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El movimiento obrero de Tarapacá 1880- 1930

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Por el Tratado de Paz de Ancón (1883) Perú cedió definitivamente a Chile el emporio de riqueza de Tarapacá, conquistado en 1879. Se iniciaba un nuevo período de la historia económica y social del país vencedor.

El salitre, motivo real de la llamada “Guerra del Pacífico”, sería objeto de una progresiva y extensa explotación. Así nacerán nuevas Oficinas y pueblos en la región salitrera de Tarapacá, a la cual acudirán cada vez más trabajadores, nacionales, peruanos, bolivianos y argentinos que se emplearán en las nuevas faenas.

Se abrió una nueva fase de la lucha reinvindicativa social de los pampinos ante los abusos de los salitreros. Peticiones, huelgas y represiones son hitos de esa actividad de lucha social que se desarrolla en la pampa y litoral de Tarapacá.
 
Luis Emilio Recabarren
Los trabajadores se organizan en gremios; nace la Combinación Mancomunal de Trabajadores y después el Partido de Luis Emilio Recabarren; es que Tarapacá es una provincia brava donde se enfrenta el Trabajo con el Capital. Son años de la cuestión social, donde no hay una legislación social obrera.

Cuando habían transcurrido 10 años de la ocupación nacional de Tarapacá, en 1890 estalló un gran movimiento obrero durante el gobierno del Presidente Balmaceda.

Iquique se vio paralizado por una huelga general, la primera de Chile.

El movimiento se extendió a la pampa y las minas de plata de Huantajaya. Hubo saqueos de pulperías en oficinas, que eran símbolo de la explotación capitalista.

Tropas de refuerzo llegadas por vía marítima permitieron restablecer el orden en la convulsionada provincia, hechos que causaron el temor de las fuerzas políticas contrarias al Presidente Balmaceda.
El Jefe de Estado tenía una visionaria y patriótica política a favor de los intereses nacionales en torno al salitre.

Guerra Civil de 1891
Durante el desarrollo de la guerra civil de 1891, los agentes provocadores de los insurgentes incitaron a los trabajadores pampinos. Es así como sobrevino la Matanza de la Oficina Ramirez, ejecutada por tropas gobernistas.

Estos cruentos sucesos llevaron a los ofuscados pampinos a enrolarse en las filas de los revolucionarios [Nota de la Redacción: insurrectos contra el gobierno], luego que éstos se apoderaron definitivamente de Tarapacá.

Obreros salitreros de la provincia combatieron con gran arrojo por la Junta de Gobierno de Iquique en las sangrientas batallas de Concón y Placilla, ganada por los facciosos.
El derrotado Presidente Balmaceda debió renunciar  y poco después se suicidaba.
Los vencedores instauraron la “República Parlamentaria” (1891- 1925).

Montt, Rafael Sotomayor y Roberto Silva Renard.
Estos personajes se iban a enfrentar a los pampinos años después en una grave situación social: “La huelga de los 18 Peniques”, donde la República Parlamentaria reprimió cruelmente a los obreros huelguistas concentrados en la Escuela Santa María de Iquique.

Allí la orden letal para abrir fuego sobre los trabajadores, la dio el general Silva Renard, cumpliendo terminantes órdenes del siniestro Ministro del Interior Rafael Sotomayor, antiguo vecino de Iquique, hombre de confianza del Presidente Pedro Montt.

La Huelga de los 18 peniques (1907) fue el movimiento de reinvindicación social culminante en Tarapacá. Las peticiones fueron ahogadas por el fuego de fusilería y ametralladoras.

Los trabajadores fueron movilizados y llevados en trenes a las salitreras, bajo custodia militar. La actividad salitrera debía reanudarse y los embarques continuar para la recaudación de la Renta del…

[Nota de la Redacción: Falta un par de líneas en la imagen que nos llegó del texto.]

A pesar de esa sangrienta represión, la lucha de los trabajadores continuó en la costa y Pampa de Tarapacá, la que recrudeció durante los años de la Primera Guerra Mundial (1914- 1918) centrándose en las huelgas de los trabajadores de los puertos de Iquique, Pisagua, Caleta Buena y Junín.

En la pampa había un escuadrón de Carabineros con base en Huara que permitía controlar la acción de agitación obrera, en la cual se destacaban los miembros del Partido Socialista Obrero, de Luis Emilio Recabarren.

El León de Tarapacá
En 1920 llegaba a la Presidencia de la República, Arturo Alessandri Palma, “El León de Tarapacá”, que prometió hacer reformas sociales tan necesarias y con mayor razón ante el temor que había provocado en el mundo capitalista la Revolución Bolchevique que derrumbó definitivamente al corrupto y caduco régimen zarista ruso, dando paso a la

Unión Soviética, donde se desarrollaron grandes y drásticos cambios económicos y sociales.
El poder quedó en manos del partido único, el Comunista, que gobernaba en nombre de los trabajadores, campesinos y soldados.
Quedaba destruido todo el poder capitalista. La Unión Soviética se convirtió en fuente de inspiración ideológica para dirigentes izquierdistas chilenos.

Las reformas sociales propiciadas por el gobierno de Arturo Alessandri Palma al fin se hicieron realidad en 1924 gracias a la intervención militar que obligó al Congreso Nacional a despechar rápidamente los proyectos de ley. Entre éstos los de la Ley de Seguro Obligatorio; del Contrato de Trabajo y la reforma de la Ley de Accidentes del Trabajo. Estos cuerpos legales satisfacían muchas inquietudes sociales de los trabajadores tarapaqueños.

En 1925 durante el gobierno del León de Tarapacá comenzaron a desarrollarse huelgas en oficinas que culminaron los sangrientos sucesos alrededor del pueblo de Alto de San Antonio, cuando obreros mal armados se apoderaron de algunas oficinas.

El centro de la rebelión de inspiración comunista, estaba en la Oficina La Coruña, Tropas del Ejército y fuerza de marinería reprimieron con extrema dureza.

Inútil derramamiento de sangre, vidas sacrificadas por utopías soviéticas en plena pampa, a la cual llegaban los beneficios de las leyes sociales, tan largamente esperados por los pampinos.

Tiempo después, en 1927 llega al poder el general Carlos Ibáñez del Campo, ex prefecto de policía de Iquique y destacado miembro de los militares reformistas de 1924- 1925.
Estableció un gobierno autoritario que duró hasta 1931.

Hizo perseguir a los comunistas para evitar sus acciones de agitación en las oficinas.
Dirigentes del partido fueron detenidos y deportados a la lejana y exótica Isla de Pascua (Rapa- Nui); se empasteló a El Despertar de los Trabajadores, vocero oficial de dicho partido en Iquique.

El gobierno autoritario de acuerdo a la legislación correspondiente, fomentó la formación de sindicatos industriales en las oficinas; se propuso lograr la armonía social entre Capital y Trabajo, favorecida con la aplicación de la legislación social: afianzar el orden y la tranquilidad con Carabineros de Chile (creado en 1927) lo que favorecía el normal desarrollo de la industria salitrera en Tarapacá.

Así el movimiento obrero se vio limitado en sus actividades.
A fines de 1929 se produjo el derrumbe de la Bolsa de Valores de Nueva York. Comienza a generarse la gran crisis económica mundial que llega a Chile en 1930.

La industria salitrera se vio afectada terriblemente. Varios miles de pampinos cesantes se vieron obligados a abandonar la infortunada provincia.
Los pueblos salitreros quedan en agonía. Iquique sufre dolorosamente la crisis.
Caleta Buena y Junín quedan totalmente paralizadas. Pisagua se salva de fenecer gracias a su calidad de cabecera departamental y comunal.

Tarapacá salitrero, campo de acción del otrora activo movimiento obrero, quedó desgarrado dolorosamente por la funesta crisis, y ya no iba a alcanzar la importancia que tuvo de 1930.

El año 1930 marca el término de una etapa de la historia del movimiento obrero de Tarapacá y da inicio de otra etapa, la cual todavía seguirá girando en torno a la industria salitrera.

(*) El autor de este trabajo, Don Mario Zolezzi, es un historiador autodidacta, nacido y criado en Iquique, en el seno de una familia que se asentó en la ciudad a comienzos de 1900. Su amor al movimiento obrero salitrero lo han llevado a realizar un trabajo de gran valor, reuniendo documentos que le han permitido escribir artículos y libros sobre el tema, que le han granjeado un gran reconocimiento incluso en los círculos académicos universitarios del norte.


Nota de la Redacción: El presente artículo ha sido tipiado leyéndolo  desde una imagen de un texto escaneado que nos llegó a la Redacción. El artículo apareció hace algunos años en un diario local de Iquique (no pudimos establecer cual) y fue recibido de manos del propio Don Mario Zolezzi por nuestro colaborador y gran amigo Julio Cámara. Agradecemos a Julio por este valioso envío y a Isabel, una lectora amiga de PiensaChile, que se dio el trabajo de tipearlo.

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