El neoliberalismo en la encrucijada: ahora tambien en Chile
por Jorge Leiva Cabanillas (Chile)
5 años atrás 25 min lectura
Santiago, 4 de Noviembre de 2019
Un análisis desde una perspectiva psicosocial de los acontecimientos en Chile
Me quiero hacer cargo de la invitación que nos hace la Sociedad Interamericana de Psicología SIP, de la cual soy miembro, que en una declaración reciente nos convoca como psicólogos a hacer de “estos momentos un espacio de reflexión y acción. Reflexionar y analizar los procesos vivenciados a nivel país y nuestra responsabilidad en ello, pero también de actuación dirigida a fomentar el cambio social positivo.”
Es casi un lugar común decir que los duros acontecimiento que vive Chile marcaran un antes y un después en la historia del último tiempo. Lo que nos pasa ha abierto un espacio de análisis que al parecer recién empieza. Pero no podemos perder de vista que este es un fenómeno multideterminado y complejo. El análisis debe, por tanto, intentar recoger el máximo de variable y no pretender que la explicación es univoca. El énfasis de algunos de los análisis muestra esa tendencia. Muchos expresan que lo que hemos vivido es una explosión emocional. Esta afirmación ha sido marcada con mucho énfasis por académicos destacados. Si nos quedamos solo en ella , nos puede suceder que como el origen del malestar tiene muchas causas y no se entiende bien se tienda a aprehender en una doble modalidad emocional: el rechazo ciego o la resignación.
Estas miradas pueden llevarnos a que vayan surgiendo como dos visiones de mundo que puedan dar forma a dos actitudes: el fortalecimiento vigoroso de una actitud de rechazo sin ver ni ofrecer alternativas, que nos puede mantener en una prolongada protesta y que lleve finalmente a un repliegue, que ira dando paso a una segunda actitud que puede ser una especie de fatalismo expresado en un “no hay nada que hacer”
¿Qué hacer para salir del impasse? Creo que el camino va por INTENTAR RENOVAR NUESTROS ANALISIS. En este campo una de las disciplinas que más puede aportar, entre otras por cierto, es la psicología social
Sin duda lo que vivimos son los efectos de un proceso local que tiene historia y que hoy sale a la luz con más claridad. Si su expresión es emocional, no hay que olvidar que la conducta humana se genera en la doble dimensión del emocionar y el razonar que se expresa en las coherencias lógicas del lenguaje que constituyen una explicación de la experiencia. Quedarse solo en lo emocional conlleva el riesgo de no facilitar un razonamiento explicativo que haga surgir las alternativas de solución La conducta sigue a la explicación de la experiencia. Lo que ha sucedido no es una mera explosión emocional. Recuperar la capacidad reflexiva es el primer paso para superar una crisis.
EL CONTEXTO MACRO DE LA CRISIS
El análisis micro no debe dejar de lado el peso de un proceso de desarrollo que se da en un sistema que es macro
El sociólogo argelino Alain Badiou, en una conferencia en que reflexiona sobre los atentado terroristas en Paris el 2015, invita a entender que el “mal viene de más lejos”. Esos males surgen, según él, de tres factores que marcan el desarrollo de la sociedad mundial en último tiempo histórico. El primero es un factor que debe ser asumido, según pienso, por la clase política e intelectual de nuestro país. Suele ser casi una banalidad, señala este filósofo, pero de la cual no se sacan las consecuencias. Se refiere al triunfo del capitalismo mundializado. Los otros dos factores surgen de este hecho capital como veremos más adelante.
El sistema económico mundial de inspiración capitalista ha vivido muchas crisis. Cada vez que avanza he integra nuevos territorios geopolíticos a su centro de influencia y control del mercado mundial , se vive una crisis. Pasó como crisis locales y regionales con la incorporación de países al sistema global como México y se habló de la crisis Tequila, con Brasil y la crisis fue Samba, con Asia y la crisis fue asiática. Pero alcanzar una expansión planetaria tiene un costo para el sistema.
Sin duda la mayor de sus crisis fue la de los años 30. De ahí en adelante las sucesivas crisis que han sido tanto locales como regionales, han estado marcada por los mismos síntomas precursores: elevado desempleo, extrema y creciente desigualdad en la distribución de los ingresos y una constante inestabilidad y turbulencias financieras recurrentes Todas estos precedieron a la gran crisis y han acompañada a las sucesivas que el sistema ha debido superar.
La vía de superación ha sido buscar mecanismos de regulación macro que aseguren que su cumplimento estabilizara el funcionamiento del sistema. Primero fueron los acuerdos de Breton Wood en 1944 que fijo las reglas para las relaciones comerciales y financieras entre los Estados Unidos, Canadá, los países de Europa occidental, Australia y Japón y encamino el sistema a la superación de la gran crisis. De estos acuerdo surgen el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional Este último se ha transformado en el principal instrumento de regulación financiera para el cumplimiento del Consenso de Washington de 1989 que marca la instalación del periodo neoliberal de la economía a nivel mundial
El inicio de este periodo es el resultado de la respuesta a la intensa crisis del sistema que empieza a asumir su metamorfosis de sobrevivencia evolutiva más profunda: el paso de un modo de producción centrada en la industria manufacturera a un modo de producción centrada en la gestión del capital financiero. En honor a la brevedad no es posible incluir en este análisis una dimensión de la crisis actual producto del enfrentamiento de Estados Unidos con China, que es justamente expresión de esa metamorfosis Ambas potencias atraviesan etapas distintas del desarrollo del sistema capitalista con modos de producción distintos. ¿Cuál prevalecerá? La respuesta a esta pregunta marcara el camino de salida a crisis que hoy vive el mundo capitalista. .
El llamado consenso de Washington procura poner fin a las turbulencias económicas provocadas por las burbujas especulativas que se inicia alrededor de 1970 y que dan lugar a una crisis que se logra controlar recién en el 2006 con la ayuda del Consenso de 1989.
La bonanza no se alcanza a producir porque el año 2007 se inicia una crisis que un autor economista dice que se “parece más bien a un tren que viene de lejos y descarrila por etapas en el curso de una loca carrera hacia un destino incierto.” Esta crisis es la que esta aun en curso en nuestros días y que adquiere una dimensión planetaria. El Consenso de 1989 que incluye al FMI con sus 184 países miembros, y al Banco Mundial como sus brazos operativos ha ido fracasando en mantener las fórmulas de políticas aprobadas que propugnaban básicamente la estabilización macroeconómica, la liberación económica, tanto del comercio como de la inversión, la expansión del mercado dentro de las economías de cada país y la reducción del Estado para hacer posible lo anterior. Esta última condición es la consecuencia más radical de los Acuerdos de Washington y es la que está presente con una fuerza insospechada en la actual crisis. A ella alude Alain Badiou, como el segundo factor remoto de lo que aconteció en Paris.
Este es el credo del neoliberalismo en la semántica económica y este es el que está en crisis hoy en nuestros países. Algunos críticos califican esta perspectiva como un fundamentalismo de mercado. Como quiera que sea llegar a él fue la tarea que durante la década de los 70 el sistema le impuso a los sistemas políticos en nuestros países instalando Gobiernos dictatoriales que crearan los marcos sociales adecuados para su desarrollo. Algunos como el nuestro hicieron muy bien la tarea, por eso hoy lo que pasa recién se percibe tiene que ver con el Gobierno de Pinochet y la incapacidad de los Gobiernos posteriores modificar o torcer la ruta marcada por el centro hegemónico del sistema capitalista mundial.
Como vimos una de las primeras consecuencias del camino impuesto fue la reducción del tamaño del Estado, Esto provocó el término del Estado de bienestar. Este funesto logro se apoyó en los resultados de las políticas aplicadas en el Reino Unido y Estados Unidos por el Presidentes Reagan y la Primera Ministra Tacher en la década de los 80
La consecuencia de este factor es la aparición de un Estado que paraliza las instituciones que permiten funcionar el vínculo social y la solidaridad. Recuperación de lo cual es lo que está en el corazón de la protesta ciudadana en Chile hoy.
La expansión neoliberal al reducir el tamaño del Estado altero también los vínculos entre la sociedad y la economía, generando una crisis del trabajo, provocando destrucción de fuentes de empleo y una inestabilidad laboral permanente.
Pero quizá si el impacto mayor de la reducción y el debilitamiento del Estado es su inoperancia para la regulación adecuada de las actividades que le pertenecían y que fueron privatizadas. Esto en campo de la salud, la educación y la seguridad social son las más visibles, pero al mismo tiempo, esta incapacidad y debilitamiento del Estado produjo un descuido ante la excesiva concentración de los ingresos creando una aguda desigualdad social. Esto esta claro en la expresión de la protesta ciudadana.
Pero quizá donde se nos presenta con carácter más devastador el neoliberalismo es en su expresión planetaria que muestra como uno de sus síntomas más inquietantes, son las dificultades para el desarrollo de los modos de la constitución de las identidades individuales y colectivas. Este es un fenómeno del cual pueden dar cuenta los psicólogos y los profesionales del campo de la salud mental, confirmando que asistimos a una crisis del sujeto. La salud mental está entre los primeros lugares del perfil epidemiológico de la población de nuestro país.
En psicología social se ha estudiado el desarrollo de los procesos de individuación en condiciones de inseguridad. Los cambios operados en nuestra sociedades por desarrollo de modelo neoliberal han generado vectores en el campo psicosocial, dominado por la inseguridad que hacen que la estructura de la personalidad tienda a desarrollarse en la dirección indicada por esos vectores. En términos de psicopatología pueden describirse como tendencias narcisistas, paranoides y esquizoide.
La aparición simultánea de estos fenómenos surgidos en la fase neoliberal del sistema capitalista es lo que hace que la crisis que atravesamos sea indisociablemente económica y antropológica: es la vez crisis de la civilización, evidenciada en su estructura como sociedad y del individuo, evidenciada en un sujeto con dificultades para construir su identidad.
La metamorfosis de sobrevivencia evolutiva a que aludo más arriba parece estar en el trasfondo de esta crisis de carácter civilizatorio. El cambio es muy profundo y cierto que el dominio de la producción y de los mercados por los financieros y ya no por los industriales exige un nivel de análisis que vaya más allá del que solo colocaba para su comprensión un conocimiento de las relaciones sociales de producción El paso de un modo de producción capitalista manufacturero a uno financiero ha llevado algunos cientistas sociales como Alain Touraine, a afirmar que estamos en una etapa que marca el fin de lo social. Según ellos hay que reconocer “que los actores ya no están motivados por sus intereses sociales y económicos, sino por la decisión de luchar y defender sus derechos, vale decir, fundar sus deseos de libertad y de justicia sobre la conciencia que tienen de traer consigo el sujeto humano” De ahí surgen las voces que se levantan en esta protesta y que hablan que con ella defendemos nuestra dignidad como personas y ciudadanos , no solo como meros consumidores. Esta distinción es básica para entender hacía donde dirigir la salida de esta crisis social.
Este debate no es trivial, Podríamos decir que estos análisis se dan en los países centros del sistema y no tanto en los nuestros que somos la periferia del sistema.. Pero los momentos de crisis que vive Chile, particularmente después de la gigantesca manifestación y movilización social del día 25, exige ser cuidadoso y poner claridad en nuestros análisis.
Tomar dos muestras para llamar la atención sobre ello. Un destacado intelectual del mundo académico (Carlos Peña), afirma que la crisis que hemos vivido o estamos viviendo es un estallido emocional, legítimo, por la cantidad de insatisfacciones que los actores viven. A reglón seguido precisa , es un “estallido de índole generacional” y “pulsional”, invitando a los más viejos a abandonar la “beatería juvenil” idealizando a los jóvenes. Otro destacado intelectual (Andrés Oppenheime) sostiene que las protestas de Chile son de primer mundo, producto de una creciente clase media que exige beneficiarse más (¿derechos, consumo? sic ), del éxito económico de su país. A continuación cuestiona que la “vieja guardia de la izquierda mundial” esté celebrando las violentas protestas callejeras como evidencia de un “supuesto fracaso de sistema de libre mercado” Concluye señalando que “el sistema capitalista de Chile puede necesitar una corrección, como todos los sistemas. Pero es mucho más exitoso que el desastroso régimen de Maduro, o los recientes gobiernos populistas de la familia Kirchner en Argentina, que dejaron a sus países en la bancarrota”
Ambos comentarios me han llevado a pensar en la necesidad de ir creando un marco de acercamiento a lo que acontece, que pase por reconocer, a lo menos, dos cosas, Primero, que todas estas visiones son legítimas, que aportan ángulos de análisis para comprender lo que pasa y, por tanto, y aun cuando no las comparta, son muy respetables. Lo segundo, es una invitación a aceptar que la explicación de la experiencia de cada sujeto adquiere una configuración conceptual circular que tiene un carácter hermenéutico, en términos fenomenológicos. Esto que suena complejo como pasa con el lenguaje propio de los filósofos, pero me parece de enorme valor práctico y necesario de comprender.
CONTEXTO DEL ANÁLISIS:¿ LECTURA INTERPRETATIVA O COMPRENSIVA?
Esto implica reconocer que la primera forma de acercarnos al conocimiento es la interpretación. Pero para llegar a ella hay que reconocer que ésta es un derivado de la comprensión, (el “verstehen” de los fenomenólogos) . Según esta mirada, la interpretación se expresa en una opinión, en la “doxa” en griego, en tanto que la comprensión se basa en la “episteme”, la fundamentación sistemática (científica) de lo comprendido y luego interpretado. Los análisis de la crisis que enfrentamos se mueven mayormente en el espacio de la interpretación. Por cierto, son todos legítimos y los hay muy interesantes, pero ellos son del dominio de cada observador que interpreta.
Además hay que asumir que este círculo hermenéutico explicativo que describo, no se cierra, sin antes entender que la comprensión también es un derivado. Su origen es el sentido, el “para que”. Solo cuando entiendo el “para que” mi comprensión se trasforma en autentico conocimiento.
¿Para qué nos movilizamos los chilenos?. Que sentido tiene. ¿Hacia dónde estamos dirigiendo el arco y apuntando nuestras flechas existenciales? ¿Cuál es el tipo de país en que queremos vivir? ¿Qué tipo de sociedad le queremos legar a nuestros nietos y generaciones futuras?
La respuesta a estas preguntas requieren del encuentro con el otro en un espacio relacional en que busquemos la comprensión y la convergencia del sentido de que lo demandamos lo encontremos en un dialogo. Este dialogo no puede ser “agonístico” (término usado por Lyotard y que alude al “agon”, la lucha en griego) en que uno de los que argumenta deber salir vencedor. Un dialogo no para vencer o convencer sino para consensuar. Se saldrá adelante solo si consensuamos. Lo que hace más complejo el entendimiento, es que el sentido arranca de un “haber previo” que es el estado de ánimo o la emoción en que nos encontramos, Ahí se cierra el círculo hermenéutico de la explicación que se transforma en conocimiento. Siempre la explicación arranca de una emoción.
Tiene razón el académico al poner la emoción, la pulsión en el debate. Pero ello no agota la explicación y comprensión de lo que vivimos. Si miramos el clima emocional de la gigantesca marcha de ese viernes 25, podemos estar optimistas porque todos estábamos en la misma emoción .¡ No más abuso, hay que despertar!. Es un buen comienzo pero es responsabilidad de los actores sociales que tienen funciones políticas que sean capaces de canalizar esa energía para ciertamente construir un Chile nuevo. Pero también es responsabilidad del mundo académico de acompañar a estos agentes aportando un análisis reflexivo centrado en la ciencia (episteme), y no solo un interpretación centrada en la opinión, (doxa). Esto es se requiere un análisis comprensivo del fenómeno social. Aquí el aporte y el rol de los psicólogos y cientistas sociales son relevantes.
LA SALIDA DE LA CRISIS. ¿CÓMO HACERLO?
La crisis es una apelación a la identidad. Al igual que en el conflicto en la crisis ponenos en juego nuestra identidad, lo que somos. . Enfrentamos una dificultad sin tener claridad en cómo responder y sintiendo que está en juego nuestro ser. De ahí que la emoción que se gatilla es la angustia ante el riesgo de dejar de ser lo que somos. . ¡No sé qué hacer! Es la exclamación que acompaña e inicia una crisis.
Pero paradojalmente suele ser un momento que algunos reconocen como una oportunidad. En la milenaria y sabia cultura china la palabra crisis se traduce como 危机 (Wei Ji). Estos dos caracteres significan peligro y oportunidad. Esta forma de construcción de problema como una crisis (Núñez, 2001), se da luego de superar el estado de inacción a que nos lleva el asumir una dificultad como una fatalidad que expresamos en un ¡No hay nada que hacer!
El país en este trance se ha puesto de pie y decidió salir al paso del estado de indefensión en que se sentía que se encontraba. Descubrió que la movilización es la manera de ponerse de pie para responder a la pregunta de qué tenemos que hacer para no seguir en el abuso y la desesperanza aprendida tras años de sometimiento a un esquema económico y de sociedad agobiante.. Es este esquema, el modelo neoliberal de sociedad, el que está en crisis, y es su réplica en Chile sostenida desde su brutal aplicación por el régimen dictatorial el que nos tiene en la situación que estamos viviendo hoy .
¿COMO SALIR DE LA CRISIS DEL MODELO NEOLIBERAL DE SOCIEDAD?
Lo primero es asumir que ésta nos coloca ante una crisis de identidad como país y sociedad.
A esta altura del análisis me hare cargo de la afirmación de que los sistemas humanos son organismos que fundamentalmente desarrollan un proceso de constitución de identidad. El fundamento científico de esta afirmación viene de la biología cibernética (Varela, 2000) que agrega que la identidad emergente del organismo proporciona, lógica y mecánicamente, el punto de referencia para un dominio de interacciones La principal consecuencia de esta perspectiva es que los sistemas humanos dan lugar a significados, esto es, son autónomos, no guiados desde fuera.
Mirado desde aquí, adquiere sentido la afirmación de que las ciencias sociales no pueden comprender la vida social actual si no es colocando al sujeto individual en el corazón de su búsqueda (G. Bajoi, 2008) Sostiene este autor que la vida social implica apremios del colectivo sobre sus miembros que son soportable y eficaces, solo porque tienen un sentido cultural legitimo a los ojos de los individuos.
Es a partir del espacio relacional que se genera en las interacciones de los individuos con su medio que hace emerger su identidad, donde ellos mediante esas prácticas sociales se socializan y forman sus identidades colectivas. El punto es que hoy esas identidades colectivas están cruzadas por las tensiones existenciales que los individuos manejan para construir su identidad personal
Las prácticas sociales son los compromisos que los individuos adquieren con su medio para construir su identidad y son ellas las que animan sus lógicas de acción, en cuanto le dan y encuentran allí el sentido de su vida. La respuesta a una crisis social profunda como la que vivimos pasa por encontrar y explicitar el sentido de la acción social y cuales prácticas son coherentes con él.
Este es el desafío de Chile hoy para salir de la crisis. Construir el espacio de dialogo donde realizar el ejercicio de buscan los sentidos compartidos que le den sustento a una sociedad distinta a la de hoy y que enfrenta de manera resuelta superar un modelo de desarrollo, impuesto por el sistema capitalista mundializado en su fase salvaje asumida como neoliberal.
Pareciera que este espacio por hoy no es otro que iniciar una amplia discusión sobre un nuevo ordenamiento institucional y social que se exprese mediante una nueva constitución. Allí la pregunta a responder por todos los chilenos debiera ser ¿Cómo quiero que sea el país en que me gustaría vivir?
La respuesta a esa pregunta puede ser compleja, pero es necesaria porque activa el deseo que es la emoción básica que articula el sentido de la vida. Esta pregunta permite observar aspectos ligados a la identidad de las personas mediante el uso que hace de su libertad para desear y decidir sobre lo que quiere. .
Un filósofo, (E. Tugendhat, 2002) destacaba que con relación a nuestro futuro nos encontramos en un espacio de libertad que desde luego es más o menos restringido, por lo tanto es un error de muchos pensadores relacionar la libertad en primer lugar con objetos particulares de la voluntad, con objetos de acciones. Quizá si esta es la filosofía que incentivan mediante la cultura que han creado los propiciadores del modelo de sociedad neoliberal
Para este filósofo, el objeto primario de la libertad es como quiero vivir, que tipo de persona quiero ser y eso significa precisamente la identidad del sujeto y todos los restantes objetos de la libertad tienen relación con esta cuestión fundamental: ¿cómo quiero vivir, como quiero organizar mi futuro dentro de los límites estrechos de mi libertad?.
El dialogo social debe girar hoy sobre los modos de vida. Esto porque es claro que las relaciones sociales ligadas a la tradición, las prácticas culturales y las creencias religiosas se ven afectadas por el cambio que trae una revolución industrial impuesta por la modernidad y su evolución hacia una sociedad dominada por el peso de lo financiero. Esto es lo que hace que esta crisis a nivel global, como se ha señalado, sea crisis de la civilización y del sujeto.
Pero lo que hace difícil l esta tarea que debe ser asumida por todos actores sociales, es que según nos muestra la ciencia actual, surgida de la cibernética que explica la emergencia de sistemas complejos, lo que define la identidad de un sistema es lo que se conserva no lo que cambia. Casi siempre y de manera inconsciente estamos cambiando para conservar algo.
¿PORQUE SALIR DE LA CRISIS ES DIFICIL Y COMPLEJO?
¿Que hace difícil este momento histórico social? La respuesta a esta pregunta. ¿Qué queremos conservar de lo que somos como país y como persona? Cuando defina eso con la respuesta a esta pregunta, entonces tendremos claro qué cambiar para hacer posible lo que quiero.
Una duda razonable es si el sujeto que emerge de esta sociedad construida con los valores del neoliberalismo y que da forma a una cultura, esté en condiciones de tener la claridad para abordar esta pregunta. En Chile después de 46 años de experiencia neoliberal no hemos escapado a los efectos culturales de este sistema. Entiendo y me hago cargo que este es un tema que requiere ser acompañado un proceso de investigación social serio y bien fundado. No obstante, si atendemos a la abundante literatura al respecto encontraremos ciertas afirmaciones que se pueden tener en cuenta a la hora de tomar decisiones políticas.
En ciencias sociales se habla de personalidad modal para aludir a qué tipo de persona es más común, esto es, la que se encuentra con mayor frecuencia en el medio social. En las sociedad neoliberal se encuentra un sujeto que ha sido caracterizado como individualista, por lo tanto egoísta, egocéntrico y narcisista, con una conducta centrada básicamente en el consumo y búsqueda de la propiedad de bienes materiales. Esta última conducta es exacerbada por una economía de mercado usando los medio de comunicación social, mediante la propaganda y el marketing. Tanto tienes, tanto vales parece ser el concepto de valor en esta sociedad.
Aquí aparece claro que lo que se quiere en nuestro país es un cambio cultural, ya que la cultura no solo expresa el eidos de un grupo humano, esto es, la forma de pensar, sino también el ethos, esto es la forma de sentir. En ambo espacios existenciales tenemos que cambiar si queremos este país por una sociedad más justa e igualitaria, lo que aparece en corazón de la protesta ciudadana como anhelo, pero debemos darnos cuenta que ambos son valores que no están presentes en el modelo neoliberal de sociedad. El cambio que se requiere realizar en Chile, es un cambio contracultural, según mi parecer.
Otro factor a tener presente en este proceso es como se conduce. Chile despertó al parecer, y su despertar es una marea horizontal que al igual que en otros países carece de liderazgo. La experiencia histórica muestra que ningún movimiento social que no tenga una conducción y una orgánica triunfa. La pregunta es cómo debe ser el liderazgo que se requiere y como la orgánica que lo sustenta.
La tarea del liderazgo es urgente. En la resolución de esta tarea podría estar el que Chile se trasforme en un modelo de país que se encamina como sociedad hacia la superación del neoliberalismo. El conflicto que vivimos es parte de nuestra realidad social- Para mantener el equilibrio siempre está un juego la capacidad negociadora, porque el poder es siempre una relación de fuerzas.
Esto es como un hecho ontológico en nuestra sociedad. Está presente en la lucha permanente por la libertad e igualdad que emprenden los subordinados y desprovistos de poder ante minorías que gobiernan sobre sus vidas. Siempre ha sido históricamente así, solo que hoy quedo muy claro que la riqueza que se construye con cooperación social, es administradas por un grupo guiado por la emoción propietaria y una sed insaciable de amasar riquezas.
Recientes estudios sobre este tipo de movilizaciones, (Hard y Negri, 2019), nos muestran que a esto sigue una división epistemológica, por un lado , que este estado de cosas se debe considerar un orden fijo, permanente y orgánico, dictado por la naturaleza y, por el otro, es una búsqueda de la verdad desde abajo, ya que ella no está dada y se construye en la práctica
Creo que el país está parado hoy en este punto. El liderazgo entonces aquí es clave porque se deben abandonar antiguos esquemas en que éste hablaba en tercera persona. Un sujeto que “representaba” a un grupo y que actuaba como un observador individual, contemplativo y externo para dar paso a un liderazgo de un sujeto con enfoque interpretativo y comprensivos más relacional, en que los resultados se producen como consecuencia de una “acción conjunta”, (J.Shotter, 2001), entre todos los participantes y miembros del grupo.
Este liderazgo no puede ofrecer hablar en nombre del grupo ni menos representarlo, sino que es un simple realizador de “ensamblaje” dentro de una multitud que se autoorganiza y coopera en libertad e igualdad para producir las acciones que le permitan lograr lo que desean.
Este liderazgo que se planta como necesario en esta etapa de la crisis social en Chile, , es el que permite responder a dos condiciones de los sistemas complejos. El fenómeno de la emergencia y el de la autoorganización. Esta crisis es emergente y la respuesta que esta apareciendo es la autoorganización. A eso responden las demandas de un proceso constituyente y las formas espontaneás de organización de cabildos y asambleas locales.
El tipo de coordinación de acciones que se requiere es la emergencia sincrónica de la relación de las partes y el todo, esto es, la relación entre la base social y el Estado. En los sistemas sociales no se da un operar autorregulado como en los sistemas biológicos, por lo que se hace necesario proveer las condiciones para que el funcionamiento sincrónico se articule con la emergencia diacrónica propia de la dinámica social
Aquí está, según mi parecer, el mayor desafío del liderazgo para estos momentos. Los líderes deben poseer metodologías de acción participativa para poder introducirse en conversaciones instaladas en la cultura de la organización social que le permitan desarrollar una visión compartida de país, que haga posible diseñar estrategias de cambio. Es una tarea de promover “emprendizaje social” para facilitar la emergencia de un proyecto de país que supere la crisis.
Esta puede ser una crisis prolongada y requiere mirarla en perspectiva de futuro. Para ello hay que volver la mirada a la educación, para darle la centralidad que debe tener en la construcción de una sociedad distinta. Ha habido demasiada despreocupación y abandono de este factor clave para el futuro de una sociedad. Los intentos de reforma no han pasado de ser ajustes estructurales que más bien han reforzado la cultura neoliberal. Se requiere r plantear los proceso educativos a partir de los desarrollos científicos más recientes de la ciencias cognitivas, para reformular estilos de enseñanza y contenidos curriculares que formen sujetos autónomos y socialmente responsables. .
PALABRAS FINALES
Termino tomando las palabras del sacerdote Mariano Puga, quien nos dice que “ los cambios no lo hacen los poderosos, sino aquellos que hacen suya la causa de los sin poder y ésos nos faltan hoy”. No veo, dice, como este sistema los va a producir, mas bien al revés, el sistema toma los sin poder y los transforma en colaboradores del modelo de consumo. Por eso el desafío de esta hora es enorme y si en algo tiene razón el Presidente, es que estamos en una guerra, solo que equivocó el enemigo, porque este es el poderoso sistema neoliberal que rigen nuestros países y el mundo, del cual él y su Gobierno, son los más ardientes defensores.
–El autor, Jorge Leiva Cabanillas, es Psicólogo Ph.D. y Docente Universitario
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