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«Si Obama apoya a la banca, le haré un filme peor que el de Bush»

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El polémico cineasta estrenó en España su nueva película, “Capitalismo: una historia de amor”, y esta vez no se salvó ni siquiera el Presidente negro, de quien afirma todavía es partidario.

De la misma manera en que en sus películas anteriores arremetió contra la fascinación de los norteamericanos por las armas, las extrañas coincidencias del 11 de septiembre y la grave crisis que afecta a la salud pública de Estados Unidos, en “Capitalismo: una historia de amor”, Michael Moore denuncia que en los últimos días del gobierno de Bush los grandes bancos norteamericanos dieron un auténtico golpe de Estado para robarse los setecientos mil millones de dólares que les fueron otorgados en una inusual medida parlamentaria.

Además, habla de los míseros sueldos que cobran los pilotos norteamericanos, de extrañas pólizas de seguro de vida que las grandes compañías sacan en nombre de sus empleados, por lo que un trabajador muerto es mucho más rendidor que uno vivo.

-¿Qué fue lo que más te impactó en esta investigación?
-Ya no hay mucho que me sorprenda. Me enoja que la economía de Estados Unidos siga estando en manos de Geithner, Summers y Rubin, por eso he estado tratando de convencerme de una teoría muy interesante.

Para la película filmé una escena, que al final no incluí, en la que entrevistaba a un asaltante de bancos a quien todos los grandes bancos contrataron como consejero para que les explicara cómo prevenir los robos. Se me ocurrió que quizás el motivo por el cual Obama se está codeando con esta gente podía responder a esta misma lógica, donde los principales responsables de este desastre le estarían dando consejos a Obama sobre cómo solucionar las cosas.

Haciendo la película, me puse a pensar que cuando yo era niño las cosas no eran así. Es cierto que los padres de algunos niños tenían una tarjeta Shell para cargar combustible y mi mamá también tenía la tarjeta de la tienda J.C. Penney y otras cosas por el estilo, pero eso era todo: no existían las deudas de tarjeta de crédito. Después fue como si la bestia comenzara a preguntarse: “¿Cómo puedo hacer para que la gente suelte el dinero? Necesito más, así que démosles financiación a todos. Y luego, podemos apoderarnos de los muchachos que comienzan la universidad, démosles préstamos a veinte años”.

Cuando nosotros comenzamos a estudiar en la universidad, no existía esto de ir a los bancos privados a pedir un préstamo para estudiantes. Había, dentro de la universidad, un departamento de asistencia financiera donde te ayudaban a pagar los estudios.

Muchas veces, la asistencia financiera era a cambio de trabajo en el campus -en la cafetería o en la biblioteca- y, otras, te daban un préstamo a una tasa de interés muy baja, de un 1% o un 2%, que podías pagar cuando dispusieras del dinero. Había subsidios y becas, pero no la posibilidad de que quedaras atado a un banco privado por los siguientes veinte años.

Antes uno tenía un plan de jubilación claro, no existían los planes suplementarios privados. De repente, después de que Reagan asumió la Presidencia, empezamos a tener la posibilidad de poner nuestra futura jubilación en la bolsa, lo cual, por supuesto, implica que ya no tendremos una jubilación garantizada.

-Has dicho que esta película está destinada a una sola persona…
– Una vez que se hizo evidente que Obama iba a ganar, todas las compañías de Wall Street y los bancos comenzaron a entregarle enormes sumas de dinero. Cuando incluí la escena en la que Obama recibe todo ese dinero, donde queda en claro que su principal financista privado es Goldman-Sachs, pensé que no lo estaba haciendo para el público general, sino para que lo viera el propio Obama.

Me dije: “Esta escena la estoy haciendo para un público unipersonal porque quiero que Obama sepa que nosotros sabemos, y quiero que sepa que se lo voy a decir a todo el mundo”.

Por mucho que lo quiera y que lo admire, quiero que se dé cuenta de que tiene que trabajar a favor de nosotros; no ponerse del lado de Wall Street, esa familia de bancos y compañías de inversión pertenecientes al crimen organizado… y no estoy bromeando, la única diferencia es que ellos operan legalmente.

Se han llevado preso a Madoff, pero los bancos funcionan con el mismo sistema de la pirámide, donde la zanahoria que todos perseguimos eternamente es la posibilidad de llegar a la cima, allí donde están ellos… pero la realidad es que en la cima hay muy pero muy pocas personas, que concentran toda la riqueza.

Si Obama no se pone de nuestro lado y sigue estando del lado de ellos, haré una película sobre él que dejará a la que hice sobre Bush como una película de Disney… De todos modos yo sigo respaldando a Obama. Me hubiera gustado que se jugara por un sistema único de salud, pero no lo hizo… bueno, no me voy a enojar con él por eso. Obama es todo lo que tenemos, y yo no quiero volver a lo de antes de aquí a cuatro años…

* Fuente. La Nación

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