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Chile: Con mayordomos o patrones el palacio es el mismo

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Yo canto la diferencia
            que hay de lo cierto a lo falso
            de lo contrario no canto.
                  Violeta Parra.

Dos semanas de charlas, treinta horas de aprendizaje, no consiguieron el resultado deseado. Los participantes terminaron con mayores dudas que las iniciales, y el objetivo de los organizadores fue superado por las disensiones. No obstante, el pseudo seminario constituyó un paso positivo en lo que era su esencia: recuperar el interés de la gente por los asuntos públicos.

Las ‘gente’ era, en este caso, un grupo de trabajadores agrícolas de temporada (‘temporeros’, en la acepción popular), desocupados laboralmente en época de ‘meses azules’, como ellos llaman a las estaciones de otoño e invierno en las cuales los meses no llevan en sus nombres la letra ‘erre’ (mayo, junio, julio, agosto) y los embriones de las frutas vacacionan bajo el frío y la lluvia.

Durante diez días –tres horas en cada jornada- los participantes recibieron una andanada de informaciones relativas a las bondades del sistema democrático, las corrientes ideológicas y la particular Historia de Chile en los últimos treinta años. Quienes oficiaron de relatores se esmeraron por destacar los avances logrados en el país merced al actual sistema, mostrando sus propias experiencias personales como resumen de las bondades del mismo.

Un demócrata cristiano, un pepedé y un udi –militancias que reconocieron con una hidalguía que se agradece- actuaron como relatores o charlistas- Algunas veces se enfrascaron en ásperas controversias, particularmente al detallar los manifiestos ideológicos de cada cual, pero la calma retornaba con prontitud no bien llegaban, como siempre, a la cuestión económica.

El tranquilo escenario experimentó sacudidas cuando uno de los asistentes, sin sospechar que con ello encendía la mecha que llevaba al polvorín, al requerírsele opinión respecto de lo relatado en esa jornada, manifestó sin tapujos lo que él había concluido.

“Tengo la certeza de que la población chilena, mayoritariamente, profesa simpatías y preferencias por las ideas de izquierda moderada, y vota entonces a favor de políticos que teóricamente pertenecen a partidos de esa misma línea. Sin embargo, esos representantes, una vez electos, muy pronto se sacuden sus ideologías de campaña para sumarse, en los hechos, a quienes profesan y defienden ideas claramente derechistas. ¿Esto es lo que algunos llaman el ‘duopolio’?”

No satisfecho con su apreciación, adelantándose a la probable respuesta del charlista de turno, agregó: “Hoy da lo mismo votar por Lagos, Insulza, Piñera, Lavín, Alvear o Frei, pues en rigor y en esencia, ¿cuáles son las diferencias de fondo, y no de forma, que los separan?  Y me estoy refiriendo a diferencias que puedan beneficiar o afectar directamente a los millones de chilenos que vivimos de nuestro trabajo, pero no a aquellas que dicen relación con el mercado ni con la especulación financiera, pues en este aspecto todos los actuales partidos políticos que tienen presencia en el Congreso Nacional están plenamente de acuerdo”.

– ¡Qué buena pregunta!, es la misma que yo quería hacer –dijo una mujer que se encontraba en la primera fila de sillas.

– En la selección de fútbol del Congreso, muchos quieren jugar en la banda izquierda, pero ninguno es zurdo de verdad, así que se cargan rapidito a la derecha porque esa es la pierna que dominan y que les acomoda –expresó otro de los asistentes.

– La pata izquierda la usan sólo para embragar el automóvil que ocupan en la campaña – gritó un temporero desde el fondo de la sala, arrancando risas generales.
Quedó claro que son escasas las personas adictas a creer a pie juntillas lo que manifiestan los políticos; en cambio, día a día crece el número de ciudadanos dispuestos a enfrentar las verborreas de los postulantes a cualquier cargo. El caso de la ‘jarra de agua limpia y cristalina’ que una mocosa de 14 años lanzó a la cara de ese indiscutible vástago del pinochetismo que dirige hoy el Ministerio de Educación, constituye un posible prolegómeno de lo que amenaza venir sobre la clase política criolla.

No se trata de algo masivo, pero sí preocupante. A tal grado inquieta ello, que la derecha dura, la ultramontana y salvajemente capitalista, no trepidó en salir a defender el principio de autoridad concertacionista, aunque apostando bajo cuerda a un hastío público de las maromas gubernamentales, como forma válida (hasta ahora, ‘democrática’) para desalojar La Moneda, habitada por mayordomos colocados allí hace 18 años por quienes nunca dejaron de ser los propietarios del país, quienes hoy desean volver a ocupar los sillones, timbres y oficinas que encabezan la dirección de la república.

Si salen los mayordomos, entran los amos. Nada nuevo en el palacio feudal (La Moneda) pues Chile seguirá siendo exactamente lo que es hoy.

“Señor, dígale a Lagos y a Piñera que aquí no hay guerrilleros ni terroristas, así que de nada les sirve ir a Colombia o a Estados Unidos para solicitar cursillos contra una insurgencia fantasma”.

El grito de ese muchacho en medio de la sala dejó sin habla a los charlistas, quienes se miraron con rostros de asombro, carentes de respuestas, pues no imaginaron posible que un provinciano rural pudiese tener opinión (ni información) respecto del ‘seminario aéreo’ que el presidente Álvaro Uribe dictó a gente de la Alianza por Chile en pleno vuelo sobre el país de García Márquez.

El mentado ‘seminario aéreo’ fue destacado por el archi derechista analista peruano Álvaro Vargas Llosa, motivo suficiente para entender que los sectores proclives al ultra neoliberalismo han decidido iniciar el ataque a fondo en los medios informativos que administran, para de ese modo pavimentar el camino hacia un estado de cosas absolutamente clasista y económicamente diferenciador.

Los trabajadores agrícolas son conscientes de que lo anterior no se producirá exclusivamente porque Sebastián Pïñera llegue (o pueda llegar) a La Moneda, ya que hoy no existen alternativas electorales para impedir la profundización del modelo actual. Para muchos chilenos da lo mismo Piñera, Lagos, Insulza, Lavín, Frei o Alvear; todos son cuerdas del mismo trompo. Sean ellos kiwis, manzanas, peras o nectarines, se está hablando de frutas del mismo huerto, perteneciente a un solo patrón.

Terminado el seminario conversé con los charlistas, y en lo que demora beber dos tazas de café logré captar en ellos cierta preocupante desazón, pues les asiste la certeza de que se ha incubado el escepticismo y la desconfianza en el alma popular, elementos dignos de considerar ante un posible rechazo social que comienza –paso tras paso- a nutrir de desprecio las mentes de aquellos, hasta ayer, ‘dormidos carneros’.

Quizá nunca esperaron la reacción de los asistentes, pero el hecho cierto es que ella los dejó sin habla ni argumentos, lo cual también encierra peligro, pues acabados los chamullos mediáticos y las mentiras demagógicas, ¿qué es lo que puede ser utilizado por los sempiternos mandantes a la hora de descubrir que ya no son creíbles ni aceptados por la masa ciudadana?
29 de julio de 2008
 
– Arturo Alejandro Muñoz (Curicó, Chile, 1945).  Asistente Social por la  Universidad de Chile.  Formó parte del Comando Nacional de Trabajadores (1983-1986) que puso a la dictadura de Pinochet en el borde del colapso para finalmente sacarla del gobierno. Colabora con diversas publicaciones de Chile e internacionales.

* Fuente: Servicio de Prensa Alternativa

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