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La irrupción de los megasindicatos

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Arturo Martínez llevaba pocas horas de regreso en Chile cuando se enteró de que los contratistas de Codelco decidieron irse a paro. Recién la mañana del jueves había vuelto del encuentro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra y ya en la tarde el conflicto minero acaparaba sus preocupaciones. Por eso, el presidente de la CUT telefoneó de inmediato a La Moneda para reunirse con Belisario Velasco.

Sus temores no eran infundados. Martínez aún tenía fresco el recuerdo del más reciente de los grandes conflictos sindicales, que resultó en la muerte de un trabajador de Celulosa Arauco, Rodrigo Cisternas, como consecuencia de los disparos efectuados por carabineros. La intención del dirigente era pedirle garantías de que esta vez no habría que lamentar tragedias en nombre del orden público.

Al igual como ocurrió en Arauco, donde ocho mil trabajadores de diversas empresas contratistas del holding de Angelini se vieron involucrados, el conflicto minero cuenta con una amplia base de apoyo de trabajadores descontentos con sus condiciones laborales. Sin embargo, esta vez el respaldo es inédito: tendrán el apoyo de la Confederación Nacional de Trabajadores Contratistas de la Gran Minería, que se constituyó esta semana en Machalí y que es el primero de los denominados “megasindicatos”, porque contará en sus filas con más de 80 mil afiliados.

“Hasta hace poco hubo un proceso de progresiva atomización sindical, en que surgieron muchas confederaciones chicas. Pero hoy el proceso es inverso y se están creando estas organizaciones con un volumen más grande”, explica Martínez.

Sólo basta conocer lo que se traen entre manos los trabajadores de varios sectores económicos para constatar este fenómeno. El ejemplo de los mineros alentó a muchos y ya se están organizando los salmoneros, bancarios, empleados de grandes tiendas y supermercados (o “retailers”) y forestales. Todos ellos están en conversaciones para agrupar a los cientos de sindicatos de sus ramas y así poder negociar colectivamente con las empresas del rubro, tal como tienen contemplado hacerlo los contratistas del cobre. La idea de estos últimos es negociar en conjunto con grandes compañías (como Codelco, Collahuasi y Pelambres) algunas condiciones laborales básicas y comunes para todos.

Hechos consumados
Actualmente, la legislación laboral contempla la posibilidad de una negociación colectiva interempresa, pero sólo cuando exista un acuerdo con el empleador. Si éste se niega, no hay discusión. “Pero a los empresarios, el término negociación los desespera”, afirma Jorge González, presidente de la Federación de Trabajadores Forestales. Según el ex ministro del Trabajo Yerko Ljubetic, de mantenerse está condición, “la negociación colectiva está destinada a existir sólo en el papel”.

Sin embargo, el reciente conflicto en Arauco sentó un precedente inédito: los trabajadores contratistas de la forestal lograron sentarse a discutir beneficios para miles de trabajadores del holding, pese a que la ley sólo contempla este mecanismo para la empresa en su individualidad y no con todas las subcontratistas, como un conjunto.

Ljubetic, que hoy dirige una consultora de temas laborales, asegura que esto demuestra “que los hechos están imponiendo una realidad que ha desbordado los límites estrechos de nuestra legislación”.

Por eso, la apuesta del sindicalismo chileno es jugársela por imponer estos cambios a través de los hechos y la organización masiva. Basta ver los ejemplos de Agrosuper y CCU, donde los trabajadores de las distintas razones sociales que componen cada uno de dichos holdings están dialogando en conjunto con la matriz, o de los contratistas del cobre, que van a plantear demandas para todo el sector.

“Queremos que se fijen las condiciones mínimas de trabajo y remuneración, y que ésas sean las que se respeten. Si después una empresa tiene la capacidad para elevar ese piso, mejor. No estamos en contra de la negociación por empresa, pero queremos que primero el sector negocie un piso igual para todos”, explica el presidente de la CUT.

Varios gremios ya están tomando este camino. En la Coordinadora de Sindicatos de Cencosud (que controla empresas como Jumbo, Santa Isabel y París) evalúan la posibilidad de negociar directamente con el titular de la matriz, Horst Paulmann, mientras que al interior de la Confederación de Trabajadores del Salmón ya están conversando para plantear en conjunto demandas básicas para los empleados de las exitosas compañías salmoneras.

Obviamente, los principales críticos de este tipo de negociación son los empresarios. Hace pocas semanas, la CPC recordó que este mecanismo estaba fuera de la legislación. Como argumento señalan que las realidades dentro de una misma actividad económica e, incluso, al interior de un holding son diversas (ver recuadro más abajo).

“Esto no tiene ningún sentido cuando hay un consorcio que tiene cuatro empresas distintas, porque tienen resultados diferentes. Por eso lo rechazan de plano. ¿Por qué tienen que negociar en conjunto los bancos? Porque hay un señor que se autodenomina gurú y decide uniformar a toda una masa de trabajadores”, señala Huberto Berg, socio de Berg Consultores.

Ljubetic rebate este argumento con un ejemplo: “Aquí nadie se asombra de que tengamos asociaciones de empresarios por sector, y que planteen sus demandas en conjunto. Pero cuando los trabajadores desarrollan formas de organización de carácter nacional, no corre la misma vara. Esa asimetría no es equitativa ni democrática; ellos tienen sus propias demandas y esa hipocresía no resiste análisis”.

Los cambios que vienen
Esta semana, la Presidenta Michelle Bachelet aseguró ante la OIT que “si queremos de verdad modernizar las relaciones laborales, esto pasa por una mejor organización sindical, con más trabajadores negociando colectivamente, con una sanción drástica a la práctica antisindical. Por eso buscaremos los acuerdos para avanzar en esta agenda”.

Parte central de la reforma laboral que impulsa el Gobierno es la modificación a los actuales mecanismos de negociación, para que incluyan estas nuevas realidades. Según el ministro de Trabajo, Osvaldo Andrade, el segundo semestre de este año se enviará un proyecto de ley, previo a un diálogo entre los actores involucrados.

Para la CUT, la nueva legislación debe contemplar básicamente tres tipos de negociaciones colectivas: la de los sindicatos interempresa con las pymes de un mismo rubro, la negociación supraempresa con el holding y otra para los trabajadores contratistas.

Según explicó Andrade a LND, el ministerio está estudiando “una serie de nuevas situaciones que se han ido desarrollando, porque claramente hoy hay una realidad distinta. Se requiere hacer un esfuerzo para compartir estas alternativas, porque yo no creo que en esto haya un instrumento único y excluyente. Pueden ser perfectamente varios, así como también existen diversos tipos de sindicatos”.

“Lo que se ha dado en los hechos son tipos de negociaciones que no están regladas, como es el caso de Celco, en que se hizo una negociación con la empresa principal o mandante, involucrando también a las empresas contratistas. Lo que queremos es que los trabajadores negocien con sus empleadores, y esa es nuestra convicción”, concluye el titular de Trabajo.

Los empresarios y la negociación interempresa

César Barros, SalmonChile :
“A mí esta modificación no me parece, porque en nuestro rubro todas las empresas tienen condiciones distintas: algunas son intensivas en producción, otras no, hay algunas que exportan pescados congelados, otras que exportan pescados frescos. Pero este es un país libre y todos pueden presentar propuestas. Sin embargo, rechazo la idea de plano”.

Fernando Alvear, Asociación de Supermercados:
“La negociación por rama no existe en el país, por lo tanto me parece que es ilegal. En Chile existe la ley y está para cumplirla. Creo que el país tiene que avanzar, pero con ideas como ésta retrocede. Para establecer un piso de condiciones mínimas ya está la ley, y si no se cumplen, la Dirección del Trabajo tiene que hacerlas cumplir. Por eso esta propuesta me parece mala, y lo que pasó en Celco sienta un mal precedente”.

Carlos Eugenio Jorquiera, Cámara de Comercio de Santiago:
“Nos parece inconveniente porque la negociación debe darse en cada empresa. El ámbito natural de la negociación colectiva debe ser la empresa. De ser así efectiva la negociación por sector sería perjudicial para los trabajadores y para los de las empresas mayores, que tendrán que nivelar sus aspiraciones a las posibilidades de las menores y para los consumidores, ya que se vería afectada la competencia”.
www.lanacion.cl
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