A propósito de Allende y la Unidad Popular
por Juan Pablo Cárdenas S. (Chile)
5 años atrás 4 min lectura
Sábado 31 de agosto 2019
El prestigio político y la solvencia moral de Salvador Allende se acrecientan con el tiempo y sobrepasan con creces los de las instituciones que se vincularon a su gobierno. Su gloria solo puede ser compartida por quienes cayeron con él, combatieron la Dictadura y, luego de ésta, han tenido un comportamiento acorde a los valores que en un tiempo representaron la Unidad Popular y otras organizaciones. Cabe reconocer, por esto mismo, que los partidos y los militantes políticos que formaron parte de los gobiernos de la Concertación y de la Nueva Mayoría, más bien terminaron despreciando (traicionando para algunos) las ideas del Presidente Mártir, cuando no haciéndose carne de la herencia pinochetista, su régimen neoliberal, como su institucionalidad autoritaria.
De ello hablan las nuevas privatizaciones emprendidas por quienes alguna vez apoyaron la nacionalización del cobre o la consolidación de un sistema salarial y previsional agraviante para la inmensa mayoría de los trabajadores. Así como todo los despropósitos de la salud, educación y otros derechos a los cuales Allende le asignaba un rol principalísimo al Estado.
Consecuencia de lo anterior es que Chile ahora es un país con una enorme brecha entre la situación de los pobres y ricos. Al mismo tiempo que nuestra soberanía hacia todos los puntos cardinales le pertenece en realidad a los inversionistas foráneos y a los más poderosos consorcios transnacionales. Al extremo que empresas extranjeras son las dueñas de nuestros recursos naturales como el agua, los bosques y nuestro ancho océano. Es más, Chile fue convertido por los militares y los supuestos gobiernos “democráticos” en el paradigma mundial y regional del capitalismo salvaje y altamente depredador de la naturaleza y la dignidad humana. Además de que nuestro sistema político está seriamente interferido por la corrupción como, a juicio de nuestros propios gobernantes, por el propio narcotráfico. Una lacra que suponíamos no prosperaría nunca entre nosotros.
De verdad, no quedan rastros del pensamiento de Allende en las prácticas de los partidos que en algún tiempo abrazaron con tanto entusiasmo la ideología marxista o el pensamiento social cristiano. Para ello baste releer los discursos del extinto presidente en la Universidad de Guadalajara, en México, o en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en textos que expresan a cabalidad un ideario plenamente vigente hoy, sobre todo después de los estragos que en el Planeta está ocasionando la explotación ecocida de nuestra naturaleza, la avidez empresarial y el consumismo insensato. Mientras la inmensa mayoría de los pueblos permanecen en la pobreza y la marginalidad.
Otra vez en manos de la derecha los gobiernos de muchas de nuestras naciones, es innegable que este fenómeno tiene poderosa explicación en la renuncia de las izquierdas a los valores de la justicia social, en la avidez de los partidos políticos por el goce del poder, cuanto en la descomposición ética de muchos dirigentes que en el pasado fueron activistas de las reformas económico sociales, denunciaron el imperialismo y alentaron, incluso, el internacionalismo proletario. Hoy costaría mucho en nuestro Parlamento trazar una línea divisoria entre los que se han acomodado al sistema vigente o buscan sinceramente el cambio. Así como es nítido comprobar tanta semejanza en las obras de gobiernos que se suponía de distinto signo ideológico y textura moral.
Por eso es que resulta tan extraño que a poco menos de cincuenta años del triunfo de Allende en las urnas haya quienes quieran mirar al pasado, evocar su historia y testimonio a objeto de sacarle lustre a sus ambiciones electorales. No se puede negar que mucho explica nuestro quiebre institucional de 1973 el ejercicio del sectarismo y la forma en que ya entonces muchos traicionaron a Allende, coadyuvaron a su magnicidio y al derrumbe democrático. Porque no toda la responsabilidad de lo acontecido, ciertamente, se le puede atribuir al golpismo político militar o la injerencia de Estados Unidos.
Lo mejor sería en este mes de septiembre reivindicar solo el pensamiento de Allende y más bien dejar de lado las instituciones del pasado. Superar, entre otras, la propia experiencia de la Unidad Popular que en los hechos impidió una más amplia unidad política y social del pueblo. Así como, por fin, asumir como lección el bochornoso comportamiento de quienes a partir del bombardeo de La Moneda se preocuparon más de salvar sus vidas que emular su ejemplo. Una promesa que todavía tanto se vocifera.
Aceptar, por ejemplo, lo que Allende nos advirtiera en su discurso final, en cuanto a que “otros hombres superarán este momento gris y amargo” y la responsabilidad de abrir “las anchas avenidas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”. Y no por los revenidos dirigentes que medio siglo después medran todavía en el Congreso Nacional, los partidos y otras instituciones, contemporizando y cogobernando con quienes se alzaron contra él y produjeron la tragedia por todos conocida. Encendidos izquierdistas o revolucionarios de ayer ubicados ahora a la diestra de la derecha política y los poderosos empresarios. Como sacralizados, por supuesto, por la Casa Blanca.
*Fuente: Politika
Artículos Relacionados
Boric: «Cuando estuve frente al busto de Salvador Allende pensé en los que, como él, estuvieron antes que nosotros»
por Gabriel Boric (Presidente de Chile)
2 años atrás 1 min lectura
29 de junio de 1973, el «Tancazo». Discurso del Presidente al pueblo reunido en la Plaza de la Constitución
por Salvador Allende Gossens (Chile)
3 años atrás 15 min lectura
Nieto de Allende hace un llamado a la Paz en Estocolmo
por Vania Ramirez (Estocolmo, Suecia)
6 años atrás 7 min lectura
Documentos desclasificados de EE.UU. registraron la génesis de la instrucción de Nixon para derrocar a Allende
por Peter Kornbluh (EE.UU.)
4 años atrás 16 min lectura
Compañero Allende, legalmente comienzan a abrirse la Grandes Alamedas, ¡esas de las cuales Usted nos habló!
por piensaChile
4 años atrás 1 min lectura
Cumpleaños 103 del ‘Compañero Presidente’
por Politika
3 años atrás 1 min lectura
El ocaso de un Orden Mundial decadente
por Níkolas Stolpkin (Chile)
4 horas atrás
Quienes quieran ver el conflicto bélico en Ucrania como cualquier conflicto bélico, están muy equivocados. El desenlace podría traer grandes cambios. Cambios que podrían asemejarse a los ocurridos terminada la Segunda Guerra Mundial.
De la democracia a la oligarquía de los partidos
por Karl Jaspers (Alemania)
1 día atrás
«La dirección del Estado está en manos de la oligarquía de los partidos…. Su posición, ausente de cualquier tensión con otro poder, seduce…. Los partidos quieren ocupar los espacios con su propia gente. Esta es la recompensa al trabajo del partido, el botín de la victoria tras la batalla electoral ….»
España: alianza “político mediática” busca que la sociedad civil olvide la existencia del pueblo saharaui
por Alfonso Lafarga (España)
2 horas atrás
15 de mayo de 2024
Para la activista saharaui la responsabilidad de España no solo es moral o ética, “es sobre todo política y jurídica, que debe y puede asumir”, pues sigue siendo la potencia administradora del Sáhara Occidental mientras no se descolonice la última colonia en África”.
Los párrafos de la condena a Llaitul que amenazan la libertad de expresión
por Myrna Villegas Díaz (Chile)
3 días atrás
A tan solo tres días de haberse celebrado en Santiago un gran encuentro en defensa de la libertad de expresión, el dirigente de un grupo activista mapuche ha sido condenado a severas penas por delitos contra el orden público de la Ley de Seguridad del Estado (LSE) y otros delitos comunes.