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Minga Indígena después de 474 años de Reconquista a Bogotá

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“Para la Confederación Latinoamericana de Cooperativas y Mutuales de Trabajadores (COLACOT) es un honor expresar su solidaridad a los pueblos indígenas encabezados hoy  por la Grande e Histórica Minga, que después de recorrer más de mil kilómetros desde sus lugares de origen desde los cuatro puntos cardinales y regiones del país, y  venciendo toda clase de obstáculos ha conquistado la plaza de Bolívar en Bogotá, máximo símbolo político en Colombia, ubicada en medio del Congreso de la República, el Ministerio de Justicia, la Alcaldía de Bogotá y la Catedral Cardenalicia  Primada de Colombia, y a una cuadre el Palacio Presidencial, Casa de Nariño y el Ministerio de Relaciones Exteriores, Palacio de San Carlos".

Fue allí en el mismo lugar donde en 1.534, hace 474 años el español Gonzalo Jiménez de Quezada ocupó el Bacata, sede  del Zipa, Jerarca de los Muiscas, arrebatándoles el territorio habitado por estas tribus por más de 5.000 años.

No obstante este significativo e histórico hecho en que las comunidades originarias de Bacatá y sus hermanos indígenas del país reconquistan simbólicamente su territorio, los altos dignatarios del gobierno, de la política y de la iglesias, no se dignaron dar su amono, ni siquiera a uno de los veinte mil célebres visitantes que después de 474 años llegaron a la capital de la República de Colombia a exigir el respeto a sus sagrados derechos y reivindicaciones expresados  en los 5 puntos de su agenda, los mismos por los cuales se levantaron los Comuneros con José Antonio Galán y Manuela Beltrán desde San Gil Santander a finales del año 1700.

En Bogotá se dio el levantamiento de los Patriotas el 20 de Julio de 1810, y que después de muchas batallas y sacrificios,  la Batalla de Boyacá en 1919 selló la independencia política de América del Imperio Español, donde las comunidades nativas,  campesinas, y patriotas conformaron los ejércitos libertadores, sacrificaron sus vidas y sus bienes, conducidos por el Libertador Simón Bolívar, mas los derechos de estos hermanos compatriotas aún no han sido recuperados.

La histórica y poderosa Minga también ocupó  la Universidad Nacional, símbolo máximo de la educación, la ciencia  y la cultura de la República de Colombia, y allí tampoco el Señor Rector del máximo claustro académico del país se dignó extender su mano para recibir la mano encallecida por el trabajo de los indígenas de, por lo menos a uno de los  veinte mil reconquistadores que allí se congregaron.

Los gremios laborales: sindicatos, empleados públicos, cooperativas, mutualidades que  sustentan su naturaleza fines y objetivos en los valores de la solidaridad y que históricamente han sido los bastiones de las conquistas y reivindicaciones de los derechos sociales, laborales, la justicia y de la democracia formal, tampoco sumaron  sus contundentes manifestaciones al lado de nuestros hermanos mayores conducidos por la Poderosa Minga en la Plaza de Bolívar. 

La falta de urbanidad o indiferencia de las más calificadas autoridades gubernamentales, académicas y religiosas ante la Gran Minga, máxima autoridad y representante de los pueblos indígenas colombinos, es una clara demostración de la soberbia o ignorancia de lo que estos  honrosos e históricos luchadores y trabajadores por la construcción de nuestro país y de mantener en alto la antorcha de la libertad, la justicia, los derechos humanos y la soberanía nacional.

La defensa de la madre tierra y demás medios de producción agroindustrial y pecuaria, el empleo digno y la seguridad social, el Sistema de  Economía Solidaria,  la sostenibilidad y soberanía alimentaria y demás medios para contrarrestar la pobreza, la exclusión social, la guerra, el  terrorismo de Estado, el paramilitarismo, el narcotráfico,  la guerrilla y la delincuencia común, que ha sido practicada por el sistema que nos ha regido por mas de un siglo, conforman la plataforma de lucha de la Minga, la cual perdurará en el presente siglo, hasta tanto los mercaderes de la guerra del hambre y de la muerte continúe enlutando  la sociedad colombiana.

LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS

Gran fortalecimiento espiritual y de fe en el Evangelio y la Doctrina de Social de la Iglesia nos ha dado el Comunicado de Monseñor GUSTAVO GIRON HIGUITA, Obispo de la Diócesis de Tumaco, en defensa de los Derechos Humanos, denuncia las continuas amenazas contra los miembros de las organizaciones sociales, indígenas, eclesiales, humanitarias y defensoras de los Derechos humanos de Nariño, por un presunto grupo Autodefensas Gaitanista de Colombia.

Igualmente ha sido muy significativo y fortificante para la espiritualidad de  los Cristianos y Católicos los permanentes comunicados Evangélicos en defensa de las Comunidades Indígenas, campesinos y sectores populares por la violación a sus derechos humanos, expresado por el Equipo de Pastoral Social Nacional, Pastoral de los Trabajadores.                

La Poderosa Minga simboliza el rompimiento  del cerco histórico que  los mercaderes de la guerra, muerte, despojo y desplazamiento han realizado contra las comunidades indígenas, campesinos,  afros y sectores populares  las minorías excluyentes que han concentrado el poder económico,  político y gubernamental durante más de cinco (5) siglos,  incluíos el Siglo XX y los primeros 8 años del siglo XXI.

TESTIMONIO DE LAS COMUNIDADES NATRURALES DE AYER Y HOY EN LATINOAMERICA

En Colombia y América las comunidades naturales o indígenas han sido el mayor testimonio del desarrollo humano y científico sustentado en el sistema económico, social, humanista, solidario, comunitario y autogestionario, conocido hoy como la Economía Solidaria, tal como lo expresa Garcilaso Inca de la Vega:
”Habiendo aumentado las tierras, medían todas las que había en toda la provincias, cada pueblo por si, y las repartían en tres partes: la una para el Sol, la otra para el Inca y la otra para los naturales. Estas partes se dividían siempre con atención que los naturales tuviesen bastante en que sembrar, antes que les sobrase que les faltase. Y cuando la gente del pueblo o provincia crecía en número, quitaban de la parte del sol y de la parte del Inca. En el labrar y cultivar las tierras también había orden y concierto. Laboraban primero las del Sol, luego las de las viudas y huérfanos y de los impedidos por vejez o enfermedad: todos estos eran tenidos por pobres, y por tanto mandaba el Inca que les labrasen las tierras. Labradas las tierras de los pobres, labraban cada una las suyas, ayudándose unos a otros, como dicen, a tornapeón. Las últimas que labraban eran las del Inca, beneficiándolas en común. Mandaba el inca que las tierras de los vasallos fueren preferidas a las suyas, por que decía que estando pobres o necesitados mal podían servir en la guerra ni en la paz.”

La cultura incaica, como lo atestigua Garcilaso Inca de la Vega,  se fundamentaba en los valores de la vida, la solidaridad, la cooperación, el trabajo, la ayuda mutua, la justicia, el  respeto a la dignidad humana y al medio ambiente, la cual fue defendida por sus líderes y sus pueblos hasta su muerte, bajo la acción de  los invasores europeos, cuya cultura egoísta, materialista, individualista y capitalista los convirtió en los mas grandes genocidas de la historia de la humanidad, quienes además de destruir los pueblos americanos, destruyeron también  sus culturas milenarias, las más avanzadas del nuevo mundo,  pues hasta nuestros tiempos la ciencia moderna no ha podido descifrarla.

“Amo el verdor de la naturaleza
Amo el perfume de las flores
Amo el canto del Tzenzontie
Pájaro de cuatrocientas voces
Pero amo más a mi hermano
        El Hombre”

Esas son nuestras autenticas y originales raíces que a través de los tiempos, dieron sustento a las múltiples culturas y formas de organización de los sistemas de producción, trabajo, distribución, consumo y  defensa de la vida frente a las adversidades de la naturaleza, y de los regímenes persecutorios de los derechos humanos, el despojo de la tierra, sus bienes, el agua,  la vida y el desplazamiento de las comunidades indígenas y los campesinos en general.

Son también el sustento filosófico, ideológico, político y estratégico de la Economía Solidaria como Alternativa de Desarrollo Integral y una estrategia para enfrentar el fatalismo capitalista y el fundamentalismo del libre mercado.

Hoy el pueblo colombiano, excepto las minorías opulentas e insaciables de riqueza, conocen y han sufrido los efectos del libre mercado,  que ha hecho de una práctica común de la vida y la sociedad,  un principio dogmático y religioso mediante la inversión de los valores del humanismo integral, al convertir en una vil subasta o compraventa corruptible, de la vida humana, la honra,  bienes, la ética, la moral, la democracia, la política, el gobierno, la sociedad y el Estado, erigiendo  las enormes pirámides bancarias que han dejado a millones de familias sin vivienda y sin empleo y estrangulada  la economía real en Colombia y que ahora ha colapsado a nivel mundial.

EL JUSTO RECHAZO A LAS POLÍTICAS CONTRARIAS A LA VIDA

La Minga rechaza las actuales políticas de Estado y de Gobierno que actuando de espaldas a la gravísima problemática de la población rural, la crisis alimentaria, la carencia de tierra productiva y demás medios de producción para los campesinos, indígenas y afrodescendientes, profundizando el conflicto mediante la aplicación de normas contrarias al desarrollo humano, tales como  el llamado Estatuto de Desarrollo Rural, la penalización del uso de Semillas nativas, el uso transporte de la Leche Cruda, la Cría y comercialización de Gallina Criolla, la entrega de los Páramos, Parques y Bosques Forestales y la biodiversidad a los grandes capitales transnacionales, con lo cual  continúa el despojo de las tierras y el derecho a la vida del campesinado, agudizando el hambre y la miseria de los más de treinta (30) millones de colombianos que se hallan por debajo de la línea de pobreza y exclusión social.

Es comprensible que los medios de comunicación obedeciendo a sus dueños nacionales y transnacionales, impiden masificar la información sobre el grave deterioro de la calidad de vida de la mayoría de los colombianos, pues mientras hace 15 años se importaban 700 mil toneladas de alimentos, el pasado año se importaron 19 millones de toneladas, y con el TLC concluirá la eliminación de los  sistemas de producción rural y del campesino, pues ahora son los productos extranjeros, excedentes y subsidiados de los países industrializados que inundarán nuestro mercado, mientras que  las tierras que aún nos queda pasaran a manos de los grandes capitales nacionales y transnacionales para la producción de etanol y otros alimentos para los vehículos y a sostener el súper estándar de vida de las minorías de los ricos a costa de los mas de mil millones de personas que padecen el flagelo del hambre y desnutrición en el mundo.

LA ECONOMÍA SOLIDARIA UNA ESTRATÉGIA PARA LA PAZ Y EL DESARROLLO RURAL

Con el propósito de contribuir a la formulación  de políticas, estrategias, programas y proyectos encaminados a la construcción de escenarios de convivencia y de paz para el país, la Confederación Latinoamericana de Cooperativas y Mutuales de Trabajadores COLACOT y la Federación Nacional Acción Campesina Colombiana ACC, proponemos el Proyecto: La Economía Solidaria Una Estrategia Para la Paz y el Desarrollo Rural PROPAZ, esperando contar con el apoyo de las organizaciones indígenas, campesinas, obreras, la iglesia, la academia, el gobierno, los gremios económicos, los organismos multilaterales y la cooperación internacional para su ejecución en 850 municipios rurales en el país, el cual se adjunta en documento aparte.

“La Minga VIVE, QUE VIVA LA MINGA!.
Por una Colombia de los pueblos sin dueños, todo el saber, todo el dolor, toda la experiencia, todas las palabras, todas las abuelas y los recuerdos. Vamos a vivir porque nos cansamos para siempre del dolor, de la muerte y de la codicia de quienes se nos roban la paz.
Convocamos el CONGRESO DE LA MINGA DE LOS PUEBLOS, para que lo realicemos a más tardar EL 12 DE OCTUBRE DE 2009”.

Bogotá noviembre 28 de 2008

* Fuente: Nasaacin

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