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EE.UU.: Castigo legal en la escuela

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Miércoles, 13 de Abril de 2011 10:37
En 19 de los 50 estados en EEUU, todavía los maestros o
directores de escuelas públicas pueden pegarles a los niños o adolescentes.
Esta semana, en el estado de New Mexico, se prohibió finalmente el castigo
corporal en las escuelas públicas a partir de la  iniciativa de un miembro de la Cámara de Representantes,
el Demócrata y ex terapeuta, Rick Miera.

Por tratarse de una práctica supuestamente obsoleta, parecía
un proyecto de ley fácilmente aprobable. Sin embargo, resultó en un debate que
implicó la atención  nacional por
contener uno de los tópicos aún álgidos en la agenda de educación: las únicas
instituciones del país que tienen permiso para ejercer el castigo corporal son
las escuelas. Se aprobó el proyecto -con una diferencia mínima-, luego de
extensos debates en los que se escucharon argumentos anacrónicos y de
resonancias medievales, tales como: "Pegarles a los niños refuerza su respeto a
los maestros", (Partido Republicano, Candy Spence Ezzel)"; o: "el miedo es
un motivador" (Partido Republicano, Larry Larrañaga). Finalmente, la
gobernadora republicana de New Mexico, Susana Martínez, no vetó la ley,
aclarando que : "la decisión de usar o no el castigo corporal a un niño es
mejor dejársela a los padres."

Los términos utilizados en inglés, "spanking" o "paddling"
para describir este castigo se refiere a que el maestro puede pegarle a un niño
con un "paddle" o paleta de madera -como la de ping pong-, con un bastón o con
una especie de cinto: dichos instrumentos son utilizados para golpear el
trasero o las manos de los niños que se pretenden disciplinar, con la
alternativa de humillarlos en público o privadamente, a elección del maestro.

Se podría suponer que es una norma que, por obsoleta, no
tendría vigencia en las escuelas y que sólo quedaría como letra muerta de la
legislación. Sin embargo,  como ejemplo,
los registros de la Oficina
de Derechos Civiles del Departamento de Educación de EEUU, muestran que sólo en
New Mexico, durante el año escolar 2006, hubo 705 casos de niños que sufrieron
dicha violencia.

Si bien, las cifras nacionales han ido disminuyendo en las
últimas décadas, aún más de 200.000 chicos fueron golpeados por los maestros en
las escuelas en el curso del un año escolar. ¿Quiénes son las principales
víctimas?  Los niños y adolescentes más
pobres -con mayor frecuencia, los varones-, pertenecientes a minorías étnicas,
y niños con discapacidades son los más golpeados legalmente en las escuelas, en
particular, en los estados sureños del país (Texas "ostenta" el primer lugar
del ránking). Como ejemplo, si bien los niños afroamericanos representan el 17
% de la población escolar nacional, son el 36 % de las víctimas del castigo
físico en las escuelas.

The Center for Effective Discipline (Centro para una
Disciplina Efectiva), organización no gubernamental que aboga por abolir los
castigos corporales a los niños, publicó un reciente estudio que demuestra
que  los alumnos provenientes de
distritos escolares con mayor incidencia de casos de castigo físico escolar,
resultan con mayor fracaso escolar y con menor rendimiento académico en los
examenes de ACT (tal la sigla en inglés de American College Test: evaluación
que se rinde al finalizar la escuela secundaria), dando por tierra los
argumentos de quienes aún defienden que "la letra con sangre, entra".

Diversos terapeutas, pedagogos, sociólogos e investigadores
abogan por la abolición de los castigos físicos a los niños, por sus
características traumáticas y sus profundas consecuencias a corto y largo
plazo, a nivel individual y en el entramado 
social.  Alice Miller
(1923-2010),  terapeuta polaca y tenaz
militante  en contra del abuso infantil,
en una de sus cartas abiertas que dirigiera al anterior presidente estadounidense
George W. Bush, afirmaba: "Es verdad que muchos niños que son frecuentemente
pegados por sus padres en el hogar, son difíciles de disciplinar en la escuela
porque el castigo corporal los hace obedientes en el corto plazo pero agresivos
a largo plazo. (…) Por lo tanto, usar el mismo método destructivo y repetir
este comportamiento que produce daño cerebral sólo agrega más combustible al
fuego. Combatir la violencia en la escuela, dándole sostén legal a las maestras
para que peguen a niños que ya son violentados, es como poner la carroza
adelante del caballo."

Las consecuencias post-traumáticas del abuso infantil, según
dicha autora, se multiplican generacionalmente a partir de un círculo que
dificulta al niño, una vez adulto, reconocer la violencia perpetrada por parte
de las personas que más debían  amarlo y
protegerlo: la justificación de que los pegaban "por su propio bien" tiende a
ser repetida con los niños que luego tienen a su cargo como padres o maestros.

Hoy, entrampados por los adultos, en un círculo vicioso de
violencia institucional, familiar y social, niños y adolescentes son golpeados
y humillados legalmente en escuelas debido a que -a viva o muda voz- reclaman
su propio derecho a vivir y a ser educados en armonía. Así, el principio de
inocencia es denegado para quienes la inocencia es un sabor vital que pierden
por no tener siquiera el derecho de probarlo, en un país que aún sigue sin
ratificar la Convención
de los Derechos del Niño.

(*)Escribe desde New Mexico, USA. Periodista – Ex Decana de la Facultad de Ciencias
Sociales, UNICEN

*Fuente: Agencia
Pelota de Trapo

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