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El reciente Primero de Mayo en Chile

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El pasado 1º de mayo, el administrador de turno del Ejecutivo, Sebastián Piñera, cínicamente desde el Hospital del Trabajador -considerando la alta tasa de accidentabilidad laboral que existe en Chile- anunció «modernizaciones de la Dirección del Trabajo» y medidas «revolucionarias» que dará a conocer el próximo 21 de mayo en el ámbito. Es fácil deducir que las «revolucionarias» iniciativas estarán ligadas a mitigar cosméticamente el multi-rut de las empresas, profundizar la flexibilidad laboral con el fin de multiplicar el empleo precario, y terminar paulatinamente con la indemnización por años de servicio, como lo demanda la OCDE.

En el escenario de la Central Unitaria de Trabajadores, en Santiago, el cuestionado presidente de esa entidad, Arturo Martínez, lamentablemente debilitada por la ausencia de democracia interna, tratativas a espaldas de los trabajadores asociados a la multisindical,  y por su dependencia de las direcciones de los partidos de la Concertación, del Estado y la política de consensos con el empresariado en un marco de correlaciones de fuerza donde el capital manda y Martínez obedece, el dirigente dijo que habría un llamado a paro nacional en octubre de 2011 y movilizaciones el 21 de mayo. En este caso, las palabras no guardan relación con lo que refieren. La impotencia de la CUT devenida de sus propios errores y estilos antidemocráticos y por su subordinación premeditada a los gobiernos de la Concertación durante dos décadas, vuelve los anuncios de Martínez, en concreto, marchas de algunos dirigentes, como pura extensión adjetiva y apenas complementaria de la oposición concertacionista al gobierno de Piñera.

Sindicalismo Independiente
Asimismo, cientos de dirigentes sindicales y trabajadores, estudiantes y pobladores, activistas de DDHH y artistas, acogieron el llamado de la joven agrupación Sindicalismo Independiente, la cual participó de parte de la marcha central de la CUT y luego se dirigió a la calle Ejército con Gorbea para realizar una actividad que funcionó como punto de arranque hacia la creación de una corriente sindical autónoma de los intereses del empresariado, el Estado y sus partidos políticos.

En la ocasión, el discurso central fue realizado por el dirigente de la Federación de Trabajadores de CIMM, ligada al cobre y la investigación respecto del metal rojo, Ramón López, que en sus partes sustantivas señaló que «Este Primero de Mayo del 2011, nos encuentra en medio de una crisis económica del capital a nivel  planetario. Si bien el capitalismo no caerá por su propio peso, sino por la fuerza social organizada de los pueblos trabajadores de la Tierra, hoy los pocos dueños de todo atraviesan una crisis, política, económica, social, cultural y militar.  Y como es habitual, los trabajadores y el pueblo pagaran el despilfarro y los privilegios de esta clase parasitaria (…) ¿Cómo resolverán los países imperialistas sus crisis? Simplemente a través de la dominación financiera, la sobreexplotación laboral, la represión  y el despojo de los recursos naturales, y financiando guerras de rapiña. ¿De qué otro modo podrían mantener sus utilidades basadas en la concentración de la propiedad por un lado, y el aumento extraordinario de las desigualdades sociales, por otro? (…) El capitalismo y los capitalistas, a través de sus medios propagandísticos nos tratan de engañar que la economía funciona, y que los  recursos naturales son infinitos. Como si fuera natural la inequidad y una sociedad dividida en clases antagónicas e irreconciliables: ellos y nosotros. Como si fuera natural que los que sólo tenemos nuestra fuerza de trabajo para malvivir, tengamos que sobreendeudarnos con tarjetas plásticas de intereses usureros para llegar a fin de mes. En Chile, con Pinochet, la Concertación y ahora con la Alianza, los empresarios extranjeros y nacionales se han enriquecido a costa  del robo de los chilenos. Han  privatizado los servicios básicos, como el agua, la energía, las comunicaciones. Han privatizado los derechos a la educación, la salud y la seguridad social públicas. Han engordado sus cuentas bancarias con la privatización y despojo de los recursos naturales, de los territorios soberanos de chilenos y mapuche, del agua dulce y salada, de las carreteras, del trasporte colectivo, del cobre, los bosques, el borde costero y la industria. Nunca el Estado había mostrado tan claramente su verdadero rostro como aval al servicio del capital y contra los intereses del pueblo trabajador. Y estamos hablando de un Estado policial que criminaliza diariamente la disidencia, aprisiona a inocentes, realiza como normal el control de identidad y la detención y represión por sospecha (…)

¿Entonces cuál es el desafío?
El desafío es el que nos legara Luis Emilio Recabarren y Clotario Blest: la unidad de acero de los trabajadores y trabajadoras; la voluntad de lucha de la clase social que produce la riqueza, las mercancías y los servicios, y que es apropiada ilegítimamente por un puñado de grandes propietarios. Y la unidad, la organización y la lucha, hoy, tanto o más que ayer, nos impone un sindicalismo independiente de los intereses del empresariado, del Estado y de sus partidos políticos. Asimismo, nos impone una conducta ética irreprochable, basada en la solidaridad de clase, en la comunidad de intereses, en la convicción de que las luchas parciales son partes de una sola gran lucha por la emancipación de los explotados y oprimidos (…) Cuando hablamos de un nuevo sindicalismo ante las nuevas formas de explotación del capitalismo, nos referimos precisamente a un sindicalismo que rompa los límites enemigos del sindicalismo de empresa; que sea alternativa eficaz y confiable para los trabajadores frente al sindicalismo domesticado y apatronado; que sea un sindicalismo que se imponga como estrategia el paro general sobre los intereses históricos de y para la clase trabajadora.»

La plataforma de lucha básica de Sindicalismo Independiente -que agrupa a dirigentes y trabajadores de los servicios, las ferias libres, del cobre, de la banca, del retailer, los supermercados- se sintetiza en un alza general de salarios para los trabajadores activos y pensionados; estabilidad laboral y salario mínimo de $ 350 mil pesos mensuales; fin al subcontratismo: a igual trabajo, igual sueldo; un sistema financiero al servicio del las grandes mayorías nacionales;  el fin a los intereses usureros y al robo financiero legalizado; fin al IVA en los alimentos esenciales, los servicios básicos y los libros; más presupuesto para los sistemas públicos de salud y educación, fin a la municipalización, y participación protagónica de los trabajadores en el diseño de las políticas en las áreas mencionadas; un sistema de transporte público estatal de calidad y a precio de trabajador; indemnización por año de servicio, sin tope; reducción de jornada laboral, sin rebaja salarial, con la mirada fija en el pleno empleo; no a las direcciones corruptas de las centrales sindicales existentes; fin a las AFP’s y por la imposición de un sistema de seguridad público, solidario y universal; derecho al trabajo en las ferias libres. Libertad a los feriantes procesados por luchar por su trabajo; libertad a los prisioneros políticos del denominado «caso      bombas», un burdo montaje estatal sin pruebas reales, que busca criminalizar la protesta y organización social, y a los cuatro comuneros mapuches en huelga de hambre, con penas de 25 y 20 años. Es decir, derecho a la disidencia política; nacionalización del cobre y los recursos naturales para beneficio de las grandes mayorías; creación de un nuevo Código Laboral  con participación y al servicio de los trabajadores; y un desarrollo nacional diversificado, absolutamente respetuoso del medio ambiente, y que nos libere de la dependencia económica de la pura exportación sin procesar de cobre, madera y pescados.»

El punto negro de las actividades distintas a la oficial, fue que se efectuaron por lo menos dos actos alternativos, toda vez que la unidad sobre aspectos elementales para la lucha conjunta es la base urgente para construir alternativas potentes, tanto en materia sindical, como política y social, independiente de la Concertación y la derecha tradicional.
Mayo 2 de 2011

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