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La duda

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La duda tiene un poder ambivalente, a veces nos permite caminar sobre seguro y otras nos estanca en el momento en que más necesitamos avanzar. La duda en sí, es un acto de reflexión, reflexión que si toma demasiado tiempo termina en indecisión. La primera nos permita avanzar, la segunda nos estanca.

Puede ser una aliada fundamental o una enemiga mortal.

Someterlo todo a la lupa de la duda es lo que proponía el gran barbado, que algunos mal conocen bajo el nombre de Marx. Esta imagen suya ilustra acerca de un rigor científico aplicable a todo acto humano, tanto antes como después de producirse. Las leyes del movimiento nos dicen que en la naturaleza, la sociedad y el pensamiento no hay nada aislado, todo, absolutamente todo está relacionado, nada ocurre sin una causa, toda causa produce un efecto.

Lo que se plantea con esta frase es que todo es analizable, un análisis desde la duda no parte de verdades a las que se le agregan razones, sino que obedece a una búsqueda de las verdades que arrojan los hechos puestos en relación con otros. No analizamos una situación aislada de sus causas y efectos, la analizamos en tanto es parte del movimiento general, parte de un todo producido y un todo por producirse.

Dudo para no tener trabas en el ejercicio del análisis, esta duda me permite mirar desde muchos ángulos y, en rigor, concluir que de este análisis se desprende una verdad superior. Estamos hablando de un principio emancipador: duda como parte de la acción y no de duda para justificar la contemplación o el dejar que otros me den la solución.

Pudiéramos, a modo de ejercicio, plantearnos unas cuantas interrogantes como por ejemplo: ¿el actual gobierno de la concertación es democrático o tiránico? Someter esta pregunta a la lupa de la duda requiere que veamos por separado ambos conceptos, como estos se entiende en la actualidad y como estos mismos se reflejan no en las palabras sino en los hechos. Bien pudiéramos llevarnos la sorpresa de que nada de lo que se dice corresponde a lo que se hace y por lo mismo las conclusiones serían devastadoras, aunque como el discurso dominante tiene poderosos mecanismos de imposición, esta nueva verdad pudiera no ser aceptada por la mayoría que sufre el juego político.

Cada mañana tengo la certeza de que sale el sol por cierto lado hacia oriente y se esconde por occidente, nada le indica a mis sentidos que es la tierra la que gira y produce este efecto, es el conocimiento, la ciencia la que me lo enseña y yo sigo diciendo que el sol sale aun cuando sé que eso no es verdad en el sentido científico.

Esto nos dice que hay hechos, que denominaré, culturales, para significar que están arraigados en la comunicación humana, muy difícil de cambiarlos por verdades científicas. También esto nos dice que a diario nos enfrentamos, para nuestro análisis de los hechos, con que o no tenemos los mismos conceptos o no tenemos los mismos conocimientos o no aplicamos la lupa de la duda ya sea por no tener cómo o simplemente por partir de una verdad adquirida, que no admite cambios.

Hoy me asalta una duda ¿se avanza o se retrocede con un pacto por omisión? Expresada de esta forma la pregunta contiene una trampa, no identifica los actores y por lo tanto no podemos saber quien avanza o quien retrocede. La pregunta habla de un pacto, que supone dos entidades distintas que concuerdan una estrategia ante una decisión a tomar. Sabemos que se trata de la próxima elección municipal, que unos lo presentan como un castigo a la “derecha”, lo cual supone que ambas partes de este acuerdo no son de derecha (sic), otros lo presentan como un simple asunto de matemáticas, te apoyo aquí me apoyas allá. Lo triste es que en política las matemáticas no cuentan para nada, nadie es dueño del voto de los electores, las mayorías no participan en todas las etapas de un proceso electoral, a lo sumo estas van a votar y punto.

En términos generales todo pacto supone una estrategia para avanzar en objetivos que están más allá del pacto, supone ganar tiempo, preferir el mal menor y hasta una capitulación. Por supuesto en las palabras un pacto siempre es presentado como algo tremendamente positivo, pero la realidad indica que en todo pacto alguien gana, alguien pierde o si se quiere decir de una forma más amable ambos entregan, ambos reciben. Cuando en un pacto todos ganan, es de lo más tonto el pacto pues si todos ganan no se justifica que se unan en un pacto cuando en realidad debiera ser un solo conglomerado.

Entonces, pensando en el minuto presente, a pocos días de firmado un pacto por omisión entre un conjunto de partidos y movimientos llamado Juntos podemos y el conglomerado que gobierna llamado Concertación. Lo primero a tener presente es que no se trata de movimientos unidos férreamente, cada uno está compuesto por entidades distintas, con distinta filosofía, distintos intereses, distintos objetivos y distintas prácticas. Lo segundo es que unos se declaran contra el neoliberalismo y los otros lo aplican como política de gobierno. Unos son la oposición sin representación parlamentaria y los otros son la derecha en el gobierno con una derecha parlamentaria en la oposición. Lindo cuadro como para una pieza de teatro en tres actos.

Reformulada la pregunta pudiera ser: ¿con el pacto por omisión entre el Juntos podemos y la Concertación se avanza o se retrocede en la lucha anti sistema? Una tal pregunta supone una definición clara y neta a favor de las luchas anti sistema y también supone que con ella se busca saber si efectivamente vamos bien hacia los objetivos que están más allá de la elección, es decir si esto nos acerca a la meta de cambio de sistema.

Algunas cifras actuales hablan de un 70% de jóvenes que simplemente no confían en las elecciones y no se inscriben. Otras noticias hablan de estudiantes en lucha frontal contra el sistema y la filosofía educacional. Sabemos que lo inflación crece, que baja el ritmo de la producción, que los salarios son miserables, que los mapuches son reprimidos con sanguinario encono, que los profesores se movilizan, etc. etc. Un cuadro “perfecto” en el que conviven lucha y sometimiento, democracia y tiranía, desprecio absoluto y creciente participación, delincuencia de todos los cuellos y actos sublimes de quienes luchan.

Un análisis más profundo de que tanto se avanza o retrocede, pudiera indicarnos que los objetivos de quienes pactaron no son los mismos de quienes luchan contra las nefastas consecuencias de las políticas neoliberales. La paradoja es que este pacto aparece cuando hay demasiados indicios de que la Concertación llega a su fin. De esta manera este pacto pudiera beneficiar más a la Concertación que a los supuestos representantes políticos de las luchas anti sistema.

Si mal no recuerdo quienes más han batallado para que este pacto se produzca se reconocen leninistas, es decir seguidores o aplicadores de Lenin, el mismo que dijo que no se podía retroceder en lo ideológico, pues retroceder un punto en esto significaba retroceder muchos más en lo político. Un acuerdo por omisión, en apariencia es un avance político, pero a todas luces es un retroceso en lo ideológico, una desmovilización de las razones de fondo contra el sistema.

Hoy más que nunca hay en Chile condiciones para organizar el descontento, el hambre, la falta de oportunidades, la lucha contra la corrupción y la delincuencia, un tal pacto significa apoyar en muchos lugares a los representantes de esto que, en teoría, se combate. Algo no funciona, algo no funcionará. Recordemos que no es asunto de secretaría cambiar las percepciones que tiene la gente y estas se impondrán al momento de votar. Pudiera darse el caso que en muchos lugares ganen candidatos independientes, como se da el caso de que solo se puede ganar en lugares de reconocido avance. También se puede dar que este pacto desmovilice a aquellos que no aceptan ni la forma en que se ha resuelto ni lo que en el fondo está en juego.

En términos semánticos ojala significa quiera Dios. Sólo me queda decir ojala nuestros entendidos, los que gobiernan el gobierno, los que gobiernan la oposición no parlamentaria pudieran asimilar las palabras de Raúl Castro en el cierre de sesiones del Parlamento Cubano “Hay que aprovechar cada minuto, aprender rápido de las experiencias, incluidos los errores cometidos, que siempre dejan alguna enseñanza, si son analizados con profundidad.”

El tiempo corre rápido, lo que ahora entendemos como verdad puede no serlo mañana y sin embargo sabemos que los estudiantes seguirán luchando, que el gobierno seguirá en el desprecio por la gente, seguirán las luchas, seguirá la represión y saldrán elegidos muchos de los mismos papas fritas actuales, mientras los que luchan no logren concertar sus voluntades por los cambios reales, en el entendido de que las soluciones a los problemas de la gente pasan por que la gente asuma su papel en todas las formas de lucha, puesto que ninguna por si sola soluciona el problema de fondo.

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