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Libro: «Manifiesto, Peligros y Oportunidades de la megacrisis»

Libro: «Manifiesto, Peligros y Oportunidades de la megacrisis»
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15 de mayo de 2024

 La cosmovisión de Gastón Soublette.

En su ensayo Manifiesto, escrito entre el estallido social y la pandemia, Gastón Soublette analiza la mega crisis o crisis global en que se encuentra la humanidad, centrando la lente en la civilización occidental.

En una reflexión profunda y clarísima, el gran pensador sostiene que el marxismo y el capitalismo están anclados a una misma concepción antropocentrista, que considera al hombre como sujeto rector de la naturaleza, lo que ha llevado a una realidad en irrespeto y contradicción con el ordenamiento natural del planeta, toda vez que consideran a la naturaleza como recurso, solo difiriendo en quién debe mantener la propiedad y explotación del mismo, si los privados o el Estado. Ambas doctrinas parten de esa raíz común, pero son contradictorias en la forma de ejercer el dominio sobre dichos recursos. Ambas no consideran que el hombre es solo una especie dentro de ese sistema complejo de vida, cuyos ciclos se debe respetar y que el hombre aún no es capaz de conocer.

La intervención de la economía sobre la naturaleza ha diezmado el patrimonio común, contaminando los mares, la tierra y el aíre, rompiendo las cadenas de interdependencia dentro de los sistemas ecológicos, con torpeza, codicia o ignorancia.

En esa concepción, se han precipitado las luchas por el dominio de recursos y el poder busca dominar. La pauperización del pensamiento crítico ha sido un objetivo del poder, como lo es cada vez más el tener el control de todo lo que se mueve. Los seres humanos deben abocarse a la producción, a la competencia, a la eficiencia, no son personas, sino, apenas, un recurso humano.

En la mega crisis de la civilización occidental, Soublette destaca como causa primaria la pérdida de espiritualidad, la pérdida de principios que inculcaba el cristianismo, el islamismo, el confucionismo. La religión ha perdió espacios; la corrupción afectando instituciones, ha llegado a las Iglesias, impera el relativismo moral. Esta entropía se ha reflejado en una falta de ética, relaciones interpersonales, sociales o económicas donde todo vale, normalizándose el abuso, la manipulación o la mentira, ahora llamada posverdad.

Señala que la anomia y la violencia son consecuencia del cansancio de la población por la forma de vida que nos impusieron disfrazada de progreso material y tecnológico. Deja sí en su Manifiesto un halo de esperanza, al decir que cuando algo gigante cae y termina, aparece en forma incipiente y pequeña una señal distinta, pero siempre con gran fuerza y mística. Compara el momento actual con los primeros cristianos dentro del imperio romano y su decadencia.

Afirma también esta esperanza cuando cuenta las percepciones de los jóvenes, de las opiniones de sus alumnos, recogidas por el Maestro Soublette en una especie de encuesta que ellos fueron contestando con su visión frente a esta mega crisis. Soublette confía en el poder que tiene la contra cultura o la cultura alternativa.

“No lucrar, no tener metas precisas y no publicitarse”. Señala que quienes quieran postular una cultura alternativa, de recuperación de un humanismo ecuménico, convirtiéndose en una opción a lo que manda el sistema, deben partir por un cambio personal, rechazar el lucro, la usura, la avaricia, la acumulación de bienes materiales; asumiendo formas de vida congruentes con la virtud y la sabiduría. Se desprende de esta recomendación que las personas resistan al materialismo imperante, aplicando principios de colaboración, practicar el compromiso por el cuidado de la naturaleza, la recuperación del medio ambiente, el reciclaje; abogar por la recuperación de principios y valores, del respeto mutuo, la no violencia; practicar la ética, luchar por la justicia y la equidad, potenciar así la paz.

Rescatando la sabiduría popular, enseña que

“el viento que corre cambia la veleta, pero no la torre, metáfora con la que se quiere decir que el revuelo del acontecer social que parece querer cambiarlo todo, solo logra cambios superficiales, porque la torre, es decir el paradigma que sirve de fundamento, no cambia con un estallido social, aunque esa haya sido la intención del movimiento subversivo.”

Gastón Soublette entiende que somos hechos a imagen y semejanza del creador, por lo que podemos crecer espiritualmente con un buen uso de nuestro ser; él cree en la sincronización del hombre con su  creador, con el universo,  sostiene que existe una fuerza y energía gigantesca en la fe y que ello puede convertirse en una marejada planetaria para provocar el cambio de era, para una humanidad distinta, que rechace la codicia, la competitividad, el conflicto, la agresividad, el orgullo, la injusticia y la insensatez.

Es un libro que sintetiza la mirada de un gran pensador y que ilumina las cavernas para construir una salida colectiva.

Hernán Narbona Véliz
Escritor, Periodista Corresponsal Diario La Razón.cl
Presidente Filial Valparaíso, Sociedad de Escritores de Chile, SECH-V

Valparaíso, 14 de mayo 2024.

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