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Alto Maipo: el default de Jorge Rodríguez Grossi

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Los procesos de evaluación ambiental no deben ser simplificados, todo lo contrario, ya son suficientemente vulneratorios del medio ambiente, debido al tráfico de influencias y la no separación de la política y los negocios que existe en Chile. Como dijo un senador PPD cuando Rodríguez Grossi fue nombrado triministro de Ricardo Lagos: es el gato cuidando la carnicería. Su arribo al Ejecutivo reafirma la tesis de que el rechazo a Dominga no fue por una convicción ambientalista de Michelle Bachelet y, lejos de dar garantía de “seriedad” a los inversionistas –pues precisamente eso es lo que faltó en Alto Maipo–, es un respaldo del Gobierno a la irresponsabilidad de los mismos frente al medio ambiente.

Alto Maipo: el default de Jorge Rodríguez GrossiEl recién asumido ministro de Economía, Jorge Rodríguez Grossi, planteó –como era de esperarse– que, para “recuperar las confianzas de los inversionistas”, era necesario “agilizar y facilitar los proceso de evaluación ambiental”.

Tales declaraciones, por motivos que explicaremos en esta columna, resultan paradójicas, dado que hace pocas semanas se dio a conocer el default técnico de Alto Maipo. Esta situación, sumada al actual proceso de sanción en la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA), deja en jaque la continuidad de la millonaria iniciativa de Aes Gener. Hablar de default es hablar de crisis.

Alto Maipo se declara en default técnico cuando las instituciones que lo financian le congelan el traspaso (préstamo) de dinero por no cumplir con las condiciones para que este se concrete. Fueron varios los factores que incidieron en que el proyecto cayera en sobrecostos infranqueables; principalmente el retraso en el cronograma de construcción del túnel (obra principal), la salida del Grupo Luksic y las acciones desde la oposición al proyecto. Pero sin duda el factor que agudiza la crisis es la salida de la empresa contratista Constructora Nuevo Maipo (CNM), que estaba a cargo de la construcción del túnel en distintos frentes, uno de los cuales es el tramo denominado “El Volcán”, en el sector de la alta cordillera conocido como Alto Volcán.

El baipás hídrico de Alto Maipo es el túnel de 70 km por donde pretenden desviar las aguas desde su origen. De ellos, los primeros 14,1 km corresponden al tramo El Volcán. De estos, entre el kilómetro 4,1 y 7,8, el trazado del túnel va por debajo del Monumento Natural El Morado, área que en sus límites y alrededores alberga a glaciares como el San Francisco y El Morado.

La Dirección General de Aguas (DGA), que a nivel nacional es la institución encargada de velar por el cuidado de los glaciares, autorizó a Alto Maipo la construcción del tramo El Volcán con dos métodos: Drill & Blast (uso de explosivos) para los primeros 7,1 km y los últimos 0,11 km, y TBM (la famosa máquina tunelera) entre los 7,1 y 13,98 km.

Es decir, más del 90% del tramo del túnel El Volcán que se proyecta bajo el Monumento El Morado y sus glaciares se hará con explosivos.

Se trata de una afectación grave a un “área protegida por el Estado”, la que en gran parte aún no se concreta, no por la protección del Estado, que no existió, sino porque CNM no logró continuar con la construcción del túnel El Volcán, alcanzando a tronar aproximadamente 2 km. Sin embargo, los glaciares San Francisco y El Morado YA están sufriendo las consecuencias de convivir con el proyecto.

Este año, Alto Maipo encargó un informe a la consultora GEOTEST CHILE SPA sobre el estado de los glaciares y los resultados indican que, a partir del 2013, se detona la aceleración del proceso de retroceso y pérdida de volumen en los glaciares San Francisco y Morado. La relación resulta inevitable, pues a comienzos de 2012 Alto Maipo comenzó la intervención del sector Alto Volcán. Tal informe sobre el estado de los glaciares debió haber sido presentado en el Estudio de Impacto Ambiental (EIA), lo que es una omisión gravísima en el proceso de aprobación, pues los servicios no creyeron importante solicitarlo. El aumento en la velocidad de aceleración del retroceso (derretimiento) a partir de los inicios de la obra no pueden atribuirse al cambio climático, restando responsabilidad a la empresa.

Por competencia, los elementos que hacen inviable el túnel, y por tanto el proyecto en sí, debieron haber sido detectados por el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin). El servicio se limitó a solicitar una descripción de las medidas preventivas y de seguridad en las obras del túnel, respecto de sus trabajadores, en relación con la zona de riesgo por deslizamiento, pero nada respecto a los glaciares.En mayo de este año, CNM comunicó a Alto Maipo que la construcción del túnel estaba fuera de control y alertó sobre el alto riesgo para la vida de los trabajadores, de seguir con la excavación. Esto, debido a las condiciones geológicas e hidrogeológicas de la zona, que hacen inviable el túnel. Finalmente, la contratista decide dejar el proyecto, abandonando las faenas, incluido El Volcán. Alto Maipo conoció esta información y la ocultó a la autoridad.

Solo eso en todo el proceso de evaluación de Alto Maipo, que duró menos de un año (desde mayo de 2008 a marzo de 2009), aprobándose en el primer Gobierno de Michelle Bachelet. La Corporación Nacional Forestal (Conaf), como administradora del parque, al no ser un organismo con experticia en geología, en varias ocasiones solicitó que tanto Sernageomin como la DGA se pronunciaran técnicamente sobre los efectos de la construcción del túnel, en particular sobre los glaciares, pronunciamientos que nunca ocurrieron.

Recientemente, como organización, Red Metropolitana No Alto Maipo, entregamos estos antecedentes a la Contraloría, solicitándole que investigue, entre otras cosas, el abandono de deberes de estos organismos.

El director de Sernageomin, durante el proceso de evaluación del proyecto, fue Alejandro Vio Grossi, primo hermano materno de Jorge Rodríguez Grossi, quien en ese momento era director de Aes Gener, empresa dueña de Alto Maipo.

Sernageomin y la DGA facilitaron la aprobación de Alto Maipo, al omitir estudios geológicos indispensables. Estos servicios, con su abandono de deberes, hicieron más corto el camino de aprobación de Alto Maipo, y esta es la causa directa del actual default técnico. Es decir, si los servicios hubiesen hecho un trabajo serio, sin vicios, habrían concluido que la obra principal de Alto Maipo es inviable y, por lo tanto, debió ser rechazado.

Luego, en 2014, Rodríguez Grossi asume la presidencia de Alto Maipo y con su llegada se desencadena el blindaje político al proyecto en el segundo Gobierno de Bachelet. Arenas, Pacheco, Badenier y Rebolledo –subiéndose al carro incluso Claudio Orrego– repitiendo que el país estaba en crisis energética y que Alto Maipo cumplía con la legalidad.

Después, el mismo Gobierno le autoriza a Aes Gener exportar energía a Argentina (en medio de la supuesta crisis energética chilena). Entretanto, en 2015, Rodríguez Grossi asumía como presidente de BancoEstado, uno de los prestamistas de Alto Maipo.

Luego, en enero de este año, Alto Maipo es sancionado por la SMA por graves incumplimientos a su resolución de calificación ambiental. La resolución de esa sanción aún no se decide.

En esos mismos días se había conocido la salida del grupo Luksic del proyecto, y meses después se dio a conocer el default técnico, que no es otra cosa que la incapacidad de construir el túnel, situación que debió haber sido motivo de estudio por parte de Sernageomin y la DGA, previo a la aprobación del proyecto.

Más allá del default técnico, que preocupa a los inversionistas y al Gobierno, lo preocupante realmente es la afectación de los glaciares.

Dada la responsabilidad directa de Rodríguez Grossi en estos hechos, sus declaraciones son de una irresponsabilidad que raya en el descaro.

Actualmente la facultad legal para revocar el permiso ambiental de Alto Maipo la tiene el superintendente de Medio Ambiente, Cristian Franz. La llegada de Rodríguez Grossi al Ministerio de Economía la vemos como un nuevo respaldo de Michelle Bachelet a un proyecto que nunca debió haber sido aprobado.

Los procesos de evaluación ambiental no deben ser simplificados, todo lo contrario, ya son suficientemente vulneratorios del medio ambiente, debido al tráfico de influencias y la no separación de la política y los negocios que existe en Chile, de lo cual Jorge Rodríguez Grossi es ejemplo patente. Como dijo un senador PPD cuando Rodríguez Grossi fue nombrado triministro de Ricardo Lagos: es el gato cuidando la carnicería. Su arribo al Ejecutivo reafirma la tesis de que el rechazo a Dominga no fue por una convicción ambientalista de Michelle Bachelet y, lejos de dar garantía de “seriedad” a los inversionistas (pues precisamente eso es lo que faltó en Alto Maipo), es un respaldo del Gobierno a la irresponsabilidad de los mismos frente al medio ambiente.

*Fuente: El Mostrador

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