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Sobre Juana y Chana (I)

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« -Muy bien, Sócrates, respondió Protágoras, no eludiré tu pregunta…Era el tiempo cuando existían los Dioses pero no las razas mortales…llegó el tiempo de la existencia para estas últimas y los Dioses tomaron tierra y fuego y dieron a Prometeo y a Epimeteo la tarea de dotarlas de atributos convenientes… Prometeo distribuyó a unas la fuerza sin rapidez ; a las más débiles, la velocidad ; a las de poca estatura la posibilidad de emprender la fuga alada o de tener una guarida subterránea…A otras, una gran estatura les servía para inhibir todo ataque…Pero Prometeo y Epimeteo habían olvidado a la raza humana, el hombre estaba desnudo, descalzo y desarmado…Entonces Prometeo, para preservar a la especie humana, robó a Hefaistos y a Atenea  el fuego, el arte del genio creador, la inteligencia…El hombre adquirió así la inteligencia que lo aproximaba a los Dioses, pero no poseía el arte de administrar la Polis que sólo Zeus detentaba…Para evitar que la raza humana desapareciera como consecuencia de las guerras, Zeus envió a Hermes para que insuflara a los hombres el sentimiento del honor y del derecho para administrar con justicia la Polis…Por eso cuando se trata de deliberar acerca de la construcción de un edificio,  griegos y atenienses prefieren llamar a los arquitectos para que se encarguen de ello ; en los astilleros navales se solicita la opinión de los especialistas y si alguien osa dar su opinión al respecto se le hace callar si no conoce dicho oficio…Pero cuando se delibera sobre el gobierno y la administración de la Polis, todos emiten su opinión : el carpintero, el herrero, el zapatero, el mercader, el armador, rico o pobre, noble o plebeyo…Todos opinan porque la política, la administración y el gobierno reposa sobre la justicia  y tienen razón porque de otra manera no existiría la Polis…».

Platón, Protágoras, XII
 

El 17 de enero próximo los chilenos deberán elegir entre Juana y Chana. La campaña comunicacional de uno de los candidatos trata de asentar la idea de que entre uno y otro las diferencias y contradicciones serían irreconciliables. Pero todos sabemos que ello no es así. Los dos pertenecen al mismo serallo, han tenido un  recorrido más o menos parecido y los dos se proponen preservar el sistema impuesto a sangre y fuego por el “destacamento especial de hombres armados” mencionado majaderamente por los clásicos y que muchos quieren olvidar en función de fugaces prebendas materiales. El servicio público, la preocupación por el bien común y la « virtú »,  sobre la cual  glosó hace cinco siglos el célebre secretario florentino, están por cierto ausentes del debate en un país donde algunos de los representantes de las antiguas víctimas han aceptado, en función de su presencia en la cueva de Alí Babá de Valparaíso, olvidar los ultrajes por unas cuentas de colores y algunos garbanzos parlamentarios.

Sin embozo, la vieja derecha se apresta a recuperar el gobierno en el cual nunca estuvo  ausente del todo. Un nuevo proceso de recomposición del bloque en el poder ya había comenzado desde antes de la campaña presidencial. Los acuerdos en torno a candidaturas y arreglines no hicieron sino asquear aún más a los ciudadanos, sobre todo a los más jóvenes.

Una parte de la estrategia tanto de Juana como de Chana, se orienta a culpabilizar a aquellos que no estan ni ahí con el sistema vigente, del que usufructúan únicamente los apernados en todo el aparato del estado, quienes ven con terror la pérdida de pegas y prebendas. Es en ese sentido que el soldado Arrate se ha manifestado dispuesto a encabezar un nuevo « partido de izquierda ». Arrate, que aprovechó durante veinte años cuanta prebenda olía y que fue el iniciador de la renovación del PS en Chantilly a inicios de los años 80, se apresta  -como por otra parte lo había dejado muy claro durante la campaña- en compañía del soldado Teillier, a juntar votos para Chana.

Urge expresar a viva voz que hay una alternativa a Juana y a Chana. Es un camino que no llama a la placidez ni al sosiego, que no promete puestos de seremíes, concejalillos o subsecretarillos de cualquier cosa, sino que llama en primer lugar a armar los espíritus para encarar los inevitables y necesarios combates que se perfilan en el horizonte, luego de más de veinte años de gobiernos de la nueva derecha, que ahora quiere presentarse más remozada, gracias a la inclusión bajo su alero de la camarilla que utiliza el adjetivo comunista y que se dió a la tarea de abdicar en toda la línea y ha lanzado al tacho de la basura la historia ejemplar y heroica de miles de sus militantes a lo largo de un siglo.

El paso que un grupo de comunistas hemos dado es definitivo y definitorio y pensamos que la validez y vigencia de la hipótesis comunista como la llama Badiou, necesita obligatoriamente un instrumento de nuevo tipo en consonancia con los tiempos y ante la ausencia de una voz que defienda los intereses populares.

A ello dedicamos nuestros esfuerzos y nuestras limitadas capacidades. Pero también es el terreno en el cual hemos decidido establecer las fundaciones de nuestras esperanzas hacia el futuro. El futuro, que no se debe enterrar jamás.
 
Ninguno de los candidatos, ni Juana ni Chana han propuesto en sus programas proponer la realización del acto fundador que nos podría hacer acceder al rango de las naciones civilizadas, esto es, el llamado imperioso e ineludible para que sea el pueblo, quien elija a la proporcional integral una Asamblea Constituyente que tenga como objetivo único la elaboración de un proyecto de Constitución refrendada por el soberano, el pueblo.

Ni Juana ni Chana consideran necesaria tal Constitución. Salvo que uno de los dos, para captar los votos de una parte del electorado, profiere declaraciones admitiendo la necesidad de modificar la Constitución …¡dizque mediante los mecanismos que ésta prevé !

Ni Juana ni Chana lamentan su pasada aquiesciencia a la dictadura militar. Muy por el contrario.

Ni Juana ni Chana pretenden terminar con el andamiaje institucional dejado por la dictadura.

Chana ha dicho que hay que reforzar el Estado. Igual cosa Juana.

Ni Juana ni Chana consideran necesario denunciar el Tratado minero que abrió el paso a la la explotación de zonas limítrofes de nuestro país al voraz apetito de multinacionales mineras extranjeras y que fue firmado y fomentado por uno de los dos actuales candidatos.

Ni Juana ni Chana piensan abrogar la recientemente aprobada Ley de Pesca que entrega las costas y el Mar Chileno a otras multinacionales extranjeras.

Tanto Juana como Chana prevén seguir aplicando la ley antiterrorista 18.314  dictada por Pinochet en 1984 y  modificada en 1991 y 2002 por los gobiernos concertacionistas y la ley de seguridad interior del Estado, a los combatientes del pueblo mapuche que se alzan contra la ocupación militar  de su territorio.

Ni Juana ni Chana modificarán el tratado o acuerdo con EEUU, al que la revista del Colegio de profesores publicada hace algunos años consideraba como lesivo para el interés del país.

Juana y Chana continuarán cubriendo las tropelías y desmanes del cuerpo de Carabineros que dispone de un nutrido prontuario criminal.

Ambos proseguirán la política de costosas adquisiciones de armamento en las que se ha lanzado Chile.

Ambos son tradicionales y dóciles falderos del amo imperial, aun  cuando no son los únicos especímenes existentes en el mundo.

Ni Juana ni Chana proponen renacionalizar el cobre. Muy por el contrario.
 
Destemplados llamados y solicitaciones nos llegan de aquí y acullá para « impedir que la derecha llegue al gobierno ». Como si la derecha, no estuviese desde hace veinte años a la cabeza del modelo chileno. Es por eso que la revista Capital informó para la elección presidencial de 2000 que los empresarios estaban mayoritariamente con Lagos.

Ahora sólo le falta tener los mandos político-institucionales. Culpar a los opositores de izquierda de su eventual vuelta al gobierno no es otra cosa que la expresión  del terror que  sienten varias decenas de miles de suches, la clientela concertacionista, por la eventual pérdida de pegas, prebendas y privilegios.

Hay que repudiar y rechazar el chantaje que se pretende ejercer contra los partidarios del voto nulo, aquellos que consideran que no es posible votar ni por Juana ni por  Chana, ni por la vieja ni por la nueva derecha y que ya están siendo culpabilizados por la eventual victoria de uno de ellos. La consigna sigue siendo : !voto nulo, ni Juana ni Chana. Asamblea Constituyente ! 

Hay algunos gaznápiros que utilizan el adjetivo comunista sin conocer a ciencia cierta su real  significado. Expertos en levantamientos de efímeros e inconsistentes tinglados, se han dado desde hace muchos meses a la tarea de recolectar votos para Chana, uno de los dos candidatos. Y ante la perspectiva de ser borrados del mapa electoral han comenzado a levantar otros tinglados utilizando el adjetivo comunista. Levantan tienda como los gitanos, diría el finado Mario Palestro. 

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