Una gota de sangre y licor para ti, general Poblete
¿Cuántos aviones tendrán que llevar tu nombre?
¡Para no matar!
¿Cuantas escuelas?
¡Para enseñar a transformar!
¿Cuántas plazas?
¡Para charlar! Para recordarte!
Las mujeres de mi generación
Las vistieron de negro en Puerto Montt y Sao Paulo
Y en Santiago, Buenos Aires o Montevideo
fueron las únicas estrellas de la larga noche clandestina.
Orwell: Por qué escribo [lenguaje y libertad]
Pobre, sin reconocimiento público casi, pero convencido de dos cosas: en lo personal ser escritor, y en lo político y moral que el facismo debía ser combatido, este ex oficial de policía del imperio inglés, viaja a España a pelear contra las fuerzas facistas de Francisco Franco…Esta autenticidad en el actuar, de arriesgar la vida al servicio de ideales éticos y políticos en un país extranjero frustrará a quienes aún hasta hoy buscan la hipocresía en sus acciones.
Eduardo Galeano y yo
No fue fácil.
Mi primer encuentro con él estuvo plagado de vicisitudes.
Mi madre me acusó una vez más de estar sólo vagabundeando, de no hacer nada útil, de ser tan inmaduro, tan irresponsable etcéteras.
(La desoí, ella no entendía que la paz mundial estaba en mis manos)
Orwell "1984": el misticismo de la crueldad
En “Oceanía” el desarrollo tecnológico ha alcanzado tan alto nivel que la sociedad podría perfectamente satisfacer todas sus necesidades materiales y establecer la igualdad. Pero la desigualdad y la pobreza son mantenidas para conservar en el poder al Gran Hermano. En el pasado, dice Orwell, la dictadura salvaguardaba la desigualdad; ahora la desigualdad salvaguarda la dictadura. Pero, ¿a qué propósito sirve, a su vez, la dictadura?
Londres 38
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A Usted le digo, señor
No caballero, usted está bien cagado y su literatura también. Perdió la fe, esa extraña locura por cambiar las cosas. Ahora se conforma con ver sus obras en venta en las librerías del centro europeo sin IVA como ocurre en cambio en su país, por dar entrevistas a El Mercurio y ser invitado a animar secundariamente shows televisivos.
Pequeña historia de un señor pequeño
En los lejanos años de la dictadura militar sucedieron muchas cosas que las caras sonrientes de los políticos actuales han echado al olvido. ¿Para qué ha de servirnos la historia sino es para saber de donde venimos y vislumbrar hacia donde vamos?
La búsqueda
En noches calladas enciendo una vela. Me quedo pensando.
Y le pido a Dios que me lo devuelva.
Y le pido al partido que me la devuelva
Y le pido a los militares que me lo devuelvan. Que me digan donde está.
Resistencia
Y que este amordazado no significa que no pueda cantar.
Que hayas pisoteado el papel de arroz de mis oídos
No significa que no pueda escuchar a mis compañeros.
Que no tenga pinceles, ni lápices, ni mis manos puedan huir
De tus tenazas de plástico o de acero, no significa que no escriba versos.
No significa que no pueda dibujar el rostro de los mares.