No obstante quiero, en las siguientes líneas, plantear ciertos conceptos que podrían llevarlos a pensar (erróneamente) que yo he cambiado. Les aseguro que no es así.
Las sociedades son cuerpos que van mutando conforme pasa el tiempo. Además, en un mundo globalizado como el nuestro es altamente probable que las situaciones externas afecten el normal desarrollo de nuestro país.
Es por eso que la gente culta e inteligente como yo debe adaptarse a los nuevos tiempos. A los Tiempos Mejores.
Quiero explicarles a ustedes el fenómeno de la migración y sus efectos en nuestro diario vivir. Les adelanto desde ya que, raya para la suma, son positivos.
Hoy en día el ojo del huracán (perdón alto mando de Carabineros) está puesto en el desembarco desenfrenado de haitianos en nuestra tierra. A ello sumemos a los hermanos colombianos y a nuestros bolivarianos brothers venezolanos, que vienen escapando del holocausto chavista que llevan años soportando.
Hay mucho tontorrón que hace chistes sobre este tema: que los negros tienen la diuca más grande, que barren mejor, no forman sindicatos, etc. Yo no me voy a prestar para ese tipo de bajezas, que por lo demás me parecen de muy mal gusto. Quiero, eso sí, sumar tres puntos a la discusión que me parecen importantes y que nadie se ha tomado la molestia de comentar. A saber:
Social
No sé ustedes, pero cuando fui al colegio no había ningún compañero de curso que fuera afroamericano-o-gente-
Entonces ¿Quien recibía el mote de “el Negro” dentro del aula? Simple, era aquel que apenas tenía un tono de piel más oscuro que el resto. O que durante el verano tomó más sol que los demás.
Todos tuvimos un compañero al que dimos el apelativo de “el Chino”. ¿Acaso provenía del Asia? Por supuesto que no, a no ser que usted haya estudiado en algún colegio cercano al sector de Patronato.
No, ese chiquillo también formaba parte de lo que hoy se conoce como la “Raza Chilena” (vaya uno a saber qué diantres significa eso). También tenía algún apellido común, como González o Tapia, también almorzaba fideos con salsa o puré con vienesas.
¡Que lindo sería poder decirle “Negro” a un verdadero negro! Podremos avanzar como sociedad al quitarle la connotación negativa a esa palabra. Y aquel muchacho que resultaba ser más moreno que el resto ya no se sentirá abrumado por las expectativas que se generan al recibir el sobrenombre de “Negro”. Pasemos al siguiente punto.
Comida
Si es usted un sibarita como yo, de seguro estará aburrido de comer en el mismo sushi cada fin de mes. El ceviche peruano, las papitas a la Huancaína y otros suculentos manjares de la tierra del Manco Capac (ascendiente directo de nuestro presidente Piñera), ya no nos sorprenden.
El pato chaufan me parece casi tan repugnante como el chancho chino, el arrollado de primavera me resulta tan vomitivo como un plato de guatitas a la jardinera.
Necesitamos nuevos sabores que agasajen nuestro paladar. Sean bienvenidas las arepas, el ragú de carne, la bandeja paisa y otros tantos platos que aún desconocemos.
Y ojo que me abstuve de hacer el chiste fácil de “se podrán comer a una colombiana/venezolana”.
Y finalmente…
Deporte
No nos contemos cuentos: preferimos una maratón de netflix a la maratón de Santiago. Haber ganado dos “Copas América” seguidas elevó la compra de televisores, pero no de arriendos de canchas de baby fútbol.
Queremos triunfos deportivos que mantengan el nivel de chovinismo de nuestra sociedad, pero no queremos invertir en la infraestructura necesaria para lograr esas metas ¿cuál es entonces la solución simple? Nacionalizar migrantes. Ya tuvimos una medalla de oro con un pesista cubano cuyo nombre ya olvidé. Pero ahora es Chileno, así que nadie se ofenda por mi mala memoria.
En nuestra precoz historia mundialera tenemos a un sólo jugador que ha hecho goles en dos mundiales: Jean Beausejour. ¿Sus padres? Haitiano y Mapuche.
Creo que no es necesario dar más argumentos. De todas maneras ya se me han acabado.
Honremos la letra de la canción a la que hace mención el título de esta columna. Compartamos las bendiciones de esta tierra con el forastero, si tienes dos panes regálale uno, y si eres izquierdoso compártele también de tu botella de licor barato. O mejor dicho, de la chuica plástica.
Eso es ser patriota, lo otro es ser idiota.
Artículos Relacionados
El bochornoso desempeño exterior de la clase política chilena
por Juan Pablo Cárdenas (Chile)
10 años atrás 6 min lectura
El conflicto de clase que no queremos ver
por Patrizio Tonelli (Chile)
14 años atrás 9 min lectura
El malestar de las élites y la exclusión de los pobres
por Rafael Luís Gumucio Rivas (Chile)
17 años atrás 9 min lectura
Víctimas de la dictadura critican silencio del Gobierno en DDHH
por Montserrat Rollano (Chile)
9 años atrás 3 min lectura
Tratado de 1904 entre Chile y Bolivia: Compraventa de territorios
por Eduardo Sáez Maldonado (Chile)
10 años atrás 11 min lectura
2 Comentarios
Deja una respuesta Cancelar la respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
«No te arranques José Antonio, no le temas al debate»
por Luis Acevedo
1 día atrás
30 de noviembre de 2025
José Antonio Kast se ha negado rotundamente a ser parte de espacios de debate frente a Jeannette Jara durante la segunda vuelta: por ahora se presentará solo en el de ANATEL y en el de ARCHI.
La desterrada de Huantajaya
por Iván Vera-Pinto Soto (Iquique, Chile)
1 día atrás
30 de noviembre de 2025
«Su historia, como la de tantas otras mujeres, fue silenciada, olvidada, borrada, omitida incluso en su muerte.§
La educación después del genocidio de Gaza según René Vega Cantor
por Fausto Giudice
4 días atrás
27 de noviembre de 2025
pese a los bloqueos, asesinatos sistemáticos y bombardeos continuos que soporta Gaza desde hace varias décadas, el nivel educativo de su población es sorprendente, con un bajo índice de analfabetismo (del 0 o el 2% según las fuentes). Gaza tiene uno de los niveles más altos de matrícula escolar en el mundo, que alcanza la cifra de un 95% de niños cursando la educación básica.
Mario Cruz Bustamante: cuando la danza se vuelve memoria
por Iván Vera-Pinto Soto (Iquique, Chile)
1 semana atrás
24 de noviembre de 2025
“Uno no baila solo por bailar.
Uno baila con los que ya no están, con los que vendrán
y con esta tierra que todavía pide ser escuchada”.
Estoy de acuerdo en lo que usted describe y en la forma humánamente
inteligente que ha sabido hacerlo.
Sólamente hay un detalle desagradable que para personas que estamos
acostumbados a analizarlo todo, nunca pasa desapercibido.
…..venezolanos, que vienen escapando del holocausto chavista….
Como no tengo motivos para suponer que en su caso se trate de algún
traidor de los que apoyan al terrorismo yanqui contra Venezuela, he
considerado esa frase como un lapsus.
Por lo demás, le felicito por su inteligente artículo.
Como Ud dice, el aspecto cultural de la sociedad va evolucionando, incluso las palabras cambian de sentido y connotación. En el sigo XX, era común el sobrenombre «negro» pero tenía una connotación cariñosa. Excepto cuando decían «negro de mie…» Mi negro y mi negra figuraban en las cuecas y eran parte de los arrumacos que se decían los pololos.
En cuanto a la palabra Chino y China, fuera de ser una casta reconocida en la Colonia mezcla de «morisco con española» era la palabra usada para definir a una «sirvienta» probablemente mestiza. En Chile, las señoras alcurniosas cuando montaban en cólera porque el marido era adicto a tener relaciones extra conyugales, solían referirse a la susodicha como «china» y el tipo era calificado de «chinero» o como Julín Serra, que era el dueño de un negocio que se llamaba «El Rey de los delantales»
Todas estas palabras han perdido su significado coloquial en el siglo XXI, y ahora proliferan «las minas» y los «bacanes».