La llegada de Piñera a La Moneda, y de esto ya hace algunos meses, no
significó Chile ardiendo por los cuatro costados como se lo imaginaban
algunos y vociferan otros. Todos hablaron, todos dijeron algo, los
insignes dirigentes de los trabajadores, ellos, esos representantes de
la clase obrera en la CUT, hicieron también algunas declaraciones
deslavadas, y empezaron a marcar el paso como si de un desfile se
tratara.
En estos meses han salido a la calle por sectores sociales, estudiantes,
empleados fiscales sosteniendo reivindicaciones muy justas y
postergadas. La Central de Trabajadores con más historia de lucha, con
un pasado de combate, es hoy un fantasma sentado en la vereda y
desnutrido. Ahora cuando la historia se lo pide, trabajar para una
huelga general, esas que hacen historia, esas con banderas y en mitad de
la calle, todos con pancartas y miles de diarios, panfletos haciendo
públicas las demandas o los pliegos de peticiones, huelgas que hacen
temblar a los patrones, dar pasos para cambiar en algo el curso de la
historia, de esas nada, las de los viejos tiempos… son el pasado.
Construir un país, quererlo y hacerlo mejor, no es solo privilegio de
sus autoridades. En determinados momentos todos pueden opinar, pedir,
solicitar si las condiciones los ameritan, qué más justo histórico e
indispensable sería una huelga general para exigir una NUEVA
CONSTITUCION POLITICA por ejemplo, que la educación vuelva a ser
responsabilidad del Estado y gratuita, un sistema de pensiones estatal,
moderno, equilibrado, seguro y digno, volver a re-nacionalizar las
riquezas básicas, o UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE, que si de buscar
alternativas se trata… las hay
Para que esto suceda entonces, entre otras cosas, la izquierda debe
volver a levantarse en estructura nacional, debe volver a reconstruirse
en el espacio que le pertenece históricamente, esos que la llevaron a
ganar una elección presidencial con programa y trabajo. No es el centro
político (PDC-PS-PPD) quien trabajará para hacer un país con mayores
posibilidades y oportunidades para todos. La derecha solo está interesa
en los beneficios, los salarios bajos, mano de obra barata, pueblo sin
educación, y gobiernos serviles a sus intereses, como lo fueron los de
la Concertación. La izquierda propone construir un país antes que nada
DEMOCRATICO Y PARTICIPATIVO, eso es indispensable, sin estos dos
elementos Chile será a medio vestir, a medio andar, repitiendo siempre
que es culpa del empedrado.
El centro político es una pelea entre perros que quieren comerse sus
hígados, es el lugar más cómodo para estar disponible siempre ante
cualquier oportunidad política o negocios que se les pueda presentar, es
allí donde flotan los que el sistema elige para que sean los
administradores de su modelo, y ellos, renovados y los vestidos de
progresismo, lo dotan de un discurso que en apariencias es evidencia
novedosa pero no es nada más que humo diferente, pero puro… finalmente.
El funcionamiento del Congreso Nacional, es una fotografía vigente
siempre, que no pasa de moda nunca. Allí nadie defiende al país, en ese
sacrosanto lugar el ciudadano, ese voto que los hace llegar a ese altar
de la patria, les interesa un pepino. Se legisla para salvaguardar los
intereses del gran capital, de todas las mineras, las empresas
nacionales, y las coludidas con las extranjeras, y las extranjeras de
cuerpo presente, como si de los tiempos del salitre estuviéramos
hablando.
Chile sigue siendo el mismo de antes de las elecciones presidenciales,
igual de pobre, un país con la peor distribución del ingreso, un sistema
educativo precario, clasista y enajenante, el progreso en dinero
plástico, la agresión repetida tantas veces contra el Pueblo Mapuche,
Chile no cambia.
En esta última campaña presidencial, hace algunos meses pasados, se
hablaba voz al cuello de Asambleas Constituyentes, cambios a la
Constitución, energías renovables, la lectura del listado de promesas
dejaba agotado. La Concertación proponiendo un nuevo cielo y la mitad de
la escalera, y ahora, ahora cuando está en el patio de los opositores,
por decirlo de alguna manera, nada, esperando fin de mes para la dieta
parlamentaria, esperando que pasen los años para volver a las poltronas y
salir de nuevo con la misma y vieja canción, desafinada, desteñida y ya
no creíble
Chile no cambia porque la derecha lo encontró como se lo entregó la
Concertación, sosteniendo un modelo que les útil y provechoso. Si se
hubieran dado pasos reales para iniciar una verdadera transición en los
periodos anteriores, hubiéramos presenciado una derecha más desbocada y
agresiva, y nada, todos tranquilos, todo bien empaquetado y vendido.
La izquierda debe empezar a reconstruirse pronto y orgánicamente porque
tiene su espacio y una tarea pendiente, ese enorme lugar en el que se
juntan las aspiraciones de miles de hombres y mujeres, los que quieren
un CHILE DIFERENTE, UN PAIS DEMOCRATICO, UN PAIS CON MEMORIA, UN PAIS
SOLIDARIO, sencillamente con más oportunidades. Los ricos pueden tener
su mundo y sus colegios, y sus cantantes y sus centros comerciales, y su
música del corazón, eso no se les pone en duda ni en jaque, por ahora,
pero en el otro lado hay millones que sencillamente su vida es un barrer
eternamente cuesta arriba, y así, así no es el Chile que se necesita
para transitar el tercer milenio, no es el mejor camino.
Los hechos han demostrado que el sistema capitalista no funciona, esta
crisis mundial tiene sus culpables con nombres, apellidos y en Chile sus
admiradores, intentado convencer que es viable, que asegura
oportunidades cuando se cae a pedazos, pan para hoy hambre para un
tiempo más, hasta la siguiente crisis.
Pues bien, hay tiempos para el debate y los discursos, pero se debe
avanzar ya en el proceso de consolidar los aportes. La izquierda no
puede llegar siempre para hacer un saludo a la bandera y alimentar de
esperanzas y canciones bonitas a los que en ella creen. La izquierda
debe volcarse de nuevo a disputar en las bases, colegios y sindicatos.
La izquierda debe reestructurarse para estar presente con fuerza en el
Chile injusto actual, que tanto le conviene a la derecha y al centro,
debe estar para ser los auténticos representantes de un país nuevo,
diferente, solidario y democrático, eso si, auténticamente democrático.
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