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¿Una nueva era, un nuevo orden en paz?

¿Una nueva era, un nuevo orden en paz?
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23 de febrero de 2025

Estamos siendo espectadores de un cambio de era. Los actores que participan de esta reformulación del poder mundial son múltiples e identificarlos es de suyo complejo, toda vez que las interrelaciones e intereses en que confluyen o conflictúan son diversos.

A grosso modo, tenemos el mundo corporativo multinacional, que funciona por encima  de los Estados y cuya influencia ha ido cooptando las instituciones para que sus intereses particulares pasen a ocupar el lugar del interés colectivo o bien común, operando desde el Estado profundo que controla los mercados de capitales, la industria armamentista, la farmacéutica, la alimentaria, la tecnológica, etc., lo que les permite colocar en los gobiernos a políticos que sirvan a sus intereses. Estas élites corporativas se han instalado en las instancias públicas restando metódicamente competencia a los Estados.

Antecedentes del orden unipolar que termina

El Estado, cuyo deber ser es velar por la integridad territorial, por la soberanía y el bienestar de sus habitantes, ha sufrido en los últimos 50 años la embestida privatizadora del modelo neoliberal. A través de procesos de integración regional se ha buscado fortalecer la capacidad de los países frente a la globalización. Pero, como a las multinacionales aquello no les conviene: el neoliberalismo ha buscado instalar estados débiles, corrompibles, que no conduzcan la economía o que puedan ser alineados a la fuerza mediante golpes de Estado. Así ha quedado en descubierto al  saberse en qué gastaba sus fondos la USAID,  que ha congelado Trump. Se han evidenciado los gastos para medios y periodistas corruptos, para desestabilizar gobiernos, financiar partidos, etc..

En el fondo, a nivel global se ha ido quitando facultades al Estado para dejarlo inválido para fiscalizar los flujos de comercio o conducir la política económica, obligándolo a aceptar reglas impuestas desde el mundo corporativo dominante, con acuerdos leoninos como el TPP11.

La globalización, a partir de la caída de los muros al término de los ochenta y la desaparición de la URSS, significó de manera multidimensional la conformación de un sistema geopolítico unipolar, con una superpotencia hegemónica, defensora de un orden económico neoliberal auspiciado por las corporaciones multinacionales. Esto, en  el plano geopolítico, significó que USA se erigiera como el gendarme del orden mundial como la única superpotencia militar hegemónica, invadiendo y destruyendo a los países que pretendieron una opción nacional independiente.

En el plano tecnológico, la globalización se expresó en un mundo interconectado que significó que los países, las empresas, la sociedad civil las personas interactuaran,  generándose nuevas dinámicas en todo ámbito, en especial en el comercio internacional, la logística, las finanzas, las relaciones internacionales no gubernamentales y la política.

Cuando China ingresa a la OMC el año 2001, comienza a usar las reglas del orden mundial imperante, tejiendo estratégicamente sus intereses comerciales, a la par que va captando inversión extranjera, asegurando con su régimen autocrático estabilidad, además de costos de producción ventajosos. Cabe recordar que al inicio de los 90, China dicta la ley de equity joint ventures, que le permitió absorber el conocimiento tecnológico de occidente, al tiempo que Europa y Estados Unidos iban perdiendo parque industrial en sus territorios, encandiladas las multinacionales por la optimización de ganancias. Pisaron el palito y se dieron cuenta demasiado tarde. China fue capitalizando e innovando, con una planificación de largo plazo, llegando a poner en jaque a occidente en industrias claves, como el sector automotriz y la electrónica de punta. Además con su oferta de inversión ha favorecido la descolonización de África, en perjuicio de países europeos que saqueaban a países africanos de valiosos recursos.

¿Hacia dónde vamos?

Donald Trump en su primer mandato declaró la guerra comercial a China, al asumir la posición debilitada en que se encontraba su país, con un enorme déficit fiscal, una balanza comercial negativa y un enorme gasto militar derivado del rol asumido de superpotencia gendarme del orden mundial. En el plano interno, un país  cuyos intereses de Estado habían sido impuestos por las multinacionales desde el “Estado Profundo”.

En este minuto histórico, a un mes del inicio del segundo mandato de Trump estamos presenciando un cambio de era, transitando a un orden de imperios, donde China y  Rusia emergen como actores de un nuevo equilibrio multipolar de poder mundial, en el que los demás países del orbe podrán jugar estrategias para convivir con un mayor margen de maniobra. El orden de post segunda guerra mundial con la ONU y su Consejo de Seguridad y el derecho a veto de los países que en su momento fueron vencedores, parece cambiar radicalmente. Los BRICS emergen con fuerza y ya representan un 40% del intercambio mundial y la mayor población del planeta.

Trump ha anunciado que EEUU se saldría de la ONU, como ya lo hizo de la OMS. El objetivo de Donald Trump parece ser el desmantelamiento de las élites globalistas, para generar un período de paz que le permita, nacionalismo económico y proteccionismo mediante, recuperar la economía interna de su país, desligándose de la institucionalidad construida en los últimos 70 años. Defender al dólar de su crisis estructural quiere hacerlo con tratos bilaterales. El bloqueo a Rusia aceleró el proceso de los BRICS y nuevos países se han ido sumando a esta opción alternativa.

En las turbulencias que han marcado este primer mes de gobierno, Trump ha expresado su interés expansionista de anexar a Canadá y Dinamarca. Países de la periferia están viendo el regreso del Gran garrote, que parece ser una bravuconada o un bluf, de un jugador de póker  que sabe bien sus debilidades. Sin embargo, con ello perturba flujos históricos de comercio en  un caos acotado, que parece ser el preludio de un ordenamiento en el cual la sensatez marca términos medios, como lo que Claudia Sheinbaum manejó magistralmente al punto de lograr que Trump elogiase a “esta mujer maravillosa”. Eso es sensatez, la bravuconada deviene en trabajo conjunto contra el tráfico de  drogas, su producción y distribución en destino, más los entramados para el lavado de activos en algún recóndito pasillo de Wall Street y los paraísos fiscales.

En el fondo, en este proceso se observa que a nivel bilateral, estos gallitos son parte del estilo acaballado o supremacista de Trump, pero se desinflan cuando se encuentran con un interlocutor coherente, que lo ve como un par y no se impacta con la fanfarronería. Llevando a la razón a Trump, con energía y legitimidad, Claudia Sheinbaum logró revalidar la interdependencia y ello está llevando a la paz, en respeto mutuo, sin retorsiones gansteriles, con equidad y no injerencia en la autonomía soberana de los pueblos. El resultado final de esta forma de convivir sin aplastar al otro, será una paz de los equilibrios, de las necesidades recíprocas. Esto requiere mejor Estado, para ir  recuperando un Estado fuerte y probo, capaz de ordenar la casa.

Otros hechos de la causa

Como situaciones sintomáticas de esta necesidad de limpiar  a los países de corruptos, hemos visto el reciente escándalo de la estafa con la memecoin Libra, que promovió Javier Milei, ya sea por ser cómplice del delito o por ser un  estúpido redomado, lo que permitió que los desarrolladores se embolsaran en Panamá, 87 millones de dólares en 4 horas. Las víctimas de la estafa fueron más de 40 mil personas y están demandando en Argentina y los Estados >Unidos, lo que augura en el corto plazo el fin de este personaje desquiciado y su anarco liberalismo. Seguramente Trump, descartará a Milei, tal  como lo ha hecho con Zelenski en Ucrania. El pragmatismo  impera.

Lo último, como evidencia de la corrupción asociada a la guerra, ha sido la constatación por parte de Elon Musk del desvío de la mitad de la ayuda destinada a Ucrania, hacia el partido Demócrata, lo que explica la tozudez de Biden y Harris por continuar la guerra a todo trance. Cuando se termine de investigar este escándalo, volarán plumas en las elites ligadas al  armamentismo, la guerra .

Como corolario, se advierte la decadencia de Europa, por sus propios errores estratégicos frente a Rusia, que le proveía energía barata, y todo por haber seguido las políticas globalistas de las élites europeas y su agenda 2030, sumisas ante la Administración Biden y  Gran Bretaña. El resultado de haber continuado la guerra de Ucrania, que pudo resolverse en Estambul a pocos meses de iniciada, es esta dolorosa lección para Europa. resignarse a ser vagón de cola, quedar fuera de la mesa donde se negocia el término de la guerra, y arreglárselas en adelante sola, asumiendo su pérdida de relevancia global. La crítica situación política y económica de Alemania y Francia demuestran esa pérdida objetiva de poder de la Unión Europea en el nuevo orden emergente .

¿Por fin, la paz?

Ahora la paz está cerca. Algo une a Trump y Putin y es que a ambos interesa reforzar al Estado Nación y recuperar soberanía económica  y geopolítica. También coinciden en que negociar equilibrios les permitirá retomar crecimiento interno.

El globalismo que impulsan las élites que están en el Estado Profundo de Estados Unidos, están quedando desnudos en la vía pública. Elon Musk acaba de detectar que de los aproximadamente 300 mil millones de dólares que USA entregó en ayuda a Ucrania por la guerra, la mitad quedó en el Partido Demócrata. Trump ya ha ordenado que no habrá más ayuda militar a Ucrania y la persecución interna de los corruptos que han lucrado con la muerte, será su vendetta contra quienes intentaron asesinarlo en varias ocasiones.

En este momento, la tendencia es hacia la paz en el conflicto de Ucrania. La real politik funcionando a todo vapor.

El mundo multipolar emerge y el poder corporativo globalista que aspiraba a un supra gobierno mundial, con reducción de la población y control total incluidos, parece ir en retirada. Queda en carpeta el conflicto de Medio Oriente. La pretensión de Trump de expulsar a los palestinos de la Franja de Gaza para instalar un negocio inmobiliario, ha provocado el repudio mundial. ¿Será otro pulseo para probar los escenarios? El hecho de que China y Rusia se hayan opuesto inmediatamente a dicha pretensión, augura una nueva reculada de Trump, en este complejo ajedrez global.

En Indo América, rescatando la identidad ancestral, rechazando la doctrina Monroe 2.0, con liderazgos nuevos y potentes como el de Claudia Sheinbaum en México, de Petro en Colombia o Lula en Brasil, la gran conversación vuelve a ser la integración regional.

Las respuestas soberanas y dignas de estos Jefes de Estado nos dan un aliento esperanzador de poder alcanzar como Indo América un espacio de colaboración y unidad para participar en función de intereses comunes, en este baile que se está orquestando ante nuestros ojos.

Es de esperar que la sensatez haga ver a nuestros pueblos que la única forma de convivir en paz es con equilibrios de poder, devolviendo la soberanía al pueblo, educándonos permanentemente para tener un pensamiento crítico que nos haga dudar siempre de las verdades oficiales que buscan imponernos. Recuperemos soberanía e independencia, en unidad y respeto mutuo.

-El autor, Hernán Narbona Véliz, Periodismo Independiente, Corresponsal de La Razón.cl

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