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La impunidad corroe la democracia

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Hablar de impunidad a estas alturas del partido no despierta interés, suena viejo y para algunos desubicado, asi ha sido en los últimos años, porque la derecha sin contrapeso ha impuesto su historia, su versión de los hechos históricos y su visión. Incluyendo como un todo inamovible su moral, su religión y el control de las instituciones políticas, de las FFAA.

 

Por eso defienden la Constitución y alegan que el sistema político le ha dado estabilidad al país, lo que es cierto, pero negando y controlando la participación social, mediatizando y subordinando al país entero a un sistema económico neoliberal. En suma lo que han hecho es uniformar la sociedad en su beneficio, argumentos que por si solo reafirman que la Asamblea Constituyente, es la vía mas efectiva para cambiar la Constitución y  abrir un camino  de cambios reales en el país.

En medio de este ambiente todo indica que los acuerdos de Piñera con ex Oficiales en retiro de las FFAA y Carabineros, de no “alargar” más los juicios relacionados con violaciones de los derechos humanos y de buscar una “solución definitiva” a la situación que afecta, a oficiales y suboficiales de la Defensa Nacional, mencionados, investigados y/o procesados por violaciones de los derechos humanos serán cumplidos.

A esto responden las declaraciones absolutamente fuera de lugar e impertinentes del Comandante en jefe del Ejercito, el general Juan Miguel Fuente-Alba, quien abogó por una mirada humanitaria hacia los condenados por violación a los derechos humanos durante la dictadura de Augusto Pinochet. Le sigue a esto la resolución de la Corte de Apelaciones de Chillán, que autorizó al general Patricio Jéldrez, (Julio 2013) condenado por secuestro y la desaparición de tres personas, para viajar a Europa

Y la mas brutal  de todas, la decisión de la Corte de Apelaciones de Rancagua, 27 de Julio 2013, que ratificó la absolución de cuatro carabineros (Julio Verne, Carlos Bezmalinovic, Juan Rivera y Walther Soto), procesados y acusados por el doble crimen de Raúl Pellegrin Friedmann ( Comandante José Miguel Jefe del Frente Patriótico Manuel Rodríguez ) y Cecilia Magni Camino, ocurridas entre el 25 y el 27 de octubre de 1988 en la zona cordillerana de San Fernando.

La resolución absolutoria dice que “de acuerdo a lo resuelto por el tribunal no existen antecedentes que permitan determinar la existencia del delito de homicidio en contra de Raúl Pellegrin Friedmann y Cecilia Magni Camino, por la imposibilidad de determinar la participación de terceros en la muerte de la pareja”. “No es posible extraer de todas las pericias médicas efectuadas a lo largo de la investigación, e incluso en segunda instancia, la certeza de que las muertes de Cecilia Magni y Raúl Pellegrin Friedman fueron consecuencia de la acción de terceros, sino, solo la posibilidad alternativa a una caída accidental a las torrentosas aguas del río que son capaces de producir las lesiones encontradas en ambos cuerpos.

Pero eso no es así, nosotros determinamos dos cosas de ese hecho doloroso, la primera que Raúl fue traicionado y entregado por uno  de sus hombres de confianza y segundo, la convicción que Raúl y Cecilia fueron detenidos, brutalmente torturados y arrojados al río Tinguiririca en estado agónico, para ocultar que murieron a causa de la tortura, tal cual se comprueba por los informes de la autopsia a su cadáver. El cuerpo de Raúl presentaba lesiones contusas y huellas de aplicación de electricidad, contusiones torácicas dorsales graves por la aplicación de instrumentos romos contundentes, lo que demostró que la tesis de una muerte solo por asfixia en el agua es simplemente imposible.

De esta manera dos valiosos y valientes jóvenes cuyo asesinato como el de miles de  otros chilenos y chilenas, también recorren desde hoy, el indigno camino de la impunidad. Una muestra mas que el derecho de la lucha en contra de la impunidad, aún no se ha logrado incluir en la agenda pública, ni menos el reconocimiento político total, ni judicial, de las atrocidades perpetradas  en contra de miles de personas.

Por el contrario, aún y a pesar de las evidencias al respecto, se insiste que en Chile hubo una guerra y que las muertes y desapariciones son producto  de un enfrentamiento, una mentira que  sigue pendiente por aclarar de una vez por todas. Situación que facilita además, un ambiente de impunidad que permite a los candidatos de la derecha a la presidencia, esquivar la calificación del gobierno  de Pinochet como una dictadura.

Seguramente hay también quienes y no solo en la derecha, justifican o callan el asesinato cobarde de lideres consecuentes de la estatura de Raúl Pellegrin, haciéndose eco de la política de aislar a los luchadores sociales y revolucionarios, calificándoles de “terroristas”. Afirmar esto  como lo hicieron antes con el asesinato de Miguel Enríquez, José Valenzuela Levi, Juan Waldemar Araya, Esther Cabrera, de Isidoro Carrillo, Víctor Díaz y tantos otros dirigentes revolucionarios, es indigno y cobarde, porque desconoce la mas noble de las decisiones que un hombre y una mujer puede tomar, en el momento en que asumieron la generosa decisión de  brindar su vida por la libertad de su pueblo.

En fin, la memoria de estos jóvenes héroes esta allí en el imaginario popular, como una semilla que quiérase o no, brota en busca de una alborada distinta imponiéndose a la desazón, a las derrotas, al oportunismo barato.  También a la negativa que distintos gobiernos han tenido para reconocer y compensar el sufrimiento de las víctimas de violaciones a sus derechos humanos, obviando de manera irresponsable la necesidad de hacer frente a hechos como estos, lo que simplemente ultrajan la conciencia de los ciudadanos de este país y de la humanidad.

Hasta ahora ningún candidato presidencial ha abordado este tema, olvidándose de que su solución forma parte de la base moral sobre la cual construir el edificio social. Si no se entiende esto seguiremos recibiendo resoluciones judiciales que son independientes, porque asi funciona el estado actual de derecho, pero se olvida que la responsabilidad en cuanto a impedir la impunidad por las violaciones  a lo derechos humanos es un deber del Estado.

Los gobiernos en nuestro país, hace mas de veinte años que han hecho la vista gorda para no valorar, que luchar para que no se aplique la impunidad a los que cometieron y comentan crímenes de lesa humanidad, es un derecho. A pesar que entre otros tratados internacionales, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha establecido, que la investigación de los hechos y la sanción de las personas responsables de violaciones a los derechos humanos, es una obligación que corresponde al Estado y que esa obligación, debe ser cumplida seriamente y no como una mera formalidad.

Conscientes de esto, que el dolor que sentimos por el asesinato vil y cobarde de Raúl Pellegrin, de Cecilia Magni, como lo han sido todos los que se perpetraron en contra de chilenos y chilenas, no en campos de batalla ni siquiera en enfrentamientos, sino que la  mayoría de ellos en cámaras de tortura o baleados por la espalda, ayuden a la reflexión sobre estos temas. En este sentido le recordamos una vez mas a los futuros candidatos, que es el Estado quien tiene la obligación de combatir la impunidad y por todos los medios legales disponibles, ya que esta propicia la repetición crónica de las violaciones de derechos humanos y la total indefensión de las víctimas y de sus familiares.

Finalmente me viene al recuerdo una conversación con Ali Primera en Nicaragua, en Abril de 1983, en la que estuvo presente Raúl, en la cual este le pidió al cantautor Venezolano “ cánteme una canción esa de los gallos”. Se refería a esos hermosos versos que dicen  “los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos y a partir de este momento es prohibido llorarlos, que se callen los redobles en todos campanarios, vamos cumpa carajo que para amanecer no hacen falta gallinas sino cantar de gallos, no es tiempo de recular, ni de vivir de leyendas, canta canta compañero que tu voz sea disparo que con las manos del pueblo no habrá canto desarmado……………………..

Raúl Amigo, Comandante, tu recuerdo recorre Chile y tu imagen es mas grande que la impunidad traidora que pretende imponer el olvido.

– El autor, Enrique Villanueva Molina, es un ex dirigente Rodriguista

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