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Entrevista a Guzmán Tapia (Radio Holanda Internacional)

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El Juez chileno, es actualmente Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, se ha dedicado a defender los derechos humanos en su país. Llegó a Israel para conocer más a fondo el tema de las demoliciones de casas de palestinos en los territorios ocupados, particularmente en Jerusalén Este.

Muchos expertos en Chile consideraron que la investigación del Juez chileno Juan Guzmán Tapia en el caso de Augusto Pinochet era inútil.  Que el ámbito de la ley de amnistía de 1978 -junto a la inmunidad parlamentaria del ex dictador, al ser un senador vitalicio- y la posible intervención de los tribunales militares, significaba que era extremadamente improbable que se pudiera avanzar hacia un juicio. Pero el juez Juan Guzmán Tapia, entonces ministro especial de la Corte de Apelaciones aseguró el arresto de Pinochet al aplicar una nueva interpretación de la ley de amnistía de 1978. En una entrevista exclusiva a Radio Nederland, el Juez Guzmán reveló que al estudiar en  1998, una querella presentada por Gladys Marín, secretaria general del  Partido Comunista, en la que se acusaba directamente a Augusto Pinochet del secuestro y asesinato de la dirección clandestina del PC, en el año 1976, fue cuando encontró la manera de poner en jaque la ley  de amnistía de 1978 con la definición de secuestro permanente.

Reina Frescó: ¿Cuál es el motivo de su visita a Israel?
Juan Guzmán Tapia: tuve conocimiento de que existía un organismo de Paz formado precisamente por judíos que están a favor de la paz y por la integración y la convivencia del pueblo israelí y del pueblo palestino, y este grupo se dedicaba a la reconstrucción de las casas y también a impedir a través de medios legales la demolición de las casas.

R.F: ¿Defenderá a los palestinos ante la Justicia internacional?  ¿Llevará a pleito a los responsables de la Administración israelí, que  destruyen desde hace años casas de los palestinos?
J.G.T.: Hay muchos abogados que podrían hacerlo, yo en el caso de que estudiara la situación, y viera la factibilidad de hacerlo y me lo pidieran, primero tendría que estudiar la situación, y luego tomaría la decisión correspondiente.

R.F: Usted es un defensor de los derechos humanos, en su país, lleva adelante una campaña a favor del pueblo indígena mapuche, en un intento de frenar su represión y extinción, ¿encuentra usted paralelismo entre el Pueblo Mapuche y el Pueblo Palestino?
J.G.T.: Creo que sí, ambos pueblos son originarios, llevan siglos en sus propias tierras, ambos pueblos hoy día se encuentran en una situación de discriminación, tanto en la manera en como son tratados, como en los derechos a los que aspiran, y también por la manera en que son llevados ante los tribunales. Muchas acciones que a veces no son terroristas, cometidas tanto por unos como por los otros, muchas veces son tratados como terroristas. Obviamente, el terrorismo existe no hay que negarlo, pero no toda acción de resistencia puede interpretarse como terrorismo, para eso tiene que haber un debido juicio, y aplicarse las leyes correspondientes.

R.F: Ha sido nombrado “tuguntufe” de las comunidades mapuche-lafquenche del sur de Chile, lo que significa que será la voz oficial de los habitantes de la zona hacia el extranjero. ¿Trae usted algún mensaje para el pueblo palestino o el israelí?
J.G.T.: Usted me permite, la ocasión de ser portavoz del pueblo lafquenche que se encuentra amenazado en la Zona de Mehuin, que es una cala, habitada por 1.500 familias que viven del producto que sacan del mar. Precisamente en ese lugar geográfico, la empresa Celulosa chilena quiere construir un ducto que lleve los residuos líquidos contaminantes, residuos de esa empresa, a la cala, al mar. Exterminaría la fauna y la flora existentes trasformando el lugar en  una zona no apta para la pesca. Gran parte de la población se vería obligada a irse de allí, y además echaría a perder el turismo porque hoy en día muchas personas van a veranear a esa zona. Por lo tanto además de un ataque contra la naturaleza también es una acción contra el pueblo lafquenche.

R.F: ¿En qué consiste la definición de secuestro permanente, con la que pudo usted llevar ante la Justicia al dictador Pinochet?
J.G.T.: Paralelamente a la existencia de los crímenes inmediatos, existen los delitos o los crímenes permanentes, que son aquellos que duran el tiempo que están siendo perpetrados, y en el caso del secuestro, éste dura desde el momento en que se priva ilegítimamente a una persona de su libertad, hasta que se la libera o hasta que esa persona aparece, muerta, posiblemente. En el caso de todos los desparecidos que en un momento fueron detenidos, y luego secuestrados y posteriormente desaparecidos, el comienzo del delito se perpetró en los primeros cinco años, durante la vigencia de la Ley de Amnistía que dictó Pinochet en 1998. No obstante, continuaron perpetrándose después de marzo de 1978. Por eso yo estimé, que como continuaban perpetrándose no se encontraban totalmente cubiertos por esa Ley. Por ello solicité el desafuero de Pinochet y posteriormente lo procese en los casos de la Caravana de la muerte y de la Operación Cóndor.

R.F: Era algo tan sencillo, estaba a la vista, y si usted lo vio…
J.G.T: Usted sabe que esa Ley de Amnistía, se estudió por todos los lados tratando de que todos los crímenes quedaran impunes, lo que afortunadamente no pasó.

R.F: En el 2000 logró el desafuero de Pinochet en el marco de 19 delitos de secuestro permanente, a los que se sumaron otros 57 casos de homicidio y fue procesado. Sin embargo, tiempo después la Corte de Apelaciones dejó sin efecto el procesamiento al acoger un recurso de amparo de la defensa. En el 2001 se abrió un nuevo proceso contra Pinochet, que fue sobreseído definitivamente por motivos de salud, fallo confirmado en el 2002.  ¿Considera usted que fue esa una ocasión perdida por la Justicia de su  país?
 J.G.T.: En efecto, yo procesé a Pinochet en dos ocasiones, y en una ocasión la Corte Suprema sobreseyó definitivamente a Pinochet, y en otra ocasión, en una sala de la Corte de Apelaciones sobreseyó definitivamente a Pinochet aduciendo los mismos argumentos que sostuvo la Corte Suprema. Obviamente que los Tribunales chilenos estaban desprestigiados porque durante la dictadura colaboraron con ella. Tanto fue así que se rechazaron por la Corte Suprema y la de Apelaciones más de 10 mil recursos de amparo.

Si se hubieran acogido, al menos la mayoría de éstos, no habría habido tanta tortura, tanta muerte y tantas desapariciones forzosas. Una vez llegada la democracia se pudo juzgar a Pinochet. La Corte Suprema y la de Apelaciones al sobreseer definitivamente al dictador Pinochet perdieron la oportunidad de rehabilitarse, como Justicia y se perdió la posibilidad se demostrar a Chile y al Mundo que la Justicia estaba por encima de las personas y que todo aquel que cometía crímenes contra la Humanidad tenía y debía ser juzgado.

R.F: ¿Usted se retiró con la convicción de que Pinochet era culpable de los casos de violación de los derechos humanos de que era acusado?
J.G.T. : Yo me retiré de la Justicia muy defraudado al ver que las investigaciones que yo había realizado con tanto ahínco, que la revisión de más de 1.500 cuerpos no estaba llegando a lo que se pretendía a través de la Justicia . Al mismo tiempo, yo sabía que podía hacer mucho más estando afuera del Poder Judicial, tal y como lo estoy haciendo, y no recibiendo castigos permanentemente de la Corte Suprema que me castigaba, me sancionaba como un chiquilín, por cualquier cosa que hiciera ya fuera, hablar con la prensa, mandar una carta privada, hacer alguna declaración, algún viaje en dónde ellos estimaban que yo podría haber embolsado un viático, lo que jamás fue así. En realidad me estaban hostigando, persiguiendo, entonces preferí salir por la puerta grande, tal y como lo hice, y con la frente alta, y orgulloso de la labor que realicé. Me siento muy triste de que muchos miembros del poder judicial hayan continuado siguiéndole los pasos a la dictadura.

R.F:Hoy usted es conocido en el mundo como el juez que procesó y detuvo a Pinochet. ¿Cómo prefiere que se le recuerde, como ex magistrado, abogado o escritor, como defensor de los derechos humanos?
J.G.T.: Actualmente soy Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Chile, y en esta etapa de mi vida ser decano lo encuentro un gran honor y un gran premio por todo lo que realicé por mi país. Pero prefiero que se me recuerde como el Juez Guzmán.

RF: Con su gestión en el caso de Augusto Pinochet puede decir que se quebró la impunidad en su país. ¿Es este un precedente aplicable a nivel del derecho internacional?
J.G.T.Si se quebró la impunidad en nuestro país yo pienso que solamente fue la Corte Suprema la que no tuvo el coraje suficiente para llevar a Pinochet a juicio. Esta misma situación de su supuesta demencia debía verse en momento de dictar la sentencia, no antes que comenzara el juicio, porque es el juicio, verdaderamente, la instancia donde se deben probar todas estas situaciones La Corte y la Justicia chilena, perdieron la ocasión de que fuera juzgado. Este precedente es aplicable en el ámbito internacional por dos razones. En primer lugar porque se vio que nosotros podíamos llevar a Pinochet a juicio si hubiera habido voluntad jurídica para hacerlo, se le procesó, se le privó de su inmunidad, fue detenido, estuvo en prisión preventiva en Chile, aunque en su domicilio . Al mismo tiempo la Justicia Universal, a través del juez Baltasar Garzón y a través del fiscal Carlos Castresana y gracias a la importante labor de Joan Garcés, se pudo probar también que la Justicia Universal logró tener a Pinochet, solicitar su extradición a Inglaterra. Con ello se veía perfectamente el ánimo y la voluntad y la posibilidad de que hubiera sido también juzgado no sólo en Chile, país en donde se cometió la mayor parte de los crímenes sino también en el extranjero a través de un Tribunal Internacional.

R.F: Pasó usted muchas horas con Pinochet, le interrogó, ¿hubo momentos en que le creyó?
J.G.T:En ningún momento le creí, y en todo momento me di cuenta que se encontraba con sus facultades mentales absolutamente normales, inteligencia normal, un discernimiento evidente y una relación perfecta entre las preguntas y las respuestas así como una coordinación total en cuanto a sus ideas y en cómo las quería expresar.

R.F: Es usted admirado por muchos en su país pero también odiado por otros, ¿eso le preocupa?
J.G.T.: En realidad a los jueces nos pasa eso, cuando elegimos la carrera de ser jueces sabemos que nos van a querer las personas a los que les damos la razón y no nos van a querer las personas a las que no se las damos, así que eso es parte normal de ser juez.

R.F: Usted reconoció que en un principio apoyó el Golpe militar en Chile. ¿Puede señalar el momento en el tomó conciencia de lo que verdaderamente estaba pasando?
J.G.T.: Fue entre los años 1975- 76, mientras fui relator de Apelaciones de Santiago. Entonces me di cuenta que había muchos recursos de Amparo por las detenciones ilegales que cometían los agentes de la DINA, en esos momentos yo relataba a los ministros de la Corte que había personas detenidas y que los familiares pedían su inmediata libertad. Lamentablemente, los ministros de la Corte de Apelaciones así como los de la Suprema rechazaron 10 mil de esos recursos de amparo allí me di cuenta que había un sistema sistemático, valga la redundancia, en cuanto a las detenciones ilegales, en esos momentos empecé a darme cuenta de que había abuso y que se atentaba contra los derechos humanos.

R.F: Según la terminología de Marx los dictadores deben terminar en “basurero de la historia”, según J.L.Borges deben terminar en la historia de la infamia, si está de acuerdo con esos pensamientos ¿cree que en el caso de Pinochet su gestión ayudó a ello?
J.G.T.: A mi no me gusta usar términos peyorativos porque todavía tengo el alma de juez y trato de se lo más ponderado posible. Yo simplemente pienso que Pinochet habiendo cometido el golpe militar, habiendo sido autor de muchos asesinatos, de muchos secuestros, de tanta tortura y de otras violaciones contra los Derechos Humanos, y habiendo sido traidor por haber mandado asesinar a quien fuera su jefe, el General Carlos Prats González que había sido el comandante en Jefe del Ejército que recomendó al presidente Salvador Allende que lo nombrara Comandante en Jefe del Ejército, yo estimo que Pinochet va a pasar mal a la Historia.

él y los pinochetistas pretendían que pasara a la Historia como el segundo Padre de la Patria, con el segundo O’higgins, puesto que decía que libró a Chile de una dictadura marxista. Yo pienso que Pinochet va a pasar a la historia como lo que fue, un dictador.
R.F: Desde que se retiró disfruta de la música, en particular del Jazz, busca discos especiales, ensaya en la batería, ¿qué otras inquietudes le quedan por probar en los próximos años?

J.G.T: Me gustaría volver a tocar el piano, como lo hacía en mi juventud, pero sólo en temas relacionados con el jazz, y también me gustaría continuar escribiendo que es una de las actividades que más felicidad me producen.

R.F: En el 2OO5 publicó sus memorias, “ En el borde del Mundo, las memorias del juez de Pinochet, anteriormente “ La sentencia, y ética profesional del abogado, ¿cuál es el próximo título?
J.G.T.: El próximo título es “ Muriel”, se trata de un libro que relata una situación ficticia, creada por mí, inspirada en una joven que fue secuestrada y de la que no se supo su paradero. Estoy escribiendo el drama que vivieron sus padres, el sufrimiento de ella, y de las personas que presuntamente estuvieron con ella en las prisiones clandestinas.

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