La OTAN, la guerra, la mentira y los negocios
por Fidel Castro Ruz (Cuba)
14 años atrás 14 min lectura
Como algunos conocen, en septiembre de 1969, Muammar
al-Gaddafi, un militar árabe beduino de peculiar carácter e inspirado en las
ideas del líder egipcio Gamal Abdel Nasser, promovió en el seno de las Fuerzas
Armadas un movimiento que derrocó al Rey Idris I de Libia, un país desértico
casi en su totalidad y de escasa población, situado al norte de África, entre
Túnez y Egipto.
Los importantes y valiosos recursos energéticos de Libia
fueron descubriéndose progresivamente.
Nacido en el seno de una familia de la tribu beduina de
pastores nómadas del desierto, en la región de Trípoli, Gaddafi era
profundamente anticolonialista. Se asegura que un abuelo paterno murió luchando
contra los invasores italianos cuando Libia fue invadida por éstos en 1911. El
régimen colonial y el fascismo cambiaron la vida de todos. Se dice, igualmente,
que el padre sufrió prisión antes de ganarse el pan como obrero industrial.
Incluso, los adversarios de Gaddafi aseguran que se destacó
por su inteligencia como estudiante; fue expulsado del liceo por sus
actividades antimonárquicas. Logró matricularse en otro liceo y después
graduarse en leyes en la
Universidad de Bengasi a los 21 años. Ingresa después en el Colegio
Militar de Bengasi donde creó lo que se denominó el Movimiento Secreto
Unionista de Oficiales Libres, concluyendo posteriormente sus estudios en una
academia militar británica.
Estos antecedentes explican la notable influencia que
ejerció después en Libia y en otros líderes políticos, estén hoy a favor o en
contra de Gaddafi.
Había iniciado su vida política con hechos
incuestionablemente revolucionarios.
En marzo de 1970, tras manifestaciones masivas
nacionalistas, logró la evacuación de
los soldados británicos del país y, en junio, Estados Unidos desalojó la
gran base aérea cerca de Trípoli , entregada a instructores militares egipcios,
país aliado a Libia.
En 1970, varias compañías petroleras occidentales y
sociedades bancarias con participación de capitales extranjeros fueron
afectadas por la
Revolución. A fines de 1971, la famosa British Petroleum
corrió la misma suerte. En el área agropecuaria todos los bienes italianos
fueron confiscados, los colonos y sus descendientes expulsados de Libia.
La intervención estatal se orientó al control de las grandes
empresas. La producción de ese país pasó a disfrutar de uno de los niveles más
altos del mundo árabe. Se prohibió el juego y el consumo de alcohol. El estatus
jurídico de la mujer, tradicionalmente limitado, fue elevado.
El líder libio se enfrascó en teorías extremistas que se
oponían tanto al comunismo como al capitalismo. Fue una etapa en la que Gaddafi
se dedicó a la teorización, que no tiene sentido incluir en este análisis,
aunque sí señalar que en el artículo primero de la Proclama Constitucional
de 1969 se establecía el carácter "Socialista" de la Jamahiriya Árabe Libia
Popular.
Lo que deseo enfatizar es que a Estados Unidos y sus aliados
de la OTAN nunca
le interesaron los derechos humanos.
La olla de grillos que tuvo lugar en el Consejo de
Seguridad, en la reunión del Consejo de Derechos Humanos con sede en Ginebra, y
en la Asamblea
General de la
ONU en Nueva York, fue puro teatro.
Comprendo perfectamente las reacciones de los líderes
políticos envueltos en tantas contradicciones y estériles debates, dada la
urdimbre de intereses y problemas que deben atender.
Todos sabemos muy bien que el carácter de miembro
permanente, el poder de veto, la posesión de armas nucleares, y no pocas
instituciones son fuentes de privilegios e intereses impuestos por la fuerza a
la humanidad. Se puede estar o no de acuerdo con muchas de ellas, pero jamás
aceptarlas como medidas justas o éticas.
El imperio pretende ahora hacer girar los acontecimientos en
torno a lo que hizo o no Gaddafi, porque necesita intervenir militarmente en
Libia y golpear la ola revolucionaria desatada en el mundo árabe. Hasta ahora
no se decía una palabra, se guardaba silencio y se hacían negocios.
Promovida la latente rebeldía libia por los órganos de
inteligencia yanki, o por los errores del propio Gaddafi, es importante que los
pueblos no se dejen engañar, ya que muy pronto la opinión mundial tendrá
suficientes elementos para saber a qué atenerse.
A mi juicio, y así lo expresé desde el primer momento, había
que denunciar los planes de la belicosa OTAN.
Libia, igual que muchos países del Tercer Mundo, es miembro
del Movimiento de Países No Alineados, del Grupo de los 77 y otras
organizaciones internacionales, a través de las cuales se establecen relaciones
independientemente de su sistema económico y social.
A grandes rasgos: la Revolución en Cuba, inspirada en principios
Marxistas-Leninistas y Martianos, había triunfado en 1959 a 90 millas de Estados
Unidos, que nos impuso la
Enmienda Platt y era propietario de la economía de nuestro
país.
Casi de inmediato, el imperio promovió contra nuestro pueblo
la guerra sucia, las bandas contrarrevolucionarias, el criminal bloqueo
económico, y la invasión mercenaria de Girón, custodiada por un portaaviones y
su infantería de marina lista para desembarcar si la fuerza mercenaria obtenía
determinados objetivos.
Apenas año y medio después nos amenazó con el poderío de su
arsenal nuclear. Una guerra de ese carácter estuvo a punto de estallar.
Todos los países latinoamericanos, con la excepción de
México, participaron del criminal bloqueo que todavía perdura, sin que nuestro
país jamás se rindiera. Es importante recordarlo para los que carecen de
memoria histórica.
En enero de 1986, esgrimiendo la idea de que Libia estaba
detrás del llamado terrorismo revolucionario, Reagan ordenó romper relaciones
económicas y comerciales con ese país.
En marzo, una fuerza de portaaviones en el Golfo de Sirte,
dentro de aguas consideradas nacionales por Libia, desató ataques que
ocasionaron la destrucción de varias unidades navales provistas de lanzamisiles
y de sistemas de radares de costa que ese país había adquirido en la URSS.
El 5 de abril, una discoteca en Berlín Occidental,
frecuentada por soldados de Estados Unidos, fue víctima de explosivos
plásticos, en el que tres personas murieron, dos de ellas militares
norteamericanos y muchos fueron heridos.
Reagan acusó a Gaddafi y ordenó a la Fuerza Aérea que
diera respuesta. Tres escuadrones despegaron de los portaaviones de la VI Flota y bases en el
Reino Unido, atacaron con misiles y bombas siete objetivos militares en Trípoli
y Bengasi. Alrededor de 40 personas murieron, 15 de ellas civiles. Advertido
del avance de los bombarderos, Gaddafi reunió la familia y estaba abandonando
su residencia ubicada en el complejo militar de Bab Al Aziziya, al sur de la
capital. No había concluido la evacuación cuando un misil impactó directamente
en la residencia, su hija Hanna murió y otros dos hijos resultaron heridos. El
hecho recibió un amplio rechazo; la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución de
condena por violación de la
Carta de la ONU
y el Derecho Internacional. Igual hizo en términos enérgicos el Movimiento de
Países No Alineados, la Liga
Árabe y la OUA.
El 21 de diciembre de 1988, un Boeing 747 de la compañía Pan
Am que volaba de Londres a Nueva York se desintegró en pleno vuelo por el
estallido de una bomba, los restos cayeron sobre la localidad de Lockerbie, y
la tragedia costó 270 vidas de 21 nacionalidades.
En un principio el Gobierno de Estados Unidos sospechó de
Irán, como represalia por la muerte de 290 personas por el derribo de un Airbus
de su línea estatal. Las investigaciones, según los yankis, implicaban dos
agentes de la inteligencia Libia. Imputaciones similares contra Libia se
hicieron por un avión de la aerolínea francesa en ruta
Brazzaville-N’Djamena-Paris, implicando a funcionarios libios que Gaddafi
rechazó extraditar por hechos que negó categóricamente.
Una leyenda tenebrosa se fabricó contra él con la
participación de Reagan y Bush padre.
Desde 1975 hasta la etapa final del gobierno de Reagan, Cuba
se había consagrado a sus deberes internacionalistas en Angola y otros países
de África. Conocíamos de los conflictos que se desarrollaron en Libia o en
torno a ella por lecturas y testimonios de personas muy vinculadas a ese país y
al mundo árabe, así como por las impresiones que guardamos de numerosas
personalidades de distintos países con los que tuvimos contactos en aquellos
años.
Muchos conocidos líderes africanos con los que Gaddafi
mantenía relaciones estrechas se esforzaron por buscar soluciones a las tensas
relaciones entre Libia y el Reino Unido.
El Consejo de Seguridad le había impuesto sanciones a Libia
que comenzaron a superarse cuando Gaddafi aceptó someter a juicio, con
determinadas condiciones, a los dos acusados por el avión que estalló sobre Escocia.
Delegaciones libias comenzaron a ser invitadas a reuniones
intereuropeas. En julio de 1999 Londres inició el restablecimiento de
relaciones diplomáticas plenas con Libia, después de algunas concesiones
adicionales.
En septiembre de ese año, los ministros de la Unión Europea
aceptaron revocar las medidas restrictivas al comercio tomadas en 1992.
El 2 de diciembre, Massimo D’Alema, primer ministro
italiano, realizó la primera visita de un jefe de gobierno europeo a Libia.
Desaparecida la
URSS y el campo socialista de Europa, Gaddafi decidió aceptar
las demandas de Estados Unidos y la
OTAN.
Cuando visité Libia en mayo de 2001, me exhibió las ruinas
del traidor ataque con que Reagan asesinó a su hija, y estuvo a punto de exterminar
a toda la familia.
A inicios del 2002, el Departamento de Estado informó que
estaban en curso conversaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Libia.
En mayo se había vuelto a incluir a Libia en la lista de
Estados patrocinadores del terrorismo, aunque, en enero, el presidente George
W. Bush no había mencionado al país africano en su célebre discurso sobre los
integrantes del "eje del mal".
Al iniciarse el año 2003, en virtud del acuerdo económico
sobre indemnizaciones alcanzado entre Libia y los países demandantes, Reino
Unido y Francia, el Consejo de Seguridad de la ONU levantó las sanciones de 1992 contra Libia.
Antes de finalizar el 2003, Bush y Tony Blair informaron de
un acuerdo con Libia, país que había entregado a expertos de inteligencia del
Reino Unido y Washington documentación de los programas no convencionales de
armas, así como misiles balísticos con un alcance superior a 300 kilómetros.
Funcionarios de ambos países ya habían visitado diversas instalaciones. Era el
fruto de muchos meses de conversaciones entre Trípoli y Washington, como reveló
el propio Bush.
Gaddafi cumplió sus promesas de desarme. En pocos meses
Libia entregó las cinco unidades de misiles Scud-C con un alcance de 800 kilómetros y los
cientos de Scud-B, cuyo alcance sobrepasaba los 300 kilómetros en
misiles defensivos de corto alcance.
A partir de octubre de 2002 se inició el maratón de visitas
a Trípoli: Berlusconi, en octubre de 2002; José María Aznar, en septiembre de
2003; Berlusconi de nuevo en febrero, agosto y octubre de 2004; Blair, en marzo
de 2004; el alemán Schröeder, en octubre de ese año; Jacques Chirac, en
noviembre de 2004. Todo el mundo feliz. Poderoso caballero es don dinero.
Gaddafi recorrió triunfalmente Europa. Fue recibido en
Bruselas en abril de 2004 por Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea;
en agosto de ese año el líder libio invitó a Bush a visitar su país; Exxon
Mobil, Chevron Texaco y Conoco Philips ultimaban la reanudación de la
extracción de crudo a través de joint ventures.
En mayo de 2006, Estados Unidos anunció la retirada de Libia
de la lista de países terroristas y el establecimiento de relaciones
diplomáticas plenas.
En 2006 y 2007, Francia y Estados Unidos suscribieron
acuerdos de cooperación nuclear con fines pacíficos; en mayo de 2007, Blair
volvió a visitar a Gaddafi en Sirte. British Petroleum firmó un contrato
"enormemente importante" según se declaró para la exploración de yacimientos de
gas.
En diciembre de 2007, Gaddafi realizó dos visitas a Francia
y firmó contratos de equipamientos militares y civiles por valor de 10 000
millones de euros; y a España, donde se entrevistó con el presidente del
Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Contratos millonarios se suscribieron
con importantes países de la
OTAN.
¿Qué es lo que ahora ha originado la retirada precipitada de
las embajadas de Estados Unidos y los demás miembros de la OTAN?
Todo resulta sumamente extraño.
George W. Bush, el padre de la estúpida guerra
antiterrorista, declaró el 20 de septiembre de 2001 a los cadetes de West
Point "Nuestra seguridad requerirá […] la fuerza militar que ustedes
dirigirán, una fuerza que debe estar lista para atacar inmediatamente en
cualquier oscuro rincón del mundo. Y nuestra seguridad requerirá que estemos
listos para el ataque preventivo cuando sea necesario defender nuestra libertad
y […] nuestra vidas."
"Debemos descubrir células terroristas en 60 países o más
[…] Junto a nuestros amigos y aliados, debemos oponernos a la proliferación y
afrontar a los regímenes que patrocinan el terrorismo, según requiera cada
caso."
¿Qué pensará Obama de ese discurso?
¿Qué sanciones impondrá el Consejo de Seguridad a los que
mataron más de un millón de civiles en Irak y a los que todos los días asesinan
hombres mujeres y niños en Afganistán, donde en días recientes la población
enardecida se lanzó a las calles a protestar contra la matanza de niños
inocentes?
Un despacho de la
AFP procedente de Kabul, fechado hoy 9 de marzo, rebela que:
"El año pasado fue el más letal para los civiles en nueve años de guerra entre
los talibanes y las fuerzas internacionales en Afganistán, con casi 2.800
muertos, un 15% mas que en 2009, indicó el miércoles un informe de la ONU, que subraya el costo
humano del conflicto para la población."
"…la insurrección de los talibanes se intensificó y ganó
terreno en estos últimos años, con acciones de guerrilla más allá de sus
bastiones tradicionales del sur y del este."
"Con 2 777 exactamente, el número de civiles muertos en 2010
aumentó en 15% con respecto a 2009, indica el informe anual conjunto de la Misión de Asistencia de las
Naciones Unidas en Afganistán…"
"El presidente Barack Obama expresó el 3 de marzo su
"profundo pesar" al pueblo afgano por los nueve niños muertos, y también lo
hicieron el general estadounidense David Petraeus, comandante en jefe de la ISAF, y el secretario de
Defensa, Robert Gates."
"…el reporte de la
UNAMA destaca que el número de civiles muertos en 2010 es
cuatro veces superior a los soldados de las fuerzas internacionales caídos en
combate en ese mismo año.
"El año 2010
ha sido, de lejos, el año más mortífero para los
soldados extranjeros en nueve años de guerra, con 711 muertos, confirmando que
la guerrilla de los talibanes se intensificó pese al envío de 30.000 soldados
estadounidenses de refuerzo el año pasado."
Durante 10 días, en Ginebra y en Naciones Unidas, se
pronunciaron más de 150 discursos sobre violaciones de los derechos humanos que
fueron repetidos millones de veces por televisión, radio, Internet y la prensa
escrita.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno
Rodríguez, en su intervención del pasado 1º de marzo de 2011 ante los Ministros
de Relaciones Exteriores reunidos en Ginebra, expresó:
"La conciencia humana rechaza la muerte de personas
inocentes en cualquier circunstancia y lugar. Cuba comparte plenamente la
preocupación mundial por las pérdidas de vidas de civiles en Libia y desea que
su pueblo alcance una solución pacífica y soberana a la guerra civil que allí
ocurre, sin ninguna injerencia extranjera, y que garantice la integridad de esa
nación."
Algunos de los párrafos finales de su intervención fueron
lapidarios:
"Si el derecho humano esencial es el derecho a la vida,
¿estará listo el Consejo para suspender la membresía de los Estados que desaten
una guerra?"
"¿Suspenderá a los Estados que financien y suministren ayuda
militar empleada por el Estado receptor en violaciones masivas, flagrantes y
sistemáticas de los derechos humanos y en ataques contra la población civil,
como las que ocurren en Palestina?
"¿Aplicará esa medida contra países poderosos que realicen
ejecuciones extrajudiciales en territorio de otros Estados con empleo de alta
tecnología, como municiones inteligentes y aviones no tripulados?
"¿Qué ocurrirá con Estados que acepten en sus territorios
cárceles ilegales secretas, faciliten el tránsito de vuelos secretos con
personas secuestradas o participen de actos de tortura?"
Compartimos plenamente la valiente posición del líder
bolivariano Hugo Chávez y el ALBA.
Estamos contra la guerra interna en Libia, a favor de la paz
inmediata y el respeto pleno a la vida y los derechos de todos los ciudadanos, sin
intervención extranjera, que solo serviría a la prolongación del conflicto y
los intereses de la OTAN.
Fidel Castro Ruz
Marzo 9 de 2011
9 y 35 p.m.
*Fuente: Cuba
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