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La vacuna por covid19  o el rebrote a la escolástica medieval

La vacuna por covid19  o el rebrote a la escolástica medieval
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La imagen superior muestra el Campo di Fiori, Roma, donde Giordano Bruno fue quemado vivo, por la iglesia católica, el 17 de febrero de 1600, luego de largas sesiones de tortura.

11 de abril de 2022

Se nos dice que

“Debemos tener fe en la vacuna contra el covid19,  es la única esperanza que tenemos para detener la pandemia…”

y nos lo repiten constantemente por todos los órganos de difusión  disponibles. Políticos, autoridades y expertos se turnan para repetir  incansablemente este mensaje.

¿Tener fe?, ¿Cifrar esperanzas? ¿Qué vocabulario es éste para señalar un producto propio de una época que se concibe muy tecnológica y científica, producto del pensamiento racional y objetivo?

Porque se supone que ya hemos dejado atrás  el pensamiento medieval bajo el dogma, la ortodoxia y la escolástica (1), se supone que después fuimos pasando por la Reformación, la Ilustración, la revolución industrial y postindustrial, entrando ya hoy en los mundos cuánticos y de la relatividad, desde donde se nos enseña que varias realidades o verdades pueden existir simultánemaente.

Pero parece que todo ese progreso del pensamiento humano ha quedado ahora reducido al tema de la esperanza genérica  o la confianza que “todo irá bien”, en un énfasis de fe supersticiosa.

¿Es ésa la única forma de introducir en la sociedad la vacuna covid19, negando ahora todo entendimiento racional y científico?. Los gobiernos e instituciones afines invocan ahora, curiosamente, la fe y la esperanza para aceptarla sin más, obviando toda cientificidad en la argumentación y dejando las cuestiones  esenciales para la población en la más profunda oscuridad, pese a disponer los poderosos gobiernos, de extendidos servicios de inteligencia, de espionaje y observación ciudadanos para  poder responderlas satisfactoriamente. No sólo esto. A la vez, el discurso oficial rechaza o ignora toda advertencia o crítica de muchas instituciones y científicos destacados. Negando la opinión científica adversa, y presas de una prisa frenética por “vacunar a toda la población mundial”,  quedan sin respuesta interrogantes de primer orden científico,como  p.ej. :

  1. De dónde proviene este virus y cómo fue posible su diseminación planeraria en tan poco tiempo. La falacia de la sopa de murciélagos quedó científicamente desvelada como tal; incluso ya han aparecido nuevas mutaciones del virus, fenómeno que parecer ser aceptado, igualmente, como algo natural e inexplicable
  2. Se ha delegado la producción de vacunas a grandes consorcios farmacéuticos privados, renunciando al control público o de instancia independiente de su producción; estas empresas, además, ocultan información sobre sus ensayos clínicos y no existen (se desconocen) los análisis texicológicos; la aparición masiva de anafilaxia en EEUU, como primera reacción a la vacuna, no ha motivado transparencia en esto;
  3. Se ha priorizado la producción de vacunas en base a una tecnología genética totalmente desconocida y, por ende, de consecuencias incalculables. Se trata, de facto, de un arma experimental. Notable resulta que el gobierno de la UE haya garantizado inmunidad a las farmacéuticas, sin siquiera conocer lo que contienen estas vacunas. El precio de estas inyecciones se mantiene en secreto.
  4. Los verdaderos efectos a corto plazo de la vacuna (no los anunciados en los medios) son todavía desconocidos, menos aun los que tendrá a largo plazo, que recién conoceremos depués de tres o cuatro años. Las vacunas, por tanto, no son homologables todavía, aunque las agencias farmacológicas estatales afirmen lo contrario. Curioso resulta que la Comisión Europea haya comprado de antemano por miles de millones, un proyecto de vacuna completamente desconocido: ¿qué más le quedaba por hacer a la Agencia de Control Farmacológico de la UE?
  5. La legitimidad jurídica y ética de estas vacunas es más que dudosa.
  6. Se ha ignorado o rechazado sistemáticamente toda alternativa de tratamiento de la enfermedad, por “no ser científicas” (sic!), en circunstancias de que  una buena parte del mundo científico ha criticado la política oficial covid19, idéntica y simultánea en todos los países de occidente, incluyendo la crítica  los test PCR, los que carecen de fundamento científico y generan resultados erróneos.

La institución VacunaCovid19, impedida de dar explicación objetiva, imparcial y verídica (científica), se refugia , por un lado, en un discurso abstracto y metafísico de su actuar y, por otro, recurre al miedo, al apremio y la imposición.  Tempranamente comenzó a lanzar sus anatemas  sobre los críticos y los que se niegan a vacunarse, quienes son ridiculizados, perseguidos mediáticamente, provocando que muchos hayan perdido su trabajo y sean tachados de asociales y egoístas, supuestamente por amenazar la salud de los demás… De facto se ha anulado el derecho universal a la información y la inviolabilidad del cuerpo  humano. Nótese la inversión lógica, arma tradicional de los sofistas. La prensa oficial, la gran mayoría de los medios privados  ignoran, ocultan o tergiversan  la justificada e indignada reacción de una parte creciente de la sociedad, temerosa de ser víctima de la arbitrariedad absolutista del poder, anulándoles como sujetos de libre decisión y sumiéndola en el oscurantismo.

Pareciera que estamos retrocediendo al año 1600, cuando el notable filósofo y astrónomo Giordano Bruno fuera quemado en la hoguera por la Santa Inquisición por contradecir científicamente  el dogma y la escolástica imperante de la Iglesia y el Poder.

Pero este crimen no logró detener  el pensamiento autónomo en busca de la libertad o de la verdad. Le siguieron Descartes, Leibnitz, Benedictus de Spinoza, Galilei, Goethe, Nietzsche y muchísimos más, quienes hoy se reirían de la farsa que hoy estamos viviendo.

Nota:

  1. La escolástica es el resultado de la unión del pensamiento filosófico y del pensamiento teológico para comprender y explicar las revelaciones sobrenaturales del cristianismo. La palabra escolástico deriva del latín medieval scholasticus, que significa “escolar” y este del griego scholastikós.
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