé aquel día la convicción de que el terrorismo internacional jamás se
resolvería mediante la violencia y la guerra.
Fue por cierto, durante años, amigo de Estados Unidos que lo
entrenó militarmente, y adversario de la URSS y del socialismo, pero cualquiera que fuesen
los actos atribuidos a Bin Laden, el asesinato de un ser humano desarmado y
rodeado de familiares constituye un hecho aborrecible. Aparentemente eso es lo
que hizo el gobierno de la nación más poderosa que existió nunca.
El discurso elaborado con esmero por Obama para anunciar la
muerte de Bin Laden afirma: "…sabemos que las peores imágenes son aquellas que
fueron invisibles para el mundo. El asiento vacío en la mesa. Los niños que se
vieron forzados a crecer sin su madre o su padre. Los padres que nunca volverán
a sentir el abrazo de un hijo. Cerca de 3 000 ciudadanos se marcharon lejos de
nosotros, dejando un enorme agujero en nuestros corazones."
Ese párrafo encierra una dramática verdad, pero no puede
impedir que las personas honestas recuerden las guerras injustas desatadas por
Estados Unidos en Iraq y Afganistán, a los cientos de miles de niños que se vieron
forzados a crecer sin su madre o su padre y a los padres que nunca volverían a
sentir el abrazo de un hijo.
Millones de ciudadanos se marcharon lejos de sus pueblos en
Iraq, Afganistán, Vietnam, Laos, Cambodia, Cuba y otros muchos países del
mundo.
De la mente de cientos de millones de personas no se han
borrado tampoco las horribles imágenes de seres humanos que en Guantánamo,
territorio ocupado de Cuba, desfilan silenciosamente sometidos durante meses e
incluso años a insufribles y enloquecedoras torturas; son personas secuestradas
y transportadas a cárceles secretas con la complicidad hipócrita de sociedades
supuestamente civilizadas.
Obama no tiene forma de ocultar que Osama fue ejecutado en
presencia de sus hijos y esposas, ahora en poder de las autoridades de
Pakistán, un país musulmán de casi 200 millones de habitantes, cuyas leyes han
sido violadas, su dignidad nacional ofendida, y sus tradiciones religiosas
ultrajadas.
¿Cómo impedirá ahora que las mujeres y los hijos de la
persona ejecutada sin Ley ni juicio expliquen lo ocurrido, y las imágenes sean
transmitidas al mundo?
El 28 de enero de 2002, el periodista de la CBS Dan Rather, difundió
por esa emisora de televisión que el 10 de septiembre de 2001, un día antes de
los atentados al World Trade Center y al Pentágono, Osama Bin Laden fue
sometido a una diálisis del riñón en un hospital militar de Pakistán. No estaba
en condiciones de ocultarse y protegerse en profundas cavernas.
Asesinarlo y enviarlo a las profundidades del mar demuestra temor
e inseguridad, lo convierten en un personaje mucho más peligroso.
La propia opinión pública de Estados Unidos, después de la
euforia inicial, terminará criticando los métodos que, lejos de proteger a los
ciudadanos, terminan multiplicando los sentimientos de odio y venganza contra
ellos.
Fidel Castro Ruz
Mayo 4 de 2011
8 y 34 p.m.
*Fuente: CubaDebate
Artículos Relacionados
“Los 33” un país anormal: de la miseria de los mineros a un glamur hollywoodense
por Rafael Luis Gumucio Rivas,padre (Chile)
10 años atrás 4 min lectura
Por qué Chile es el décimo país más desigual de La Tierra
por Andrés Figueroa Cornejo (Chile)
15 años atrás 12 min lectura
Argentina. Chaco: el hambre y la muerte a los 13 años
por Silvana Melo (Argentina)
7 años atrás 3 min lectura
«Las armas de ayer», libro de Max Marambio
por Hermes H. Benítez (Edmonton, Canadá)
18 años atrás 8 min lectura
Así habló la Diosa Michelle
por Rafael Luis Gumucio Rivas (Chile)
20 años atrás 2 min lectura
Bandazo hacia la derecha y el pasado en Chile
por Ariel Dorfman
1 hora atrás
19 de diciembre de 2025 El general Augusto Pinochet, el hombre fuerte que impuso un régimen de terror en Chile de 1973 a 1990, debe estar sonriendo en su…
Perú: Fallo del Tribunal Constitucional valida la “ley de impunidad”, permitiendo la prescripción de crímenes de lesa humanidad
por Elena Rusca (Perú)
2 horas atrás
19 de diciembre de 2025
La ONU alerta sobre el grave retroceso que supone el fallo del Tribunal Constitucional peruano que valida la “ley de impunidad”, permitiendo la prescripción de crímenes de lesa humanidad. El caso Castillo evidencia una crisis más amplia del Estado de derecho en Perú.
¡Frente al avance de la reacción, el único camino es la organización!
por Bloque de Organizaciones Populares (Chile)
2 días atrás
17 de diciembre de 2025
Que no nos engañen cuando hablan de libertad, porque esa es solo la libertad para los dueños del poder y del mercado para seguir explotando y oprimiendo. Hablan de orden y seguridad, pero nada cambiará mientras nuestras condiciones de vida sigan siendo las mismas y nuestros derechos continúen siendo negados.
De feministas, socialistas, populares, terroristas y cínicos, con el Sáhara Occidental okupado de fondo
por Luis Portillo Pasqual del Riquelme (España)
1 semana atrás
09 de diciembre de 2025 Artículo publicado originalmente el 13 de noviembre de 2025 en el periódico El Independiente. Lo republicamos con la autorización del autor. La Redacción de…