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Por qué votar

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Sao Paulo.-  En las elecciones de este año no cedas al desencanto, a la inercia, a la frustración, rebajando tu voto como moneda sin valor.  Recuerda que la humanidad no conoce mejor camino de avance fuera del proceso democrático de la libre elección de los gobernantes.  Anular el voto es dar cabida a la corrupción, al caudillismo, a la tiranía, y rechazar la democracia como medio legítimo y pacífico de conquistas sociales.

En las elecciones de este año no te engañes con el mercadeo que aplica a los candidatos un arsenal de cosméticos capaz de hacerlos a todos simpáticos, confiables, dispuestos al más inmaculado desempeño en caso de ser elegidos.  Ni te dejes engañar por la retórica de las graduaciones, de las promesas demagógicas, de los compromisos tan altruistas respecto a quien da limosnas para verse libres de los mendigos.  Investiga a su candidato, conoce sus obras y sus ideas y, sobre todo, la ética de sus actitudes y sus opciones.

En las elecciones de este año no te dejes saturar de enojo hacia la política y de repudio a las instituciones, pues son ellas las que nos permiten el acceso a derechos sin transitar por la sufrida senda del conflicto armado, del terrorismo, del quiebre de la convivencia democrática.

Recuerda que todos los detalles de tu vida son resultado de la calidad de la política que predomina en el país: el alimento que ingieres, el transporte que utilizas, el salario que recibes, la ciudadanía que disfrutas.  Si la política sirve a la mayoría, se reducen las desigualdades sociales, el desempleo, la violencia, la miseria y el hambre.  Pues todo eso es provocado por la política que sirve a la minoría, al sistema financiero, a los acreedores de la deuda pública, a la ganancia de los oligopolios y al estéril gigantismo del latifundio.  Tu voto puede cambiar o reforzar tan injusta realidad al elegir a hombres y mujeres imbuidos de esa ética osada y de esa visión humanista que forjaron Chico Mendes, Gandhi, Luther King, Mandela y Che Guevara.

En las elecciones de este año no te dejes envalentonar por el entusiasmo fácil, la música envolvente, el discurso enfático.  Ni permitas confundirte por impresiones superficiales.  Debate con tus amigos, lee análisis, convoca a los candidatos a que expliquen su postura, reflexiona, ten claridad acerca del proyecto de nación que alimenta tus sueños.  Si te mantuvieras indiferente y repudiaras la campaña, otros habrán de escoger por ti, y puede ser que elijan a quien habrá de contrariar tus derechos y anhelos.

En las elecciones de este año vela por tu municipio, tu estado, tu nación.  ¿Qué necesita nuestro pueblo? ¿Qué es lo que coarta nuestros derechos de ciudadanía? ¿Cuáles son las causas del hambre, de la miseria, de la violencia y de las drogas? ¿Por qué el peso de los impuestos, la falta de viviendas, de drenajes, de salud y de educación? ¿Quién elige a los políticos corruptos? Que tu voto sea, no la expresión de tus ambiciones individuales sino de la compasión hacia los más pobres, de tu hambre de justicia, de tu sentido cívico, de tu proyecto de Brasil para todos.

En las elecciones de este año desconfía de los que andan con la mirada arrogante, el pecho henchido, el andar resuelto.  No cometas el error de dar tu voto a quien se complace en la compañía de ricos y poderosos y nunca benefició a los que luchan por la sobrevivencia.  Ni a los pusilánimes, a los arribistas y alpinistas sociales.  Vota con sabiduría y valentía y trabaja por la victoria de tus candidatos.

En las elecciones de este año indaga cómo y a quién votarían las personas que admiras.  Pregúntate quiénes serían los candidatos preferidos por aquellos a quienes juzgas ejemplo de ética, de transparencia cívica, de dedicación a los intereses de la colectividad.

Dependiendo de tu voto, puede ser que en los próximos años ya no haya más elecciones ni que se apele a tu voluntad.  Pero puede ser que se ensanche el espacio democrático, se robustezca la ciudadanía, se amplíen la participación popular y el control de la
sociedad sobre el poder público.

En las elecciones de este año, si tu voto fuera nulo, nulas serían también tus quejas y estarías condenado a la amargura cívica.  Al margen del proceso político, tu protesta inocua habrá de favorecer a quienes merecían ser barridos de la vida política.  Tu omisión electoral será agradecida por quienes se forran con los recursos públicos y promueven el tráfico de influencias, el nepotismo y los negocios turbios.

A pesar de todo, votar por las reformas que tanto necesita el Brasil, como la agraria, por la reducción del desempleo y por la conquista de un desarrollo sustentable, con plena soberanía nacional, no serán los elegidos quienes te lo agradecerán, pero sí tus hijos, las generaciones futuras, pues por ellas y en ellas estarás votando.

Traducción de J.L.Burguet
El autor es escritor, autor de "Trece cuentos diabólicos y uno angelical", entre otros libros.

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