Kissinger busca en Peking el G-2 perdido
por Alfredo Jalife-Rahme (México)
2 años atrás 4 min lectura
26 de julio de 2023
Bajo la lupa
Algo muy fuerte está sucediendo para que a sus 100 años de edad, Henry Kissinger –¡quien ha visitado China más de 100 veces!– haya volado 11 mil 15 kilómetros de Nueva York a Pekín (¡casi 17 horas de vuelo!) para ser recibido por el mandarín Xi.
Ha sido impresionante la fila de funcionarios y megaempresarios (Elon Musk, Tim Cook, Bill Gates y James Dimon) de EE.UU. que han acudido en fechas recientes a Pekín.
Las visitas del secretario de Estado Antony Blinken y la secretaria del Tesoro Janet Yellen no fueron exitosas, y la de John Kerry, el zar del cambio climático, se traslapó extrañamente con la de Kissinger, recibido gratamente por Xi. La presencia de Kissinger en China indispuso a tres países de Indochina –Vietnam, Camboya y Laos– que sufren hasta ahora los estragos del lanzamiento de las “bombas de racimo” por la dupla Nixon/Kissinger y cuyo macabro tema ha sido resucitado por la lúgubre decisión de Biden de entregar tales armas prohibidas por 132 países a Ucrania para intentar cambiar lo que cada día más se asienta como una derrota militar del comediante jázaro (https://amzn.to/2MR0PfM) Zelenski y sus patrones de EE.UU./OTAN (https://bit.ly/43DtXdd).
Sobre Ucrania, Kissinger ha dado maromas acrobáticas que le han hecho perder la compostura y le han valido severas críticas de tirios y troyanos: en un inicio muy realista y al final totalmente dislocado en contra de Rusia.
En la década de 1970, la perversidad de Kissinger –autor del golpe de Estado contra Allende en Chile y promotor del modelo de la globalización financierista pinochetista de los Chicago Boys–, para paliar la derrota de EE.UU. en Vietnam, gestó un creativo G-2 entre EE.UU. y la China de la dupla Mao Tse-tung/Zhou Enlai contra Rusia con base en la “política de una sola China”, donde Taiwán fue arrojada debajo del autobús: sustrato del célebre “Memorándum de Shanghái”, luego renegado en teoría y en la práctica por Obama, Trump y Biden.
Por cierto, en forma asombrosa Kissinger se reunió con el ministro de Defensa chino Li Shangfu, quien comentó que la “comunicación amigable” entre EE.UU. y China había sido “destruida (¡megasic!)” debido a que “algunas personas en EE.UU. no se reunieron con China a la mitad del camino (https://bit.ly/3pVJ3Nl)”. ¿Qué acuerdos no habrá cumplido EE.UU. a China?
La reunión de Kissinger con Li fue estrictamente una herejía diplomática, ya que la administración Biden lo tiene anatemizado en su lista negra de sancionados (https://cnn.it/3DrOZAN).
Desde hace buen tiempo, debido al contencioso de Taiwán azuzado por EE.UU., los militares chinos rehúsan reunirse con sus pares estadunidenses.
Kissinger también se reunió con Wang Ji –encargado de las relaciones exteriores en el Partido Comunista chino–, quien comentó la necesidad de EE.UU. de tener el “estilo de la sabiduría (sic) de Kissinger” en su política con China (https://reut.rs/44UwPDr).
A Xi se le notó contento y muy amigable en su recepción a Kissinger, a quien colmó de ditirambos, mientras Matthew Miller, portavoz del Departamento de Estado, se exhibió notoriamente molesto al proferir que el ex diplomático de 100 años no representaba al gobierno de EE.UU (https://bit.ly/3pXHbn4).
Al unísono, el nuevo embajador chino en EE.UU., Xie Feng, en conferencia en Aspen Security Forum, rechazó la “cortina de hierro” y la “cortina de silicio (https://bit.ly/472z2OU)” impuestas por EE.UU. al mundo (en referencia al boicot de chips y de tecnología digital). Xie asentó que el contencioso de Taiwán “es el asunto más sensible e importante en las relaciones de China y EE.UU.”. ¿Cómo resolverlo cuando Biden pisotea el “Memorándum de Shanghái” que reconoce a “una sola China”?
¿Ahora qué truco geoestratégico puede Kissinger llevar a China para contrarrestar a Rusia cuando Pekín y Moscú operan de facto un G-2 geoestratégico “sin límites”? Un G-2 renovado entre EE.UU. y China (que ya no es la misma de hace 52 años) es too little, too late cuando la dinámica de la multipolaridad y la desdolarización se han echado a andar en el sur global.
-Artículo publicado originalmente en LaJornada (México)
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