Quien ha tenido la suerte de vivir entre los pobres de Sudamérica comprometido en la auténtica resurrección de los eternamente olvidados, de los invisibles, de los que estorban en el banquete grande y espléndido del mundo, no puede por menos que admirar la labor de los teólogos de la liberación que han entendido y vivido la presencia de la Iglesia como una projimidad evangélica con los pobres. Más aún: estros teólogos han comprendido con todas sus consecuencias que la voz de los pobres se convierte en exigencia de projimidad. Y frente al axioma eclesiástico de que fuera de la Iglesia no hay salvación, Jon Sobrino defiende que la salvación sólo está en los pobres. No somos los ricos los que salvaremos a los pobres, sino que son los pobres los reales salvadores de los ricos. Y mientras esto no se comprenda, la Iglesia vivirá en la farsa de una cruz invertida, necesitada de un giro copernicano que la sitúe en la verticalidad de la realidad. Teología de la liberación: evidente pleonasmo, porque una teología que no sea liberación queda reducida a puro opio alienante.
Me lo decía un día Helder Cámara: Dios no está para llenar estómagos vacíos. A esos estómagos hay que darles pan y no resignación. El hambre no brota de los designios de Dios sino de la programación exacta y calculada de los ricos. Los pueblos ricos abastecen a los pueblos pobres de la cantidad estrictamente necesaria para que estos sigan produciendo en beneficio del capital. Y cuando a pesar de todo no son rentables, se les hipoteca con cargamentos de armas y se promueve una guerra que extermine el número sobrante.
Jon Sobrino lo sabe, lo vive y lo enseña. Y la conciencia de la Iglesia no soporta este reproche continuo de su testimonio, de su postura, compañera de Ellacuría, de Monseñor Romero, del Obispo Casaldáliga y de tantos otros. Los que murieron en aquella Universidad católica no estorban a los militares asesinos ni a una Iglesia instalada en la riqueza, cómplice con su silencio, que planta como escarnio supremo una cruz sobre sus tumbas. Jon Sobrino se salvó de aquella matanza. Y es ahora Benedicto XVI el que dispara y le prohibe la enseñanza porque los pobres no pueden dictar la conducta de la Iglesia. Y deja en manos de la Compañia de Jesús y del Arzobispo de San salvador el “castigo” que se le deba imponer. A Sobrino le castiga el Papa por ser pobre, por vivir con los pobres, por defender a los pobres, por hacerlos protagonistas de la historia de la salvación. Y en un documento aparte el Papa condena a los homosexuales, prohíbe la comunión a los divorciados y exhorta a los Obispos del mundo a declarar una guerra ideológica siguiendo el ejemplo del episcopado español. Son beatificados curas, monjas y seglares que delataron a sus hermanos no franquistas durante la guerra civil española.
Descubrieron a los rojos, los acompañaron hasta las tapias donde los fusilaron y después rezaron por su eterno descanso una oración sacrílega. Merecen ahora la honra de los altares, la gloria de Bernini, como ejemplos supremos de santidad. A Jon Sobrino se le niega el más elemental derecho a opinar, a exponer un evangelio auténtico, a vivir una pobreza salvífica y se le hunde en la tumba del oprobio, del castigo, del olvido. El brazo de la Santa inquisición es alargado y llega hasta nuestros días. La Iglesia –que se lo digan a Rouco o Cañizares- está para defender privilegios (sueldos, derecho a una enseñanza sectaria, a la administración de un patrimonio, a convivir con una extrema derecha, a ser apoyo incondicional de dictaduras asesinas) y no para defender a los pobres. Los pobres sólo tienen derecho a morirse, con la ventaja de que esta primacía les otorga una precoz entrada en un cielo que entre los ricos les hemos ayudado a conseguir. Y encima van y ni siquiera los agradecen.
miércoles 1 de octubre de 2008
–Invitamos a visitar El Blog de Rafael Fernando Navarro
Artículos Relacionados
Manipulación de imágenes y guerra psicológica en Venezuela (y las redes)
por Misión Verdad (Venezuela)
11 años atrás 4 min lectura
El definitivo entierro del Gral. Stroessner
por Carlos Iaquinandi Castro (Serpal)
17 años atrás 15 min lectura
"Compatriotas esta patria es nuestra y la refundación se inicia en nuestra propia consciencia"
por Xiomara Castro De Zelaya (Candidata Presidencial, Hondura)
12 años atrás 20 min lectura
El Tío: La película de Ignacio Santa Cruz, sobrino de Jaime Guzmán
por Olga Larrazabal S. (Chile)
11 años atrás 6 min lectura
22 de marzo, Marcha por el Agua: «No es sequía, es saqueo»
por piensaChile
5 horas atrás
20 de marzo de 2025 ¡Este 22 de marzo nos movilizamos por el Agua! Chile es un país altamente expuesto a las consecuencias de a la crisis climática, y…
Siroco saharaui en el Festival de Málaga
por David Bollero (España)
8 horas atrás
20 de marzo de 2025
La alfombra roja del Festival de Málaga se teñirá hoy jueves del dorado de la arena saharaui. Javier Corcuera estrena Mariem, película que homenajea la figura de la cantante saharaui Mariem Hassan, fallecida en 2015.
Siroco saharaui en el Festival de Málaga
por David Bollero (España)
8 horas atrás
20 de marzo de 2025
La alfombra roja del Festival de Málaga se teñirá hoy jueves del dorado de la arena saharaui. Javier Corcuera estrena Mariem, película que homenajea la figura de la cantante saharaui Mariem Hassan, fallecida en 2015.
Colonialismo ecológico y derechos indígenas: una crítica ecosocialista de la salmonicultura en Chile
por Lonko Daniel Caniullán, Dr. Guido Asencio y Rodrigo Andrade Ramírez (Chile)
2 días atrás
19 de marzo de 2025
La industria del salmón en Chile surgió en la década de 1980, bajo la dictadura de Pinochet, como parte de la transformación neoliberal del país. Lo que comenzó como un experimento, se ha convertido en una industria de exportación multimillonaria que produce aproximadamente el 30% del salmón de cultivo del mundo.