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Valparaíso, la ciudad maltratada

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Valparaíso es una ciudad que ha sufrido en forma casi emblemática el impacto de políticas públicas erráticas, del populismo y de la corrupción. Sufrió la pérdida de muchas empresas durante el régimen militar y la cesantía se ha mantenido como un mal crónico. Muchas esperanzas se vieron frustradas por una mala gestión que duró por más de una década. El nuevo Alcalde, Aldo Cornejo, ha debido demandar a su antecesor, Hernán Pinto, por malversación de fondos municipales, sufriendo en su gestión actual las consecuencias de una enorme deuda municipal. Aquí revisamos las aristas de un divorcio serio entre civilidad y política.

En nuestra región el centralismo se ha visto reflejado en la designación de candidatos que no han sido de la ciudad, con imposición de proyectos que violentan a los habitantes porteños, con la invasión de grandes constructoras que han roto la armonía de una ciudad patrimonial con grotescas torres enclavadas en barrios históricos de la ciudad. A espaldas de la ciudadanía y usando el caudillismo inescrupuloso de políticos locales, se ha intentado modificar los planos reguladores de la ciudad para autorizar edificaciones o cambio en el uso de terrenos que constituyen bienes de uso público, para construir en ellos edificios para lucro privado.

Colusión del Mercurio, la Empresa Portuaria de Valparaíso y el gobierno central

En Valparaíso se ha vivido, quizás como en ninguna otra ciudad de Chile, una colusión del Mercurio, la Empresa Portuaria de Valparaíso y el gobierno central para transformar áreas portuarias estratégicas en espacios de explotación inmobiliaria, cambiando, sin respetar las normas establecidas, el plano regulador de la ciudad, lo cual se hizo gracias al caudillismo imperante en la zona, donde la participación popular era manipulada a través de activistas rentados. Eso explica porqué el caudillo local sobrevivió por tres períodos presidenciales, respaldado por una aceitada máquina electoral que le permitía negociar con los políticos centrales y obtener su silencio frente a la serie de irregularidades que ocurrían en el municipio.

Cuando se gestiona la nominación de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad, un grupo numeroso de personas que, como común denominador, tenían un historial de compromiso cívico con la democracia y con la ciudad, se organizaron para resistir el embate de una creciente corrupción que amenazaba con distorsionar la esencia del apoyo que el BID entregaría a la ciudad patrimonial. El municipio estaba lleno de deudas, la gestión municipal llena de vicios, centenares de trabajadores de la salud y la educación municipales estafados por no haberse cancelado sus cotizaciones previsionales.

Gracias a la movilización ciudadana, a las presentaciones ante la Contraloría General de la República, ante el BID, a las funas que los ciudadanos en movilización hicieron en el Concejo Municipal, en resumen, a la unión de diferentes organizaciones de la civilidad, que encaminaron recursos jurídicos que han sido aceptados por la Justicia, se logró frenar una acción que significaba transformar Valparaíso en un enclave turístico para unos pocos, sin considerar la arcada natural, sus 42 cerros y la historia cultural que hizo merecedora a la ciudad del carácter patrimonial por parte de UNESCO.

El Comando de Defensa de Valparaíso

El Comando de Defensa de Valparaíso agrupó a diversas organizaciones civiles y ha debido luchar en contra de la distorsión mediática que ha realizado el Mercurio, tratando de difundir como una panacea el Proyecto de Borde Costero de la EPV, con el respaldo del Gobierno y el Municipio. La civilidad ha mantenido una movilización activa y con el concurso de abogados que han adherido a este movimiento y que han patrocinado las demandas de la ciudadanía, se ha logrado frenar un megaproyecto que se ideó como un pingüe negocio para unos pocos, que han pretendido ocupar la costanera porteña con edificios de departamentos, lo cual bloquearía la actividad portuaria y despojaría de vista al mar al grueso de la ciudad.

Para viabilizar ese megaproyecto, el MOP, contrariando recomendaciones del Colegio de Ingenieros, impuso el acceso sur al puerto, que está en construcción y que significa migrar las instalaciones aduaneras y sanitarias a un antepuerto ubicado en el alto del puerto, aledaño al lugar donde está la cárcel de Valparaíso. Esos terrenos fueron donados por Santa María para mantener allí un pulmón para la ciudad, siendo administrados por FONASA. Se han expropiado esos terrenos y los gremios de orilla, aduaneros y portuarios, se han opuesto, presentando un recurso de ilegalidad ante la Corte de Apelaciones porteña.

Por su parte, el Comando de Defensa de Valparaíso logró que se acogiera un recurso de ilegalidad por la forma el Municipio, transgrediendo la normativa vigente, autorizó el cambio de uso de los suelos asignados a la Sociedad Puerto de Valparaíso para fines portuarios, permitiendo que ahora pasen a ser terrenos para uso inmobiliario. Una de las preguntas de fondo es si se puede admitir que una empresa pública pueda variar o ampliar su giro de manera tan simple, por acuerdo de Directorio, ya que eso rompe principios clásicos de Derecho Público, en donde se puede hacer sólo lo que está expresamente autorizado por la ley. En la proyección portuaria de la ciudad esos terrenos deberían estar siempre disponibles por cualquier emergencia.

Es así como en la política local de Valparaíso, se han coludido por encima de etiquetas políticas, intereses de personeros públicos y de grandes empresarios, algunos de los cuales fueron en 1973, los ayudistas principales de la cruel represión de ese período.

El Comando de Defensa de Valparaíso aglutina a numerosas organizaciones sociales, tales como Ciudadanos por Valparaíso, Foro Valparaíso Posible, Movimiento Confianza. Este grupo ciudadano ha trabajado unido a la Federación de Trabajadores Marítimo Portuarios y Afines, a la Federación Nacional de Trabajadores Portuarios Extraportuarios y Afines y la Asociación de Nacional de Funcionarios de Aduana en la defensa activa de los intereses de la ciudad.

Siendo un tema de fondo, es extraño que durante la campaña presidencial ni los candidatos de la Alianza ni los de la Concertación se hayan pronunciado al respecto. El Comando de Defensa de Valparaíso, al igual que múltiples organizaciones ciudadanas en todo Chile, deberá seguir alerta en defensa de la ciudad, la dignidad ciudadana y el medio ambiente.

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