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El conflicto de Piñera con los williche por la propiedad del Parque Tantauco

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La mañana del 27 de octubre de 2005 el Liceo Politécnico de Castro se
vestía de gala. Ese día, el entonces candidato presidencial Sebastián
Piñera premiaría personalmente a los niños que habían ganado el concurso
para nombrar el parque de 118 m hectáreas que un año antes el
empresario había comprado en la parte sur de Chiloé.

Los ganadores habían apostado por “Tantauco”, palabra de origen williche
que significa “lugar donde se juntan las aguas”. El nombre no era
desconocido para los habitantes de la zona: el “Tratado de Tantauco” fue
el acuerdo de paz firmado con España en el que se anexó Chiloé a Chile
en 1826, y reconocía por parte de la corona española los derechos a
perpetuidad de los williche sobre las tierras de la isla.

Pero estos derechos no fueron reconocidos por el Estado chileno, que a
partir de 1900 empezó a declarar estas tierras fiscales, luego de lo
cual vendió gran parte a particulares, que a su vez vendieron a otros
dueños. En medio de estos traspasos, el actual Presidente compró
Tantauco, a través de la Fundación Futuro, a fines de 2004 por 5
millones de dólares.

El nuevo nombre del parque de Piñera indignó al Concejo de Caciques
Williche de Chiloé, que agrupa a 22 comunidades. En una misiva dirigida a
Piñera lo calificaron como una “grave provocación” y como una “ofensa” a
las comunidades, ya que “es precisamente el nombre que tiene el Tratado
que resguarda nuestros derechos conculcados”. Incluso, unos meses
después presentaron un recurso de reclamación por “usurpación de
derechos lingüisticos”, ante el ministerio de Economía. El recurso nunca
fue respondido.

Los reclamos de los williche no fueron la primera noticia que tuvo
Piñera sobre el conflicto de tierras que pendía sobre las hectáreas que
anteriormente pertenecían al norteamericano Jeremías Henderson, quien
había intentando impulsar sin éxito un proyecto forestal.

Antes de que concretara la adquisición de Tantauco, el actual Mandatario
fue advertido personalmente por el entonces obispo de Ancud, Juan Luis
Ysern. Pero, como relata el eclesiástico, el empresario le dijo que el
tema de los williche era un problema del Estado, no suyo.

El Estado debe hacerse cargo

Junto a su asesor y director de la fundación “Con Todos”, Raúl Espoz, el
obispo Ysern viajó a mediados de 2004 a Santiago con una serie de mapas
y documentos que mostraban la situación de las tierras ancestrales que
reclamaban algunas comunidades williche en los terrenos que Piñera
quería comprar.

“Primero nos reunimos con los abogados y desde el primer momento les
manifestamos que había conflicto, situación que ellos explicarían a
Piñera”, detalla Ysern. Incluso entregaron mapas detallando cada uno de
los pedazos de tierra indígena involucrada.

Espoz señala que se dijo claramente que “no estaba comprando sólo un
proyecto forestal que había fracasado, sino los fundos williche: Yaldad,
Koldita e Inio”. Que en conjunto suman unas 91 mil hectáreas dentro del
parque.

El ingeniero forestal explica que la comunidad de Inio está muy aislada,
“súper abandonada” de cualquier servicio publico. “Con el parque la
gente ha conseguido trabajo, haciendo paisajismo, recogiendo basura o
cortas de madera. Pero con el tiempo la relación con Piñera se ha ido
poniendo más compleja porque el compromiso inicial fue solucionar
problemas de tierras no sólo en torno a la demanda indígena sino también
a las pequeñas familias de colonos. Ninguno de los compromisos para
solucionar estos problemas se ha llevado a efecto”.

En enero de 2008 Sebastián Piñera invitó a un grupo de parlamentarios,
periodistas, ecologistas y empresarios a pasar unos días en Tantauco

El obispo relata que “después, cuando ya había comprado el parque, me
reuní con él a almorzar. En esa reunión me invitó a participar como
jurado en el concurso para rebautizar el lugar, lo que acepté”.

Ysern explica que durante el almuerzo, “me dijo que el tema de los
williche era problema del Gobierno, no de él. Ahora que es Presidente no
sé cómo lo estará planteando”.

Tras la conversación, el consejo de lonkos manifestó que no le agradaba
la idea de que el prelado participara como jurado en el concurso, por lo
que le envió una carta a Piñera declinando su participación.

Para el historiador José Bengoa es un hecho inédito que el Presidente
tenga “conflicto de interés con territorios ancestrales” indígenas.

En esa carta, señalaba además que “no sólo está el tema de los
territorios usurpados por el Estado”, sino que lo que también causaba
molestia era que no se tomaran en cuenta los nombres que ya tenían esos
lugares y que son provenientes de los antiguos williche.

El obispo sugería al actual Mandatario dejar sin efecto el concurso, así
como ofrecer a las autoridades indígenas la posibilidad de establecer
una mesa permanente de diálogo. Pero “aunque me ofrecí para facilitar el
diálogo, Piñera nunca me respondió”.

El obispo Ysern no fue el único que advirtió al ex dueño de Lan sobre
las demandas que pesaban sobre sus tierras. El historiador y filósofo,
José Bengoa, explica que durante una reunión en la Comisión Bicentenario
en La Moneda, Piñera presentó oficialmente el proyecto del parque, que
en ese momento se llamaría Parque del Bicentenario.

“Fue una reunión tormentosa, en la que le hice ver que las tierras
estaban siendo reclamadas. En todo caso él ya había comprado. Por eso me
fui a hacer una investigación allá”.

En la isla de la Región de Los Lagos, Bengoa se reunió con parte de la
comunidad del Fundo Weketrumao, que también tienen conflicto de tierras
en Tantauco, ya que aunque tiene una mínima parte dentro del parque, el
acceso norte pasa por allí.

En este caso, explica la asesora del Consejo de Caciques, Ana María
Olivera, “el problema no tiene que ver con la superficie sino con la
forma, el procedimiento, con la pasividad del Estado. Con la negación de
darle carácter de interlocutora a la comunidad, que se siente
profundamente afectada con tener por vecino a un usurpador de tierras
indígenas”

Según Bengoa, “lo peor es que ha habido política de mal vecindaje.
Piñera podría haber hecho un acuerdo con la comunidad y no dejar el
parque cerrado con un portón”.

Además, el experto en antropología, señala que “que el Presidente tiene
conflictos con indígenas es un hecho de la causa. Es evidente que nunca
había ocurrido una cosa así,  que un presidente tuviera conflicto de
interés con territorios ancestrales”.

Tantauco en la mesa de diálogo

El viernes pasado el cacique mayor del Concejo de Caciques Williche de
Chiloé, Armando Llaitureo, se dirigió al Cerro Ñielol para participar en
la mesa de diálogo convocada por el gobierno para lograr acuerdos con
los pueblos originarios.

Entre los temas que quería tratar, se encontraba justamente el de la
restitución de tierras que vienen negociando con el gobierno desde hace
casi 20 años.

“Estamos exigiendo agilizar este tema histórico donde no ha habido
soluciones puntuales. Este gobierno quiere avanzar con plazos definidos.
De hecho se fijó una reunión para el próximo 22 de octubre para avanzar
en este tema”.

“La relación con Piñera se ha ido poniendo más compleja porque el
compromiso inicial fue solucionar el problema de tierras no sólo en
torno a la demanda indígena sino también a las pequeñas familias de
colonos. Ninguno de los compromisos se ha llevado a efecto”, dice el
ingeniero forestal Raúl Espoz.

Llaitureo señala que “el Presidente no ha tocado el tema específico de
Tantauco y  nuestra petición de restitución en la isla también incluye
el parque. Es algo complicado. En este caso hay una doble inscripción
por parte del Estado y el título de realengo- reconocimiento territorial
jurídico otorgado por el Estado español durante la colonia- que
determina que estas tierras son indígenas”.

En 2007 el Consejo de Caciques interpuso una petición ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, relacionada con el derecho
territorial de la comunidad Weketrumao. “La petición de fondo es que el
Estado debe restituirle a esta comunidad y a todas las demás los
territorios ancestrales amparados con títulos realengos. Eso incluye
parte de Tantauco”, asegura la asesora del Consejo de Caciques, Ana
María Olivera.

La abogada, explica que en 1993 se creó la Comisión de Estudios y
Regularización de Tierras Williche en Chiloé, que es una instancia de
negociación y diálogo político, donde los indígenas presentan las
demandas de sus territorios ancestrales.

“Hemos trabajado largamente en documentarnos, poniendo sobre la mesa los
títulos coloniales del pueblo williche. Esta demanda ancestral se ha
sustentado en títulos de realengo entregados durante la Colonia”.

La diplomada en Derechos Humanos señala que “la demanda territorial del
consejo se ha canalizado en espacios de diálogo político que se han ido
generando con el Estado. El resultado de este trabajo fue un Protocolo
de Acuerdo en el que se comprometió la restitución de las tierras que
reclamamos como históricas a través de los espacios fiscales
disponibles. Tras lo cual veríamos la restitución por parte de los
particulares. Pero ha sido muy lento y el Estado  no ha tomado medidas
ni para resguardar los terrenos fiscales en proceso de  restitución”.

Según fuentes ligadas a la venta de Tantauco, el escenario para el
Presidente en este tema es complejo. En medio de las negociaciones por
la huelga de hambre de los 34 mapuches con los que luego de casi 80 días
no se ha logrado llegar a acuerdo, la opinión internacional está
pendiente de lo que suceda al respecto. Además, los intentos de validar
la mesa de diálogo podrían pasarle la cuenta por la situación en
Tantauco. “Piñera debiera ser súper coherente con el tema indígena. Mal
que mal carga con el problema en su propia casa”.

28 de Septiembre de 2010


*Fuente: El Mostrador

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