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El periodista Ignacio Cembrero espiado por sus informaciones críticas sobre Marruecos

El periodista Ignacio Cembrero espiado por sus informaciones críticas sobre Marruecos
  • Cembrero aparece entre los más de 180 informadores a los que ha sido hackeado su móvil con el programa israelí Pegasus.
  • Especialista en información del Magreb, las autoridades marroquíes se han querellado varias veces contra Cembrero y todas las denuncias han sido archivadas.

El periodista Ignacio Cembrero, espiado con el software Pegasus, fabricado por la empresa de vigilancia israelí NSO Group, considera a Marruecos y a sus servicios secretos responsables del hackeo de su teléfono móvil por sus informaciones críticas sobre las autoridades marroquíes.

El nombre de Cembrero, especializado en información del Magreb y Oriente Próximo, figura en la lista de 189 periodistas de las más de 1000 personas identificadas por haber sido espiadas con Pegasus en un estudio de “Forbiden stories”, una asociación en la que se encuentran diecisiete influyentes medios de comunicación, entre ellos The Washington Post, The Guardian, Le Monde, Süddeutsche Zeitung o La Repubblica. En el trabajo ha intervenido, también, Amnistía Internacional.

Como países usuarios de la tecnología Pegasus, diseñada para perseguir a criminales y terroristas, aparecen Azerbaiyán, Bahréin, Hungría, India, Kazajstán, México, Marruecos, Ruanda, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Entre los investigados se cita a periodistas, ejecutivos de empresas, activistas de derechos humanos, políticos, funcionarios, diplomáticos y oficiales militares y de seguridad, además de algún jefe de Estado.

Ignacio Cembrero ha manifestado al programa “Todo es mentira”, de Cuatro tv, que sospechó que estaba siendo espiado a finales de junio al ver que un periódico digital marroquí se hacía eco de alguna conversación que había mantenido por WhatsApp. Era, según escribió en El Confidencial, “uno de esos diarios digitales que nadie lee en Marruecos, pero que sirven a los servicios secretos para mandar mensajes”.

La sospecha se confirmó la semana pasada: “Me llamaron de “Forbiden stories” anunciándome que mi teléfono figuraba en la lista de los móviles espiados, y que el domingo por la tarde noche se publicaría en varios periódicos en un artículo en el que entre otros muchos aparecería mi nombre como periodista espiado”.

Cembrero apunta a los servicios secretos de Marruecos: “Llevo muchos años de mi vida profesional dedicándome a esa zona, he escrito mucho sobre ese país, sobre las relaciones entre España y Marruecos, y creo que en general la información es buena; supongo que la calidad de la información es algo que les preocupaba y también la vertiente crítica hacia las autoridades de Marruecos”.

El periodista no ha notado nada extraño en su móvil, lo mismo que tampoco otros colegas: “Conozco a unas cuantas personas de las que han aparecido en la lista, periodistas franceses o marroquíes, y puedo asegurar que nunca han notado nada. Hoy en día las tecnologías del espionaje son tan perfectas que no se nota la presencia de ese malware en el móvil”.

Ni el Gobierno de Marruecos, que ha rechazado “las acusaciones mentirosas y desprovistas de fundamento” del informe, ni el de España se han puesto en contacto con Cembrero, que señala que uno de los objetivos, según le contó el equipo de investigación, era robarle la agenda telefónica, en la que figuran personas importantes, tanto españolas como marroquíes.

En un artículo publicado el 19 de junio en El Confidencial, Cembrero ha contado que fue denunciado en enero de 2014 por el Gobierno de Marruecos ante la Fiscalía General del Estado por enaltecimiento del terrorismo, y que fue uno de los factores, junto con las presiones del Gobierno de Mariano Rajoy, que incitaron a la dirección de ‘El País’ a darle 72 horas para dejar de escribir del Magreb:

“El periódico me dejó a los pies de los caballos y opté entonces por poner fin a mis más de 30 años de carrera en el que fue el diario líder de la prensa española. Cuando la Fiscalía archivó la denuncia, el jefe del Ejecutivo marroquí, Abdelilá Benkiran, inasequible al desaliento, me puso una querella en la Audiencia Nacional. También fue archivada, como las que me puso Ahmed Charai, el gran relaciones públicas de la Inteligencia marroquí, como quedó acreditado en una sentencia de 2016”.

“Soy uno de tantos periodistas espiados por regímenes autoritariosPero, como mis colegas franceses cuyos nombres afloraron el domingo, soy un privilegiado. Vivo en un Estado de derecho en el que la Justicia archiva las falsas querellas. En Marruecos, hay cuatro periodistas de peso encarcelados por supuestos delitos sexuales porque ya no se atreven a condenarles por sus escritos. Omar Radi fue condenado el lunes 19 a seis años de cárcel e Imad Stitou a un año; a Souleiman Raissouni le cayeron cinco el pasado 9 de julio. Taoufik Bouachrine, exdirector del diario ‘Akhbar al Yaoum’, cumple una condena de 15 años”.

“Envidio, como ciudadano español, a la diplomacia de EEUU, cuyo portavoz, Ned Price, no dijo el lunes 12 de julio que Marruecos era una dictadura -es innecesario-, pero sí recalcó su “preocupación” por la libertad de prensa y de expresión en el vecino del sur. Lamento no haber escuchado nunca nada parecido, en público, en boca de ningún gobernante español. Recuerdo cómo, cuando era pequeño, las autoridades de la Europa democrática en la que tuve la suerte de criarme sí criticaban a veces la dictadura de Franco cuando encarcelaba o asesinaba. ¿Por qué la España democrática, empezando por el PSOE, no puede hoy en día lamentar que disidentes y periodistas acaben detrás de los barrotes al sur del Estrecho?”

*Fuente: Contramutis

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