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La Concertación debe explicaciones (IX)

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El liderazgo de la Concertación debiera explicarle también al pueblo
chileno porque abandonó una de las políticas económicas claves que
definen a un liderazgo de centroizquierda: la búsqueda de mayor justicia
en la distribución del ingreso. Particularmente en un país que luego de
las políticas regresivas de la dictadura había quedado entre los peores
del mundo en la materia.

Así, incluso cuando en la década de los 90 Chile experimentó una alta
tasa de crecimiento económico, nuestro país continuó sufriendo una
escandalosa desigualdad en la distribución del ingreso. En efecto, de
acuerdo a la propia encuesta CASEN la desigualdad entre el 20% más rico y
el 20% más pobre aumentó, entre 1990 y 1996, de 12,9 a 13,8. (Ver
Patricio Meller.- Pobreza y distribución del ingreso en Chile (Década de
los noventa); en Paul Drake e Iván Jaksic (Compiladores).- El modelo
chileno. Democracia y desarrollo en los noventa; Edic. Lom; 1999; p.
52). Además, de acuerdo a un estudio del Banco Mundial de 1996 sobre la
distribución del ingreso en 65 países en desarrollo, Chile quedó en el
séptimo peor lugar, similar a países como Guatemala, Kenya y Sudáfrica, y
siendo “superado” solo por Brasil en América Latina. (Ver Meller; p.
51) Y, lo que es todavía más sintomático, de acuerdo a un estudio del
BID de 1998, al excluirse los ingresos del 10% más rico de la población,
¡Chile quedaba con una de las distribuciones de ingreso más equitativas
del planeta! (Ver Meller; p. 53)

Durante la década pasada nuestra situación empeoró aun más. De este
modo, de acuerdo a un estudio del Banco Mundial de 2005 sobre 124
naciones, Chile ocupó el duodécimo peor lugar, compartiendo posiciones
con Namibia y Suazilandia; y por debajo de países como Zimbawe, Bolivia,
Zambia, Nigeria y Malawi. (Ver Marcel Claude.- El retorno de Fausto.
Ricardo Lagos y la Concentración del Poder Económico; Edic. Política y
Utopía, 2006; p. 146)

Además, los datos aportados por la encuesta Casen de 2006, en el sentido
que la desigualdad en la distribución del ingreso habría disminuido
significativamente en nuestro país, han sido reiteradamente denunciados
como fruto de una gigantesca falsificación estadística, por los
investigadores Marcel Claude y Juan Pablo Moreno; sin ser nunca
desmentidos (Ver especialmente www.generacion80.cl, 25-7-2007 y El
Ciudadano, N° 52, Diciembre, 2007; respectivamente)

La falsificación estaría demostrada, de acuerdo a ellos, por la enorme
subestimación del ingreso total de los chilenos efectuada por la CASEN
respecto de los datos del ingreso nacional aportados por el Banco
Central. Aquella representaría ¡el 41% del ingreso nacional de acuerdo a
Claude; y 35 mil millones de dólares de acuerdo a Moreno! Ello
significaría una subestimación grosera de los niveles de ingreso del 10%
de la población más rica de nuestro país.

Ya Marcel Claude estimaba que había una presentación totalmente
distorsionada de los propios  datos de la CASEN al exhibirlos como
ingresos familiares y no per cápita. Al tener mucho más hijos las
familias más pobres, las diferencias reales entre los ingresos del 10%
de las personas más ricas y pobres habrían quedado en 53, y no en 31
como lo presentaba la CASEN. Y ajustando los datos de la CASEN a los del
Banco Central las diferencias reales entre los 10% más ricos y pobres
subirían de 31 a 88 en el segundo caso; ¡y de 53 a 148 veces en el
primero! Es decir, mostraría “a Chile como el país con la mayor
desigualdad del planeta”. (Claude; op. cit.)

Lo más sintomático, a este respecto, han sido las políticas de
“autocensura” de los líderes concertacionistas y de los principales
medios de comunicación respecto de las gravísimas denuncias efectuadas
por ambos investigadores. En el caso específico de Juan Pablo Moreno,
sus denuncias las efectuó incluso en un seminario de Chile XXI, ante la
presencia de diversos dirigentes, profesionales y parlamentarios de la
Concertación, los que no solo lo ignoraron completamente en el momento
sino que han guardado hermético silencio hasta hoy. Asimismo, el notable
interés demostrado por los numerosos periodistas que cubrían el
seminario se estrelló con el también hermético silencio de sus
respectivos medios. Y su publicación en El Ciudadano de Diciembre de
2007 le significó al entonces mensuario misteriosas desapariciones y
ocultamientos en múltiples quioscos de la capital.

El hecho concreto es que para la generalidad de los chilenos son
desconocidas aquellas gravísimas denuncias, que de ser ciertas (aunque
fuera parcialmente) no solo significarían que los gobiernos
concertacionistas han agravado escandalosamente la desigualdad e
injusticia social en nuestro país; sino que además han logrado grados
“orwellianos” del control de la información a que podemos aspirar los
chilenos…

martes, 21 de septiembre de 2010


*Fuente: El Clarin

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