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Argentina: El jefe del Ejército protege a un represor, el general Raúl Gallardo

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Boletín quincenal N°63 – La desaparición de tres militantes de la Juventud Obrera Católica de Catamarca, entre abril y diciembre de 1976, que investiga el juez federal Ricardo Moreno a partir de la denuncia presentada por los familiares a través del abogado Guillermo Díaz Martínez, ya contabiliza dos detenciones de quienes están acusados de ser los responsables: el general (re) Carlos Alberto Lucena y el teniente coronel (re) Darío Otero Arán. Al que debería esperarle el mismo destino, el general en actividad Raúl Gallardo, elude la presentación judicial gracias a las gestiones del jefe del Ejército, el teniente general Roberto Bendini.

Conciente Gallardo de lo que le esperaba, por estar los tres imputados en crímenes de lesa humanidad a partir de la aplicación de la tesis de la cadena de mandos, postergó en dos oportunidades sentarse en el banquillo de los acusados. La tercera quedó sin fecha porque el juez Moreno, en función de una presentación espontánea de su abogada defensora, y a la tramitación de nuevas pruebas en la causa que debe ser remitida por las máximas autoridades del Ejército, las que sin lugar a dudas van a agotar todas las instancias burocráticas para un ignoto día remitirlas. Por lo menos así lo conjeturan los familiares y fuentes judiciales catamarqueñas y no se equivocan.

Es que no es la primera vez que Bendini le tiende un paraguas protector a su amigo Gallardo. Una de ellas fue cuando su pliego fue elevado por el Presidente de la Nación Néstor Kirchner a la Comisión de Acuerdos del Honorable Senado de la Nación en noviembre de 2003. Bendini, según las crónicas periodísticas, llamó personalmente a la mayoría de sus miembros para que no obturasen su ascenso y su argumento era que, además de sus cualidades profesionales, el pliego contaba con el visto bueno del Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde.

Ni el funcionario, ni la dirigencia de los organismos de derechos humanos objetaron el pliego. No se tomaron el trabajo de revisar las denuncias en la CONADEP, en donde la familia le imputaba a miembros del Ejercito el secuestro y la desaparición forzada de los hermanos Griselda y Francisco Pone y de Julio Genaro, sobrino de ambos. Sucedió cuando Lucena se desempeñaba como jefe del Regimiento 17 de Infantería Aerotransportada; Otero Arán, jefe de Inteligencia del RI 17 y Gallardo, jefe de las operaciones militares para detener a quienes ellos consideraban subversivos.

Después, Lucena asumió la intervención federal de la provincia, y Gallardo, de 25 años, pasó a ser su secretario privado.

¿Y dónde anda Gallardo? No muy lejos, más precisamente en el cuarto piso de la avenida Paseo Colón, sede el Ejército Argentino, donde fue ungido por su amigo Bendini, jefe de Operaciones Militares y si algún lector desea consultarlo, sólo tiene que marcar el prefijo 011, si llama del interior, y después el 4346-62 51 o dirigirse a su email institucional: Jefop@ejercito.mil.ar  

Una acción que podría tomar el Comandante General de las Fuerzas Armadas y obligarlo a que se presente sin más chicanas jurídicas para hacer realidad su política de derechos humanos, salvo que Gallardo cumpla con su amenaza, difundida servicialmente por el diario Ambito Financiero, en el sentido de que su detención no pasaría desapercibida. "Ni se les ocurra que quede preso sin que nada importante suceda en el ámbito castrense", dijo Gallardo.
Fuente: http://www.prensadefrente.org
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