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Muere Saramago a los 87 años. La literatura se queda ciega

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Pasó una noche tranquila, desayunó con tranquilidad, mantuvo una
conversación con su esposa y comenzó a sentirse mal. "Murió acompañado
de su familia, despidiéndose de una forma serena y plácida".

El escritor portugués José Saramago, premio Nobel de Literatura en 1998,
ha fallecido en su vivienda de Lanzarote (Canarias) a los 87 años,
víctima de una neumonía crónica. “Escribo para desasosegar, para no
dejar que la gente se duerma y decirles que lo malo está ahí esperando”,
dejó escrito.

El autor, cuya delicada salud hizo temer por su vida hace un par de
años, publicó a finales de 2009 su última novela, Caín , una irónica
mirada al Viejo Testamento que fue muy criticada por la Iglesia.

Autor de obras cumbres de la literatura del siglo XX, como Memorial del
convento (1982), El Evangelio según Jesucristo (1991) o Ensayo sobre la
ceguera (1995), murió al lado de su mujer y traductora, Pilar del Río.
Deja 17 novelas y numerosos ensayos, artículos y cuentos . Y un
compromiso político siempre a la izquierda.

El Nobel portugués, histórico militante de la izquierda marxista,
también dejó marca con su actividad social -fue un acérrimo defensor de
los derechos humanos- levantó su voz en numerosas ocasiones contra las
injusticias, la Iglesia y los grandes poderes económicos, a los que veía
como las grandes enfermeades de su tiempo.

"Estamos todos hundidos en la mierda del mundo y no se puede ser
optimista. El que es optimista, o es estúpido, o insensible, o
millonario", dijo en diciembre de 2008, durante la presentación en
Madrid de Las pequeñas memorias, una obra en la que recuerda su infancia
entre los 5 y los 14 años.

Dios fue una diana constante sobre la que lanzó sus dardos: ""La Biblia
es un manual de malas costumbres: crueldad, incestos, carnicerías. Según
un científico que los contó, hay cerca de un millón 700 mil cadáveres
en este libro”, defendió. “Tan crueles como Dios son los hombres, que
hemos inventado a un Dios a nuestra imagen y semejanza”, añadió.

Familia humilde

José de Sousa Saramago nació en Azinhaga (Portugal) el 16 de noviembre
de 1922 en el seno de una familia campesina y, en 1924, se trasladó
junto a sus padres y su hermano mayor a Lisboa, donde cursó sus estudios
de Primaria y comenzó el ciclo de Bachillerato.

Sin embargo, el autor no pudo terminar la educación secundaria debido a
las dificultades económicas de su familia y, con apenas 12 años, ingresó
en una escuela de enseñanza profesional para aprender el oficio de
cerrajero mecánico . Después de cinco años de formación, desempeñó este
empleo durante 24 meses en un garaje de la capital portuguesa.

Durante su proceso de formación como cerrajero, Saramago tuvo la
oportunidad de estudiar Literatura, a pesar de que el curso educativo
estaba destinado a preparar profesionales técnicos.

En esta época, comenzó a frecuentar una biblioteca pública de Lisboa
durante la noche. "Y fue así, sin ayudas ni consejos, apenas guiado por
la curiosidad y por la voluntad de aprender, que mi gusto por la lectura
se desenvolvió y pulió", aseguró el escritor en una pequeña
autobiografía en la página ‘web’ de su fundación homónima.

Gracias a su educación autodidacta, Saramago se puso en contacto con el
mundo de la literatura y, en 1947, publicó su primer libro , un romance
titulado ‘A Viúva’ (‘La Viuda’, en castellano), pero que, por
"conveniencias editoriales", fue publicado con el nombre de ‘Terra do
pecado’ (‘Tierra del pecado’). Después de esta obra, escribió la novela
‘Clarabóia’ (‘Claraboya’), que a día de hoy permanece inédita, y el
comienzo de otra novela que nunca terminaría.

Según el autor, tras abandonar este último proyecto, percibió que "no
tenía que decir nada que valiese la pena", por lo que abandonó la
escritura hasta 1966.

En cambio, Saramago volvió al mundo de la literatura a finales de los 50
después de ingresar en la editorial ‘Estúdios Cor’, lo que le permitió
conocer y establecer relaciones de amistad con algunos de los escritores
portugueses más importantes de su tiempo. Asimismo, y para "mejorar el
presupuesto familiar", comenzó a dedicar parte de su tiempo libre a
trabajos de traducción de autores como León Tolstoi o Charles
Baudelaire.

En 1966, el autor publicó la colección poética ‘Os poemas possívis’,
después de casi 20 años alejado de la escritura. De esta forma, Saramago
vivió su etapa de máximo esplendor durante la madurez y, gracias a
títulos como ‘Memorial del convento’ (1982) o ‘Ensayo sobre la ceguera’
(1995), se hizo un hueco entre los mejores novelistas contemporáneos.

Saramago y el periodismo

En 1971, abandonó la editorial e ingresó en el mundo del periodismo como
responsable del suplemento cultural del Diário de Lisboa para terminar
trabajando, cuatro años más tarde, como director adjunto del ‘Diário de
Notícias’. Fue despedido siete meses después por motivos políticos y, a
partir de ese momento, se dedicó por entero a la literatura.

"Sin empleo una vez más, ponderadas las circunstancias de la situación
política en que entonces se vivía la dictadura de Salazar y sin
posibilidad de encontrar trabajo, tomé la decisión de que me dedicaría
enteramente a la literatura: ya era hora de saber lo que podría valer
como escritor", aseguró Saramago, quien en 1980 publicó la novela
‘Levantado del Suelo’, la obra que marcó su estilo literario, una
aproximación original a la fantasía perfilada, entre otras cosas, por su
empleo característico de los signos de puntuación.
Lo fantástico y lo alegórico

Según el escritor y semiólogo Umberto Eco, quien prologó la edición
italiana de la antología de Saramago ‘El Cuaderno’ (2009), el autor
portugués cuidaba la puntuación "hasta el extremo de hacer" que
desapareciera y, en su crítica moral y social, no afrontaba "los
problemas de frente" sino que los rodeaba "bajo las formas de lo
fantástico y lo alegórico". "Saramago hace que el lector viaje en una
niebla láctea en la que ni siquiera los nombres propios dan una señal
claramente reconocible", añadió el catedrático italiano.

Umberto Eco: "Saramago hace que el lector viaje en una niebla láctea…"

Dos años después de publicar ‘El Evangelio según Jesucristo’ (1991), que
fue censurado en Portugal por su crítica frontal a la religión
católica, Saramago se desplazó a la isla canaria de Lanzarote. Según el
autor portugués, el Gobierno de su país vetó la presentación del libro
al ‘Premio Literario Europeo’ y, por ello, decidió cambiar de residencia
junto a su segunda esposa, la periodista española Pilar del Río, con
quien se casó en 1988.

Durante su estancia en España, publicó dos de sus novelas más populares
‘Ensayo sobre la ceguera’ (1995) y ‘Todos los nombres’ (1997) y, en
1998, conquistó el ‘Premio Nobel de Literatura’ gracias a su estilo
limpio y cercano a la prosa poética. "He sentido una emoción muy fuerte
y, como ocurre casi siempre con todas las emociones fuertes, uno no se
entera; lo sufre, lo siente, pero verdaderamente no se entera, y es con
el paso del tiempo cuando uno se da cuenta de lo que ha ocurrido",
aseguró después de conocer la noticia.

En activo hasta el final

En los últimos años de su vida, continuó publicando novelas y obras
autobiográficas con asiduidad y, en esta etapa, destacan títulos como
‘El hombre duplicado’ (2002), ‘Ensayo sobre la lucidez’ (2004),
‘Intermitencias de la muerte’ (2005) o ‘El viaje del elefante’ (2009).
Asimismo, desde septiembre de 2008, el autor cultivó el ensayo de
carácter cultural, político y social en su bitácora digital
‘caderno.josesaramago.org’, en donde desarrolló un estilo duro y directo
que contrasta con el resto de su narrativa.

"La jornada será larga, pero no nos desanimaremos. Cada día llegaremos,
cada día partiremos"

"Antonio Machado escribió aquello de ‘Caminante, no hay camino / Se hace
camino al andar’. Y es lo que estamos intentando: andar y hacer camino,
hacer camino y andar. La jornada será larga, pero no nos desanimaremos.
Cada día llegaremos, cada día partiremos. Más allá, siempre más allá",
destacó el escritor en la página ‘web’ de su fundación, con la vista
puesta, probablemente, en este día en que su obra le sobrevive y le
busca.

El Nobel de Literatura anunció el pasado mes de noviembre en la
presentación de su último libro, ‘Caín’, que ya estaba escribiendo su
próxima obra, que tenía como tema central la industria del armamento.
Quién fabrica las armas, quién trafica con ellas y quién muere son temas
de ese texto. Hoy en día, "la vida humana no tiene ninguna
importancia", dijo el autor entonces.

* Fuente: Público

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